Hola, este es mi primer fanfic, espero que les guste. - Ah, y claro que todos los personajes son propiedad de JK Rowling!

/ · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · / · /

I. Sueños.

Por la ventana se colaban los tímidos rayos de la mañana, que iluminaban la caldeada habitación, mientras por el vidrio se veía la nieve resplandecer, cayendo uniformemente en pequeños copos y llenando de blanco el suelo y los árboles, embargando de paz y tranquilidad la vista. Sin embargo, no había nadie que observara aquel hermoso paisaje, pues en el interior del cuarto solo había dos personas, demasiado concentradas en ellas mismas como para ver otra cosa…

Al rededor de la cama sin hacer podía verse la ropa tirada, aún tibia, y sobre las sábanas estaban sentados los dos enamorados, él le acariciaba tiernamente la mejilla con los dedos y la miraba embargado de emoción, estaba a escasos centímetros de su cara y los ojos le brillaban al contemplarla.

-¿Estás segura de esto, Hermione?

-Por supuesto que sí, y lo sabes –respondió ella también en voz baja y sonriéndole ruborizada-. Lo estoy desde hace mucho tiempo…

En ese momento enredó sus dedos en su cabello pelirrojo, atrayéndolo hacia sí, y se fundieron en un delicado pero sensual beso que lo dejó sin aliento, con las orejas ardiendo y el corazón palpitando desbocado. A continuación, abrazándola con cuidado, la recostó sobre la cama y él se echó a un lado, quedando los dos de frente; la observó detenidamente y sin prisa, saboreando cada parte de ella que tanto amaba, recorriendo con sus dedos sus brazos, la curva de su cintura, sus delgadas y suaves caderas, mientras ella cerraba los ojos y se estremecía a cada contacto de él.

-Ay, Ron… -gimió con voz dulce.

Entonces lo besó con pasión y largamente, erizando cada vello de su cuerpo ante la sensación de su boca húmeda, y él poco a poco se puso sobre ella, deteniéndose con los antebrazos. Sintiendo en su abdomen el vientre liso y suave de Hermione, caliente y apretado como el de él mismo, gimió de placer, de alegría, de ganas contenidas que hacía mucho tiempo estaban en su corazón, mientras ella enredaba sus piernas a la de él, haciéndole olvidar cualquier otro pensamiento que no fuera ella.

No podría saber con exactitud cuánto tiempo pasaron así, besándose, acariciándose, sintiéndose, hasta que Hermione le dijo entrecortadamente:

-Ya lo esperaba desde el autobús¿por qué tardas tanto?

Ron abrió mucho los ojos y sólo atinó a sonreírle nerviosamente

-Yo también lo esperaba –susurró por fin-, pero ya no habrá más esperas ni demoras…

Muy lentamente separó sus piernas con la suya, con todos los sentidos a flor de piel, y en el preciso momento en que se preparaba para entregarse a ella en cuerpo y alma, cerró los ojos y un destello lo aturdió, seguido de un retumbar ensordecedor que le hizo abrirlos de repente sólo para encontrar oscuridad y un repiquetear vagamente familiar…

-¿Pero qué demo…? –se interrumpió al comprender lentamente lo que pasaba. Estaba en la habitación que compartía con Harry, el cual estaba a su lado, en la cama a la izquierda, durmiendo profundamente sin que lo molestaran ni los truenos ni la lluvia. Porque a él sí que lo habían molestado, lo habían sacado de un sueño maravilloso, que todavía rondaba en su cabeza y le hizo enrojecer hasta la coronilla, al recordar la piel suave de Hermione y su cuerpo desnudo; se incorporó de golpe y viendo el bulto en su entrepierna, comprobó que había sido un sueño muy vívido, y que esa reacción era la prueba de ello.

Se levantó de la cama a regañadientes y se puso la bata, diciéndose a sí mismo que lo mejor para esos casos era el agua fría de lluvia y el dejar de pensar en todas esas imágenes que habían sido realidad para él hasta hace poco. Se dirigió silenciosamente a la puerta, y cuando giró el picaporte Harry le preguntó con voz soñolienta a dónde iba, a lo que Ron respondió titubeante que se durmiera, que no tardaba. Afortunadamente su amigo volvió a dormirse sin protestar, seguramente lo había tomado por un sueño, y qué bueno fue pues habría sido bastante humillante que lo viera en ese estado, sin control de su propio cuerpo.

Salió de la habitación y pasó de puntillas por la puerta de al lado, donde dormía Hermione, llegó al final del pasillo y bajó las escaleras al patio, donde el agua helada le aclaró la mente y le ayudó a resolver su otro problema (aquél situada más abajo…). Con la lluvia cayendo por sus hombros y espalda, con la cabeza baja, sintió un inquietante remordimiento: era injusto que su amiga (porque eso eran, por más que él deseara otra cosa) se tuviera que desnudar sólo porque él lo quería… por nada del mundo lo habría pensado despierto, pero en un sueño esas cosas no se podían controlar… además, él también había estado desnudo, pero era lo mas normal¿no? Iban a hacer… lo.

Ante este pensamiento, negó con la cabeza y respiró hondo. No puedo pensar eso de ella¿pero qué me pasa? Todo es culpa de ese maldito viaje en el autobús mágico… Y era verdad, los sueños como el que acababa de ocurrir y las indeseables reacciones de su cuerpo habían empezado una semana atrás, cuando habían ido por Harry a Privet Drive.

Aterido de frío y con desazón, regresó lentamente y cuando iba a mitad del pasillo casi se cae al ver que Hermione había prendido la luz de su habitación. Regresó corriendo y en completo silencio a su propio cuarto y puso el seguro a la puerta, no fuera a ser que ella quisiera echarles un vistazo …