Dadas las circunstancias que sucedieron a lo largo de esta semana, que mi hermana por fin me explico hoy hasta hace unas cuantas horas, no pude actualizar mi historia ni mucho menos revisar la pagina, (si no se habían enterado revisen el perfil, mi hermana explico todo ahí), para no entretenerlos un poco mas, de una vez doy aviso de que no podre subir la historia en la que estaba escribiendo hasta que la reescriba porque bueno, perdí muchos archivos y otros se dañaron, otros los perdieron mis hermanos y etc. etc. etc. así que, !Bueno les tengo otra propuesta!, esta nueva historia que empece a escribir hace dos semanas después de ver y volverme fan del anime Afro Samurai, (si no lo han visto se los recomiendo), sin duda no se si les guste, tal vez no, yo que se, eso depende de ustedes, así que, con esta historia, lamentablemente, arrancamos desde cero, nuevamente, bajo mi cargo, no se cuando Seusenhofer reescriba sus historias, pero hasta entonces, lean y comenten esta, espero sus opiniones.

Att. Helmschmied

Un camino de cenizas

-¡Ahí viene, ya viene!- gritaba histérico un viejo ganso envuelto en una túnica rasgada de color café, entraba cansado y exhausto a la taberna, una mezcla de miedo, pánico y asombro lo envolvían, todos los presentes en el lugar se giraron para verlo y escuchar lo que aquel pobre infeliz tenia que decir.

-Tranquilízate y habla bien- dijo una zorra que se hallaba detrás de la barra limpiando algunos vasos y acomodando unas botellas, miro al ganso seriamente y le presto atención.

-¡Viene para acá, lo se, estoy seguro, pude ver su pelaje anaranjado con rayas negras, vi esos enormes colmillos y garras filosas, todo envuelto en una larga túnica roja y con el… con el…!- tartamudeaba al hablar, comenzó a temblar intensamente, empezó a perder la compostura y ahora parecía que deliraba, la zorra suspiro molesta y frunció el ceño.

-¡PAM!- dio un manotazo a la barra haciendo que el ganso dejase de tambalearse y temblar, la miro aun con cierto temor en sus vidriosos ojos de borracho.

-¿Con el Qué?- pregunto molesta y harta.

-¡El emblema del Guerrero!- eso hizo que todos se levantaran de las mesas sobresaltados e impresionados, con los ojos apunto de salírseles por las cuencas y al borde de destrozar lo que tuvieran frente a ellos en ese momento, algunos rompieron sus vasos apretando sus puños con fuerza, otros arañaron las mesas de madera arrancando algunas astillas, otros se limitaron a guardar silencio a pesar del asombro.

-Esa es, ella es, "La muerte carmesí"- dijo un cerdo mientras exhalaba el humo de su pipa.

-Definitivamente es ella, esa es su descripción- dijo sonriente un lobo al cual parecía invadirle una repentina felicidad, todos comenzaron a conversar y discutir sobre tal repentina aparición, ¿Qué la traería por ahí?, la zorra que al parecer era la dueña del lugar suspiro con la mirada clavaba en la barra, viendo fijamente la madera como pensando.

-Disculpe señorita pero ¿sobre quien exactamente discuten todos?- la pregunta la saco de sus pensamientos, volteo a mirar al extraño, una joven grulla que ocultaba su rostro bajo un sombrero de arroz mientras bebía una taza de té.

-¿Huh?- lo miro con una ceja alzada y con cierta incredulidad.

-¿Sobre quien discuten?-reitero su pregunta dándole un sorbo a su taza sin voltear a mirarla.

-Si escuche la pregunta, por lo que veo no es de estos rumbos ¿cierto?- el extraño asintió.

-Vera, "La muerte carmesí" es como una leyenda por estos lugares-

-¿Por qué?-

-Creo que tendré que explicarle desde el principio- la misteriosa ave volvió a asentir con la cabeza, la zorra sonrió burlonamente para si misma.

-Dos títulos, dos emblemas ancestrales, "El emblema del Guerrero" y "El emblema del Dragón", ambos podrían parecer nada mas que inservibles pedazos de tela pero realmente forman parte de una antigua leyenda, se dice que quien obtenga "El emblema del Dragón" será algo así… como un dios, poderoso, invencible, intocable, intocable salvo por alguien, aquel que tenga "El emblema del Guerrero" será el único que lo podrá retar a muerte, solo el y nadie mas, pero eso no es nada fácil pues este ultimo tiene una desventaja muy grande…-

-Solo el guerrero puede retar al Dragón, pero cualquiera puede retar al guerrero- concluyo aquella Grulla, la zorra sonrió.

-Así es- al decir esto pudo observar como el ave sonreía ligeramente.

-no me diga que piensa desafiarla-

-Suena interesante ¿no cree?- la zorra hizo una mueca mostrando su desagrado por tal idea.

-Yo me lo pensaría dos veces- dicho esto volvió a concentrarse en su trabajo, en atender su taberna.

-Vaya, vaya, vaya, parece que nuestro jefe le ha echado el visto bueno a ese bonito emblema en tu hombro nena, así que, será mejor que nos lo des- veinte lobos la rodeaban formando un circulo alrededor de ella, armados con hoces, con espadas, arcos y flechas, ella, solo con sus patas vacías y sus filosas garras, sus ojos carmesí estaban posados en el lobo frente a ella, vestido con armadura y con mazo en mano, ella solo con su ropa de siempre, sus pantalones negros sueltos y su camisa y túnica roja con bordes dorados, al parecer estaba en desventaja, el terreno árido y muerto, con apenas los troncos muertos de los arboles cuyas ramas se extendían a lo alto, sin hojas en ellas, la luz de la luna alumbraba a momentos, cuando las nubes no la obstruían, el frio y polvoso viento golpeaba en la cara con intensidad, tenia su pipa en la boca, exhalo el humo dejando que se fuera con el viento, la tomo con su pata derecha y la guardo en su túnica para después colocarse en guardia frente a sus enemigos los cuales esbozaron una burlona sonrisa en sus rostros para después reír a carcajadas.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJA, miren muchachos, la señorita va a pelear solo con sus patas, ¡sin armas!, JAJAJAJAJAJAJA- el lobo alfa reía sin parar, mas ella seguía imperturbable, su expresión era seria, dura, fría, su semblante amenazante haría estremecer hasta al mas grande gorila y al mas fuerte rinoceronte, esos lobos no tenían idea de a quien estaban por enfrentar.

-Maten a la gatita- los demás siguieron las ordenes de su líder y se lanzaron al ataque, ella sintió las cuerdas de los arcos tensarse y pudo escuchar el sonido de las flechas cortar el aire, dio un potente giro y con sus patas tomo las flechas de madera desviándolas dirigiéndolas a los lobos que se abalanzaban contra ella, estas se impactaron perforándoles la carne, los tejidos y los ojos dejando correr su sangre por el piso manchando sus cuerpos al caer fulminados al suelo sin siquiera haber tocado a su adversaria.

