Hola

Debido a que he tenido en mi mente rondandome esta historia he decidido publicarla junto con la que actualmente escribo, disculpenme por no terminar ese proyecto todavia pero es que cada vez que pensaba como debia seguir se me ocurria cosas de esta si que no quise dejar pasar mas tiempo y traerla para que le den un visto bueno. Tambien deseo que de ser posible me envien mas comentarios, de verdad me gustaria saber sus opiniones.

Como es costumbre pasemos a lo importante, la historia esta vez se desenvuelve en el mundo real, sin shinigamis ni espadas, sin embargo si con mucho trama. Desde luego es lo que digo, ¡¿que mas puede decir el autor sobre su niño?¡. Espero que apesar del titulo algo cursi se tomen el tiempo para leerla detenidamente y luego juzgar si les gusta o no.

Disclaimer: Los personajes de Bleach pertenecen al talentosisimo sensei Tite Kubo, el uso de los personajes es con el fin de contar una historia sin ningun fin de lucro. La historia no es del todo mia pues son cosas que pueden suceder en cualquier momento y a cualuier persona.

Bueno sin mas que comentar les dejo el primer capitulo de la historia titulada

Siempre Tu

Capítulo 1. Un encuentro inesperado

En esa calle normalmente transitada un solitario vehículo circulaba lentamente, en él una joven mujer de cabello negro hacia una búsqueda rápida a su alrededor con la mirada. Repentinamente detuvo su marcha descendiendo del vehículo solo para percatarse que sus temores eran realidad, estaba extraviada.

- ¡Demonios! Ahora también me he quedado incomunicada – mirando que su celular estaba sin batería - ¡Bendita la hora que decidí venir! – guardo su celular entre sus ropas muy molesta golpeando fuertemente con su pie el piso.

Camino unos pasos tratando de orientarse para poder llegar a su destino, pero no reconocía ninguna de esas calles ni tampoco podía decidir por dónde ir.

- ¡Bueno, que remedio! - suspirando - Después de todo tendré que ir al departamento – con resignación giro para regresar a su auto, sin sorprenderse se percató que tres tipos aguardaban frente a él. Un tipo mal encarado que parecía ser el jefe creyéndose todo un galán, pero por mucho el más feo de todos, sentado en la parte delantera del auto jugueteaba en su mano derecha con lo que parecían unas llaves. La chica llego frente a ellos y sin decir nada trato de subir a su auto.

- ¡Que linda muñequita, pero que malos modales! – sin permitirle abrir la puerta - ¿o acaso es que un ratón se comió la lengua de esa hermosa boquita tuya, eh?

- Es simplemente que no me interesa iniciar ninguna conversación con personas como ustedes – dijo muy fría y tajante la pelinegra – así que si me permite tengo que irme.

- ¡vaya, así que la muñequita si tiene modales después de todo! – dijo el sujeto - ¡Déjate de hacerte la interesante y acompáñanos a una fiestecita privada! – sujetándola de la mano la atrajo hacia él con un fuerte jalón al que hizo resistencia.

- ¡Perdón! Pero me temo que no podre aceptar su invitación, lo que sucede es que estoy esperando a una persona, así que voy a poner…

- No creo que vayas a algún lado, vas a ir con nosotros muñequita…. Pero si la persona que esperas es otra muñequita como tu entonces la esperaremos juntos ¿Qué te parece, uh?

- Pues no me parece – se escuchó una voz de tras de ellos haciendo que los maleantes intentaran localizar al entrometido en cuestión, sin embargo aquella persona rápidamente puso a la chica tras de sí - ¡lo siento cariño se me hizo tarde con la limpieza, pero parece que tenderé que sacar un poco más de basura!

- ¿Estás diciendo que la chica está contigo zanahoria? – dijo uno de los tipos.

- No me la creo – dijo otro.

- No tengo que demostrarles nada, pero si creen que me metería con ustedes por una extraña están completamente locos – respondió el chico alto de cabello naranja.

- En cualquier caso, no te iras con mi chica – dijo el jefe.

