Aclaraciones: Esta historia no me pertenece, sino a Laurann Dohner. Y tampoco los personajes de Naruto pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

NOTAS: 1- He RE-SUBIDO todos lo capítulos, para añadir algunos cambios físicos de Sasuke para ser más fiel al personaje creado por Kishimoto. (Gracias al review de una persona :D, yo no me había dado cuenta que quizás podrían llegar a tener algunas dificultades a la hora de asociar la descripción física en la narración con la del personaje de Kishimoto)

2 - En cuanto a la descripción de los dientes en la historia, la autora se basó en de los típicos vampiros, por lo tanto al referirse de dientes afilados ella trata de señalar a sus colmillos. Si es cierto que puede dar a una cierta confusión. (ella lo especifica mucho mejor en el siguiente libro.)

Eso es todo, ¡Que disfruten!


CAPÍTULO 1

Sakura, veía a los enormes y temibles alienígenas, que la rodeaban. Sus muñecas le dolían, pero ignoró el dolor que le provocaban al intentar soltarse de las esposas que la sujetaban. Cuando uno de los alienígenas se abalanzó, tratando de agarrarla, ella gritó de rabia, y giró la pierna derecha para patearlo. Le dio al hijo de puta en el muslo. Él gruñó, y su enorme mano se frotaba donde ella lo golpeó.

— Suficiente. — gruñó uno de ellos. — Deja de pelear.

— Vete al infierno. — ella jadeó.

El del pelo negro, al que pateo gruño una vez más, se dio la vuelta para enfrentar al rubio alienígena al que Sakura hacia totalmente responsable de su situación.

— ¿Llamas a esto sumiso? Dijiste que las hembras humanas eran dóciles, pero ella pelea. — Gohl, le gruñó a Sakura. Sus dientes eran amarillentos y afilados, y sus obscuros ojos se veían furiosos.

— Estás haciendo que sea difícil venderte.

— No tienes ni idea de a quién diablos estás jodiendo — ella le grito.

Estaba aterrorizada, adolorida, y cansada, pero no iba a dejar de luchar hasta que la mataran o lograra liberarse.

— Soy una persona, idiota. No una propiedad para ser vendida a algún imbécil, para ser su juguete sexual.

Gohl, era un alienígena de dos metros, con un largo y desaliñado cabello rubio, y orejas puntiagudas. Hace cinco días, Sakura conducía a casa desde su trabajo a las 2:20 de la mañana, cuando algo había golpeado el neumático delantero del pasajero y se detuvo. Salió de su coche para revisar el daño, con su teléfono celular en la mano para llamar a una grúa, pero al siguiente instante el imbécil alienígena la agarro sacándola inmediatamente de la carretera y le puso algo en su boca. Percibió un horrible olor mientras ella pataleaba y luchaba hasta que todo se obscureció durante unos largos segundos.

Cuando despertó, se encontró encerrada en una jaula con otras cinco mujeres humanas, que contaban la misma historia. Habían estado conduciendo a lo largo de un tramo solitario del camino, golpearon algo con el neumático, y después fueron secuestradas por alienígenas, dejándolas inconscientes con el olor de alguna droga, sólo para despertar en el infierno. Sakura, fue secuestrada por los mismos tres idiotas alienígenas quienes la estaban vendiendo a ella, y a las otras mujeres como esclavas sexuales en algún lejano planeta. Había visto como las otras cinco mujeres se derrumbaban por completo, cuando Gohl se presentó ante ellas, explicándoles porque las habían secuestrado, y lo que tenía planeado para ellas. Sakura no había llorado, claro estaba aterrorizada, pero sobre todo, estaba muy enojada. Hacia horas que aterrizaron en un planeta de color rojo para ser subastadas, Sakura vio con horror como las otras mujeres eran vendidas a enormes hombres de cabello largo que parecían del tipo de todo musculo y nada de cerebro, aquéllas mujeres lloraban y gritaba mientras eran examinadas y vendidas, una por una.

