Nota de Autora: Me tomó mucho tiempo pero, finalmente, logré editar todo el FanFic de pies a cabeza. ¡Espero que les guste mi enredada cabeza! Por cierto, Takeru seguirá siendo llamado "TK" por motivos a futuro. Y Tk es el ùnico que le dice "Kari".


Capítulo 01: A Veces Negra, a Veces Color Rosa


—¿Están todos listos? ¡Llegó la hora!

Nos habíamos reunido en el pequeño departamento de Daisuke. Se le veía eufórico, gritando con alegría haciendo relucir en plena oscuridad los googles que había heredado de mi hermano. Agitando sus manos jocosamente, lucha por encender la luz de su domicilio mientras que, los que estábamos afuera, no podíamos evitar hacer dudosas especulaciones sobre su plan. Tk y yo intercambiábamos miradas llenas de inseguridad. Sabíamos que los planes de Daisuke no siempre eran del agrado de todos, pero aun así somos sus amigos. Miyako apretaba fuertemente la mano de Ken e Iori. Sus lentes se resbalaban de su nariz, pero tanto temor tiene que no piensa soltarse para arreglarlos.

Desde hace varias semanas, Ken estaba que trataba de hacer desistir a Daisuke sobre su espléndida idea, diciéndolo de manera sarcástica claro. Decía tener algo grande para cuando termináramos todos Primaria. Obvio, Miyako ya se encontraba en primero de secundaria y es de esperarse que le hiciéramos algún tipo de celebración. Se la hicimos hace un año exactamente y lo pasamos de maravilla. Había sido aceptada en una prestigiosa escuela y no iba a poder ir con nosotros a la pública de Odaiba. Ken había estado tratando de entrar por sus notas, ya que ninguno de nosotros cuatro iba a poder. Al final fue aceptado en una privada de Tamachi, cerca de su casa. Por el otro lado, Iori aún iba a seguir en primaria, pero iba a ir a estudiar fuera. En conclusión, todos nos íbamos a separar y solo quedaríamos Daisuke, Tk y yo en la misma escuela secundaria.

Estando nerviosa, al igual que los demás, no pude evitar tragar saliva cuando me percaté que Daisuke había logrado hallar la luz. Volteó lentamente, sonriendo de esquina a esquina.

—¡Adelante! Podemos quedarnos hasta la hora que queramos, ¡todos están de viaje! Incluyendo a la pesada de Jun.

Los cinco nos quedamos afuera, meditando si era una buena idea. Observándonos cautelosamente, el autoproclamado fan número uno de mi hermano vuelve a dirigirnos la palabra.

—No me digan… ¿tienen miedo?

El primero en reaccionar fue Tk.

—No es eso, Davis… es solo que… ¿no crees que somos muy jóvenes para eso?

—¡Nadie se va a enterar, Tk! No seas aguafiestas—con eso dicho, se aleja del marco de la puerta de metal y se interpone entre mi mejor amigo y yo, para ponerle una mano en el hombro—Vamos.

—N-No lo sé… la mayoría de nosotros tiene doce… ¿si nos hace daño?—me atreví a preguntar.

—¡Para eso están las vacaciones!—me respondió con un tono despreocupado con la misma sonrisa esbozada en su rostro—¿Qué podría salir mal, Hikari?

—Lo único que puedo decir es que no me hago responsable de lo que pase—a Miyako le salió la voz temblorosa, provocando que sus tembladeras corporales hicieran mover a Ken e Iori sus manos—Puede ser que sea la mayor… p-pero aún así no me hago responsables de ustedes… quizás solo de Iori.

—De todas maneras me iban a recoger temprano por mi vuelo—agrega él de manera melancólica—Así que no iba a poder verlos pasarse de la raya.

Irse tan lejos… lo íbamos a extrañar. Y mucho. Por lo menos yo sí.

—¿Qué insinúas, Iori? Decir que nos vamos a pasar de la raya… ¡ya casi somos adultos responsables! Ten algo más de confianza en nosotros—Daisuke empezó a reír, intentando contagiar su alegría, lo cual no dio resultados. Lo observaba en el pesado ambiente.

—¿Doce es casi ser un adulto responsable? Ninguno de nosotros ha cumplido trece todavía, solo Miyako. Aún nos falta un año—Ken había hablado, rompiendo la risa de Daisuke—Sé lo que planeas, después de todo me hiciste cooperar, pero debes de saber que estoy en desacuerdo.