- Esperaba que dijeras eso, tonto – contesto el chico dándole sus cosas a la muchacha que aún no había salido de su espasmo y en voz baja le dijo – no te preocupes me encargare de esto pronto.

Acto seguido el chico se lazo a los golpes contra los tres sujetos en una batalla bastante desigual, cuando algún maleante lograba atinar uno él daba dos o tres a cada sujeto resultado bastante hábil en esos menesteres. Uno de los sujetos salió huyendo tras la golpiza que estaba recibiendo. En poco tiempo los otros sujetos estaban tirados en el piso quejándose y aunque el chico de cabello naranja se encontraba mallugado había logrado salir airoso.

- Bien eso es todo, sube al auto rápido – se dirigió a la chica notablemente agitado por la pelea pero ella no se movió - ¿Qué te sucede?

- Y... ¿tu?... ¿vienes? – pregunto abrasando fuertemente las cosas del chico.

- Sube al auto y enciéndelo, ahora te alcanzo… - diciendo esto solo volteo para recibir un golpazo proveniente del sujeto que antes había huido en pleno estomago con un bate de beisbol dejándolo completamente a su merced cuando cayó al piso, la chica alcanzo al muchacho que yacía en el piso mientras el maleante ayudaba a incorporarse a sus compinches.

- Escúchame ¿estás bien?, quiero decir si puedes levantarte – dijo la chica muy cerca de él.

- Como…puedes ver… puedo levantarme…. – incorporándose levemente con la ayuda de la chica, hasta ese momento se percató de lo bella que era aunque pequeña de estatura y de frágil aspecto, por unos segundos inhalo su suave aroma y contemplo aquellos lindos labios en contraste con su piel tersa y blanca.

- Bien, porque ya me canse de estos tipos, si puedes seguir con esto encárgate de los dos de la derecha que yo me encargare del de la izquierda, después de todo solo tiene ese gran garrote que no sabe usar – sonrió un poco al levantar su falda más arriba de los muslos rompiéndola un poco con la ayuda de sus dientes para después jalarla y dejar sus bien formadas piernas al descubierto por la ranura hecha. Todo ese tiempo el chico pudo observar cada detalle debido a donde se encontraba, no podía creer que aquella chica no tuviera ningún tipo de inhibición al dejarlo ver tan claramente todo lo que había debajo de su falda incluyendo sus prendas más íntimas claro que en la posición en la que ambos estaban no podía darse tal lujo – ¡Si ya terminaste de mirar el espectáculo levántate y comencemos! – dijo ella sacándolo de sus pensamientos al tiempo que avanzo al encuentro del tipo bajo de estatura y regordete.

El muchacho se incorporó para hacer lo que le había dicho aquella chica, en un unos pocos minutos derribo a sus contrincantes dejándolos inconscientes pues ya estaban demasiado agotados. Se recargo sobre el auto limpiándose la sangre producto de un golpe recibido, respiro con cierta dificultad y enderezándose un poco observo a la chica que a pesar de su aspecto, se movía con mucha agilidad y sin hacer uso de su fuerza propinaba efectivos golpes al último sujeto que quedaba en pie. Era evidente que tenía un entrenamiento avanzado de artes marciales y se reprochó el haber querido jugar al héroe. Finalmente la pelinegra se dirigió donde se encontraba Ichigo revisándolo rápidamente con la mirada y con una ligera sonrisa abrió la puerta empujándolo al interior del auto decidida a abandonar el lugar.

- ¿Puedo preguntar a donde me llevas tan rápidamente?, ¿Acaso te has enamorado de mi a primera vista y me has secuestrado para no perderme, eh? – bromeo el chico aun con rastros de sangre en el rostro y risas entrecortadas por el dolor.

- Deja de decir tonterías, me queda claro que deliras y por eso necesitas atención médica, pero no podemos ir a un hospital, si hiciéramos eso tendríamos que explicar demasiadas cosas y solo nos traería muchos problemas – contesto la chica.