-¡¿Pero que demonios?! ¡Eso es imposible!- los tres arqueros estaban boquiabiertos al ver caer a siete de sus compañeros, la felina dio un salto al frente y cayo sobre uno de los tres impactando su débil cuerpo contra el suelo causando que la tierra se levantara un poco dejando un cráter con el cuerpo dentro, rápidamente dirigió tres puñetazos al abdomen, pecho y garganta del segundo destrozándole las costillas y la tráquea.

-¡Maldita!- el tercero quiso golpearla, ella tomo el arco del segundo y con el atravesó el cuello del tercer lobo arquero fulminándolo de inmediato, los demás lobos chillaron de espanto, pues toda esa escena fue tan rápida que apenas pudieron parpadear, cinco lobos arremetieron con furia por su derecha y otros cinco por su izquierda, ella dio un salto en el aire y dando un giro a la vez que sacaba sus garras comenzó a destazar a sus enemigos, primero cayeron tres, luego cuatro, después dos y finalmente clavo sus garras en el ultimo lobo en pie, saco sus garras de su pecho y este cayo mientras que la sangre brotaba de su pecho, la felina no cambio su expresión durante todo el enfrentamiento, ni un sentimiento, ni una emoción, a sus espaldas se levantaba el lobo alfa con dificultad, le había despedazado el brazo derecho y su ojo izquierdo, perdía mucha sangre.

-¿Cómo… fue… que?- escupía bastante sangre bañándose en ella y apenas apoyándose sobre su espada, ni siquiera pudieron tocarla, los acabo a todos y cado uno con extrema facilidad, ahora se daba cuenta, el emblema, de verdad merecía portar aquel emblema, sanguinaria, despiadada, cruel, el lobo se lamento de no haber visto su estupidez antes, pero solo eso podía hacer ahora, lamentarse, cayo inconsciente al suelo.

-Nada personal- contesto con su voz helada, la voz de un asesino, camino dejando atrás a los veinte lobos muertos, sus cuerpos sangrantes, tendidos sobre la fría tierra, siendo cubiertos por el polvo que arrastra el viento, enterrados junto a sus armas por el árido desierto, saco su pipa de su túnica roja y la encendió comenzando a fumar tranquilamente.

-¡Yo seré quien le arrebate ese emblema!-

-¡No, seré yo!- un lobo y un gorila discutían dentro de la taberna, ambos decían poder acabar a "la muerte carmesí".

-¡Lobo estúpido, ni siquiera podrías tocarla!- grito el gorila golpeándose el pecho.

-Y que me dices de ti gordinflón, apenas y te puedes sostener en dos patas- dojo el lobo burlonamente señalándole la enorme barriga.

-¡Ahhhhhh!, ¡are que te calles de una buena vez!- el gorila alzo su enorme puño en el aire tomando impulso para golpear al lobo el cual se coloco en guardia con los puños en alto, una sombra apareció tras la puerta del lugar y las puertas se abrieron dejando entrar al viento que recorrió y helo los cuerpos de todos los presentes como si un fantasma o un espíritu maligno acabara de entrar, los dos contendientes se giraron para ver como aquella Tigre de Bengala pasaba en medio de los dos ignorándolos por completo, el ganso de túnica café que mas parecían harapos se oculto bajo una de las mesas protegiéndose con las manos y temblando de pies a cabeza, el lobo y el gorila la miraron pasar con mucha incredulidad frente a los dos, ambos la seguían con la mirada con los puños en alto e inmóviles en su lugar, solo girando la cabeza siguiéndola, ella se acerco a la barra, su cuerpo era cubierto por su túnica roja con bordes dorados, llevaba la pipa en la boca y sacaba el humo por la nariz, con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados con una mirada filosa como la de una espada, esas pupilas carmesí ardían como llamas de fuego rojo intenso, mas su semblante parecía calmado y sereno, a pesar de toda esta descripción, parecía indiferente a su alrededor.

-¿Desea algo?- pregunto la zorra con una sonrisa, toda su clientela estaba boquiabierta y un silencio sepulcral invadió el ambiente.

-Té- respondió tranquilamente y con un tono de voz bajo, pero firme, el lobo, el gorila y los demás sonrieron para comenzar a reír bajamente.

-Y yo creía que una hembra como tu tomaría algo mas… fuerte- el lobo se acerco a la barra y recargo su brazo izquierdo sobre ella, la miro fijamente, mas ella no le tomo siquiera atención al comentario.

-Aquí tiene, un Té- la zorra coloco la taza delante de ella, estaba apunto de tomarla con su mano cuando el gorila la destrozo de un puñetazo.

-No parece muy ruda, no es como me contaron- dijo acercándose a ella y respirándole en la nuca mientras sonreía desquiciadamente.

-¡No es mas que una gata!- grito alzando los puños en el aire dispuesto a soltar un ataque devastador sobre ella, se escucho el estruendo de un inmenso golpe, Tigresa le había golpeado en el rostro con extrema fuerza y velocidad antes de que el pudiera conectar el ataque, lo impresionante fue que ni siquiera se giro para encarar al gorila, no uso sus puños, uso simplemente, su cola, este salió volando fuera de la taberna y se pudo escuchar el choque de su cuerpo contra un muro, todos se asomaron por la puerta para ver al enorme primate derrotado sobre el suelo con el rostro sangrando.

-Otro- pidió nuevamente otra taza, la zorra asintió.

-Eso te costara mas, aquí nada es gratis- Tigresa no dijo nada por el comentario, abrió su túnica dejando ver un poco su cuerpo esbelto y bien delineado, el resplandor y el brillo metálico dorado deslumbro a los presentes pues en su hombro estaba el emblema del Guerrero, a muchos de los presentes se les iluminaron los ojos al verlo, de entre sus ropas saco una bolsa la cual arrojo a la barra abriéndose dejando salir varias monedas de brillante oro, el lobo a su izquierda tenia los ojos abiertos a mas no poder.

-¡Woow!, ¡gracias!- dijo la zorra recogiendo la paga y mirándola con gratitud, Tigresa se sentó en uno de los bancos, guardo su pipa y se cubrió nuevamente con su túnica roja ocultando su hombro y su cuerpo, tomo la taza y le dio un sorbo.

-¿Cuál es tu nombre?- el lobo a su lado pregunto con curiosidad.

-Tigresa-

-Creo que yo podía haber adivinado eso ¿no crees?, ya en serio, ¿Cuál es tu nombre?- pregunto con una sonrisa, Tigresa lo miro con una mirada tan seria que el lobo supo que ella hablaba en serio, el lobo soltó una leve carcajada por su torpe ocurrencia.

-Me llamo Lupo, no es por molestarla ahora linda felina, pero creo que ya sabe lo que busco- dijo mientras el se tocaba el hombro haciendo referencia al emblema, Tigresa no respondió dio otro sorbo a su té y siguió en silencio, Lupo hizo una mueca de disgusto, no sabia si se estaba burlando de el o si por otro lado lo tomaba por otro idiota, el se sentía capaz de derrotarla y no dejaría que ella lo tomara por un novato, aparto su capa negra descubriendo su armadura negra con plata que se hallaba debajo y con ella un estoque.