—Lo sé, Ichijouji—Daisuke se aleja de Tk, abriéndose paso hacia Ken—Ahora, si fueran tan amables de dejar sus quejas e inseguridades aquí afuera se los agradecería mucho. Adéntrense a un mundo nunca antes visto.

—Tú tampoco lo has visto—noté que Miyako estaba empezando a cansarse del tema.

—Por eso mismo, ¡hay que adentrarnos todos juntos! Celebremos por terminar primaria, para desearle suerte a Iori en sus estudios en el extranjero y tu gran éxito en secundaria, Miyako—observé que ella se puso completamente roja por ello. Sabía que nunca podría olvidar el amor platónico que sentía hacia Daisuke al principio, para al final darse cuenta que era pura amistad y que realmente sentía algo por Ken—Así que… pasen, pasen.

—Está demente—dice Miyako en un suspiro mientras observa a Daisuke adentrarse a su departamento—No nos queda otra… igual, después de todo nos podemos rehusar.

—¿Y verlo solo a él entrar en ese estado?—le formulaba una pregunta Iori.

Tuve que contenerme la risa, cubriéndome la boca con ambas manos. Tk lo notó y comprendió la razón. Si Daisuke se pusiera como dice Iori, sería algo realmente espectacular de ver. Nunca lo olvidaríamos y cuando nos veamos dentro de unos años sería «Oye, ¿te acuerdas cuando Davis…?»...«¡Sí, sí! Cómo no olvidarlo, jajaja»

—En ese caso lo mejor sería entrar para que no haga alguna idiotez—sigue hablando Miyako, finalmente logrando separar ambas manos de la firmeza de Ken y la delicadeza de Iori, arreglando sus lentes—Pero si algo grave llega a pasar, no se enojen cuando les grite en la cara: ¡bingo, yo les dije!

Asintiendo, todos nos preparamos mentalmente para entrar al hogar de Daisuke Motomiya. Estaba ordenado, lo cual me sorprendió, ya que llevaba viviendo solo tres días debido al viaje familiar que no deseó asistir y creí que la basura ya abundaría en su domicilio. De todas formas, seguimos nuestro recorrido por el pequeño corredor hasta llegar a la sala, la cual no tenía sillones, si no unos cojines en la alfombra central y una mesa pequeña llena de entradas estilo comida chatarra.

Al ver algo de pocky, no pude evitar emocionarme. Era uno de mis pocos dulces favoritos y había miles de ellos. El pequeño palillo cubierto ligeramente de chocolate parecía estarme rogando que me sentara y lo cogiera para sentir su exquisito sabor. Pero no, no debo de hacerlo… algo sucedía. Todos miraban un pequeño carrito de madera, usado para botellas, y este se encontraba lleno de…

—¿Alcohol?

De casualidad solté mi pensamiento en voz alta. Tk se acercó a Daisuke, mirándolo seriamente, pero aun así se notaba que no sabía con qué palabras expresarse. Miyako se me acercó y me murmuró en la oreja izquierda.

—Creo que sí. Sabía que no era una buena idea.

Ken notó que Tk necesitaba algo de apoyo por si Daisuke no comprendía la situación, y decidió apoyarlo empezando a hablar sobre su «fantástica idea de fin de primaria».

—Daisuke… lo que está ahí atrás… ¿es lo que creo que es?

—Y de los más finos—se le escuchaba orgulloso, presumiendo una botella de tequila—No entiendo el porqué de sus caras, si ya saben perfectamente lo que íbamos a hacer. Y tú, Ichijouji… ¡me acompañaste a comprar!

—¡Solo fui contigo al supermercado y compramos las cosas que están en la mesa! ¿En qué momento metiste eso?

Lo único que podía hacer ahora Daisuke era sentirse orgulloso de haber engañado a Ken. Logré ver como levantaba el pecho en señal de satisfacción tras haberlo superado en algo.

—¡Pensamos que lo decías en broma, no que realmente lo harías!—Miyako había estallado a mi lado, haciendo que me cubriera ambas orejas.

—Davis, mira—Tk seguía atorado con sus palabras—No es una buena idea, ¿de acuerdo? Somos muy chicos aún.

