Cap1. El funeral
"Un avión que se dirigía a Londres con turistas y reporteros que pretendían presenciar las olimpiadas que se llevaran a cabo en este país fue secuestrado. Se cuenta que la torre de control se dio cuenta cuando el avión se salió de su ruta, se enviaron dos aviones militares para indicarles que se habían desviado, más al llegar el avión aterrizó en medio de una carretera aplastando a algunos coches, antes de tocar suelo se vio a un par de personas brincar en paracaídas mas se perdió su rastro. Los aviones militares aterrizaron a su lado y al revisar el avión encontraron al piloto en estado de shock y que se había utilizado el piloto automático para aterrizar, y todos los pasajeros estaban muertos, incluyendo a una de nuestras compañeras, la reportera..." se había oído en algún televisor antes de ser apagado por una joven de cabello negro azulado, piel pálida y con ojos que parecían padecer ceguera a pesar de ser de buena visión.
-¿Porqué la apagaste Hina-chan? Quería ver a kasa y tosa.- protestó un pequeño rubio de cuatro años de edad, que hizo pucheros porque le apagaron la televisión.
-Hikaru-kun… tus papás no saldrán en la tele hoy…deja que arregle tu traje.- dijo Hinata mientras se arrodillaba para acomodarle el traje blanco al pequeño.
-¡Akari-chan!.-exclamó Hikaru al ver entrar a una niñita de su misma edad, quien se sonrojó y soltó un tímido Ohayo.- Te ves bonita con ese vestidito Akari-chan.- le dijo mientras Hinata terminaba de abrocharle los botones de su saco.
-Arigato Hikaru-kun.- contestó la chiveada niña y se escondió detrás de su madres, parecía un pequeño clon de su madre, eran muy parecidas físicamente y en forma de ser, la diferencia estaba en el color de cabellos que era como el de su padre.- Tu también te vez bien.- contestó al ver a Hikaru en su traje blanco.
El niño le dedicó una sonrisa zorruna que había heredado de su padre, la tomó de la mano y se fueron a jugar. Hinata sonrió tristemente al ver la felicidad de los niños que se esfumaría cuando supieran lo que acontecía.
Salió de su ensimismamiento cuando alguien la abrazó por detrás y la besó en el cuello, giró la cabeza y lo beso.- Debemos irnos.
-Hai, Neji-koi.- Hinata y Neji eran novios a pesar de llevar años viviendo juntos y tener a su pequeña hija, pero no se habían casado debido a una complicada situación familiar que no puedo explicar bien, pero resumiendo son primos y es una de las razones por las que no los dejaban casarse.
-Hikaru-kun, Akari-chan debemos irnos.- Hinata los tomó de las manos y los llevó hasta el coche, ella y Neji al frente y los niños en el asiento trasero, quienes durante el trayecto estuvieron jugando a ser reporteros como sus padres y daban noticias sobre la lluvia, las estrellas y un dinosaurio gigante.
Cuando llegaron a su destino, Hikaru bajó a toda prisa del carro, se subió a él y buscó con la mirada a sus padres.
-Hikaru-kun baja de allí.- dijo Akari mientras trataba de subir a por él.
-Akari, Hikaru no hagan eso, pueden lastimarse y lastimados desperdiciarán algo de su poder de la juventud.- los regaño Rock Lee, un joven extraño con cabello en forma de hongo y cejas encrespadas que al igual que todos llevaba traje blanco, pero lo más extraño en él solía ser su efusividad que al decir su frase sobre la juventud no se había notado ni un poco y se veía triste. Les ayudó a bajar a los niños, luego saludó a Neji y Hinata y se encaminaron a donde estaba el padre de Hikaru.
Caminaron entre la multitud, la mayoría eran conocidos y al verlos pasar los saludaban y le lanzaban una mirada de tristeza al niño que no entendía el porqué de esas miradas.
Después de caminar entre tantas personas divisaron a lo lejos a un joven que estaba de espaldas, era inconfundible por su revuelto cabello rubio. Hikaru se emocionó al verlo y se soltó de Hinata para correr hacia el joven y abrazarse a su pierna que era donde alcanzaba.
-¡Oto-san!