- Si supongo que chicas como tú no deben verse inmiscuidas en pleitos callejeros, ¿no?

- ¿Qué es lo que quieres decir?

- Bueno, tienes el tipo de persona refinada, toda tu lo dice y me pregunte cual sería la razón de que estuvieras en estas calles, es más que pudieras hacer las cosas que hiciste allá atrás.

- No tengo porque dar explicaciones, pero lo que acabo de decir significa que no sería yo quien tendría la mayor parte de los problemas, después de todo hay gente que se encargaría de esto sin que mi nombre se vea inmiscuido, lo que digo es solamente por ti.

- Supongo que tu familia es lo suficientemente poderosa para que lo digas de ese modo.

- Disculpa, no quise sonar demasiado engreída. ¿Cómo te llamas?

- ¿eh?, ¡ah es cierto! después de todo lo que paso ni siquiera sabes mi nombre, auch – tratandose de acomodarse se tocaba el estómago – me llamo Ichigo, Kurosaki Ichigo...Y ¿tu? – mirándola de reojo.

- Kuchiki… Rukia…

- Umm, y ¿A dónde me llevas?, ya salimos del distrito Rukon…

- A si es, vamos al departamento donde vivo en el distrito Bunkyo, en el barrio de Yushima.

- ¿quieres decir a la zona residencial? – visiblemente sorprendido.

- ¿Pensé que al decir que mi familia era muy poderosa lo habrías imaginado? - con una pequeña sonrisa

- Bueno, es que en ese momento solo estaba bromeando. - muy incomodo.

Todo el camino hasta la zona de departamentos exclusivos fue muy silencioso, no se hablaron más, probablemente porque Ichigo no sabía que decirle a la mujer que tenía a lado o porque ella no le dio pie de conversación. Pararon frente a una puerta grande al lado de un edificio blanco, seguramente era el estacionamiento se dijo Ichigo. Rukia saco de su bolso una tarjeta plástica que paso por un escáner y digito unos números, enseguida las puertas se abrieron y una vez dentro dos personas aparecieron abriendo las puertas del auto e ignorando completamente al chico que la acompañaba se dirigieron únicamente a Rukia.

- Bienvenida señorita, la esperábamos más temprano.

- Si, tuve un ligero percance pero nada serio.

- Subimos su equipaje en unos minutos, desea algo más.

- No por ahora, está todo bien.

- Disculpe pero su señor hermano llamo, espera que tan pronto se instale le llame.

- De acuerdo lo hare… - miestras avanzaba tomando en todo momento el brazo del chico.

Subieron en el elevador que solo tenía doce números en el tablero, Rukia inserto nuevamente su tarjeta y digito dos números comenzando su ascenso. Las puertas se abrieron en el departamento 13 y al contrario del recibimiento anterior nadie acudió.

- Pasa por favor – dijo dejando su bolso en una mesita de la entrada.

- Si… - el departamento no era como lo había imaginado, estaba decorado con elegancia al estilo occidental sin ser ostentoso, en él se percibía la personalidad de la chica que acompañaba, misteriosa y un poco salvaje – ¿dónde puedo lavarme?

- Dame un segundo, si gustas siéntate en seguida te alcanzo – le dijo al momento que tomaba el teléfono y marcaba.

- Bien, entonces buscare el baño – dijo comenzando a recorrer el lugar por donde él pensaba que pudiera estar.

Llego a un pasillo amplio con varias puertas a los costados y comenzó a abrir cada una de ellas hasta que encontró lo que buscaba. Abrió el grifo del agua caliente y mojo su rostro varias veces antes de verse al espejo. Al mirarse observo la cortada que tenía sobre la ceja derecha y los moretones en su rosto, a traves del reflejo del espejo observo que a su espalda, recargada sobre el marco de la puerta se encontraba aquella hermosa mujer.

- Veo que encontraste el baño de mi habitación, ¿Verdad? – con los brazos entrecruzados cargando ropa en ellos.

- Yo…. Lo siento… no sabía… - ligeramente nervioso.

