No hay mucho que decir, este es un "pequeño" FranxHaru a petición de DarkinocensDLT, sin duda una pareja extraña y un tanto complicada de escribir... pero igual me encanta e intentaré hacerlo lo mejor que pueda n.n
Haru tiene 23 años, y Fran 18. Y bueno, no es demasiado importante pero Lambo tendría unos 15.
Todos siguen viviendo en Namimori, aunque no sé realmente por qué... quizás Hibari les amenazara con morderlos a todos hasta la muerte si le obligaban a dejar su amada Nami-chuu... I dunno.
"Diálogos."
"Pensamientos."
"Flashbacks y palabras resaltadas."
Últimamente ocurría más de lo normal.
"Aún eres joven, Fran-chan, estas son cosas de adultos."
Una vez.
"Ushishishi eres un renacuajo, ve a jugar un rato con tus ilusiones."
Y otra...
"¡VOOOI! ¡Fran, hazte un hombre de una jodida vez, estúpido crío!"
… y, de nuevo
"¡HIIIIE! ¿Habéis enviado a Fran-kun a esa misión tan peligrosa? ¡si solo es un niño!"
Le empezaba a molestar.
Aunque era un tipo de molestia no comparable a su habitual indiferencia, por supuesto.
Aun así, era irritante.
¡Él no era un niño...!
Vale, era cinco años menor que el décimo Vongola y sus guardianes, ¡pero ya tenía dieciocho años!
"¡Haru-chan! Mira quien está aquí... es Fran-kun ¿no es kawaii?"
Y claro, lo mismo ocurría con las mujeres. Todas las que conocía le trataban como a un hermanito pequeño al que cuidar y mimar. Uno muy "mono" y "adorable".
Pero él no quería ser mono. Él quería ser atractivo, sexy, de esos a los que las mujeres gritaban "¡Quiero un hijo tuyo!"..., como un superheroe.
Por ejemplo, algo así como el hombre nube, Hibari Kyoya. Él era frío e indiferente... igual que él. Pero, entonces, ¿por qué Hibari tenía montones y montones de fangirls y seguidoras, y en cambio Fran solo tenía candidatas a hermanita mayor?
Incluso su maestro, aquella cabeza de piña incoherente, tenía más de una admiradora con la que pasar el rato. "Esa condenada piña..."
Y es que desgraciadamente Fran no había llevado una adolescencia lo que se dice muy "normal"... Es decir, la había pasado en un escuadrón de asesinato afiliado a una mafia que estaba lleno de lunáticos, era de esperar.
Porque claro, ni siquiera eran lunáticas... excepto M.M, W.W, o como quisiera llamarse aquella mujer acosadora de la piña pervertida que tenía por maestro. O Chrome onee-chan, la única decente en medio de aquel escenario de cuchillos voladores, ilusiones asesinas, "ushishis", "kufufus" y gritos ensordecedores por parte del estúpido capitán de estrategia Squalo.
Vaya panorama.
Pues bien, parece ser que aquel día Fran había sido asignado a la base principal Vongola como ilusionista requerido para la misión del décimo Sawada y sus guardianes. Al parecer no había nadie capaz de hacerse cargo del puesto porque Chrome onee-chan y su querido maestro estaban en una importante misión con la familia Tomaso y el octavo capo Longchamp, en algún lugar de ubicación clasificada. Ese intento cojo de capofamiglia ni siquiera tenía un ilusionista decente bajo su mando... "Pensandolo bien, incluso aquel burro hiperactivo se la pasa rodeado de mujeres. Sí, ehm, bueno, "aquello" eran mujeres después de todo."
El caso es que allí se encontraba el joven Varia, caminando por los angostos pasillos subterráneos que emanaban un fuerte olor a pólvora y desinfectante. Las paredes eran lisas, blancas y metalizadas, y parecían extenderse metros y más metros hasta el punto de no alcanzar a localizar el fin de aquel gran entramado de pasillos.
Sus pisadas repiqueteaban en el metal, solitarias e indecisas, ¿dónde demonios se encontraba la sala de reuniones?
