Todos los personajes del Anime/Manga Bleach son propiedad de Tite Kubo
Prólogo
En verdad, ¿dónde comienza una historia? En la vida los comienzos claros son contados, aquellos momentos en los que, al mirar de manera retrospectiva, podemos decir que allí fue donde todo dio inicio. Sin embargo, hay momentos en los que el destino intercepta nuestra vida cotidiana, y da como resultado una secuencia de episodios cuyo final no podemos predecir.
Son cerca de las dos de la madrugada y estoy despierto por completo. Hace algunas horas, me acosté y estuve dando vueltas y vueltas casi una hora, antes de decidirme por fin a levantarme. En este momento me encuentro sentado a mi escritorio, bolígrafo en mano, reflexionando sobre mi propia intersección con el destino. Esto no es inusual en mí. Últimamente, al parecer, es lo único en que puedo pensar.
Más allá del acompasado tic-tac del reloj que tengo en la biblioteca, en la casa reina del silencio. Mi mujer duerme escaleras arriba, y al concentrarme en las líneas que escribo en el bloc de hojas amarillas que tengo frente a mí, me doy cuenta de que ignoro por dónde empezar. No es porque esté inseguro de lo que voy a narrar, sino por el hecho de que no sé, en principio, por qué me siento inclinado a hacerlo. Después de todo, los acontecimiento que estoy a punto de describir sucedieron hace tres años, y hasta se podría decir que se iniciaron en los dos largos años anteriores a ellos. Pero sé que debo contarlos, simplemente, para intentar dejarlos atrás.
Para recordar aquel período me auxilio de varias cosas: un diario personal que vengo escribiendo desde que era niño, una carpeta con artículos periodísticos ya amarillentos, mi propia investigación y, por supuesto, reportes y grabaciones públicas. También está el hecho de que revivo en mi memoria ciento de veces los episodios de esta historia; están grabados a fuego en ella. Pero si solamente usara esos elementos para contarla, está sería incompleta. Hubo otras cosas que sucedieron. Y aunque fui testigo de algunos de los episodios, no estuve presente en todos. Me doy cuenta de que es imposible recrear cada sentimiento o cada pensamiento en la vida de otra persona; no obstante, para bien o para mal, eso es lo intentaré hacer.
ESTÁ ES, SOBRE TODO, una historia de amor, y como muchas historias semejantes, la historia de amor entre Ichigo Kurosaki y Rukia Kuchiki estuvo unida a la tragedia. Es, al mismo tiempo, la historia de un perdón, y espero que cuando la termines de leer, entiendas los desafíos que Ichigo y Rukia tuvieron que enfrentar. Espero que entiendas las decisiones que tomaron, así como espero que, eventualmente, entiendas cómo decidí las mías.
Si hubiera que darle un comienzo a esta historia, empezaríamos con Orihime Inoue, novia de escuela de un ayudante de alguacil de una pequeña ciudad risueña. Orihime, al igual que su marido, Ichigo, había crecido en New Bern. Ella era, desde cualquier punto de vista, encantadora y a la vez muy bella. E Ichigo la amó durante toda la vida. Orihime tenía el cabello anaranjado y ojos color gris. Al igual que muchísimas mujeres sureñas, tenía una férrea voluntad que no se notaba a simple vista. Ella, y no Ichigo, era quien se ocupaba de dirigir los asuntos domésticos; por regla general, los amigos de Ichigo eran los esposos de las amigas de Orihime, y la vida de ambos se centraba en la familia.
En la universidad, Orihime era animadora en los encuentros deportivos, era una chica popular y muy querida. Ichigo Kurosaki era un año mayor que ella. Se conocieron por unos amigos en común y pronto se enamoraron. Sé que hay quienes se burlan de la idea de que pueda existir un amor verdadero a una edad tan temprana. Sin embargo, así ocurrió entre Ichigo y Orihime. Cuando él tuvo que viajar al estado de Carolina del Norte para estudiar, siguieron siéndose fieles. Orihime lo alcanzó al año siguiente para cursar estudios en la misma universidad. Cuando Ichigo, tres años después, y una cena, le propuso que se casaran, ella primero lloró, luego aceptó, estuvo la siguiente hora pegada al telefóno, llamando a su familia para contarles las buenas nuevas. Ichigo permaneció en Raleigh hasta que Orihime obtuvo su título; y la asistencia a la boda en New Bern fue muy nutrida en la iglesia.
Orihime empezó a trabajar en un banco e Ichigo inició su entrenamiento para convertirse en ayudante de aguacil. Ella tenía dos meses de embarazo cuando Ichigo comenzó a trabajar en el condado de Craven. Cuando nació Kon (N/A: Nya… ^3^ ¡Amo a Kon!) su hijo, en enero de 1981, a Orihime le bastó una sola mirada al abrigado bultito para comprender que la maternidad era lo mejor que le había ocurrido en toda su vida.
Fue una madre maravillosa. Renunció al trabjo para estar junto a Kon todo el día, para leerle cuentos, jugar con él, llevarlo a actividades lúdico-educativas. Cuando el niño cumplió cinco años Orihime quiso tener otro bebé. Y lo intentaron de nuevo. A los siete años que llevaban casados fueron los más felices de su vida.
Pero en agosto de 1986, a los veintinueve años de edad, Orihime Kurosaki perdió la vida. Su muerte apagó la luz en los ojos de Kon y obsesionó a Ichigo durante dos años. Abrió el camino a todo lo que vendría después.
Así que, como dije antes, está es la historia de Orihime, del mismo modo que también de Ichigo y Rukia. Y también mi propia historia. Yo también jugué un papel en todo lo que sucedió.
¿Y bien? Esta loca historia… ¿podrá continuar? O.ò si me dejan un par de reviews me harían feliz y así podría continuar con la historia. ¡Nos leemos!