-veo que este no será un duelo entre una dama y un caballero- desenfundo su estoque dirigiendo su punta hacia la espalda de ella, sin previo aviso sintió como la cola de ella se envolvía en su antebrazo y con fuerza le hizo bajar su espada terminando por clavarla en el suelo de madera, su fuerza era inmensa, Lupo estaba atónito, estaba por decir algo desafiante cuando la puerta se volvió a abrir de golpe, todos menos Tigresa se giraron para ver entrar al enorme gorila que estaba de pie, sangrando del rostro, con una mirada llena de furia y rencor, comenzó a acercarse lentamente hacia la barra, Tigresa le dio el ultimo trago a su taza de té mas no se volteo a encararlo a pesar de saber quien era y lo que se proponía, Lupo se aparto tomando su estoque desclavándolo del suelo y volviéndolo a enfundar, se hizo hacia atrás recargándose sobre una de las paredes mirando atento lo que estaba por suceder.

-¡¿Crees que puedes golpearme y salirte con la tuya?!- pregunto colérico.

-SI- fue la respuesta por parte de ella que hizo que el gorila estallara lleno de rabia e intentara descargar una lluvia de golpes contra ella, mas su intento se quedo en solo eso, un intento, Tigresa se impulso y se lanzo hacia atrás lanzando una poderosa patada contra el pecho del primate el cual trono con mucha intensidad pues aquel golpe le acababa de romper todas y cada una de las costillas, la felina quedo de pie frente a el, mirándolo sin emoción alguna, el gorila ahora tenia un enorme hueco en el pecho y una expresión de muerto con los ojos en blanco, Tigresa acerco su mano a su cabeza y con un solo dedo lo empujo haciendo que su enemigo cayera estruendosamente levantando algunas tablas de madera, todos ya estaban temblando de miedo y no cabían en su asombro, con las bocas abiertas y expresiones de temor.

-Lo que te di es suficiente para pagar todo esto y mas- fue el comentario de Tigresa hacia la dueña, la Zorra sonrió nerviosamente.

-S-si… por… por… supuesto- Lupo tenia una expresión seria y pensativa, meditaba la situación, había destrozado a semejante adversario en solo segundos, a pesar de esa demostración de fuerza, no estaba desanimado ni retrocedería, no cambiaria su decisión; Tigresa salía por la puerta y se alejaba del lugar.

-¡Espera!- grito el lobo saliendo tras de ella; el ambiente se relajo un poco después de su partida, se respiraba mas tranquilo, el ganso asustado salió de debajo de la mesa mas aliviado pero aun temblando solo para llevarse otro sobresalto cuando el extraño de esa mesa se levanto de golpe y sin previo aviso se dispuso a retirarse también, la Zorra miro con preocupación al sujeto, a la Grulla con la que había conversado, aun después de verla en acción se dispondría a retarla.

-¡Tienes que estar demente!- le grito la Zorra desde la barra, la Grulla esbozo una sonrisa debajo de su sombrero y no respondió, solo salió en silencio.

-Ese forastero esta muerto- dijo acertadamente el ganso.

-¡Oye, espera, solo un momento por favor!- gritaba el lobo corriendo detrás de ella hasta que por fin la alcanzo.

-¡No hemos acabado aun!- dijo desenfundando nuevamente su estoque.

-¡En guardia preciosa!- Se detuvo en seco suspiro y se giro encarando al joven lobo miro a su alrededor y recogiendo del suelo un viejo palo de madera se coloco en guardia sosteniéndolo como a una espada, Lupo alzo una ceja pero no hablo, después de lo que había visto sabia que hasta un palo en sus manos era un arma, se lanzo hacia el frente intentando atravesarla, ella bloqueo el ataque con suma facilidad y le golpeo en la nariz con el palo, el retrocedió y esta vez intento un ataque descendente, ella se hizo a un lado y le golpeo en el estomago con el palo causándole un fuerte dolor, que no lo detuvo, con fuerza, firmeza y velocidad lanzo muchos ataques contra ella, la felina esquivo y regreso cada uno de ellos, Lupo en unos momentos ya estaba cansado y adolorido, tal vez no herido, solo un poco golpeado, intento un ultimo ataque, ella golpeo su muñeca y lo desarmo, Lupo parpadeo sin saber que paso con exactitud. Tigresa lo miro con los ojos entrecerrados para después suspirar y arrojar el palo de madera aun lado y seguir su camino, el lobo de pelaje negro se acerco a recoger su estoque y lo enfundo algo decepcionado de si mismo, miro a la felina pensativo para volver a correr detrás de ella.

-¡Espérame!- grito alcanzándola y colocándose a su lado camino junto a ella.

-Espero que no te moleste que te acompañe a donde quiera que vayas, solo quiero aprender un poco de esos barbaros movimientos tuyos- Lupo le sonrió a pesar de que ella lo ignoraba.

-Sabes, no se como una chica como tu puede pelear así, matar de esa manera- Tigresa saco su pipa de su túnica, se la llevo a la boca y comenzó a fumar.

-Así que te dedicaras a fumar ¿eh?, pues aun así te seguiré todo el camino, no desistiré, será mejor que te cuides el trasero- dijo burlonamente.

El camino por las montañas era igual al del desierto, árido, muerto, sin vida, solo que mas rocoso, mas incomodo para caminar, mas difícil, no tenia mucho que había amanecido y aun así el sol golpeaba con tremenda intensidad, Tigresa caminaba a paso lento pero constante, sin mucha prisa al parecer, pero sin detenerse, Lupo la seguía, iba detrás de ella hablando hasta por los codos, a pesar de que no había respuestas de parte de ella, el seguía conversando y contando malos chistes.

-Entonces le dije, ese no es un pastel de moras, es mi esposa JAJAJAJAJAJAJAJAJA- Lupo se reía solo de sus propios chistes, fuertes carcajadas se escuchaban por todas las montañas en forma de eco.

-Si, muy gracioso ¿verdad?- dijo secándose algunas lagrimas que brotaban de sus ojos por tanto reír, suspiro.

-Creo que ya te has dado cuenta que… uno de tus admiradores de la taberna nos ha estado siguiendo- Tigresa se detuvo de golpe.

-Espera no querrás matarlo ¿verdad?, piénsalo un poco, es solo otro infeliz, ¿Qué no te cansa matar idiotas?, vamos detente a pensar, relájate, inhala, exhala, cuenta hasta diez- Tigresa le tapo la boca, Lupo entendió la señal, un "cállate" muy preciso, se hizo aun lado y la dejo pasar.

-¡Bien, pero si ese bastardo intenta matarte y lo logra, que sepas que te lo advertí!- Los dos quedaron frente a frente, el extraño del sombrero y la Tigre de bengala.

-¿Quién eres?- lanzo la pregunta al sujeto.

-Mi nombre es Crane, Guerrera, soy el maestro de los cielos y por como puede ver, Maestro del estilo de la Grulla de Kung fu- tomo posición de batalla extendiendo sus alas, Tigresa hizo lo mismo y se preparo para la batalla.