Pronto se escucharon unos ligeros y acompasados pasos que se sumaron a los propios. Fran se dio la vuelta con un ritmo pausado y su expresión monótona habitual estampada en la cara.
Era una de las mujeres que siempre acompañaban al décimo Vongola. La otra era su recién concebida esposa Sasagawa Kyoko, así que esta debía ser...
"¡Hahi! Fran-chan, ¿qué te trae por aquí hoy?" preguntó como quien se encuentra a un niño extraviado en un centro comercial, piruleta en mano y todo.
"..." Miura Haru, ese era el nombre de la improvisadamente bautizada "Hahi-onna"
"Misión" contestó tras unos segundos, escueto. Casi arrastrando las palabras en su personal manifiesto de inconformidad con aquella forma de tratar con él.
"¡Ya veo! Entonces deja que Haru Onee-chan te muestre el camino, ¿ne?" sonrió radiante.
Fran desvió la mirada aburrido y la siguió, guardándose sus comentarios afilados para otra ocasión porque al fin y al cabo aquella mujer iba a mostrarle el camino.
A unos cuantos pasos detrás de ella, dedicó un momento a mirarla atentamente; su cabello corto y sedoso se alargaba hasta su nuca, pálida y sorprendentemente cremosa. Era de un color marrón chocolate, liso, y parecía contrastar a la perfección con su camisa azul claro, que dejaba entrever discretamente los tirantes de un sostén blanco que parecía adherirse sutilmente a su espalda. Lograba adivinar su figura bajo aquella tela, menuda y sin demasiadas curvas, y su clavícula, oh, su clavícula, quedaría sexy con unas cuantas gotas de agua recorriéndola lentamente, —pensó— . Desde sus finos hombros hasta la parte baja de su...
"¿Fran-chan? Hemos llegado, desu."
Fran levantó la cabeza algo aturdido, para encontrarse al décimo Sawada y todos los guardianes, —excepto Mukuro y Chrome— , reunidos alrededor de una amplia mesa presidida por el joven capo, que le miraba amablemente aunque algo preocupado.
A su derecha se encontraba el guardián de la tormenta, Gokudera Hayato, mano derecha y admirador número uno del capo, seguido de Sasagawa Ryohei, el extremo guardián del Sol, y un asiento libre junto a él que asumió pertenecería al cabeza de piña.
Por la parte izquierda se asomaba un como de costumbre sonriente guardián de la lluvia, Yamamoto Takeshi, y junto a el él niño —aunque ya no tan niño— Lambo, la vaca estúpida.
"Al menos no seré el único al que traten como un crío..."
Finalmente, justo al lado del chaval con complejo de herbívoro se sentaba el ya mencionado guardián de la nube Hibari Kyoya, "Yo que el crío cambiaría de atuendo." que a pesar de la cercanía, parecía una persona que desentonaba totalmente con toda aquella multitud.
"Se nota que está aquí porque no tiene alternativa." comprendió Fran, que estaba en las mismas.
Fran sentía una secreta simpatía por aquel hombre. Nunca podría terminar de agradecerle todas las que se la había jugado al bastardo de su maestro...
Aún así estar allí era un fastidio. Con todo lo que podría estar haciendo y tenía que acompañar a esa panda de mafiosos aburridos en su misión.
Casi echaba de menos los cuchillos voladores.
Y sin más, se encogió de hombros y tomo asiento junto al guardián del Sol, esperando que no fuera un hombre demasiado participativo en aquel tipo de reuniones. No quería quedarse sordo...
"Bien." comenzó Sawada "Ahora que Fran-kun ha llegado os explicaré la misión más detalladamente..."
Carraspeó algo dubitativo y se puso en pie torpemente. Era obvio que aún se le hacía raro todo aquel rollo de dar discursos a un puñado de mafiosos a sus órdenes, por más que fuesen todos sus queridísimos amigos del alma.
En ese momento Fran desvió la mirada hacia la mujer de antes, Miura Haru, que permanecía apoyada en la puerta, escuchando. Se preguntó qué estaría haciendo aún esa mujer en la sala de reuniones, aunque como de todos modos no era asunto suyo, decidió no darle demasiada importancia y siguió escuchando.
