Disclaimer: Esto debería venir incorporado en ff, algo así como una aplicación, porque después de casi dos años en el sitio, cansa xD

Claim: Sam&Leah, no romántico, of course.

Advertencias: Neh.

Notas: Participa en el Reto Palabras para el recuerdo, del foro LOL.


El daño que había causado

(34# Quebrar)


Sam.

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Incluso a distancia, él podía ver los pedazos de ella. Era difícil ignorarlos, porque se encontraban en el camino, esparcidos por allí y por aquí, a un lado y al otro, en todas partes, pero ella no parecía querer recogerlos ya. De hecho, los veía muy a menudo, con resignación, porque eran como trozos de espejos rotos que le reflejaban momentos de su vida que eran de colores, hermosos, que compartía con él. Los veía porque era lo único que podía observar en el desierto que era ella. Y muchas veces, quería cambiar el verbo ver por mirar, porque estaría encantada de poder simplemente ser una espectadora, dirigir la vista a ellos y ya, y no sumergirse (verlos, analizarlos, entenderlos, vivirlos nuevamente) en ellos. A veces, ni siquiera quería mirar, quería quedar ciega y dejar de sufrir.

Incluso a distancia, él podía ver que los pedazos de ella no podían volver a ser juntados. Porque ella estaba quebrada, rota, averiada, maltrecha, y un largo sinfín de sinónimos. Estaba quebrada en miles de pedacitos, pequeños, grandes o de tamaño medio, de todas las formas, bien afilados, lastimándose a sí misma. Estaba esparcida por el suelo, con muy pocas fuerzas como para poder juntarse, ya sin ganas de hacerlo, porque para ella, no había un motivo que le obligase a ello.

Incluso a distancia, podía saber que el culpable de todo aquello, era él mismo, Sam, él y nadie más. Y nunca dejaría de sentirse mal, nunca podría mirarle a los ojos y decirle que no le importaban sus pedazos, que no le interesaba el caminar cerca suyo y verla toda resquebrajada como a un vidrio al que golpean con furia. Porque eso había hecho él, le había golpeado fuerte, demasiado fuerte, cuando la abandonó.

Lo repetiría, nunca lo negaría, se lo diría en cada mirada, intento de conversación, y pensamiento, porque Sam realmente sufría al verla así. Sufría al ver cuánto la había quebrado, y sufría aún más al ver que ya no había arreglo o vuelta atrás. Sufría también, al ver que con cada intento por ayudarla a juntar sus pedazos, ella se negaba, colérica, sin espacio al perdón. Sufría, porque nunca podría redimirse del daño que había causado.


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