Lupo observaba nervioso, estaba seguro de que el desenlace seria desastroso, Crane levanto vuelo y ascendió hacia las nubes para después caer en picada contra la Tigre la cual dio un salto hacia atrás buscando esquivar el peligroso pico de la Grulla, Crane vio este reflejo y cambio su dirección repentinamente siguiéndola, tratando de atravesarla como si el mismo fuera una flecha, la felina no tuvo mas opción que tomarlo por el pico y de un giro arrojarlo hacia otro lado, el ave no vio venir esta maniobra provocando que terminara chocando contra la pared de la montaña, se incorporo y con rápidos aleteos volvió a lanzarse al aire nuevamente tratando de envestir a Tigresa, ahora volaba alrededor de ella lanzando poderosas patadas y fuertes ráfagas que tenia que bloquear con sus antebrazos y redirigirlos con movimientos circulares de sus brazos, entonces vio su oportunidad, lanzo una patada lateral seguida de un poderoso zarpazo, Crane esquivo la patada pero el ataque con las garras fue inevitable, termino por ver como su ala era rasgada y sus plumas y sangre salían volando, retrocedió, ya no podría volar, se puso nervioso, Tigresa no expreso ninguna emoción ni satisfacción, nada, su filosa mirada clavada en el, le hacia estremecer, sin importarle su ala lastimada, comenzó a correr hacia ella agazapado hasta estar frente a frente nuevamente, dio un salto y comenzó a dar varias patadas laterales y giratorias, el estruendo provocado por los incesantes golpes que chocaban con las duras y fuertes palmas de ella eran audibles en todo el lugar, Tigresa comenzaba a hartarse dio un brinco hacia atrás, abrió un poco el compas y comenzó a bloquear las patadas de el con las suyas, era toda una exhibición, ambos se bloqueaban mutuamente, giraban una y otra vez intentando acertar una patada en el rostro del otro pero solo lograban hacer chocar sus piernas, Crane comenzaba a cansarse, sus delgadas y esbeltas piernas no soportarían mucho mas, aquellos músculos estaban mas que el limite y ella parecía incansable, aprovecho una apertura, flexiono su pierna al momento de chocar con la de ella aprisionándola en un fuerte agarre, ambos quedaron con las dos piernas en el aire y sobre un solo pie.

-¡Alas de justicia!- lanzo una poderosa ráfaga a quemarropa, sintió como la felina se salía de su agarre y era impulsada hacia atrás, Crane sonrió con satisfacción, después cayo de rodillas, su ala sangraba cada vez mas y sus piernas le punzaban horriblemente, en ese momento creía haberla derrotado mas cuando se disipo la nube de polvo vio con enojo y frustración como ella seguía de pie, inamovible como una montaña.

En ese momento supo que en su estado no ganaría, la defensa de ella era perfecta, su piel era extremadamente dura, sus músculos parecían masas de hierro, solo le quedo una opción, un ataque suicida, no le importaba morir en aquel combate, si moría, no moriría solo, se la llevaría con el, estaba decidido, se puso de pie y arrojo su sombrero aun lado.

-¡Lanza Divina!- dio un poderoso y ultimo salto en el aire extendiendo sus alas, llegando hasta los mas alto, y cayendo en picada dio una patada con ambas piernas al aire tomando un impulso tremendo, Tigresa no pudo reaccionar a tiempo, solo pudo ver la estela de color azul que dejo a su paso para después sentir en carne propia como su pico le acababa de atravesar el pecho perforándole los tejidos y pasándole a unos centímetros de su corazón, escupió un chorro de sangre de su boca, la fuerza y la velocidad que había tomado al impulsarse fue tal que no lo pudo evitar, fue demasiado rápido, tomo con sus patas el cuerpo y se lo saco del pecho arrojándolo con furia contra el suelo rocoso.

-Jajajajajajajaja, no creías que… te dejaría salir… ilesa… ¿verdad?...- Crane estaba desecho, peor que ella, sus alas se habían destrozado y ni hablar de sus frágiles piernas que ahora estaban rotas, sus músculos se habían desgarrado hasta hacerse pedazos, fue un ataque muy poderoso, la misma felina lo admitía pues en todos sus años nada, ni las flechas ni las espadas habían logrado atravesar su cuerpo, ahora ese extraño, esa ave lo había logrado, atravesó su defensa de hierro ¡con su propio cuerpo!, Tigresa estaba por caer de espaldas cuando Lupo la sostuvo y evito que se desplomara al acantilado.

-¡Vamos mujer, resiste, no te mueras!- gritaba Lupo, miro a Crane, en el suelo, su sangre alrededor de su cuerpo, estaba inconsciente, el daño en su cuerpo fue tremendo y aun así seguía vivo, podía verle respirar, pero ya no era una amenaza, ahora necesitaba preocuparse por ella.

-Venga, levántate, te voy a ayudar, después de todo, perdonarme la vida es un favor que tengo que regresar- paso el brazo de Tigresa por su cuello y la ayudo a ponerse en pie sirviéndole de apoyo, aun así, ella perdía el conocimiento por la perdida de sangre, su visión se tornaba borrosa, una niebla oscura la cubría y sentía un frio intenso, poco a poco se desvanecía, ahora solo escuchaba débilmente la voz de Lupo.

-Venga nena… vamos… ¡resiste!...- fue lo ultimo que pudo escuchar antes de que se desvaneciera en la oscuridad, sintió el frio, la soledad.

"Lloraba, sollozaba y gimoteaba mientras buscaba secarse las lagrimas con sus pequeñas patitas, una linda y pequeña felina, una Tigre de bengala de unos cinco años tal vez, las lagrimas recorrían sus mejillas y humedecían su pelaje anaranjado, con tristeza y mucho pesar.

-¿Por qué lloras?- pregunto una voz fuerte y grave, la pequeña se giro para ver de pie a aquella Tigre de bengala, grande e imponente, ella estaba debajo de un árbol, esperando que la sombra de este cubriera sus penas.

-Los niños… los otros niños… del pueblo…- decía gimoteando la pequeña gatita, la Tigre la miro con intriga.

-¿Te han hecho algo?- pregunto intrigada.

-No…- respondió.

-Entonces ¿que tienen ellos que ver con que estés llorando?-

-Ellos dicen… dicen que… que soy hija… de una asesina- miro a la felina con una mirada profundamente llena de tristeza y hasta cierto punto incertidumbre, la Tigre la miro seriamente a los ojos.

-Pues tienen razón- la pequeña sintió como su corazón se partía en pedazos y un fuerte dolor invadía su pequeño pecho, la angustia y el temor la invadió, las lagrimas brotaron con mas intensidad y su respiración se dificulto, se le hizo un tremendo nudo en la garganta; la Tigre se quito su capa que cubría su cuerpo y revelo dos grandes y brillantes emblemas en sus hombros.

-Este es el Emblema del Guerrero- dijo señalando su hombro izquierdo – Este es el emblema del Dragón- dijo señalando su hombro derecho.