"La hija del noveno capofamiglia Caratzzo, —famiglia que forma parte de la alianza liderada por los Vongola— ha sido secuestrada por mafiosos de la famiglia Bartesca, según la información aportada por el CEDEF..."
El joven Varia suspiró aburrido ¿y qué tenía que ver eso con ellos? Vaya estupidez, en Varia jamás se habrían preocupado por tan ajeno asunto a los Vongola como ese. De verdad que en esos momentos echaba de menos los peligrosos aunque entretenidos cuchillos voladores de su baka-senpai.
"Es por eso que debemos ayudar en su rescate. Para ello uno de nosotros se infiltrará y averiguará la ubicación exacta de nuestro objetivo. Como es una gran mansión, casi un castillo, no queremos armar un revuelo innecesario entrando todos a buscar desde cero a alguien en un lugar tan inmensamente grande, por lo que una vez hallada su ubicación, el infiltrado avisará a los que esperan fuera, que junto a los hombres de la famiglia Caratzzo, reducirán al jefe Bartesca y todos sus aliados."
De repente el capo adoptó una extraña mirada.
"No me gusta esto y preferiría evitarlo, pero no podemos arriesgarnos a rescatar a la chica y huir para que cuando se den cuenta de que ha desaparecido carguen contra nosotros. Así que una vez confirmada su localización nos encargaremos de ellos y zanjaremos completamente el asunto." concluyó muy serio.
Interesante. Fran se compadeció mentalmente del pobre diablo que tuviera que infiltrarse en el territorio enemigo, y se preguntó para qué demonios necesitarían un ilusionista después de todo.
"Si me permite, demostraré mi valía siendo el que se infiltre en el territorio de los Bartesca, Juudaime." dijo el guardián de la tormenta, inflado de orgullo "¡Una buena mano derecha debe estar dispuesto a lo que sea!"
El décimo sonrió afable a su guardián.
"Lo siento, Gokudera-kun, ya había pensado en alguien en concreto..."
"Pero..."
"Además" continuó Tsuna, interrumpiéndole "¿Una mano derecha no debe estar junto a su jefe? No serías capaz de hacerlo si eres el que se tiene que infiltrar..."
"Cierto... tiene razón, décimo."
Sawada respiró aliviado. Vaya, vaya, parece que joven capo realmente había aprendido a manejar a sus guardianes. "El jefe no se lo creerá cuando se lo cuente..."
"Y es por eso que estás aquí, Fran."
Cuando el chico oyó su nombre levantó la cabeza con pasividad ¿eh? ¿le hablaban a él? ¿podía irse ya?
"Tú serás el que se infiltre."
¿Eh?
No le dio tiempo a formular un comentario sarcástico cuando de pronto, una voz chillona se antepuso a las palabras a punto de salir de sus labios.
"¿Hahiiiiiiiiiiii?"
Miura Haru. Entonces seguía ahí...
"H-Haru..." intentó calmarla el Sawada.
¿Qué le pasaba ahora a esa mujer loca, de todas formas? ¿Se acababa de acordar de que se había dejado su cosplay de Namahage en la lavandería? Porque vaya una pena de cosplay...
"¡Haru no permitirá que manden a Fran-chan a algo tan peligroso, desu!"
"Herbívora, él es un asesino." le recordó el hombre nube interviniendo por primera vez, mientras la simpatía secreta de Fran por él no hacía más que aumentar. Vaya un sujeto aquel.
"¡A-aun así!" bufó la mujer "¡Fran-chan sigue siendo demasiado joven para algo tan peligroso!"
Oh. Parece que dio en el punto débil del joven Varia, hirió un orgullo que ni él mismo sabía que tenía y ahora...
Ahora nada podía pararle.
"..."
"Lo haré." dijo sin más con su tono de voz habitual. No iba a permitir que esa mujer le ridiculizara delante de todos los guardianes del décimo capo tratándole como a un bebé, ¿quién se creía que era?