—Ya te dije que no seas aguafiestas, Tk. Igual, ¿alguna vez no hay querido transgredir las reglas?—al parecer Daisuke iba a empezar uno de sus motivadores discursos, que de alguna u otra manera, siempre nos convencen—Quizás nunca más nos volvamos a ver. Todos nos estamos separando y este tipo de cosas no vuelvan a ocurrir. Iori se va a estudiar a algún país de Europa…"

—A España" lo veo corregir.

—Sí, si… come muchos crepes…—respondía de malagana nuestro líder innato, obviamente malhumorado ahora por haber sido interrumpido.

—En realidad… creo que hubiera sido mejor que dijeras alguna otra cosa, pero bueno.

—Como decía…—intentaba proseguir evidentemente—Iori se va a estudiar a España, Ken va a estudiar en una de las escuelas secundarias de Tamachi, Miyako entró a la más prestigiosa escuela de Odaiba y Hikari, Tk y yo a la pública. Por cierto, Miyako, mándale saludos a Taichi y los demás cuando los veas. Estas separaciones causará que ya no nos podamos reunir…

—No es tan prestigiosa como dices, no exageres… es solo privada—aquello había causado que Miyako se sonroje levemente por el halago. Logré observar que Ken no se sentía tan cómodo con ello.

—…bueno, el punto es que no nos vamos a poder reunir y eso significa no poder emborracharnos todos juntos, ¡entonces pensé que este sería el mejor momento! No sean así de malos… esta puede ser nuestra última reunión.

La melancolía y tristeza absorbía a todos. Daisuke lo había logrado. Gracias, Daisuke Motomiya. Cuando llegue a casa apestando a alcohol mi hermano intentará meterme en un convento y hacerte mil pedacitos con la mirada.

Sosteniendo ahora algo de jugo de naranja y colocándolo al centro de la mesa alrededor de la comida chatarra, nos sonríe.

—Siéntense.

Rápidamente obedecimos, como perritos entrenados, y nos encontrábamos en silencio, meditando sus palabras. Tk se encontraba a mi lado y acababa de quitarse el gorro. Tenía un cabello rebelde y me urgía arreglárselo. Me serví algo de agua que se encontraba en una jarra a un vasito rojo de plástico y sumergí un par de dedos en ella. Luego, estiré mi mano y la pasé encima, intentando ponerlo en su lugar.

—¿Qué pasa? ¿Tenía algo en la cabeza?—me pregunta mi amigo, mirándome con unos grandes ojos azules—¿O simplemente te dieron ganas de sobarme la cabeza?

—Tenías un cabello rebelde y me daban tantas ganas de arreglarlo. Debe de ser la frustración de siempre ver a mi hermano así y no poder hacer nada—le repliqué feliz, tras terminar mi épica misión.

—Ustedes dos… parecen una pareja—molestó Miyako. Luego, con voz aguda agregó—Oh, querido~, déjame arreglarte el cabello.

Los cuatro, incluyendo a Ken e Iori, ya que Davis se encontraba sacando más cosas, la mirábamos escépticos. De ahí, se contestó a sí misma con voz grave.

—No, amor~, no enfrente de todos...—luego cambió a una más dulce—Ay, pero querido~ ¿Qué hay de malo? ... Las miradas, amor~ ... Ay no seas así, que no te de vergüenza~—y sin darse cuenta, estaba que le sobaba la cabeza a Ken a ojo cerrado, al terminar su diminuto monólogo.

Ken se encontraba sorprendido y logré ver que su piel se tornaba un bajo tono color escarlata.

—Miyako… tu mano.

—¿Huh?—fue en ese momento que mi mejor amiga lo notó—¡L-lo siento!

Desde ese momento, el silencio reinó en la mesa. Tk y yo simplemente nos mirábamos, sin comprender la razón por la cual toda la vida nos han fastidiado por ello. Solo somos mejores amigos. Claro, admito haber salido a solas con él a veces, pero lo nuestro no iba más a que una simple amistad. Miyako siempre me comenta de que Tk parece querer algo conmigo y que lo ha intentado y lo he rechazado. No me he dado cuenta.

¿Será porque aún soy ingenua en el amor?

En eso, me percato que Tk abre su celular, marcando un número que desconocía. Mi miraba deseaba entrometerse, mas me costaba descifrar el nombre que componían dichos kanjis. Su rostro se tornó algo sombrío al ver que no había respuesta, para al final suspirar de alivio cuando le contestaron. Decidí no prestar atención, creyendo que se trataba de algo serio. Sin embargo, mi curiosidad se hacía cada vez más grande. De alguna manera, mis oídos terminaron dando con otra conversación en la pequeña mesa.