-Quien posea uno de ellos, por no decir ambos, estará destinado a ser reconocido como el mejor, como el supremo, como un dios, pero todo reconocimiento y todo titulo conllevan una carga, una muy pesada que llevo en los hombros, muchos han buscado obtenerlos y ser reconocidos, muchos han muerto por intentar conseguirlos, han buscado matarme y he terminado por matarles, eso es algo que deberás aprender, en esta vida, hay caminos hechos de cenizas-

Siempre me costo trabajo encajar en otro lugar que no fuera con mi familia, quizá era por mis colmillos, ó por mis garras, por mi pelaje naranja rayado con negro ó mis extraños ojos carmín, siempre que quería jugar con otros niños huían de mi, hasta los adultos me temían, un simple "hola" y huían despavoridos, siempre los odie por eso, ¿Qué tenia de malo?, ¿Por qué me tenían miedo?, cada día me sentaba debajo de aquel árbol a llorar mi soledad, mi tristeza y la agonía de mi pobre alma, de mi pobre ser, era una pequeña, una niña y aun así, todos me odiaban, me repudiaban por algo, nunca les había hecho nada a nadie, entonces ¿por que?, ¿por que no me aceptaban?, miraba mis colmillos en el reflejo de los estanques y de los ríos, miraba mis pequeñas garras afiladas, de vez en cuando las clavaba en la madera de los arboles, ¡eso!, golpear los arboles me calmaba, cada día los golpeaba hasta que los nudillos y las palmas me sangraran, mamá decía que un día me quedaría sin patas, me los rompería o alguna otra cosa, yo solo pensaba en que eso me haría fuerte un día, cuanta razón, el único problema es que ahora, no siento nada, ni el calor del fuego, ni el calor del sol que alumbra todos los días, ni la calidez de otras manos tocando las mías, es como si trajera guantes de hierro, solo siento frió, solo siento dureza.

Mamá decía que habíamos nacido para matar, por eso nuestra apariencia, por eso nuestros instintos, nuestros reflejos, nuestra fuerza, por un tiempo decidí no creerlo, quería ser suave como esos conejos, tierna como esos lindos cerdo, quería ser agradable y amistosa, tener familia numerosa y muchos amigos, quería ser algo mas que una asesina, que una tigre, me odie por mucho tiempo, odie mi apariencia, mi aspecto amenazante y a veces aterrador, me odie tanto que no soportaba ver mi reflejo, por dentro sentía que yo era alguien mas, pero eso fue hace tantos años, que hoy simplemente me acepto como soy, como debí ser siempre, como soy ahora y como seré mañana; mamá, tenias razón, en esta vida hay caminos… hechos de ceniza, ceniza que deja el fuego que arde en mi, que lo consume y lo quema y que queda a mi paso, como una larga sombra, como un gran peso en mis hombros, un destino que tendré que afrontar y soportar, un destino lleno de pesar y cubierto de sangre"

Abrió lentamente los ojos, despertó mirando un techo de madera, respirando al aroma del pasto y de las flores, del aire del campo y de la naturaleza, inhalo despacio, sentía un dolor muy fuerte en su pecho, aun se sentía débil y cansada, comenzó por mover los dedos de sus patas, movió poco a poco sus brazos y luego sus piernas, intento incorporarse pero solo consiguió volver a acostarse por el dolor, estaba desnuda de la cintura hacia arriba, solo con las vendas cubriendo sus senos y su herida, al sentir eso se alarmo al no sentir en su hombro derecho el emblema, intento levantarse nuevamente.

-¡¿Hey que haces?!- reconoció perfectamente la voz molesta de él para después sentir sus manos posarse en sus hombros obligándola a recostarse nuevamente, esbozo una mueca de disgusto pero no tenia fuerzas para oponérsele.

-Me alegra de que hayas despertado, sabia que eras fuerte, ¡lo sabia!, no podías morir por ese bastardo, pero ahora necesitas descansar- dijo sonriente el lobo mirándola aliviado.

-¿Dónde estamos?- pregunto débilmente.

-¡Al fin te dignas a hablar conmigo!- grito emocionado, ella lo miro molesta.

-Esta bien, no te enojes, después de que… bueno, saliste herida, te cargué heroicamente y te traje hasta este valle al otro lado de las montañas, por poco y no llegamos Jeje, para tu suerte, alguien nos recibió cordialmente en su casa y se ofreció a curarte las heridas- Tigresa giro la cabeza en dirección contraria a el, miro por la ventana, un gran campo floreado se extendía a lo largo de todo el lugar, era hermoso, rara vez ella se sentía cómoda en un lugar como ese, le transmitía paz y comodidad, algo muy extraño para ella, pero que disfrutaba cada vez que podía.

-¿Por qué me salvaste?- pregunto con su tono de voz frio característico.

-Le perdonaste la vida a este pobre lobo desgraciado e infeliz, pudiste haberme matado pero no lo hiciste, era algo que te tenía que devolver-

-Tonto, pudiste quedarte el emblema-

-No habría sido justo, aprovecharme de alguien moribundo es bajo, ¡hasta para mi!-

-Tonto-

-Ja, me alegra que por fin conversemos, ¿soñaste lindo?- Lupo tenia una sonrisa de satisfacción en el rostro mientras que Tigresa no respondió pues seguía mirando al campo, Lupo capto la negativa de ella sobre hablar de sus sueños, había dormido tres días, durante los cuales murmuraba cosas extrañas, incomprensibles, el se moría de curiosidad por saber que, pero era la privacidad de la vida de ella.

-Toma- dijo sacando de entre su capa y armadura el pedazo brillante de tela con el emblema del guerrero.

-Te lo quite para evitar problemas, ten lo de vuelta- Tigresa extendió su mano y levantándose un poco volvió a colocárselo.

-Aunque me lo quites, tendré siempre problemas-

-¿A que te refieres?- ese comentario dejo algo extrañado a Lupo.

-Mi apariencia, siempre término causando problemas por ella-

-Ah, te entiendo, tú eres una Tigre, yo un Lobo, parece que es normal que atraigamos a los problemas, bueno, te dejo descansar, trata de hacerme caso y no te levantes- dicho esto la dejo sola.

"¿Por qué te perdone la vida?, ahora que lo pienso bien, ¿Por qué?, ¿acaso me he ablandado , ¿sentí lastima por ti?, ¿Qué fue?, quizá el destino, de haberte matado yo también habría muerto en aquel enfrentamiento, no estaría aquí, ¿Cuál era tu nombre?, ¿Lupo?, si, era Lupo, vaya lobo mas molesto el que me he encontrado, pero bueno, hacia mucho que no… conversaba con alguien"

Tigresa se incorporo con dificultad, respirar le costaba, le dolía, se puso de pie a pesar de no tener todo su equilibrio, dio unos pasos y se aproximo a la ventana, respiro el fresco aire del campo, se relajo, después de lo sucedido tendría que entrenar mas duro, ser mas fuerte, si ese tal Crane estuvo a punto de matarla, aun no estaba lista, en ese momento escucho como la puerta se abría, dejando ver a un panda vestido con un pantalón tipo short de color negro y una camisa blanca de mangas largas, su ropa hacia juego con su pelaje, Tigresa abrió completamente los ojos dejando ver el color ámbar que rodeaba sus pupilas rojas, su expresión cambio, paso de estar completamente seria a una mas relajada, al parecer, estaba sorprendida de ver a tan extraño ejemplar vivo.

-Veo que ya has despertado, aunque no deberías estar de pie- dijo esbozándole la sonrisa mas grande y cálida que haya visto, demostraba amabilidad y simpatía, una calidez que nunca antes había sentido, no supo que responder, solo se le quedo mirando, perpleja, inmóvil y un poco nerviosa, algo dentro de ella despertaba y se revolvía en su interior, era un sentimiento agradable, sonrió ligeramente.