"¡E-Entonces Haru te acompañara!"
Todo el mundo se quedó en silencio, y por primera vez una expresión de sorpresa se asomó por detrás de la máscara de indiferencia de Fran.
"¿Qué?"
"Haru no permitirá que Fran-chan se adentre en ese lugar solo. No, de ninguna manera."
"..."
"Haru-san" comenzó el chico dirigiéndose por primera vez a ella. "Por favor, no se meta en donde nadie la ha llamado..."
Más silencio.
Un rato después, Haru hipó de la sorpresa.
"¿Ha-hahi?" preguntó la chica como si no hubiera escuchado bien.
"De... de todas formas" intervino Tsuna, rompiendo la extraña atmósfera que se había formado "Haru, eres tú la que no debería ir allí. A pesar de su corta edad él es un asesino experimentado, pero tú... no eres más una espía sin más que las habilidades básicas de combate. Además él es el más cualificado para la tarea por las dotes de camuflaje que le proporcionan sus ilusiones."
Entonces aquella mujer se había convertido en espía... Ahora entendía el porqué de su presencia en la reunión. Y claro, si ella era una espía, la situación cambiaba.
"Haru irá de todos modos."
"Pero Haru..."
"Tsuna-san, Haru es ya una adulta, desu."
"Esa ahou-onna..." murmuró Gokudera por lo bajo.
"¡Haru es EXTREMADAMENTE valiente!" exclamó Sasagawa Ryohei a pleno pulmón.
Al lado del guardián, Fran pegó un botecito muy gracioso por el sobresalto, pero se recuperó rápidamente y decidió intervenir:
"Como sea." sentenció "No creo que ella sea tan molesta como baka-senpai. Así que si hemos terminado, décimo Vongola, me voy a tumbarme por ahí."
Haru sonrió triunfalmente y Tsuna suspiró abatido. "Entonces después de todo el décimo Vongola era tan fácil de ningunear... El jefe se reirá cuando le cuente."
Finalmente el joven capo se levantó de la mesa, derrotado.
"E-está bien pero... solo os exigiré una condición."
Fran le lanzó una de sus ambiguas miradas, aunque lo cierto es que algo de curiosidad tenía...
"Chicos, esta misión es realmente peligrosa. Y creo que si ambos, como compañeros, le vais a confiar la vida el uno al otro..."
"¿Confiar...? ¿Quién dijo nada de...?"
"Yo... bueno, os pediría que pasarais juntos al menos el día que queda antes de la misión. Es decir, mañana. Vosotros no os conocéis prácticamente, y una misión es un ejercicio de confianza y fe en tu compañero. Quién sabe lo que podría pasar..."
"Maa, estoy de acuerdo con Tsuna" añadió Yamamoto "Siempre debes de ser capaz de confiar completamente en la persona que se te ha asignado."
"... Este tío no ha estado en ninguna misión Varia, eso seguro." pensó Fran mientras se encogía de hombros. Realmente le daba igual, él solo quería acabar la reunión e irse a descansar, así que asintió y se dispuso a abandonar la sala.
"¡E-espera Fran-chan!" el chico se detuvo.
"¿Y bien, Haru-san?"
"Esto... mañana por la mañana te esperaré junto a la entrada este de la base."
"Bien..."
Y con todo, Fran se fue a echarse su tan ansiada siesta.
Cuando despertó de su "siesta" ya era por la mañana en la base Vongola. La mujer chillona ya debía de estar esperándole por ahí...
Sin tiempo de desayunar, se aseó rápidamente y se enfundó en su uniforme de Varia. Lo último que hizo antes de aventurarse en su día con la hahi-onna fue agarrar su gorro de rana y dejar la habitación.
Y, efectivamente, ahí estaba la mujer aguardando su llegada apoyada en la pared. Cuando le vio aproximarse frunció levemente el ceño y cruzó los brazos...
"Acabo de despertarme... deme algo de tregua, Haru-san." suspiró.
"¡Fran-chan!" gritó ella en tono molesto.
"Vaya día me espera..."
"¡Hahi! ¿Qué haces así?"