—¿Cómo te va con ella?—Miyako se encontraba interrogando a Iori—¿Acabó en buenos términos?

—La verdad... digamos que acabó en una catástrofe... no le agradaba la idea de que me vaya fuera. Aunque la entiendo, una relación a distancia es muy delicado de manejar—contestó él.

Cierto. Iori tiene una enamorada, se me había ido de la cabeza. No la conozco personalmente pero, sé que la brecha de edad es algo grande. Aunque como dicen, para el amor no existe la edad.

—Miyako, no me digas que vas a...—antes de que Ken pudiese terminar su oración, la chica de cabello lavanda sacó con furia su celular—¡Miyako!

—¡Se las va a ver conmigo! ¡Juro que se las va a ver!—gritaba mientras movía a diestra y siniestra sus brazos.

—¿Qué está pasando?—Tk se acopló a la conversación luego de cortar la suya.

—Algo sobre la enamorada de Iori—le comenté.

—Bueno, llegó la hora de celebrar a lo grande—se interpuso Daisuke entré nosotros dos, colocando más vasos, algunas gaseosas y más jugo de naranja al igual que de arándano—¡A tomar!

Como nunca, amé la inesperada aparición de Daisuke, calmando la tormenta.


A Iori ya lo habían recogido. Eran casi las doce. Miyako parecía estar entrando a la embriaguez, tambaleándose un poco sentada de izquierda a derecha, con las mejillas completamente rosadas. Ken también se encontraba un poco mal, lo notaba. Ambos sostenían vasos rojitos, llenos de ron con Coca-cola si no me equivoco.

—¿Sabes, Ken?—decía en tono gracioso mi amiga de cabellos lavanda—Creo que me gustas. No lo sé, Me siento... diferente al estar contigo. ¡No me hagas caso, debe ser esta cosa que me ha puesto algo loca!

Al finalizar empezó a reír, así que no sabía si tomarla en serio o no. Al parecer Ken estaba igual.

—¿Gracias?—intentaba mantener la compostura, algo aturdido sin saber qué contestar con exactitud.

—¿M-me estás rechazando?—sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Era comprensible. Aún somos niños.

—E-Espera…—los ojos de Ken parecían emitir alegría e ilusión—No vas a olvidar esto mañana en la mañana, ¿no? ¿Estás segura de lo que estás diciendo?

—¡¿Acaso dudas del corazón y los sentimientos puros de una chica?!

—Miyako...—sonriendo con ternura, Ken se le acercó un poco más.

Intenté dejarlos solos en la mesa y me levanté. Era la única que no había tomado nada, solo probado. No me llego a gustar nada. Por otro lado. Tk y Daisuke se habían puesto a jugar videojuegos en el televisor, completamente ebrios. No se les podía entender muy bien, pero preferí ir con ellos. Debo de dar privacidad.

—Oye, Kari. Te veo bien, ah—me dice Daisuke, su aliento apestando a todo lo que había consumido—Si sigues comiendo solo pocky vas a engordar.

Me sonrojé debido a la verdad que me acababa de decir.

—He estado tomando también jugo de naranja.

—No corrompas a Kari, Daisuke. ¡Ella es buena!—seguía con el control Tk, moviéndolo violentamente—Además, si Taichi se entera nos matará a todos.

—¿Taichi? No se atrevería a matar a su cuñado—presumía Daisuke, causando que Tk explotara en risa.

Lo único que pude hacer fue suspirar resignada y pararme para ir al baño creyendo ahí encontrar algo de paz y tranquilidad. Después de todo, sentìa que muy pronto algo romántico sucedería entre Miyako y Ken, cosa que no deseaba presenciar. Al fondo, podía escuchar aún lo que hablaban.

—¿Cuñado? Que adelantado Daisuke, pero todos saben que va a pasar por mi primero, soy el mejor amigo.

—¿Aprovechando de tu posición? No lo veía en ti—seguía riéndose Daisuke—¿Y de ahí? ¿Me la darías a mi?

—Que no se te suba el título de cuñado.

—Después de todo, miles de chicas se morían por ti en primaria. Dudo que en secundaria la cosa sea diferente, hasta podrías tener un club de fans hecho por las porristas del club de baloncesto.

Me encerré en el baño, ignorando las voces del exterior. Me repetía que estaban completamente mal, que no pretendían decir esas cosas, pero aún así me quedaba la incertidumbre.