-Hikaru-kun.- el joven lo cargó y lo abrazó contra su pecho.- ¿Cómo estás?
-Bien, hoy Hinata-chan nos hizo de comer algo raro pero me lo comí sin quejarme.- dijo el pequeño con orgullo, y entonces notó que había interrumpido una de las pláticas de su papá. – ¡Konichiwua Kiba!
-Hola Hikaru.- le revolvió el cabello, a lo que el niño respondió enseñándole la lengua.- Igualito a tu padre verdad?, bueno... Naruto, lo siento mucho, ella también fue mi amiga y sabes que para lo que sea estaremos para ti.
-Arigato Kiba.- le dijo el rubio mientras se daban un abrazo.
-¿Qué siente Kiba, oto-san?- preguntó el curioso niño mientras intentaba sentarse en los hombros de su papá.
Hinata le dio un fuerte abrazo, y le dio un beso en cada mejilla, luego otro a Hikaru y con lágrimas resbalándole por su rostro se fue con su esposo y su hija. Naruto acomodó bien a su pequeño en sus brazos y comenzó a caminar entre la multitud para estar justamente en el centro de todo aquel bullicio, junto a un hombre con ropa de cura y que tenía una Biblia en sus manos.
-Oto san ¿quién es ese señor que trae vestido?- preguntó Hikaru mientras reía bajito y señalaba al señor.
-Hikaru es un cura, ahora guarda silencio onegai.- dijo con rostro serio, el niño al ver su rara expresión, pues siempre estaba sonriendo, se calló inmediatamente y se distrajo jugando con la corbata que le había puesto Hinata y una vez que lo bajó al suelo se agachó para ver como las hormigas caminaban en fila.
El padre estuvo hablando frente a un hueco en la tierra que a su lado tenía un ataúd negro, con finas líneas plateadas a los costados y una cruz adornando la tapa. El cielo parecía compartir el dolor con los presentes pues empezó a llover, el rubio al ver la lluvia caer no puedo evitar que dos lágrimas recorrieran sus mejillas, apretó los puños intentando contenerlas, sintió como Hikaru le jaló la manga, lo miró, estiraba una mano y con la otra se tallaba un ojo, entonces lo volvió a cargar y lo apretó contra su pecho, debía ser fuerte por su hijo.
Comenzaron a bajar lentamente el ataúd en el agujero, los llantos crecieron un poco más, le arrojaron algunas flores y luego fue cubierto con tierra. Naruto no podía seguir allí, se dio media vuelta y lo más sigiloso que pudo se alejó un poco de la multitud pero solo lo suficiente de forma que podía terminar de ver el entierro.
Cuando terminó todos se comenzaron a dispersar, Naruto regresó con el resto, recibió los abrazos y los pésame de sus compañeros de trabajo y sus amigos.
- Es una lástima que Sasuke no haya podido venir, para Naruto hubiera sido más fácil si estuviera aquí.- dijo un joven de cabello amarrado en una coleta y con cara de aburrido
- Sí, solo esperemos que lo supere pronto, ¿porque tenía que irse Sakura tan pronto? dejando solo a Naruto-kun y el chibi Hikaru…- dijo una joven de cabello rubio en 3 coletas que estaba tomada de la mano del joven. – Shikamaru ve y despídete que ya deberíamos irnos.
Fueron hacia el rubio, le dieron un abrazo y se fueron, luego llegó Hinata de nuevo a su lado con Neji detrás de ella cargando a Akari que se había quedado dormida al igual que Hikaru.
-Etto… Naruto-kun, si quieres puedes quedarte en nuestra casa.
-Ie… arigato.
-Insisto no es molestia, además Hikaru-kun ya está dormido y están algo retirados de aquí.
- Está bien… arigato Hina-chan.
Dejó que lo condujeran al coche, y se subió en los asientos traseros junto con Hinata que ahora cargaba a Akari. El coche avanzó lentamente porque había tráfico debido a la incesante lluvia. Después de media hora de camino llegaron a casa de Hinata y Neji, acostaron a los niños y le prepararon el sofá a Naruto, quien tras darles las gracias se acostó e intentó dormir pero sólo pudo llorar, tratando siempre de que fuera en silencio, hasta que se quedó dormido…