Sakura estaba lo suficientemente segura que la razón por la que Gohl y sus hombres, esperaron hasta el final para venderla, era porque sabían que era una luchadora, casi logro escaparse dos veces, cuando sus captores le llevaron comida a su jaula dentro de la nave que los llevo al planeta alienígena. Ella le fracturo la nariz a un hombre, y probablemente golpeo en las bolas a otro, de lo único que se arrepentía era que aún no tenía la oportunidad de golpear a Gohl. Él estaba al mando y fue quien descaradamente le dijo que personalmente la había escogido para llevársela de la Tierra. En cuanto tuviera la oportunidad iba a destruir a ese fenómeno.

El mismísimo diablo le gruño nuevamente, — Debes de ser obediente. — Le ordeno. — O aceptare mucho menos dinero con tal de deshacerme de ti.

— Me da igual, me importa un bledo si sacas provecho de la esclavitud. Espero hacerte perder dinero, idiota.

Sus ojos negros, ardían con rabia. — Perfecto — Giró la cabeza para echar un vistazo a los seis hombres en la habitación. — Aceptare cuarenta obbus, de cada uno por montar a la hembra alienígena.

El alienígena, a quien había pateado gruñó, parecía enojado. — Ella podría no sobrevivir, no dije que no la compraría. Solamente me opuse a tu falsa afirmación, de que era dócil.

Sakura dejó de forcejear, su corazón palpitaba con fuerza, ella podía tener el cabello rosa, pero nunca había sido estúpida, podía imaginarse qué significaba montar. El terror la impacto con fuerza, se dio cuenta de que el hijo de perra la estaba ofreciendo para prostituirla por cuarenta, quién sabe qué demonios era un obbus, a los seis tipos. Su mirada se dirigió hacia los enormes hombres idiotas de la habitación, vio la lujuria en sus miradas desconfiadas. Eran unos enormes y musculosos bastardos alienígenas de unos cien kilogramos y probablemente de casi dos metros de alto.

— Entonces, acepta el trato, — exigió Gohl. — Dame los 500 obbus por ella, o la venderé en la habitación. Quiero librarme de ella, y no me importa si sobrevive, pone a prueba mi control.

El alienígena al que había pateado, inclinó su cabeza, sus oscuros ojos la miraron fijamente, durante unos largos segundos, después fue bajando viéndola con atención, vagando por todo su cuerpo desnudo. Gohl, y sus dos estúpidos compañeros de tripulación le habían arrancado la ropa, dejándola en sujetador y bragas, dejando un poco, o nada a la imaginación. Su atención regreso a su rostro.

— Muéstrame que vales el precio que piden por ti, arrodíllate y hazme una mamada. —

¿Está bromeando? Sus ojos verdes se entrecerraron. —Por supuesto. Ven aquí.

Frunció el ceño, pero se acercó más, acariciándose la parte de enfrente de sus pantalones. Tan pronto como estuvo al alcance de sus manos, enredo las cadenas que la sujetaban al suelo, y se puso de pie. Ella se preparó, sabiendo que las cadenas la impedirían que la lanzaran hacia atrás, ya que solamente tenía unos treinta centímetros para moverse. Su cuerpo se tensó, antes de que le diera una patada con todas sus fuerzas.

Los ojos del alienígena, se abrieron al instante, pero sus reflejos no eran más rápidos que su pierna. Su talón descubierto hizo contacto con su entrepierna.

Dio un rugido como si fuera un león. Retrocedió agarrándose la parte delantera de su pantalón para caer sobre sus rodillas, inclinándose para envolverse como si fuera una pelota. Ella no iba a permitirles hacerle esto. Haría que esos idiotas la mataran, antes de someterse a tocar a alguno de ellos. Si él podía rugir, ella también podía. Jadeando, Sakura gritó de terror y rabia, sin detenerse.