"¿Huh? ¿Así?"
"¡Así vestido!"
"..."
"Este es mi uniforme, Haru-san." contestó aburrido, ¿tenía que explicarlo todo?
"Ya lo veo. ¿Y ese también es tu gorro, verdad?"
"Eh, Efectiv... ¿q-qqué que hace, Haru-san? —cuestionó observando la mano apoyada en su hombro y la repentina cercanía de la muchacha a escasos centímetros de su cuerpo, que se encontraba de puntillas intentando alcanzar algo sobre la cabeza del joven Varia.
En condiciones normales probablemente hubiera dado un empujón de esos dados con parsimonia a aquel que osara invadir su espacio personal, pero aquel aliento contra su garganta, esa fragancia de flores inundando todos sus sentidos... digamos que le dejaron lo suficientemente fuera de combate durante el momento en que la chica finalmente consiguió atrapar su gorro de rana.
"Lo tengo." constató.
"..."
"Ahora solo queda ese uniforme, desu."
"¿Cómo?"
"¡Hahi! Solo a Fran-chan se le ocurriría usar ese feo uniforme fuera de su trabajo."
"Oh..."
Ella le miró pensativa.
"Supongo que la antigua ropa de Lambo-chan no es de tu talla."
"¿Solo lo supone...?"
"Fran-chan es un niño grande, desu." sonrió radiante.
"¿Estará tomandome el pelo?"
"Eh... Haru-san, ¿sabe por casualidad cuantos años ten..."
"¡Por eso iremos a comprarle ropa al pequeño Fran-chan!" clamó, con el puño en alto.
"¿Esta mujer es así de ingenua o solo lo pretende...? Meh, comprobémoslo."
"Etto, Haru-nee..." Fran miró a un lado y a otro. Todo despejado."Ah... um, tengo que ir al baño... ¿podrías...?"
"¡Ah, por supuesto! Haru onee-chan te ayudará si aún no sabes ir solito para que no..."
"Haru-san... no grite tanto" interrumpió el Fran de dieciocho años, que había vuelto al mundo de los adultos.
"No puedo creerlo. Si el maestro se enterara de todo esto se pasaría todo el día cachondeándose de que esa loca se piense que tengo unos dos años... En serio, ¿qué le pasa en esa cabezota?" se preguntó mientras desviaba la mirada hacia a la mujer, que le observaba expectante esperando esa visita al cuarto de baño "¿Estará en esa edad? ¿se le acabaría de despertar el reloj biológico justo cuando, pobre de mí se cruzó en su camino? Bueno, claro está que siempre me han tratado como a un crío, pero... esto... esto es nuevo"
"Haru-san, creo que estaré bien aun si no voy al lavabo, así que vayámonos ya"
"¡Entonces a comprar ropa!"
Una muy entusiasmada Haru se puso en marcha acompañada del peliverde, que caminaba arrastrando los pies, deprimido.
"Así nunca conseguiré una novia..."
Y por si no había quedado claro, sí. Fran estaba interesado en el sexo y en el genero femenino. Podía ser una "ranucha" apática... y es que de hecho no había una mejor forma de definir su forma de ser... Sin embargo seguía siendo un hombre joven y sano, no cabía duda. Excepto para Haru, claro, aquello era un caso a parte.
Pero volviendo al tema, generalmente no es que las mujeres le trataran como esa espía Vongola hacía, ellas simplemente le veían como un hermanito pequeño y nada más, incluso las chicas menores que él...
Y es por eso que a sus dieciocho años, Fran era el chico guapo más virgen que podrías encontrarte. Y no por voluntad propia.
¿Qué le hizo a Dios para merecer una cara tan adorable? Estaba claro que Kami-sama, se encontrara donde se encontrara, le tenía fichado para toda la eternidad.
Con lo cual, era esa falta de "contacto" con el sexo opuesto, —en cualquiera de los sentidos— lo que provocaba que a veces sus hormonas se revolucionaran más de lo debido...
