Mi primer año

Capítulo 1: ¿Hermanos o...?

Dios santo, como odio todo esto... Tener que pasar "a través de las paredes", tomar un tren que me llevará a no sé dónde, no conozco a nadie... No, esto no podría ser peor.

Ow...

Traté fallidamente de llevar mis cosas hasta el tren. Pensé en llamar a mis padres y volver a casa, pero me senté en las maletas y puse mi cara entre mis manos.

Diablos. Dije en voz baja.

Hola. ¿Necesitas ayuda?. Miré al chico que me había hablado.

Mmmh... Claro... Gracias. Le dije mirándolo a los ojos, atrapada en ellos.

Me ayudó a llevar mis cosas hasta un vagón vacío. Allí le di las gracias y me acomodé. Él se fue.

Me senté y miraba con desgana por la ventana cuando aparecieron tres chicos. Uno rubio con ojos grises, y otros dos petizos y algo gorditos que tenían una tremenda cara de tontos. Los miré sin decir ni una palabra y volví a mirar por la ventana. Los tres chicos acomodaron sus cosas y el rubio se sentó a mi lado, mientras que los otros dos se sentaban enfrente.

¿Han visto a Potter?. Preguntó el rubio.

No Draco. Debe estar con sus tontos amiguitos, el pobre y la sangre sucia. Respondió uno de los otros dos.

Mmmh... No sería raro. Como odio a ese Potter...

¿Y esta vez qué te ha hecho, Draco?. Preguntaron.

Nada, simplemente lo odio. Es tan... Potter. Dijo como si estuviera pronunciando el nombre de alguna asquerosidad.

Hey Draco, acércate.

El rubio se acercó a sus dos amigotes y le susurraron algo. Luego volvió a su lugar.

¿Cómo te llamas?.

¿Quién se creía? No pensaba responderle.

Oye niña, te estoy hablando a ti.

Vuelve a decirme niña y juro que tu lindo rostro quedará irreconocible. Le respondí de mala manera.

Entonces respóndeme, maldita sea. Me tomó fuertemente por el brazo, girándome hacia él.

¡Me estás haciendo daño! Le reclamé e intenté golpearlo, pero me detuvo.

Respóndeme dulzura, y prometo no volver a tocarte.

Soy Silvana.

¿Silvana cuánto?

Eso no te interesa.

Dime o no te soltaré. Lo miré fulminándolo con la mirada.

Silvana Malfoy. ¿Contento?. No me fastidies más. Le dije soltándome.

¿M... Malfoy?. Repitió.

Sí. ¿Es que no escuchas bien?

Tienes el mismo apellido que yo.

¿Estás jugando o qué?

No. Sacó el documento de su bolsillo trasero. – Mira. Me lo mostró. Leí claramente "Draco Malfoy".

No lo puedo creer...

Yo menos.

No, no lo del apellido, sino, el que quizás tenga un pariente tan odioso y detestable como tú.

¿Yo solo? No eres ningún caramelo, para que sepas.

Eso es problema mío, y ya no fastidies.

No hablamos en todo el trayecto. Unos minutos antes de llegar, una chica de cabello enrulado castaño, pasó a avisar que tendría que cambiarme.

Oh, miren quién está aquí, nuestra gran amiga la sangre sucia. Dijo Draco.

No molestes Malfoy, no quiero meterme en problemas antes de llegar.

¿Sangre sucia?

Sí, no te juntes con ella Silvana... A menos que también seas sangre sucia, pero siendo una Malfoy, no lo creo así.

¿Es tu hermana?. Preguntó la chica.

No. Es mi prima. Dijo él.

Espero que no sea como tú.

Soy peor. ¿Dónde me cambio?. Pregunté.

Ven, yo te llevo. Dijo ella.

Salimos del vagón y me guió hasta uno que estaba vacío.

¿Eres pariente de Malfoy?

No que yo esté enterada, pero por alguna extraña razón tengo el mismo apellido que ese idiota.

Así que crees que es un idiota... Dijo sonriendo.

¿Tú no? Es insoportable, se cree que es lo mejor sobre la faz de la tierra.

Siempre ha sido así, nada lo cambiará. Pero no dejes que te moleste, el fastidia a medio mundo y un poco más.

Pues conmigo no se meterá, porque ya lo amenacé.

¿Qué le dijiste?

Que si se mete conmigo, su rostro quedará irreconocible.

Jajaja. Eres genial pequeña.

Lo sé, gracias.

Volví a mi vagón.

