¡Hola! ¿Cómo están? Mis mejores deseos en estas fiestas.

Ya van unos cuantos años de que escribí una historia con temática de navidad y este año quise hacer una.

Espero que les guste.

Disclaimer: Los Jóvenes Titanes no me pertenecen.


"Lo siento joven," la vendedora dijo, "la última existencia que teníamos se la acaba de llevar ese muchacho."

Él volteó y miró a quien se refería la señorita. El bastardo le enseñó burlonamente la última pieza disponible. Ganas no le faltaban a él de sacarle el dedo.

"¿Y no la tiene en alguna otra sucursal?"

Preguntó realmente esperanzado. La señorita tecleó unas cuantas cosas mientras él aguardaba impaciente. Su pie no dejaba de golpear el suelo ni sus dedos dejaban de tocar la mesa.

"Están agotadas."

Mierda.

"Está bien, gracias." Y con eso salió de la tienda.

¿Cómo era posible que se le haya olvidado que hoy era navidad? Un día era 15 de diciembre y para cuando acordó ya era 24 en la madrugada. ¡Maldita sea!

Los regalos de los demás ya los había encontrado: el de Raven lo había comprado en una salida que tuvo al supermercado; el de Cyborg había sido un pedido a Tecnologías Wayne; el de Chico Bestia, un libro de cocina para vegetarianos, no era difícil de conseguir… ¿Y el de Starfire? Ese era el problema.

Él se había prometido que esta navidad iba a dar un pequeño paso en su relación, dándole una pista sobre sus sentimientos hacia ella. Esa pista iba a ser el regalo.

El estúpido regalo era lo que no encontraba.

Necesitaba algo perfecto, algo que hablara por él mejor que las incoherencias que su boca soltaría. Algo que le hiciera ver a ella que no estaba esperando en vano y que le diera un poco más de tiempo al 'tonto maravilla'.

Robin caminaba hasta la última parte del centro comercial que no había visitado. En esta área se encontraba una tienda de computadoras nuevas y usadas, una sex shop –a la cual estaba totalmente seguro que no entraría-, un centro de fotografía y otros negocios que no parecían contener regalos de navidad.

"Pondré un recordatorio para una semana antes de navidad." Se dijo a sí mismo a regañadientes.

Frustrado, Robin se sentó en una banca enfrente del negocio de computadoras y de fotografía. Suspiró. ¿Por qué diablos se le tenía que haber olvidado? A esta hora todo ya estaba muy escogido y no todas las tiendas habían abierto. Sentía coraje hacia el tipo que le había ganado el regalo, y coraje hacia sí mismo… si no hubiera gastado tanto tiempo decidiendo si ir como Robin o Dick Grayson, podría haber ganado la pieza.

Maldita sea.

Robin pasó una mano por su pelo. ¿Alguna idea no podría llegar a su diminuta...?

"Nadie podría ocupar tu lugar."

La frase se le vino a la mente como rayo. Esta oración había sido una de las primeras demostraciones de afecto que le había demostrado a Starfire, cuando no tenía ni idea de que su amiga le estaba empezando a llamar la atención. Probablemente tenía debilidad por las pelirrojas…

Volvió su mirada hacia los dos negocios que tenía enfrente. Ambos se encontraban abiertos, aunque no por mucho tiempo. Se fijó en los marcos que la tienda de fotografía tenía en exhibición: había de distintos tamaños, materiales, colores, diseños, con y sin estampado. Una fotografía sería algo demasiado cliché.

El negocio de computadoras tenía varios modelos, desde laptops hasta de escritorio. Era claro que no le compraría una laptop, ya tenía una. Aparte, no cumpliría con lo que necesitaba comunicar. ¿También venderían tabletas? Quizás una de esas con un mensaje podría hacer el trabajo.

Sin ninguna otra idea en mente, el Chico Maravilla se puso de pie y entró al establecimiento. No había tantos clientes como en otros lugares, a lo cual le agradeció a todos los dioses. Con un poco de suerte todavía habría tabletas disponibles.

Se acercó a una vitrina y vio los modelos. Una blanca no estaría mal.

Robin buscó rápido a un empleado que estuviera desocupado. "Disculpe."

El joven volteó, "A sus órdenes."

"¿Todavía tienen de estas?" Robin señaló a la tableta que quería.

"Permítame."

Él tomó el nombre del modelo y se fue a la bodega para buscarla. Robin todavía no se sentía tan feliz con comprarle algo de tecnología a Starfire cuando quería que fuera algo más significativo, pero ya no tenía ni la más mínima idea para regalarle. Sus habilidades para las manualidades o la creatividad artística no eran tan buenas.

El empleado salió de la bodega con una caja en mano. "Aquí está. ¿Algo más que necesite?"

"No, gracias."

"Perfecto. Por acá puede pasar a pagar."

Robin caminó al mostrador, en donde otro empleado estaba. Él recibió la tableta de su compañero y la pasó por el checador de códigos. Al fondo alcanzó a ver que había una caja de cartón con varias pantallas, bocinas y teclados que al parecer ya no servían.

Inmediatamente se le vinieron los marcos que había visto en el otro aparador.

"Nadie podría ocupar tu lugar."

"¿Qué van a hacer con los teclados?" Robin preguntó. El empleado volteó a verlos.

"Ya no funcionan, los vamos a tirar."

"Cancele la tableta, quiero cuatro teclados blancos."

El joven detrás del mostrador hizo una cara de cuestionamiento. "Pero, ya no sir-"

"¿Cuánto por ellos?"

"Nada, puede llevárselos."

Él le dio los teclados a Robin en dos bolsas y salió del lugar, sólo para entrar al negocio de al lado. Vio la vitrina y sus ojos cayeron inmediatamente sobre un marco mate color fuscia con fondo del mismo color. Perfecto. Ya estaba más satisfecho con lo que le iba a regalar, y estaba casi seguro que a ella le encantaría.

Robin sonrió.


¿Cómo estuvo? Espero sus comentarios, y marquen cualquier error que vean. Todos estamos para ayudarnos y mejorar.

Esta historia va a ser de dos partes, ésta siendo la primera y la segunda será publicada el día 25 de diciembre, a más tardar el 26 por razones personales.

¡Gracias por leer!

Love always and believe in yourself

-M.A.