Las puertas traseras de repente se abrieron, para permitir la entrada a más de esos enormes alienígenas. Sakura se asustó, mientras desaparecía toda esperanza de escapar, al ver como por lo menos veinte más de ellos habían llegado. Todos los recién llegados llevaban el mismo uniforme, ropa de cuero negro, el mismo tipo para motoristas que patean culos. Sabía que uno de estos alienígenas iba a comprarla, arrastrarla hasta su casa, y hacerle daño.

Gohl les grito. — No fueron invitados aquí.

Los hombres vestidos con uniforme negro, miraron a su alrededor con tanta hostilidad como podían, con sus párpados entrecerrados, y exponiendo sus afilados dientes en un gruñido silencioso. El movimiento del grupo, llamó la atención de Sakura al ver a los hombres separarse para ver una cabeza más alta, de pelo negro, que avanzó y entonces dio un paso al frente, entre dos de los hombres.

Ella lo miró fijamente, no pudo evitarlo. El tipo era diferente de Gohl, y sus dos compañeros de tripulación con sus orejas redondeadas, los ojos realmente hermosos eran de un color negro, casi no se podía diferenciar el iris de la pupila. Y su piel casi albina se veía más blanquecina que la de los hombres que estaban juntos a él. Los músculos se abultaban bajo su camisa, sus amplios hombros y el pecho enorme, haciendo que su cadera baja y el área de los muslos parecieran sólo un poco más pequeños, ya que él era grande por todas partes.

— Intrusos Collis, ¿Cómo se atrevieron a venir a Zorn? — Gruñó, — ¿Creían que no sería informado de que su nave aterrizó en la superficie? — La mirada furiosa del grandulón, se dirigió a Sakura.

No había ninguna duda de que la sorpresa agrandó sus ojos, la forma en que sus cejas negras se levantaron, y el profundo gruñido que salió de su garganta, evidentemente, no sólo sorprendido por su presencia, sino que pareció súper furioso en cuestión de segundos. Su mirada se apartó de ella, para centrarse en Gohl.

— ¿Tienes a una humana?

Sakura, vio el miedo en los rasgos de Gohl. En realidad, parecía muy pálido y agonizante. Su captor tragó fuerte, mientras daba un paso atrás.

— Ella no es una mujer Zorn, por lo que no tienen autoridad para intervenir. He venido aquí para intercambiar mis posesiones con sus guerreros, y las hembras humanas tienen mucha demanda. — Gohl miró al grandulón de ojos negros, era obvio que le temía. — Tengo un permiso de vendedor, a menos que usted desee hacer una oferta por ella, váyase.

La furia brilló en los ojos negros del alienígena vestido de cuero. — ¿Te atreves a hablarme de las leyes de mi propio planeta?

— Incluso Hyvin Sasuke debe seguir la ley. — Gohl parecía nervioso, mientras hablaba.

— La trata de esclavos está en contra de mi ley.

— Va en contra de la ley vender mujeres Zorn, o Collis, pero no hay ninguna ley sobre los seres humanos.

El enorme alienígena sonrió lentamente. Era una expresión fría y dura en sus labios, que no llegó a su mirada. Sakura decidió, que, en realidad, era una expresión que ponía los pelos de punta.

— Yo hago las leyes, de modo que escucha con atención mis palabras. Para tu información, decreto una nueva ley, es una violación vender mujeres humanas a partir de este momento.

— No puedes hacer eso, Hyvin. — gruñó Gohl.

— Acabo de hacerlo. — Hyvin Sasuke, se volvió hacia los hombres de uniforme. — Lleven a todos ellos ante un juez, los Collis por la venta de mujeres, y los Zorn presentes por el comercio ilegal.

Todo el infierno se desató un instante después, mientras Gohl giró y corrió hacia la parte de atrás de la sala, para escapar. Los alienígenas que no vestían trajes de cuero, trataron de luchar para abrirse camino a través de los uniformados. Los dos compañeros de Gohl, fueron los únicos hombres en la sala que no se resistieron, ya que pusieron sus manos en sus cabezas, permanecieron allí, y se dejaron caer de rodillas sumisamente. La lucha estalló y, de repente, el gigante llamado Hyvin Sasuke, apareció a la derecha de Sakura. Ella lo miró fijamente, mientras él se acercaba, deteniéndose justo fuera del alcance de su cadena, de pie, el ceño seguía firmemente fruncido sobre su cara.