Y mientras tanto la chica, acompañada de un muy sexualmente frustrado Fran al que había, no solo machacado moralmente, sido que encima había arrastrado a dentro de una pequeña boutique a las afueras de Namimori, elegía alegremente prendas para el chico, que la observaba imperturbable sumido en sus pensamientos.
"¿Hahi? Fran-chan, ¿no piensas mirar nada?"
"Haru-san, para empezar ni siquiera quería venir aquí." contestó con desgana.
"Jeje... tranquilo, ¡cuando Fran-chan vea la ropa tan mona que le he elegido le dará un graaaaan abrazo a Haru-nee!"
Fran pestañeó unas cuantas veces "¿Abrazo...?"
"¿Ne?"
"Si usted lo dice, Haru-san..."
"¡Ya verás como tengo razón!" exclamó feliz.
"..."
"Mira esto" añadió de pronto, mostrándole una camisa sencilla de color marrón chocolate. "¡Ah! Yo creo que contrasta con esos ojos menta tan bonitos que tienes, desu" comentó distraídamente, mientras ojeaba algunas prendas tanteando perchas y más perchas.
Fran no pudo evitar sonrojarse un poco, sin embargo su expresión no cambio. Aunque debió de quedarse lo suficientemente descolocado como para dejarse arrastrar al probador más cercano...
Cuando quiso darse cuenta, Haru cerraba las cortinas del probador desde dentro.
"Haru-san..." pronunció Fran, desconcertado ¿por qué se metía adentro también? "Está bien, me lo probaré así que no hace falta que supervise si me escapo..."
"¿Hahi?"
"¿Huh?"
Fran se encontraba apoyado contra el espejo de aquel pequeño habitáculo cual presa frente a su depredador, mirando interrogativamente —lo mas interrogativamente que su inexpresividad podía mostrar— a la mujer, que dando la espalda a la cortina que constituía la única vía de escape del muchacho, comenzaba a aproximarse a él.
"Fran-chan, levanta los brazos."
"¿Eh?"
"¡Fran-chan!" exclamó de pronto la castaña, enfadada "¡No tenemos todo el día!" regañó.
Confundido, Fran alzó los brazos, momento que Haru aprovechó para deslizar sus manos bajo la camiseta que Fran había estado llevando bajo su abrigo de Varia, en un increíblemente rápido y ágil movimiento de dedos en el que consiguió desprenderla del cuerpo del joven, que se había quedado sin palabras.
"¡Haru-san!" exclamó en un tono inusualmente alto, avergonzado "¡Por qué está desnudándome!"
Fran no tenía un cuerpo especialmente musculoso, simplemente estaba lo suficientemente tonificado como para resultar, de alguna manera, sexy.
Haru examinó detenidamente su torso, escrutando cada detalle, fijándose en cada forma... fue entonces que sus ojos adoptaron una mirada indescifrable.
Fran se quedó sin aliento. Nunca antes nadie le había hecho una radiografía tan a lo bestia, tan... condenadamente descarada. De hecho ni siquiera estaba seguro de si alguien alguna vez le había examinado de esa forma.
De todos modos, definitivamente aquella era sin duda una sensación plena y totalmente...
"¡Hahi, tienes bultos el el abdomen!" sentenció la mujer mientras hundía un dedo en el vientre liso del muchacho.
La mandíbula de Fran se descolgó y al caer hizo agujeros en todas las plantas subterraneas.
"Haru-san... eso se llama músculo..."
"¿Hahi?" pestañeó ella, confundida
"Esta tía es un caso perdido..."
"De todos modos, Haru-san, ¿por qué me ha desnudado?" preguntó, sus facciones inexpresivas aún visiblemente desconcertadas...
"¿Por qué crees?, iba a probarte la camisa nueva, desu."
"Oh, claro..." comprendió "Espera... Haru-san, eso podía hacerlo yo."
Haru rió despreocupada.
"Aw, Fran-chan, eres un niño tan mono... no tienes de qué avergonzarse, no hay nada de malo en pedir ayuda."
"Pero..."
"Entonces." cortó Haru "Vamos a ponerte esa camisa."
Sin decir nada más descolgó la prenda del pequeño perchero del probador y la extendió sosteniéndola frente a él.
