Disclaimer: Los personajes le pertenecen a M. Kishimoto. La historia, va de mi cuenta.

Aviso: Este fic participa en el reto Fobias del foro La Aldea Oculta entre las Hojas.

Hemofobia: Es el miedo a la sangre y a las heridas en sí.

Piedras carmesí

by Lux Lunar

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Ve el aspecto de su cara —escupió la pelirroja con asco—. ¿Es humano?

Abrí a penas y con esfuerzo los ojos, cuando escuché el eco vibrante de su voz.

No podía moverme. No podía hablar. Mi piel se deshacía como gelatina sin refrigeración. No había forma humanoide en mi anatomía. Tampoco recordaba cuánto tiempo la pasé tendido sobre esa tabla de frío hierro. Sólo esperaba el momento para perder la consciencia y morir lentamente.

Mis ojos se clavaron en los suyos, los cuales destilaban ese tinte carmesí que me provocaba un terrible y constante espasmo en alguna extremidad.

Ella no representaba la muerte, pero tampoco la vida.

Ella era la pura representación del infierno en la tierra de los vivos.

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Te dejaré aquí por unas horas —determinó Orochimaru, con un morbo aterrador.

Mi rostro reflejó el más oscuro temor al ver las extremidades ensangrentadas dentro del mismo tanque donde yo me recuperaba.

El agua te tiñó de rojo y el olor que antes me produjo una sensación de victoria, ahora sólo me causaba repugnancia. La sangre manchó mi interior, mientras yo deseaba con una incontrolable fuerza que mi cuerpo se deshiciera, que me desvaneciera como vapor en una existencia sin color.

Entre la refrigeración y la consciencia, me hacía más sólido, y la sangre se colaba entre mi sistema como piedras incrustadas en mis intestinos.

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—Estúpido pez sin habilidades, aprende a Sasuke… —determinó Karin cuando me vio de rodillas en el suelo, exhausto, después de intentar, en acto fallido, tranquilizar a Jugo en uno de sus conocidos arranques de ira.

Ese día en específico deseé rebanarle la tapa de los sesos a esa demente.

Pasó, rápido, la sensación. Era mejor denigrarla a voces de verdades sazonadas con humor tan negro como su alma.

—Tú haz algo, bruja inútil —dije mordazmente, mientras me ponía de pie—. Nadie quiere en el equipo a una lacra que jamás ha sentido el agudo y apremiante dolor de la batalla.

Mostré mi dentadura en son de sorna.

En cambio, ella se giró a mí con el aspecto de un demonio y me puso en la cara su antebrazo, para demostrarme algo…

—¿Tú que sabes, atún apestoso? —dijo enardecida—. Ni siquiera puedes tener una de estas.

Su piel nívea se había hecho una abertura, a causa de algún kunai que voló en la pelea.

De la herida, brotaba grandes gotas de sangre, oscura, rojiza, tan líquida como podía ser la sangre común del ser humano.

Temblé, como agua turbia ante una marea. La fibra de mi piel perdió solidez. Una ola atacó mi interior y empecé a creer que caería inconsciente sin saber en qué momento.

El rostro de Karin sobresalió ante la escena, y sus ojos mancharon el panorama que embaucaba su perversidad.

Entretanto que mi estómago recordaba aquel tanque de trozos humanos, mi boca recordaba su sabor. Y en un segundo más, estaba de nuevo en el suelo, vaciando el interior de mi estómago.

Piedras carmesí…

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Otras 500 palabras exactas y fin.

Oh, batallé en escribir este drabble. No sé qué escribí en realidad. Es que Suigetsu... es un asesino, un demonio; difícil adjudicarle esta fobia. Tuve que traumarlo con la imagen de Karin (que representa el color de su fobia) y su continuo temor a Orochimaru (que experimentó atrozmente con él). Y así salió todo esto.

Déjenme saber sus opiniones acá abajo.

Chao, Lux.