— Estás a salvo. Te doy mi palabra de que no sufrirás ningún daño, humana. Yo soy…

— ¡Cuidado! detrás de ti — le gritó Sakura, al ver que Gohl venia corriendo desde la parte posterior, por donde había tratado de escapar. Había agarrado un cuchillo del bolsillo de su pantalón, sujetándolo, mientras se dirigía directamente hacia el alienígena de brillantes ojos negros, que estaba de espaldas.

Hyvin Sasuke se giró justo a tiempo, para evitar el cuchillo de Gohl. Un feroz gruñido resonó por toda la sala, sobre los otros sonidos de lucha. Para ser un hombre enorme, el alienígena vestido de cuero, pudo moverse rápido. Esquivo el cuchillo que Gohl trató de clavarlo en su pecho. La mano de Hyvin Sasuke se movió más rápido, lanzando un duro golpe. Su puño se estrelló contra la garganta de Gohl, haciéndolo volar hacia atrás, hasta caer al suelo tendido sobre su espalda, a unos buenos seis metros de distancia.

Sakura, escuchó un sonido horrible proveniente del alienígena caído. Cuando Gohl se agarró la garganta, su cuerpo empezó a convulsionar, y dar sacudidas. Dos hombres uniformados, caminaron lentamente hasta quedar de pie junto a él, mirando hacia abajo, y con el ceño fruncido, mientras observaban en silencio. Uno de ellos giró la cabeza, sus brillantes ojos verdes casi resplandecieron, mientras miraba tranquilamente al alienígena que había derribado a Gohl al suelo.

— Le aplastó la garganta, Hyvin Sasuke. ¿Puedo acabar con esto? Está sufriendo.

Hyvin Sasuke negó con la cabeza, dando la espalda al hombre moribundo. —Déjalo sufrir por su falta de honor. — Los brillantes ojos negros miraban fijamente a Sakura. Él se interpuso entre ella y Gohl, quien ahora estaba literalmente rodando por el suelo, pateando con las piernas, mientras luchaba por conseguir el aire que nunca llegaría. — Selló su destino, cuando llegó a nuestro planeta con esclavos.

Sakura, se sobresaltó. Gohl se estaba muriendo en el suelo, pero nadie lo estaba ayudando, dándose cuenta de que simplemente iban a dejarlo morir. El enorme alienígena, que estaba de pie delante de ella, le aplasto la garganta, y ahora la estaba mirando. Su atención, se centró en él. ¿Aplastará mi garganta también?

Lentamente dio un paso hacia delante, titubeando. Él parpadeó un par de veces, mirándola en silencio, haciendo que se fijara en sus negras y largas pestañas. Movió lentamente las manos hacia su cintura. Sorprendida, Sakura vio como el alienígena agarro su camisa y de un tirón la abrió, mostrando un enorme pecho musculoso. Vio las rígidas líneas de cada músculo, ondeando desde las costillas hasta la cintura de sus pantalones. Sus brazos estaban muy ejercitados, haciendo que sus bíceps parecieran simplemente enormes, cuando se quitó la tela de sus brazos. Parecía que se tratara de un fisicoculturista con esteroides, sin las desagradables líneas en las venas que tienen la mayoría de ellos.

Él sostuvo su camisa en una mano, su mirada asombrosamente brillante, fija en ella. — Estás a salvo. — Dejó caer la camisa por encima de su hombro, y para su sorpresa, se arrodilló ante ella, acercándose más. — Te doy la libertad, y puedes usar mi camisa. Te llevaré a un lugar seguro, donde no serás vendida como esclava.

Sakura, esperó realmente tranquila, mientras el hombre, de manera insegura, la agarraba por una de sus muñecas esposadas, decidiendo que no iba a luchar contra él.