-Si, gracias por…-

-No hay nada que agradecer, era lo correcto, mi nombre es Po por cierto, te traje tus ropas, ya están limpias- le extendió su camisa y su túnica rojiza además de otros pantalones.

-Te dejare que te cambies, si necesitas algo grita ¡PAAAAANDAAAAA! y vendré de inmediato- Tigresa extrañamente le divirtió tal comentario, no se rio pero no dejo que esa sonrisa diminuta se le borrara del rostro, hacia muchos años que no veía un panda, prácticamente desde que era una niña, ya en aquel entonces les guardaba mucho afecto a tan regordeta y alegre especie, miro sus prendas y comenzó a vestirse, Lupo tenia razón aun tenia que descansar, pero caminar y conocer el lugar no le vendría mal, al estar lista salió de la habitación y pudo apreciar mejor la casa donde se encontraba, hecha de bambú hasta los cimientos, con pisos, paredes y techos de madera recubriendo el interior, el aroma era indescriptible, algo que no había olido en mucho tiempo, camino por el pasillo hasta dar con la sala de estar donde Lupo parecía pelear con su estoque en mano con un ser imaginario sacado de su imaginación aventurera.

-¡Aja, ¿eso es lo mejor que tienes?, en guardia, Ah, Ja, toma!- gritaba con emoción.

-Deberías ponerte a practicar con un oponente de verdad- al escuchar su voz se distrajo y sobresaltado, sin querer, soltó su arma.

-Creí decirte que descansaras- dijo cruzado de brazos fingiendo molestia en su voz.

-¿Por que hacerte caso?-

-Sabes, me gustas mas cuando hablas, pareces menos…- decía burlonamente.

-¿Menos que?-

-Olvídalo-contesto mientras recogía su estoque.

-¿A donde se fue el panda?-

-No se bien, creo que al campo- respondió sin mucho interés, Tigresa vio la puerta se dirigió a ella y salió, Lupo no le tomo importancia, se aseguro de que se había alejado y volvió a empezar a "practicar" con su adversario imaginario.

El pueblo era grande, hermosas casas habían sido construidas, había campos de cultivo, un rio que cruzaba por un lado y alrededor de todo un enorme bosque de bambú, protegiéndolos, ocultándolos, dándoles paz y tranquilidad a la gente, Tigresa se relajo bastante, se sintió aliviada, por primera vez en mucho tiempo podía descansar y dejar de estar alerta todo el tiempo, camino por las calles empedradas, muchos la veían extrañados, como juzgándola, preguntándose que la traía por ahí, ella simplemente los ignoro, había conejos, cerdos, antílopes, gansos y otros mas, no era de extrañarse que miraran con desconfianza a un Tigre paseándose por su aldea.

En lo mas oscuro de las montañas, cubiertas por la nieve y el hielo, el desierto helado se extendía desde las bases hasta la cima, el frio viento congelaba a cualquiera que intentara cruzarlas y aun así, en su profundidad, en lo alto, había cuatro grandes y enormes casas de piedra, alzándose junto a las montañas, como castillos, dentro del mas grande y alto, se llevaba acabo una reunión, las antorchas alumbraban los pasajes, las llamas y el fuego mantenían caliente el lugar, los ahí reunidos prestaban atención, había cientos de lobos, vestidos con elegantes armaduras negras y armados con lanzas, espadas, alabardas, mazos y un arsenal innumerable, los altos techos dejaban ver la enormidad del sitio pues en ellos habían esculturas de oro de dragones mirando hacia la tierra, y el frente de ellos una gran plataforma donde ahora se posaba su líder, un pavorreal de color blanco, vestido con ropas de su mismo color, los lobos comenzaron a aullar recibiendo a su señor entre festejos y gritos de alegría y emoción, pronto el pavorreal los hizo callar.

-Hoy los he reunido, los he llamado ante mi para organizarnos, ¡para fortalecernos y crecer!, durante años la orden del Sol Rojo se ha dedicado a la protección, al resguardo de las mas poderosas armas, de los mas antiguos objetos, delas grandes reliquias del pasado, con un único fin, preservar la paz en el mundo y ¡Aumentar nuestro poder!- los lobos gritaron emocionados.

-Ahora solo nos falta conseguir una ultima cosa, ¡El emblema del Dragón!, pero para ello necesitamos antes arrebatar ¡El emblema del Guerrero!, solo así nos enfrentaremos al que todos llaman el mejor asesino del mundo, ¡Un Dios!, solo así se realizara nuestro destino de grandeza-

-¡EEEEEEHHHHHHHH!- gritaron completamente locos de la emoción y de la ambición, el pavorreal salió de la plataforma tranquilamente, camino un poco hasta toparse con un lobo al cual le faltaba el brazo derecho y el ojo izquierdo, este se arrodillo ante el.

-Mi Lord, mis hombres están listos-

-Espero que esta vez logren su objetivo, no quiero otro fallo como la ultima vez- sonó amenazador, el lobo asintió con la cabeza.

-Esta vez, no tendrá escapatoria, uno de nuestros hombres esta ahora mismo con ella, esta herida y la tomaremos por sorpresa-

-Eso espero, de otra manera, tu cuerpo sin vida servirá para darle de comer a toda la manada-

-Si, Lord Shen-

Tigresa camino atravez del bosque de bambú, siguiendo el rio, escuchando el correr del agua, meditando un poco sobre si misma, hasta que se detuvo frente a un pequeño estanque que atravesaba el rio, ahí encontró un buen lugar para meditar apropiadamente, se subió sobre una de las rocas y se coloco en posición de loto.

"Era una enorme montaña, empinada, alzándose hasta lo alto, como una gran aguja que se clavaba en el cielo, alrededor de ella, había esculpidas grandes imágenes de seres fantásticos, de poderosos Dragones que se enroscaban alrededor de ella, ascendiendo hasta la cima, en la punta había un gran templo, decorado con lámparas de papel que iluminaban su belleza, hecho de madera detallada, con ofrendas y velas, con un aroma tan exquisito que ahí se respiraba la mas grande paz, la punta que une la tierra y el cielo, el lugar donde los dioses bajaron en el pasado, ahí, se encontraban dos felinas, dos Tigres, una pequeña, otra mayor, madre e hija, la pequeña criatura la tomaba de la mano y la mayor la sujetaba con fuerza, miraba al frente con seriedad, pronto apareció una figura envuelta en sombras, su capa negra lo cubría casi en su totalidad, solo su rostro era visible, un Tigre siberiano de pelaje blanco brillante, con una cicatriz cruzándole todo el rostro y una sonrisa, esa sonrisa demente, desquiciada, siempre presente, a la pequeña nunca se le borraría de su mente.

-Espera aquí hija, esto será rápido- soltó su pequeña pata y avanzo, la gatita no sabia que sucedía, ¿Quién era el?, ¿Qué estaba por suceder?, ¿Qué?- los dos felinos quedaron frente a frente.

-Eh vuelto princesa, he vuelto mi reina- dijo burlonamente el tigre, de forma arrogante y orgullosa.