Al ir a sentarme, casi caigo en las piernas de Draco, de no ser porque él me tomó antes de que cayera.

¿Estás bien?

Sí, gracias. Le dije levantándome.

¿Te golpeaste?

No. ¿Por qué tan preocupado?

Pues... En caso de que fueras mi hermana menor, tendré que ocuparme de ti.

Sé cuidarme sola, gracias... Y... No te hagas ilusiones Draco, no cualquiera es pariente mío. Le dije con desprecio.

Al salir, me separé de mis "queridos" acompañantes de vagón y me llevaron al castillo con todos los enanos que entrarían a primer año.

Después de un largo rato de espera en lo que el sombrero viejo y feo cantaba su canción y que elegía a los demás alumnos para su casa, por fin llegó mi turno.

Silvana Malfoy. Pronunció la profesora McGonagall.

En el salón se escuchó un repentino "Ohh", y escuché a todos preguntarle a Draco por lo bajo si era su hermana, el muy desgraciado dijo a todos que sí.

Este año... La profesora los hizo callar. – Este año entrará a nuestro colegio la señorita Malfoy, que proviene de la academia Beuxbatons, en Francia. Entrará en 3º año. Espero que la hagan sentir como en casa.

Me senté en el taburete y me pusieron el sombrero en la cabeza.

Mmmh. Otra Malfoy, ¿Eh?. Seguro eres hermana de Draco, ¿No?.

Si fuera su pariente ten por seguro que ya hubiera intentado suicidarme.

Muy bien... ¿Gryffindor?...

No.

¿Hufflepuff?

¿Crees que soy tan tonta como para mandarme con esa bola de inadaptados sociales?

¿Ravenclaw?

Odio estudiar.

Entonces será... ¡Slytherin!

Gracias.

Me quité el sombrero y mientras todos en mi mesa me esperaban aplaudiendo, miré al chico que antes me había ayudado con las maletas, estaba en la mesa de Gryffindor.

Al llegar a la mesa, Draco hizo que me sentara a su lado.

¡Bienvenida, hermana de Draco!

Tengo mi propio nombre, y no soy su hermana, es solo coincidencia que tengamos el mismo apellido. Le respondí fríamente.

Bien, cálmate pequeña. Lo miré con desprecio y no respondí.

La cena concluyó en paz, y al finalizar el director se levantó para darnos un anuncio "de suma importancia".

Alumnos, este año hemos optado por una nueva modalidad respecto a los compañeros de habitación.

En todo el salón se escuchó un "Ohh" de desagrado por parte de los alumnos.

Debido a lo desastrosos que son los varones entre ellos, y que siempre terminan peleándose por alguna razón, este año pondremos a prueba tener a un chico y una chica en una habitación a ver como es la convivencia.

¿Qué? ¡Diablos! Esperaba estar con compañeras y ahora tendré que estar en compañía de un... asqueroso, tonto e inútil "hombre".

Serán asignados compañeros de habitación los alumnos de distintos sexos que sean del mismo año y de igual apellido. Es todo. Carraspeó. – Buenas noches.

Oh dios... De seguro me iba a tocar estar con Draco Malfoy, eso sí era mala suerte.

Nos paramos y nos dirigimos a la sala común de Slytherin.

La prefecta de mi casa me mostró cuál sería mi habitación, y sí, definitivamente tenía que compartirla con Draco.

¿Eres la hermana?.

No. Suspiré. – No entiendo por qué todos preguntan lo mismo.

Es que al tener el mismo apellido...

Sí, sí, se crea confusión, pero gracias a dios no, no soy su hermana, ni su prima, ni nada.

Bien.

Se fue y quedé sola en el cuarto. Me dispuse a ordenar mis cosas.

Cuando ya tuve todo listo, me quité el uniforme, y estando solo en ropa interior, me puse a buscar mi pijama. En ese momento, Draco entró en la habitación... sin golpear.

¡Ah! ¿Qué haces aquí? ¿Nunca te enseñaron a tocar a una puerta antes de entrar?. Dije tapándome como pude con lo primero que encontré.

Jajaja. Me silbó. – Disculpa, pero este también es mi cuarto. Dijo sentándose en su cama, mirándome con picardía.

¡Ya! ¡Sal del cuarto!. Grité histérica.

¿Por qué? Ya vístete, no seas paranoica. Juro no mirar. Se tapó los ojos con las manos.

Me miras una sola vez y te golpearé. Busqué mi pijama y me lo puse. – Ya está.