Él no era Gohl, afirmaba que quería liberarla, y ella estaba a favor de eso. Su mirada rápidamente recorrió su enorme pecho y sus musculosos brazos, tragó saliva, dándose cuenta de que no tendría ninguna posibilidad de luchar contra este hombre si él quería hacerle daño. Era mucho más grande de lo que habían sido Gohl, y sus dos matones.

Unas enormes y cálidas manos rozaron su piel, mientras agarraba el metal suavemente, examinándolo, y entonces lo separó, escuchándose un fuerte golpe seco y Sakura se dio cuenta que la había partido solo con los dedos, en lugar de intentar abrirlas. El hombre es fuerte. Dejó caer las esposas destrozadas en el suelo, liberando su muñeca.

Sakura, apartó la mirada de su rostro, para mirar fijamente a su brazo, ya libre.

Su muñeca estaba enrojecida, y sangraba por donde ella había luchado, causando que el metal le produjera un rasguño a lo largo de su dedo pulgar. Le picaba, pero no era tan doloroso. Cuando el enorme alienígena le agarró la otra muñeca, se sobresaltó, estaba demasiado concentrada en su muñeca liberada como para darse cuenta de lo que él estaba a punto de hacer.

Se quedó inmóvil, levanto la cabeza, y aquellos increíbles ojos la veían fijamente a los suyos, muy abiertos. — Tranquila. No voy a lastimarte, pequeña humana. Te prometo que estarás a salvo conmigo.

Tenía una voz muy profunda, pero su tono era suave, casi relajante. Haciéndole un guiño, ella no se movió mientras procedía a abrir la otra esposa de un golpe. Dejó caer el metal roto y luego, lentamente, se puso de pie. Sakura lo miró fijamente, cuando retrocedió un paso.

El hombre alienígena tenía que medir 1.98 cm. de altura. Sakura medía 1.65 cm. y el hombre se elevaba por encima de ella por poco más de unos 30 cm. Ni siquiera le llegaba al hombro. Tragando saliva, miró hacia él sorprendida y un poco asustada. Era enorme, musculoso, y probablemente el hombre más grande que jamás había estado en su presencia. Se miraron el uno al otro.

— ¿Hyvin Sasuke? — Interrumpió un hombre. — Los tenemos a todos.

El varón hizo una mueca con sus labios. Hyvin Sasuke tomo la camisa que estaba sobre su hombro, y lentamente se la entregó a Sakura. Dio media vuelta y la soltó, cuando sus manos agarraron la tela, aún caliente. Mirando esa espalda tan ancha, tiró de su camisa, colocándola sobre su cuerpo.

Ella sabía que se vería diminuta dentro de eso, mientras metía las manos en las

mangas, y envolvió la tela alrededor de su torso para cubrir su sujetador, y las bragas.

Sus manos se perdieron en las largas mangas, y la camisa le llegaba casi hasta las rodillas, cubriéndola de la misma forma que lo haría un vestido muy holgado. Inhaló el aroma masculino procedente de la camisa, una maravillosa combinación de algún tipo de almizcle y madera. Era un gran aroma, admitió, mientras permanecía inmóvil mirando a la ancha espalda del propietario de la camisa.

— Hyvin Sasuke, — el hombre repitió. — Yo no estoy vinculado, y me gustaría poder ofrecer por ella. Sería un buen proveedor, y protector. Sé lo que hay que hacer para mantener una mujer humana, y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para tenerla.

—No.— gruñó de repente otro alienígena a medida que avanzaba. — He estado en servicio más tiempo. Si la mujer está libre, quiero vincularme a ella.

Gruñidos se escuchaban en la habitación. Atónita, Sakura vio a su alrededor, dándose cuenta de que todos los hombres de uniforme la miraban fijamente, algunos de ellos acercándose, sus brillantes y obscuras miradas…dependiendo del alienígena…deslizándose sobre su cuerpo, su interés sexual en ella era muy evidente.