- ¡¿Ahora resulta que no puedes hablar? Vaya no pensé que fueras del tipo tímido más bien diría que eres del tipo atrevido, ¿no es así cariño? – diciéndolo con una ligera sonrisa entre líneas.

- Comprendo – tratando de arreglar su alborotado cabello al pasar su mano derecha sobre su cabeza – solo pensé que tendría que hacer algo para llamar tu atención – secándose el rostro con la toalla para manos.

- ¡Vaya que sí! – Rukia trato de tomar la toalla e instintivamente Ichigo retrocedió - ¿Qué sucede?, ¿acaso le tienes miedo a tu secuestradora?

- No… es solo que – comprendiendo que ahora se encontraba en desventaja trato de actuar con la mayor naturalidad posible pero su cuerpo lo impidió, sintió dolor en el estómago y llevo sus manos a esa zona.

- Discúlpame, lo había olvidado – soltando la prendas que llevaba en las manos retiro las manos del muchacho comenzando a tocarlo alrededor de las costillas – tengo un poco de experiencia en este tipo de golpes…uhm… tal vez tienes una o dos costillas rotas – cuando lo miro directamente a la cara pudo ver que el muchacho tenía unos ojos expresivos y encantadoramente seductores de color marrón, no pudo evitar ponerse un poco nerviosa ya que parecían haber penetrado al fondo de los suyos – nada importante, pero eso lo tendrá que decir el médico.

- ¿Medico? - Pregunto el chico saliendo del letargo al cual se había sumergido durante el contacto de las manos de la chica y verse reflejado en esos grandes y hermosos ojos violetas.

- ¿Acaso solo esperabas que te diera las gracias?, de ninguna manera, un Kuchiki siempre es agradecido, antes de que llegue el medico puedes tomar un baño, solo tienes que mover la perilla de la derecha en la tina y en unos minutos saldrá agua caliente, mi hermano es de una compleción similar a la tuya, creo que su ropa te quedara bien.

- Esto no es necesario, yo solo necesito limpiar mi ropa y nada más – dijo señalando su ropa.

- No me importa lo que digas, si no haces lo que digo voy a lastimarte gravemente – dijo muy seria pero al cerrar la puerta comenzó a riese descaradamente.

Ichigo no tuvo más remedio que hacer lo que le habían indicado muy a su pesar pues estaba bastante adolorido, ahora que la adrenalina había dejado de correr por su sangre sentía el dolor de aquel golpe en su estómago al desvestirse pero finalmente desnudo se introdujo en la tina y agradeció estar en ese lugar en aquel momento. Un poco más relajado miro a su alrededor con curiosidad, tomo uno de los pequeños frasquitos que estaban en un costado sobre una sesta y destapándolo percibió la fragancia que todavía se encontraba fresca en su mente haciéndolo recordar los acontecimientos donde esa chica le dejo ver por un momento sus encantos y luego esa manera en la que enfrento al sujeto; no le dejaban la menor duda que ella era alguien muy especial. Tratando de alejar esos pensamientos tapo su rostro con una pequeña toalla húmeda y se dispuso a disfrutar del agradable baño que tomaba sin percatarse que la persona que ocupo sus pensamientos estaba junto a él.

- Creo que te has acostumbrado rápido a esto ¿verdad?

- Pero… ¿Qué haces? – turbado tratando de tapar su desnudez.

- No te preocupes no voy a ver nada, solo vine por tu ropa sucia y a dejarte estas sales que te ayudaran con el dolor disminuyendo un poco la inflamación, además este baño tiene dos puertas, cerraste por donde entraste pero la que da a la alcoba no, ahí te dejare la ropa que debes ponerte, después recuéstate sobre la cama. Debes apurarte porque no tardara el médico que te revisara – haciendo una señal de adiós salió cerrando la puerta por donde había entrado.