-No soy nadie para ti, ni tu para mi, espero que estés listo, esta vez, no saldrás vivo- dicho esto la felina se coloco en guardia y saco sus filosas garras, el Tigre sonrió aun mas, sus largos colmillos brillaban confundiéndose con el color de su pelaje, el sol se escondía en el horizonte dejando verla luz anaranjada cubriendo la escena.

Ella se lanzo al ataque, dando giros y rápidas vueltas con las garras parecía cortar el mismo aire, el Tigre solo retrocedía evitando cualquier contacto, escapando a cualquier golpe, pero no duro mucho así, ella cambio de repente y apoyando una pierna en el suelo se impulso hacia el frente logrando conectarle una patada que lo mando con fuerza contra una pared de piedra, el estruendo hizo estremecer a la pequeña cría la cual temblaba temiendo por la vida de su madre, la Tigre volteo a ver a su pequeña hija, tan solo se distrajo un momento, eso fue suficiente para el felino siberiano el cual se lanzo con las garras extendidas dispuesto a enterrárselas en el corazón, apenas lo logro esquivar agachándose y evitando el impacto, quedando debajo de el se levanto con los puños en alto conectándole un devastador ataque en el abdomen lanzándolo hacia arriba y dando un brinco se elevo comenzando a golpearlo repetidamente en el aire, el gato no se podía defender, ella lo estaba superando, la pequeña sonrió al ver la fuerza de su madre la cual pronto mando al Tigre contra el suelo de una patada, el golpe fue sonoro, dejo incluso un gran cráter que levanto polvo y tierra, dentro quedo el Tigre sangrante pero extrañamente sonriente.

-mmmpppjajajajajajAJAJAJAJAJAJAJA, ¡¿eso es todo?!- de un brinco se incorporo y se volvió a lanzar sobre ella, la Tigre ya estaba harta, junto ambas palmas, tenso cada uno de sus músculos y de dispuso a lanzar un devastador ataque.

-¡Golpe de Fuego!- el Tigre ensancho esa maldita expresión de locura al verla dispuesta a matarlo.

-¡Daño Inverso!- la Tigre abrió los ojos incrédula y petrificada del miedo, pero ya era tarde el poderoso y mortal golpe dio de lleno en el cuerpo de el, mas no se estremeció ni siquiera lo sintió, quedo de pie frente a ella, la felina sintió como la sangre comenzaba a brotar de su boca, de su nariz, de sus ojos y orejas, sintió sus costillas hacerse polvo y su piel y pelaje quemarse y arder.

-Ma… má…- la pequeña no sabia que pasaba con su madre, unas lagrimas brotaron de sus ojos y cayeron por sus mejillas hasta el suelo.

-Gata estúpida- de un zarpazo termino el trabajo, el cuerpo sin vida de su madre cayo golpeándose contra el suelo.

-¡MAMÁ!- grito presa del pánico, el horror y la tristeza, el felino se agacho y le arranco de los brazos ambos emblemas, el se coloco El Emblema del Dragón felizmente.

-Al fin, por fin ¡ES MIO!-grito triunfal mientras reía a carcajadas sonoras y estrepitosas, de un verdadero asesino, la pequeña corrió a donde estaba el cuerpo de su madre, pudo ver sus ojos vidriosos color ámbar, apagarse, desvanecerse, irse para siempre abandonándola dejándola sola a su suerte, la pequeña abrazo su cuerpo y se mancho de sangre, de la sangre de su madre, comenzó a llorar desconsoladamente mientras repetía "mami, mami, no me dejes mami", el asesino se rio de tal escena.

-Que conmovedor, lamento que hayas visto esto, pero escucha, te tengo una oportunidad- le arrojo uno de los dos emblemas el cual cayo y quedo en el charco de sangre.

-Cuando estés lista para desafiar a un dios, estaré esperándote- dicho esto se marcho, la dejo, desconsolada, destrozada, sola, sola frente aun mundo frio y cruel, la pequeña se aferraba al cuerpo de su madre, no la soltaba, aun sentía su calor, pedía que todo fuera un sueño, una pesadilla y que al despertar ella estuviera ahí, jugando con ella, acompañándola, queriéndola, amándola, pero mientras mas se aferraba mas se daba cuenta que eso era la realidad, había visto morir a su madre; vio el emblema cubierto de sangre, en el suelo, esperándola, a que lo tomara.

"-Este es el emblema del Guerrero-"

"-Una carga muy pesada-"

"-Un camino hecho de cenizas-"

Se soltó, se acerco y lo tomo entre sus patitas, con su pelaje húmedo y cubierto de lágrimas y sangre, lo miro al principio con repulsión, con desprecio, pero después lo vio como un recuerdo, como un regalo o un obsequio, de su madre, después de todo, eso, ese maldito pedazo de tela le permitiría lo único que ahora quería, venganza, vengar a su difunta madre, abrazo con fuerza aquel emblema, sabiendo que ahora su camino estaría hecho de cenizas, residuos de un fuego de rencor y odio"

Abrió los ojos de golpe, tenía su mirada fija en el agua del estanque, se sintió extrañada al revivir aquel trágico recuerdo, acerco sus manos a sus mejillas y pudo sentir como esta estaba húmeda y como algunas lagrimas aun brotaban de sus ojos, sintió una presencia tras de ella, se giro un poco y vio al panda mirándola a sus espaldas.

-Parece que te interrumpí mientras tenias un sueño, disculpa- Tigresa le dio la espalda y se seco las lagrimas antes de que el se diera cuenta, Po se acerco a ella y se sentó a su lado sobre la roca, en pose meditativa y cerrando los ojos, Tigresa lo miro extrañada pero no le tomo importancia y al igual que el volvió a su meditación.

"La pequeña lloraba desconsoladamente debajo de aquel árbol, siendo cubierta por su sombra y solamente acompañada por el viento, en su soledad pudo escuchar algunos pasos sobre la hierba, alguien se acercaba a donde ella estaba, asustada no se movió, aguardo acurrucada bajo el árbol a quien quiera que fuese se marchara o no la viera, el ruido se hacia mas fuerte y parecía estar mas cerca, de pronto escucho como se detuvo, afino su oído y pronto escucho como se sentó en la hierba, escucho la espalda del extraño recargarse sobre el tronco, abrió los ojos pero no vio a nadie a su lado, supuso que estaría del otro lado del árbol recibiendo los rayos del sol mientras que ella prefería ocultarse, comenzó a sentir curiosidad, comenzó a preguntarse ¿Quién era?, ¿Cómo era?, ¿seria bueno con ella?, ó, por en cambio, seria como todos los demás, muchas preguntas mas se escribían en su cabeza y conforme pasaban los minutos la curiosidad aumentaba, comenzó a escuchar como bostezaba y empezaba a roncar, se había quedado dormido, esa fue su oportunidad, se levanto y lentamente rodeo el árbol, asegurándose de no hacer ruido al pisar la hierba, asomo su pequeña cabeza y lo que vio la desconcertó, era una gran bola de pelo color negro y blanco, roncaba tranquila y felizmente con una gran sonrisa en el rostro, Tigresa se aproximo a el y lo miro de cerca, sus pequeñas orejas, sus regordetes brazos y pequeñas piernitas y su enorme y redonda barriga, Tigresa sonrió divertida al ver a tan graciosa criatura, nunca antes había visto a alguien igual, se sentó frente a el mirándolo con suma curiosidad, ¿Cuál seria su nombre?, ¿se asustaría de ella?, su inseguridad se hizo presente y nuevamente se deprimió y sumió en su tristeza y dolor, jugaba con sus patitas y miraba sus pequeñas garras, seguramente lo mejor seria que ella se fuera antes de que despertara, mas estando pensativa no escucho cuando empezó a despertar de su sueño, dio un gran bostezo y froto sus pequeños ojos, Tigresa se quedo inmóvil sin saber que hacer, mirándolo petrificada, el pequeño abrió sus ojos y ella miro sus pupilas color verde, un verde jade brillante y resplandeciente que se clavaron en los de ella y la miraban con intriga.