¿Acaso eso piensan sobre mi? ¿Solo me ven como la eterna mejor amiga que eventualmente terminaría entrando en una relación con alguno de ellos dos y sería abandonada para ir con el otro?

No lo sé. Solo deseo irme, pero ya es tarde y mi hermano no me puede recoger hasta que termine su fiesta. Al parecer la vida en secundaria es completamente diferente.

Fiestas. Fiestas. Fiestas.

Por un instante, me pareció escuchar que las voces se apagaban para que luego emanaran risas. De ahí otra vez el silencio. Por alguna razón, la furia se apoderó de mí. Podía demostrarles que no soy tan buena, que sí puedo ser rebelde a veces.

Se los demostraré.

Abrí la puerta con furia, ignorando a una dormida Miyako abrazando a Ken, y me senté para tomar velozmente mi vaso de jugo de naranja que había dejado atrás. Daisuke y Tk habían dejado de jugar y se reían solos, mirándose. En eso, al observar mi rostro, Daisuke habló.

—¿Quieres tomar algo más?—con eso dicho, me extiende tambaleando un vaso de Coca-cola.

Evidentemente seguía mal. Sin preguntar, lo sostuve y lo tomé de un golpe.

Tk seguía riéndose. Por alguna razón, su risa me cansaba más de lo normal y sentía como todos mis sentidos se mezclaban ocasionando una sustancia extraña en mi cuerpo. La furia aumentaba en mi cada vez más rápido y mi capacidad de pensar parecía estar nula.

—¿De qué te ríes, rubio?—balbuceé. Intenté levantarme, pero fracasé miserablemente.

—Vaya, al parecer a Hikari le hace efecto muy rápido—seguía Daisuke, repentinamente abrazando a Tk como si fueran los mejor amigos del mundo—No puedo creer que haya funcionado. Primero el jugo de naranja con algo de vodka y luego ron con Coca-cola.

—Te dije que era inocente—habló Tk, burlándose nuevamente de mi—Era obvio que iba a caer.

—¡Esto sí que está bueno! Taichi nunca se enterará. Caerá rápido en el sueño, como ellos dos—señaló a Ken y a Miyako.

—Sí y Kari no se acordará de nada. Esta vez no hay Taichi para decir, «¡Hermano! ¡Hermano!»—se había puesto a hacer una imitación mía.

—¡Deja de burlarte!—llegué a gritar.

—¿Pero sí o no que es cierto? Dependes siempre de tu hermano, pequeña Kari—seguía Tk. Me daban ganas de matarlo con solo la mirada. Al estilo que imaginaba que mi hermano mataría a Daisuke.

—¡No es cierto! Yo puedo cuidarme sola.

—Siempre dependes de alguien. Además de ser la niña que tiene algún tipo de imán hacia la oscuridad. Es como si cargaras un letrero diciendo que te lleven.

—¡No es gracioso! Eres un estúpido—al escuchar que lo insulté, se levantó algo molesto—¡Nadie nunca te pide que me salves, yo podría salir sola!

—¿Entonces por qué gritas mi nombre siempre si no quieres que vaya?

—¡No es el único, también pido por mi hermano y Gatomon!—lágrimas salían de mis ojos.

Esta discusión no estaba llevando a nada. Cada vez nos gritábamos más, nos peleábamos más… Daisuke no hacía nada más que observar en silencio, viendo cómo muestra amistad se rompía cada vez más y más, diciendo las cosas que siempre nos parecían insoportables de cada uno.

—No sabes hacer absolutamente nada. Lo único que haces es sufrir, enfermarte, ser secuestrada por la oscuridad y depender de los demás. Necesito vacaciones, Kari.

Sin necesidad de pensarlo, le propicié una bofetada que ni yo vi venir, menos él.

No dude ni un solo instante. No entendía que le sucedía ¿el alcohol afecta tanto a las personas? El punto es que, aun estando algo picada, salí corriendo de la casa de Daisuke, anhelando llegar a mi casa sana y salva, corriendo por las iluminadas y solitarias calles de Odaiba siendo ya casi algo más que las dos de la mañana.

Nunca me hubiera imaginado que a partir de ese momento, mi amistad con Tk se rompería y no hablaríamos por más de tres años… hasta llegar a cuarto de secundaria, donde las cosas cambiaron por completo. Como dicen, así es la vida… a veces negra… a veces color rosa.