— Hyvin. — Un alienígena en la esquina de la habitación avanzó empujando a algunos machos apartándolos de su camino. — Desearía reclamar a la humana, y también vincularme a ella.

— Basta, — gruñó Hyvin Sasuke.

— Ella está sin reclamar, y necesita estar vinculada. — gruñó uno de los hombres de nuevo. — Sería justo si luchamos por ella. Todos somos dignos de la responsabilidad de una vinculación. Pido un reto, el ganador se la lleva.

— De acuerdo. — gruñó más de una voz masculina.

El miedo golpeó a Sakura. ¿Ellos van a pelear por mí? ¿Es una broma? Su mirada recorrió por alrededor de la habitación, nuevamente hacia los alienígenas. Ninguno de ellos estaba sonriendo por lo que se desanimó, ya que ellos realmente estaban dispuestos a llegar a los golpes para ganarla.

— Por favor, no.— dijo en voz baja.

El hombre frente a ella había dicho que estaba a salvo con él. Sin pensarlo, se acercó a su gran espalda, casi tropezando con él, cuando varios de los hombres alienígenas se acercaban. Levantó el brazo, y presionó su palma en la parte baja de su espalda. Inmediatamente, la temperatura de su caliente cuerpo la sorprendió, mientras se tocaban piel con piel.

La cabeza de Hyvin Sasuke dio media vuelta para mirarla por encima del hombro.

Él inhalo, sus fosas nasales bufaron, y un gruñido suave salió de su garganta. Miró hacia delante con rabia, a los hombres que lo rodeaban.

— Aléjense de la humana. Inhalen su miedo. Ella es de otro planeta, y no fue traída voluntariamente a Zorn para buscar una vinculación. Voy a resolver esto, y luego tomaré una decisión sobre lo que le aguarda en el futuro.

Sakura rápidamente se dio cuenta de que la declaración, no les gusto todos los hombres de uniforme. Gruñidos de disgusto y quejas se escuchaban por toda la habitación, y mientras que algunos retrocedieron, otros no lo hicieron. Al menos doce hombres, comenzaron a quitarse las camisas. Con el corazón palpitando, Sakura se acercó aún más al hombre delante de ella. Él era el más grande de los alienígenas que estaban en la habitación, y mientras avanzó hacia adelante hasta quedar casi presionada contra él, esperaba que él fuera capaz de mantener el control de hombres.

Era obvio que estaba al mando, desde que tenía la facultad de dictar leyes al instante, tal como lo había hecho con Gohl sobre la esclavitud humana.

— Ya se lo dije. — Hyvin Sasuke gruñó — no habrá un desafío. Ella no es una mujer dispuesta a vincularse a uno de ustedes. Dispérsense inmediatamente.

Asomándose por encima de la ancha espalda donde estaba detrás escondida, Sakura vio que los que tenían camisas tomaron posiciones, contra los que no tenían.

Hubo una división entre los alienígenas sobre quien escuchaba al enorme tipo delante de ella. Algunos empujones comenzaron entre los hombres sin camisa y los hombres completamente uniformados, lo cual se transformó rápidamente en una pelea.

— Mía. — gruñó un alienígena sin camisa con los ojos negros, mientras trataba de pasar alrededor de Hyvin Sasuke.

Hyvin Sasuke se movió rápidamente, y lanzó un puñetazo que envió hacia atrás al hombre, volando hacia los otros hombres que luchaban. Sakura sólo pudo jadear, cuando su protector se dio la vuelta en un abrir y cerrar de ojos, para envolver su gran brazo alrededor de su cintura, levantándola al instante, y golpeando su cuerpo más pequeño contra su pecho, mientras comenzaba a correr con ella. Gruñidos, rugidos, y sonidos fuertes de carne golpeando carne, llenaban sus oídos. Sakura no lucho, cuando se estrelló contra un amplio y cálido pecho desnudo, mientras el hombre que la sujetaba, se movió rápidamente, corriendo hacia la parte posterior del edificio. Hizo una pausa, terminando con las sacudidas. Cambió su agarre sobre ella, para levantar una de sus piernas, y golpear con el talón una puerta cerrada. Se abrió estrellándose fuertemente. El aire frío la golpeó, mientras el alienígena cargaba con ella sacándola.