Sin darle tiempo a protestar simplemente se fue. Tomando su consejo, Ichigo vacío las sales en la tina, casi de inmediato comenzó a sentir un cosquillo que se fue haciendo más intenso hasta que dejo de sentirse, tal vez aquello era un anestésico. Quince minutos después se encontraba saliendo de la tina dirigiéndose a la alcoba y la mullida cama que tenía enfrente. La habitación estaba poco iluminada, una sola luz sobre la cabecera de la cama le permitía moverse sin tropezar. Llego al costado de la cama y se sentó para después recostarse con un poco de dolor en su costado, estando así sin escuchar nada comenzó a analizar los acontecimientos que lo llevaron ahí, no se arrepentía pero le preocupaba el cómo terminaría aquello. Sin quererlo vino a su mente el momento en que la vio, aquella esbelta y pequeña figura arremetiendo contra el piso en señal de desesperación después de ver algo en su mano, seguramente era un celular pensó en aquel momento; llamo su atención esa manera de moverse como si tratara de encontrar algo entre a las calles delante de ella y la siguió con la mirada observando desde lejos con curiosidad. Antes de que ella se diera cuenta, descubrió a unos sujetos rondando muy cerca y aunque no era de su incumbencia decidió acercarse a una distancia pertinente escuchando el acoso del que ya era presa. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su boca cuando se dijo que aquella chica no era tan indefensa después de todo.

- Kuchiki… Kuchiki… uhm… ¿Dónde he escuchado ese apellido? – pensó cuando fue interrumpido por un ligero toque en la puerta y una voz femenina.

- Voy a pasar y encenderé la luz ¿de acuerdo? – sin esperar a la respuesta entro y tras de ella un chico delgado de gafas, cabello negro y piel blanca cargando un maletín. – Ishida Uryu, es médico y un buen amigo mío que gentilmente accedió a venir para revisarte.

- ¿Medico? ¿Ishida Uryu? – confundido por unos segundos.

- Así es, ¿sucede algo? – respondió Rukia sin entender la reacción de Ichigo.

- No es nada….

- Entonces te voy a revisar si no tienes ningún problema.

- El chico fue examinado cuidadosamente por el joven médico y luego de unos minutos este comento.

- Al parecer solo son unos golpes y no tiene nada roto pero para asegurarse hay que hacer unos estudios, sin embargo como de costumbre las sales de tu familia tienen un efecto muy positivo ante estas lesiones.

- ¿Cómo sabes que fueron las sales?

- Conozco el aroma, además era de esperarse de lo hicieras. La herida de la ceja no requiere sutura así que solo bastara con unos vendoletes para estar bien. Por ahora solo inmovilizare con un vendaje y recomendare reposo. ¿Se quedara? – termino de guardar en su maletín lo que había utilizado y volteo a verla.

- Sí, es demasiado tarde para que vaya a su casa – Respondió sin ver al chico que tuvo la intención de replicar.

- En ese caso, te veré por la mañana para realizarle los estudios, ¿de acuerdo?

- Si, está bien – marchándose enseguida tras del joven médico.

Ichigo por su parte se quedó en estado casi catatónico, sinceramente el hecho de ser tratado como cosa no iba con él, fue ignorado por las personas que hasta hace un momento estuvieron ahí y eso realmente lo enfurecía, se incorporó lentamente todavía adolorido para tomar sus cosas y marcharse, no dudaba que aquella mujer solo tratara de hacer la buena obra del día a sus costillas. Además no tenía necesidad de pasar por aquello, su padre era dueño de una modesta clínica en los suburbios y bien podía atenderlo ahí. Se había quitado la camisa cuando la chica regreso a la habitación entrando sin tocar la puerta.

- Pensé que las personas como tú tenían mejores modales – comento tratando de colocarse su ropa.

- No entiendo que es lo que quieres decir pero ¿Dónde crees que vas? – cuestiono la morena.

- Lo digo por la costumbre de entrar sin tocar las puertas… además ya que han dicho que no es nada grave me voy a casa – colocándose trabajosamente su chaqueta mientras hablaba.

- Supongo que tienes razón – sentándose en la cama cruzando las piernas, nuevamente dejo ver sus encantos pues no se había quitado la prenda rasgada – pero déjame hacerte una pregunta ¿sí?

