Prologo:Comienzo

''Cuenta la leyenda, que hace unos 200 años atrás había un castillo, pero no cualquiera, se decía que en ese lugar era único porque florecían en una gran cantidad rosas azules, de gran tamaño y con un aroma especialmente embriagador, y que en él terreno vivía un joven, que fue encerrado por los deseos de los aldeanos alarmados por las supersticiones que creían que aquel chico era un ser de la oscuridad, un alma corrompida por el mal, un vampiro, gracias a la repentina muerte de sus padres y hermanos de forma misteriosa.

Luego de todos los maltratos y torturas recibidas, fue encerrado en el calabozo el castillo, y desde ese entonces todo fue paz, hasta los varios meses en que los aldeanos más cercanos a aquel lugar escuchaban una voz cantando, algunos juraron encontrarse con la figura de una persona tomar una extraña rosa azul en sus manos.

Desde entonces, cada vez más interesados en esos sucesos, comenzaron a investigar, tomando la arriesgada elección de introducirse en dicho castillo, pero luego de semanas sin aparecer, sus familiares ya asustados buscaron en los alrededores del castillo, y llegaron a un bosque frondoso, casi solitario, donde se visualizaron los cuerpos ya muertos de los hombres.

Fueron examinados y dieron con la conclusión de que ellos, además de poseer torceduras en los omóplatos y gran parte del Tórax, tenían muy poca cantidad de sangre, siendo esa su causa de muerte. El pueblo horrorizado, se traslado a otros terrenos, y los pocos valientes que se quedaron, ya sea por no querer abandonar sus viviendas u otros motivos especiales.

Ya pasado un siglo desde los acontecimientos, un hombre de fortuna compro dicha propiedad, contemplo su mayor misterio, las Rosas Azules, investigo cada detalle de la historia, e impactado por eso, pensó en que podía hacer con ese hermoso lugar, y ya después de una década, fundo el Internado Tamashī, que al paso de los años fue haciéndose más famoso por el publico adinerado, hasta que después se le fue dando la oportunidad a los de clases mas bajas, que recibían una beca para la institución.

Se dice entre los alumnos que si alguna vez una persona llama la atención del alma que habitaba ahí, dejara una rosa azul y, tras eso, desaparecerá, corre los rumores que es que el alma se lleva a dicho humano, otros, piensan que desaparece por casualidades.

Todo, al final, sigue siendo un misterio''

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–¿Tu que crees, Midorikawa?– Vocifero un peliazul luego de haber leído la historia por el computador del mencionado, soltó una leve carcajada al escuchar el casi inaudible bostezo del peliverde.

Se recostó boca abajo en la cama, mientras analizaba aburrido lo narrado -¿Qué yo creo?- Suspiro apoyando su cabeza en la suave almohada –Son tonterías... Es imposible que existan los Vampiros, por Kami, y ni me interesa– Le respondió con un muy leve tono de burla *Vampiros… Ja! Como no...* pensó observando al peliazul apagar el ordenador y acostarse en la litera vecina.

–A mi me ha parecido muy interesante, ¿Quién sabe? Tal vez nos encontremos con uno en el Internado… –Comento Kazemaru evitando el golpe de una almohada –Sabes que son verdad, lo sabes~–Menciono divertido sin dejar de ver la expresión que tenia su mejor amigo –¡No me mires como bicho raro!- Reprendió al peliverde antes de cubrirse con las sabanas para poder descansar, sabiendo que a la mañana siguiente tendrían un día bastante agitado.

–Kazemaru… –Susurro Midorikawa repitiendo la acción del ojiambar, al notar como le miraba decidió hablar –¿Por qué crees en los Vampiros? ¿No es eso una historia para niños?– Le cuestiono sin esperar, tenia esa pregunta desde hace tiempo, desde que noto el extraño gusto de su amigo, el contrario sonrío y se sentó en su cama para responderle.

–Porque… Realmente no tengo idea, pero puedo decir que todo lo sobrenatural es… ¿Cómo te lo explico? Como deberías saber… Un vampiro es, según el folclore de varios países, una criatura que se alimenta de la esencia vital de otros seres vivos, ósea, de la sangre, también se les consideraría como una especie de deidad demoniaca... O eso escuche… ¡Pero no malinterpretes! A mi me gusta principalmente por el misterio que conlleva, las fascinantes historias que se pueden crear con solo un mito, y también solo por el hecho de ser algo inexplicable, maravilloso…–Y siguió susurrando palabras inentendibles para el peliverde, que solo hacia una mueca cómica, su amigo nunca cambiaria.

–Como sea, buenas noches…–Tras decir eso, y ser completamente ignorado por su amigo quien por su opinión estaba en su mundo de fantasía, se quedo dormido, y sin poder evitarlo en su mente se quedo lo hablado con anterioridad *¿Y si es cierto lo dicho por Kazemaru? ¡No! Es que… ¿Cómo? ¡Ya! Ni se que tonterías estoy pensando, mejor, y descansa, Midorikawa, hay que hacer muchas cosas mañana… ¿Ahora estoy hablando en primera persona? Creo que me volveré loco*

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No podía creer lo que estaba viendo en esos momentos, unas miles de preguntas bombardeaban su mente y aun así no les encontraba respuesta alguna… ¿Cómo era posible? Se acerco con pasos pausados hacia el causante de su confusión, la miro con determinación y sin poder evitarlo tomo una entre sus manos, una de sus manos sostenía aquello y la otra acariciaba los suaves pétalos azules que poseían con sumo orgullo, cerró sus ojos por el repentino viento que agitaba sus cabellos ya desordenados.