"Date la vuelta, primero tienes que meter los brazos."
Fran obedeció. Al fin y al cabo era más fácil hacerle entender algo al guardián del Sol, Sasagawa Ryohei, que a ella. Y eso ya es decir...
"Bien. Mételos en las mangas... Sí... eso es. Ahora date la vuelta mirándome a mí."
Fran se situó frente a ella y la dejó hacer, en silencio. Le sacaba justo una cabeza de altura y aún así esa mujer seguía llamándole crío...
Las manos de ella viajaron hasta el cuello de la camisa y comenzaron a meter los pequeños botones en los ojales. Cada vez que por accidente las yemas de sus dedos rozaban el pálido pecho del muchacho, cada vez que sus manos tanteaban su piel en busca de un nuevo botón, cada vez que veía su adorable expresión de concentración mientras intentaba encajar las pequeñas piececitas en sus huecos... Tres. Dos. Un último botón... Listo.
El contacto se rompió y Fran dejó escapar el aire que había estado conteniendo inconscientemente, poco a poco reduciendo la fuerza de sus uñas clavándose ávidamente en las palmas de sus manos, deshaciendo la férrea tirantez de sus puños...
"¡Perfect, desu!"
Fran tenía la boca seca. Tragó saliva y la miró con los ojos entrecerrados y la boca medio abierta. Iba a decir algo pero la castaña se le adelantó.
"Ahora los pantalones, desu" soltó, así sin más, con una sonrisita casi gatuna.
Los ojos del joven se abrieron de par en par.
"Haru-san..." comenzó, voz monótona "Creo que usted y el maestro se están rifando el primer puesto a pervertido del añ... ¡Haru-san!"
Una ligera brisa sobre sus piernas, el violento roce de la tela al deslizarse tan de repente por su piel. Joder, se sentía violado, ¿dónde narices había aprendido esa mujer a desnudar a la gente tan rápido? Uno baja la guardia un momento y de pronto se encuentra en ropa interior frente a la chica que te está cambiando de ropa dentro de un probador... bueno, ciertamente no era una situación demasiado normal pero, de todos modos... ¡Qué demonios!
Haru le miró con unos ojos que por un momento se le antojaron aterradores, mientras sacaba un par de pantalones vaqueros de algún lugar detrás de su espalda... en serio, ¿qué demonios...?
"Haru-san, lo que está a punto de hacer conlleva una dura pena de cárcel, ¿sabe?" bromeó el peliverde con su tan personal humor de rana, tratando de esconder la punzante preocupación que se precipitaba sobre él:
"Haru-san desnudándome... ropa interior..., sus dedos rozándome la piel. Esto es malo."
Haru le miró perpleja y Fran retrocedió unos pasos hasta que su espalda topó con el frío cristal del espejo "De todas formas, ¿no sé da cuenta de que, eso de ahí abajo... sí, eso que sobresale un poco... no es lo propio de un bebé? ¿... o estará acaso menospreciando mi ...?"
"Haru-san... retroceda, se lo pido."
Haru infló los mofletes ofendida, adelantando otro paso.
"¡Hahi, Fran-chan, estate quieto por favor!" exclamó la muchacha acercándosele peligrosamente con los pantalones aún en la mano...
Entonces comenzó la persecución y Fran huyó al lado contrario del habitáculo, pero Haru, más rápida que él, le interceptó y se colgó de su cuello para detenerle provocando que el chico perdiera el equlibrio y ambos se precipitaron hacia el suelo.
Fue un golpe duro y seco... para Fran, porque por lo que a la joven respectaba, ella había caído con todo su peso en un colchón blandito y agradable... calentito. Con olor a menta, diría. Un suave colchón que la había protegido de la caída y ahora rodeaba su espalda con uno de sus brazos, mientras que con el otro resguardaba la cabeza de la joven, en un tierno gesto de protección.
Haru no supo cómo reaccionar al principio, pero después, con la cabeza hundida en uno de los hombros del chico, se percató de la situación en la que se encontraba; que estaba sobre el joven Varia, cuya respiración, latidos y cada pliegue de su cuerpo contra el suyo habían dejado de ser un secreto.