- Está bien – desviando la mirada pues se dio cuenta de la situación.

- ¿Cómo pretendes regresar a tu casa, uhm?, porque desde mi punto de vista tendrías que caminar mucho y tu estado físico esta…. Un poco… no está bien.

- Si – sonriendo – ese me parece que sería un inconveniente – regresando a la cama miro a la morena directamente a los ojos y le dijo - ¿Por qué haces esto?, tienes extrañas costumbres.

- ¿Dices que traigo a personas extrañas a mi casa? - molesta se levantó al pie de la cama.

- Solo digo que me has traído como si fuera un animal extraviado y no es así – y siguió hasta la cabecera.

- ¡No es de esa forma! – grito Rukia – solo quería ayudarte… - en tono más bajo y melancólico - ¿sabes?, no he conocido a nadie que hiciera lo que tú… el defender a una persona completamente extraña… no cualquiera lo hace. Si de alguna manera te he ofendido… - haciendo una reverencia hacia el muchacho – te ofrezco mis más humildes disculpas, pero por favor quédate por ahora, te prometo que por la mañana hare que te lleven donde quieras ir.

- ¡Bah!, deja de hacer eso – bastante incomodo por la actitud de la chica - Tienes razón no debí tomarlo en esa forma poco considerada, pero no tienes que hacer nada más por mí, solo hice lo que tenía que hacer, solo eso. Además te ayude y tú me has ayudado, ya estamos a mano.

- ¿A mano? Yo creo que no… todavía te falta pagar por el espectáculo visual – acercándose al muchacho que se sonrojo enseguida - y por eso te quedaras quietecito y calladito, ahora traeré un poco del te Kuchiki para que puedas descansar - sonrio antes de salir de la habitación.

- ¡De verdad esta chica es increíble! – pensó Ichigo después de verla salir.

Cuando Rukia regreso con el servicio lo puso sobre la cama frente a Ichigo y luego se dirigió al closet para sacar su ropa de cama.

- Tómalo aún caliente te ayudara mucho para aliviar el dolor – comento teniendo su ropa en las manos y sentándose en una silla cerca de la cama.

- Huele extraño – dijo hurgando con la nariz en la taza.

- Pero sabe mejor de lo que parece, confía en mí – sonriendo un poco al levantarse.

- Rukia, ¿Por qué lo haces?

- ¿Qué?

- Detenerme, no me conoces, soy un extraño que podría hacerte daño – mirando la taza de té.

- En eso tienes razón, pero no creo que seas capaz de hacerme daño… no podrías en tus condiciones y por si no te diste cuenta no soy alguien incapaz de defenderse… - orgullosa por sus respuestas.

- Entiendo – sonriendo un poco miro de reojo a la chica – y ahora mismo tratas de… ¿seducirme?…

- ¿Qué? – mirando su ropa de cama que aunque no era inapropiada era muy sensual.

- De verdad pensé que las niñas como tú eran muy tímidas – siguió con sus comentarios.

- ¿Sí?... y… ¿con cuántas niñas como yo te has topado, umm? – acercándose al chico – si no me equivoco eres menor de lo que pareces, ¿no es así?

- Bueno… tengo la suficiente edad como para que no tengas problema por eso – sin titubear ante la cercanía intimidante de aquellos carnosos labios.

- ¡arrogante!, pero… – rosando levemente los labios del chico siguió a su oído susurrándole sensualmente – eso solo en tus más locos sueños.

- Se retiró de la habitación dejándolo extasiado por su actitud y la cercanía de aquello que por un segundo le pareció un beso. Su corazón palpitaba rápidamente añorando atrapar aquellos furtivos labios entre los suyos pero solo se tendría que conformar con un solo roce, aunque solo fuera por ahora.

Ok, por ahora es todo. Espero que les haya gustado, si es asi por fa comentenlo y si no tambien.

Cuidense un monton y no dejen de seguir leyendo.

Bye, Bye.