Siguió caminando por el territorio sin saber por donde ir, solo se encontraba arboles, más otro tipo de vegetación impresionante para su vista, ese lugar era totalmente diferente a lo que conocía, nunca había estado allí.

Ya cansado de caminar se sentó en el tronco de un gran árbol, tomo una buena bocanada de aire y dejo en sus pies la rosa, con una delicadeza inexplicable. Teniendo sus manos libres, ordeno sus cabellos verdosos, para apoyar luego su cabeza por sobre el tronco del dicho árbol volviendo a cerrar sus orbes negras, por un momento se sintió agotado, con pesar entreabrió sus ojos, encontrándose con una figura desconocida, su cuerpo quedo tensado y sus pupilas un poco dilatadas, mientras que su corazón latía con velocidad, como si fuera a salir de su pecho.

¿Q-Quien eres?– Pregunto con sumo nerviosismo, sin despegar su vista de los ojos jades del contrario, no podía articular palabra alguna por más que él quisiera, no escucho con claridad lo que el chico había dicho, pero si vio como dejaba a la vista unos pequeños pero filosos colmillos, que solo ayudaba a aumentar su miedo.

Eso es lo de menos… ¿No crees? Al fin de cuentas a ti no te interesa mi existencia– Susurro con voz suave, de un momento a otro la vista del peliverde se nublaba, froto sus ojos más seguía de la misma manera – ¿Te gusta?– Le pregunto en el mismo tono de antes, señalándole la rosa que estaba posaba encima de sus piernas, solo llego a asentir el contrario –Eso es bueno…– Acaricio su mejilla con descaro, una sonrisa leve se vio dibujada en el rostro del chico aun desconocido para el peliverde, y su vista no estaba a su favor.

¿Qué es este… lugar? –Le cuestiono de forma entrecortada, forzando su visión lo más que pudiese, sin entender el repentino cambio de estado que sufría su cuerpo, quedo unos segundos hipnotizado por el color jade de los ojos de esa persona que llamaba su atención, pero que al mismo tiempo deseaba que se alejara, no tenia un buen presentimiento al tenerle tan cerca.

Ya lo sabrás– Contesto esa voz, manteniendo el mismo contacto en la mejilla del chico, quien solo relajaba sus fracciones y con dificultad tenia los ojos entreabiertos.

Pero…– Su cuerpo comenzó a pesarle, y sus ojos sin evitarlo se iban cerrando, lo ultimo que llego a ver fue la sonrisa llena de cinismo del chico, hasta que no pudo ver nada.

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Despertó con la respiración agitada, quedando sentado en su litera *¿Qué demonios fue eso?* Dijo en su mente, pero al salir de sus pensamientos se encontró con el peliazul caminando de un lado a otro empacando – ¿Qué estas haciendo, Kazemaru?–Le pregunto viendo como paraba de caminar y fruncía el ceño.

– ¿Qué estoy haciendo? ¿¡Pero que tu crees! Deberíamos de haber tenido todo listo… y tú! –Le señalo como si se tratase de un niño pequeño– Estas en cama... ¡Levántate, holgazán!– Luego de haberle lanzado lo primero que encontró, lo que termino siendo un zapato, siguió con su afán de terminar de recoger sus pertenencias–

– ¡Eres un salvaje! Yo solo preguntaba! –Le grito volteando la miraba para ver la hora *7:00 A.M*– ¡Son las 7! –Se levanto lo más rápido que pudo para darse una ducha y cambiarse, agradeciendo en sus adentros al ojiambar por hacer organizado y empacado todo lo suyo, ya le debía una.

Llamaron a un taxi para que les llevara a su destino, cada uno tomaron sus papeles para ingresar al Internado, no podían olvidarlos, se miraron unos segundos y sonrieron alegres de lo que vendrían después, al llegar el taxi cada uno tomo asiento, dejando antes sus cosas en el maletero, Kazemaru no perdió tiempo, y saco un libro para leerlo en el transcurso del viaje, mientras que Midorikawa estaba confundido, ¿Por qué había tenido ese sueño tan extraño? Entre pensamiento tras pensamiento dejo su cabeza en el vidrio de la puerta del auto, sin comprender nada de lo que tenia en mente, pero sin darse cuenta, se quedo dormido, hasta que llegaran a el Internado donde estarían por un buen tiempo.

Y he aquí el comienzo de esta extraña historia, tengo que admitir que todo surgió por una idea un tanto loca, pero al final me decidi por darle una oportunidad y eso. Puede que no sea tan constante con los capítulos, dependerá de mi imaginación, también tenia pensado el hacer un Songfic pero eso quedara pausado hasta que la historia termine, o tenga tiempo.

Se la dedico a violetaotakugirl –que cree que llorare sangre por su fic, pero no! Me entristeceré eso si, pero no llorare xD- a MidorikawaxRyuuji –Te lo dije! Pero no me creíste (¿?)- y EndouKida -Porque yo si cumplo~-