-Hola- dijo esbozando una sonrisa de amabilidad, Tigresa no supo que responder era el primero que no… que no huía o se asustaba de ella, el pequeño la miraba alegre y sin preocupación alguna, ella seguía incrédula.

-Ho… ola…- respondió tímidamente.

-Dime, ¿Cuáles tu nombre?, el mio es…-

El recuerdo comenzaba a verse borroso y distante, algo le afectaba y no sabia que era, algo lo comenzó a bloquear.

-…el mio es…- comenzó a dolerle la cabeza.

-… el mio es… es… ES…-"

Abrió los ojos y despertó nuevamente frente al estanque, desconcertada y perdida mas su expresión no cambiaba, a pesar de todo, sus emociones estaban bajo completo control, fue quizá por eso que trato de olvidar esos recuerdos, sombras del pasado, cenizas esparcidas en el tiempo, difusas y olvidadas, nada mas que niebla; miro a su lado y no vio al panda, fue cuando se percato que ya estaba oscureciendo, debió haberse ido a su casa, sintió un fuerte dolor en el pecho, esta vez fueron sus heridas, le costaba respirar pues aun sentía esa opresión, le costo levantarse y se tambaleo un poco al estar de pie, aun mareada y débil camino por el bosque de bambú hasta el pueblo siguiendo el rio.

Desde lo alto de aquellos altos tallos de bambú se sujetaba un primate, vigilando atentamente a la felina que caminaba con cierta dificultad, sonrió diabólicamente y la siguió en silencio.

Tigresa pudo escuchar movimientos en el aire, ligeros y suaves pero audibles para su increíble audición, permaneció serena y calmada, avanzando lentamente, no estaba en perfectas condiciones como para luchar, pero si podía defenderse por lo menos lo suficiente, se molesto un poco al saber que su tranquilidad desaparecía, nuevamente tenia que estar alerta.

Pasaron algunos minutos, hasta que el misterioso individuo decidió salir, de un salto y una voltereta cayo justo frente a ella, era un Mono vestido con pantalones cafés, con cinturón y brazaletes de cuero grueso, la miro desafiante y lleno de confianza la encaro.

-Mucho gusto "Muerte Carmesí", no sabe lo difícil que fue seguirle, pero ahora, estamos frente a frente- se puso en guardia a la vez que se levantaba con su cola.

-Te atreves a desafiarme y ni siquiera se el nombre de a quien estoy por matar- se puso en posición de flecha dejando que su túnica se hiciera aun lado descubriendo el brillante emblema, los ojos de el primate se clavaron en el, Tigresa aprovecho su distracción y sin previo aviso se lanzo sobre el, este dio un salto con su cola y evito el golpe, Tigresa cayo en cuatro patas sin saber a donde se había ido, de inmediato sintió dos fuertes patadas en su espalda, salió disparada hacia el frente cayendo y golpeándose contra el suelo, intento levantarse pero sus heridas eran un lastre, cadenas de dolor que le impedían moverse, con mucho esfuerzo se puso de pie solo para ver varias patadas dirigirse a ella, con su palma comenzó a bloquearlas y a retroceder.

-Me llamo Mono, no era difícil de adivinar, pero creo que tienes razón, era necesario saber el nombre… ¡de quien te hará caer!- con su cola se impulso y lanzo una patada con ambas piernas justo en el pecho de Tigresa, el inmenso dolor recorrió su cuerpo entero, pero la furia y la adrenalina corrieron por su sangre e instintivamente lo tomo por las piernas y levantándolo en el aire lo golpeo contra el suelo dejando un cráter de tierra donde se había impactado, aturdida y lastimada retrocedió, sentía como su pecho sangraba nuevamente, la profunda herida se acababa de abrir nuevamente, sintió el liquido caliente y rojo mojar su camisa y su túnica, cayo de rodillas mientras se sujetaba el pecho.

-No deberías bajar la guardia- el mono le acomodo una fuerte patada voladora en el rostro, pero el sintió ms dolor que ella, su cuerpo ahora era mas duro que una piedra, Mono retrocedió mientras sobaba su pierna adolorida, Tigresa se levanto con una mirada llena de fuerza de voluntad.

-Tu eres el que no debería confiarse demasiado- Tigresa lanzo puñetazos rápidos y certeros al rostro, Mono buscaba esquivarlos y bloquearlos con sus antebrazos, sin darse cuenta ella lo estaba acorralando entre los bambús, intento lanzarle una patada a la felina pero un tallo se lo impidió, en su distracción Tigresa le dio un puñetazo en el rostro que hizo que volviera a concentrarse en su combate, pero empezó a perder concentración, los golpes entraban de lleno en su rostro y comenzaba a ponerse nervioso, solo podía ver los puños de ella acercarse y a veces fintarlo distrayéndolo para darle otro golpe en el rostro, Mono quería usar sus piernas pero los tallos del bambú impedían siquiera que pudiera lanzar una patada, se golpeaba contra ellos, de un momento a otro salió disparado y cayo en el suelo sangrando por la nariz y la boca, tenia muchos moretones en el rostro, Tigresa lo miro con cierto enojo, Mono no lo podía creer como era posible que ella herida pudiera mas que el, furioso se levanto de un salto y esta vez midió su entorno, aprovechando los bambús se impulso saltando dispuesto a lanzar una mortal patada al pecho con ambas piernas, Tigresa no le dio otra oportunidad, atrapo sus piernas y girándolo dejándolo con la cabeza bocabajo lo estrello contra el suelo.

-"CRACK"- puedo escucharse como su cuello se rompió al impactarse contra la tierra, sintió como sus músculos se relajaron completamente, no estaba muerto, pero ya no podía pelear, Tigresa soltó su cuerpo dejándolo en el piso, comenzó a sentirse mareada y con nauseas, escupió sangre en el suelo, toco su nariz y se percato de que sangraba, pronto se debilito y cayo herida nuevamente.

Espero les haya gustado, ahora les aviso, probablemente suba capítulos cada semana o cada dos, dependerá de mis tareas y otras responsabilidades, (estudiar ingeniería no es fácil, en la militar, menos), hasta entonces y disculpen que las demás historias hayan sido borradas por unos idiotas que no saben lo que es privacidad, sin otra cosa que decir, los veo luego.

A por cierto si encuentran errores de gramática y ortografía, incluso errores de coherencia, avísenme y los corregiré de inmediato