Y movida por sus inocentes y enternecedores impulsos inhaló contra su piel. Inhalo, aspirando ese relajante aroma. Menta. Menta por todas partes, y sus sentidos, deleitados por aquella fragancia que la adormecía.
Debajo de ella, sintió el cómo el cálido cuerpo bajo del suyo se estremecía ante lo que acababa de hacer. Y lentamente, despegó la cara de su confortable almohada y examinó el panorama...
Ahí estaba Fran, con la cabeza echada a uno de los lados y los ojos entrecerrados en un gesto de... ¿contención?
Tenía el ceño fruncido, los ojos medio cerrados, y cientos de mechones verdes surcando su única mejilla expuesta. Aparte de un intenso rubor en las mejillas imposible de pasar por alto, claro.
Haru le observó con algo curiosidad pero sin apartarse. No pudo evitar mirarle porque nunca antes había visto sus facciones tan expresivas. Y, en ese momento deseó —algún día— alcanzar a ver muchas más expresiones como esa, o... distintas. Sí, quería ver que más expresiones era capaz de mostrarle.
Haru se revolvió en aquel abrazo improvisado y el agarre desapareció. Buscó su mirada, pero Fran seguía con la cabeza echada a un lado, demasiado avergonzado como para hacer ningún movimiento.
Haru decidió levantarse, pero al mover uno de sus muslos situado entre las piernas de Fran, sintió todo su cuerpo estremecer bajo el suyo. Fran soltó un pequeño jadeo y se mordió el labio, para después mudar totalmente la expresión a una de sorpresa y exclamación, y pudo observar como su cara se tornaba blanca como la leche, con los ojos muy abiertos.
Haru se revolvió algo más y Fran volvió a cerrar los ojos casi dolorosamente.
Fue entonces que Haru sintió algo raro presionar contra su cuerpo en todo su esplendor...
"Fran-chan..." comenzó ella, despacio "¿Qué es eso que...?"
Solo en ese momento Fran giró la cabeza y enlazó su mirada con la de la muchacha. Había vuelto a su expresión habitual, aunque parecía forzada, como si le costara mucho mantenerla. Incluso tenía un leve tembleque en los labios, que parecían ser obligados a permanecer fruncidos contra su voluntad.
"Es... um, es la caja de armas, Haru-san."
"..."
Fran entonces, por primera vez en su vida, que echó de menos a su baka-senpai. ¿Donde estaba aquel imbécil para apuñalarle cuando se le necesitaba, eh?
¿Su caja de armas? Já. Ni si quiera llevaba pantalones. Pero bueno, tenía que darse un plus por no soltar la típica excusa del móvil, eso sí. Aunque, lamentablemente aquello no era un concurso de originalidad, así que...
Haru se levantó rápidamente con la mirada clavada en el suelo.
"¡H-Hahi, te dejo solo para que te cambies!"
Y dicho aquello, cerró la cortina y huyó.
Fran habría podido jurar que, justo en el instante antes de marcharse, —aquel en el que fugazmente pudo vislumbrar su cara, a penas— bajo sus flequillos, un intenso rubor se había apoderado de sus mejillas.
Tachán XD Bueno, originalmente quería hacer de esto un oneshot de esos superhipermega largos, pero meh, qué diablos, no tengo paciencia para escribir tanto en un mismo capítulo, así que creo que habrá dos o tres capítulos más con el mismo número de páginas que este.
Como dije al principio esto originalmente fue a petición de DarkinocensDLT que me pidió un LEMON de Fran y Haru, cuando estaba escribiendo un HibaHaru, el cual no he actualizado en 6 meses o así... Lo siento, no lo he olvidado T-T lo voy a continuar, de verdad, solo un poco más de paciencia u.u
Así que bueno, a pesar de que prometí un lemon, realmente nunca he escrito ninguno, así que de momento aseguraré que esto será lime, y lo de lemon... veremos si me animo. Pero intentaré, eso seguro.
Kissus. 3