Tanto para nada...

¿Nada? ¿Esto es nada?. Le dije parándome y poniéndome en pose. – Yo no diría que no es nada.

Tienes razón... Tienes un lindo cuerpo. Me dijo sonriente. Me puse roja.

Gracias...

Por nada.

Se levantó y buscó algo en su baúl. Sacó un pantalón largo bastante ancho y comenzó a desvestirse. Yo lo miraba impresionada.

¡Hay! ¡No me mires!. Dijo imitándome.

¡Hey! Yo no hablo así. Le dije sonriendo.

Me guiñó un ojo y siguió en lo suyo. Se quitó toda la ropa (excepto la interior, bu) y se puso el pantalón que había sacado del baúl.

¿Duermes así?

Sí.

¿Sin nada arriba? ¿No te da frío?

Para nada.

Miré su cuerpo. ¡Wow! Tenía los abdominales marcados en el estómago, y también tenía unos fornidos brazos. ¡Qué físico! Era simplemente impresionante.

¿Qué tanto me miras, eeeh?.

¿Uhm?... Nada... Estaba pensando.

¿En lo hermoso que soy?. Dijo haciéndose el galán al echarse el cabello hacia atrás.

No. Lo miré con desagrado. – No pensaría eso de ti no porque me dieran todo el dinero mágico de mi familia.

Admite que tengo un físico increíble, por lo menos.

No. No lo tienes.

¡Anda!. Se me acercó y se arrodilló frente a mi cama. – Sé que lo crees.

¡No! Ya... acuéstate y no fastidies más.

Se acostó en mi cama, muy cerca mío, acurrucándome en sus brazos. Me sentí tan bien en ese momento...

¡¿Qué haces?!

Me dijiste que me acostara, ¿No?

En tu cama. Lo miré con notable desprecio y me liberé de él. – No somos parientes, no somos amigos, no somos NADA, así que ve a tu cama y no te me acerques. Lo empujé y tiré de mi cama.

Podríamos ser amigos, ¿No?.

No.

¿Por qué?. Preguntó haciéndose la víctima.

Porque no suelo entablar amistad con los hombres, por eso.

¿¡Acaso eres lesbiana?!

No... Pero no tengo amigos varones y espero que siga siendo así. Además, nosotros no tenemos nada en común, no podríamos hablar de nada. Buenas noches. Me acosté y apagué la luz.

Buenas noches...

Estuve despierta un buen rato pensando en lo que Draco me había dicho. Pero, yo no podía ser su amiga... Él no me caía lo suficientemente bien como para que entrara en mi círculo de amistades... Aunque, ahora que lo pensaba mejor... ¡No tenía amigos allí! Todos estaban en Francia... Y quien sabe hasta cuándo no los volvería a ver... Tenía que hacerme de nuevos amigos rápidamente.

Finalmente, sin darme cuenta, me quedé dormida.

Al otro día, el primero en despertar fue Draco, quien me despertó tirándose encima mío en la cama... Casi lo mato de un almohadazo. ¡Qué idiota! Aunque reímos... Pero aún así no me gustaban esas "bromitas".

Me levanté sin ganas de hacer nada, pero igualmente fui a clases... Pero me dormí en una, así que me mandaron a mi cuarto a que descansara un poco, ¿Desde cuando los profesores son tan considerados?... Bueno, aunque, a decir verdad, le caía bien al Prof. Snape, así que... Tenía que aprovechar mi buena suerte mientras durara.

Dormí hasta que Draco llegó de terminadas las clases.

¿Qué hora es?. Pregunté frotándome los ojos con aire remolón pensando que era más temprano.

Mmmh. Las 9.

Ah... ¿¡Qué?!. Dije exaltada. ¿Acaso tanto había dormido?

Dormiste toda la tarde...

Ew... ¿De qué me perdí?

De nada en especial... Perezosa... Murmuró por lo bajo.

¿Qué dijiste?

Nada...

Bien...

¿Qué harás ahora?

Supongo que ponerme a copiar toda la tarea. ¿Me la pasas?

No.

¿Por qué?. Lo notaba enojado.

Porque estoy de mal humor y no quiero hacer nada por nada ni por nadie...

Vete al diablo Malfoy.

Tú también... Malfoy trucha.

¡Muérete!

Salí furiosa de la habitación. ¿Podía ser posible que Draco fuera tan idiota?... Oh rayos, disculpen por esa pregunta, ya que si vamos al caso, todos los hombres son iguales o más idiotas que otros...