Caminó rápidamente por un callejón, con dos grandes edificios a cada lado de ellos. Una mirada hacia arriba, reveló que el cielo alienígena era de un color rojo pálido con manchas más oscuras y nubes de color rojo, similar a una hermosa puesta de sol de la Tierra. Sakura apartó la mirada del cielo, para ver el rostro que estaba a centímetros del suyo. El veía por donde caminaba, sin voltear a verla, dejándola estudiar sus rasgos.

Era un chico guapo, para ser un alienígena. Tenía muchos de los rasgos humanos, excepto los pómulos, que eran más pronunciados, y su nariz más ancha, y más plana de lo que sería en un hombre humano. Labios carnosos escondían dientes afilados, lo sabía, a pesar de que tenía los labios presionados firmemente en una mueca. Dobló una esquina, y se detuvo, girando la cabeza para mirar hacia atrás. Él respiró profundamente, su pecho presionando contra el suyo, donde la sujetaba con fuerza contra él, con un brazo alrededor de su cintura manteniéndola en aún su sitio.

Lentamente giró de nuevo la cabeza, y su increíble mirada oscura y resplandeciente, se encontró con la suya.

— Ahora estás a salvo. Ellos no nos siguen.

Ella se quedó sin habla, mientras solo miraba fijamente hacia sus ojos. Eran de un negro más brillante que jamás había visto, y no eran lentes de contacto. Trabajando en un bar, había visto muchísimos de esos en sus diez años como camarera, en especial en Halloween, o en noches góticas cuando algunos de los clientes se disfrazaban como vampiros u hombres lobo, supo de inmediato que no estaba usando lentes de contacto, ni maquillaje, y que todo lo que estaba viendo era cien por cien real. Era realmente un extraterrestre de otro planeta.

Se puso tenso, su cuerpo estaba rígido contra el de ella, cuando dejó de mirarla, para ver por encima de su hombro de nuevo. Un profundo y aterrador rugido hizo vibrar su pecho contra sus aplastados senos, mientras daba media vuelta, presionando su cuerpo firmemente contra la pared detrás de ellos, casi aplastándola entre él, y la pared. Cuando vio el movimiento por encima del hombro de él, su atención se dirigió hasta allí, viendo a tres hombres alienígenas uniformados, que corrían hacia ellos.

— Estamos aquí para ayudarle, Hyvin Sasuke. Los hombres siguen luchando, y no entienden a razones. He pedido un transporte para llevaros a ti, y a la mujer. Otro gruñido escapó de Hyvin Sasuke. Parecía realmente enojado, mientras hizo un gesto con la cabeza en agradecimiento. — Intenten separarlos, y recordarles que el ganador no consigue a la humana. Me desagradaría tener que matar a uno de ellos si no escucha.

Los tres hombres siguieron sus órdenes al instante, y se fueron por donde habían venido. Poco a poco, el hombre quien se llevó a Sakura volvió la cabeza, colocando sus rostros separados por centímetros, ya que la sujetaba firmemente contra su cuerpo, sus pies colgando unos buenos centímetros desde el suelo del callejón. Sus miradas se encontraron otra vez.

— Tengo el control total, así que no sientas miedo. Tienes que tranquilizarte.

Sakura arqueó las cejas. — ¿Tú tienes el control? ¿Llamas control a tener que escapar de tus propios compañeros? Porque son tuyos, ¿verdad? ¿Estás a cargo de los chicos de uniforme?

Él frunció el ceño, su cuerpo se movió contra el de ella, sujetándolo fuertemente entre la pared y su enorme figura, entonces los ojos de Sakura se agrandaron. Podía sentir toda la parte delantera de su cuerpo, tanto que, si conseguía acercarse más, ella sería una parte de él. Cuando presionó cadera contra cadera, ella no pudo dejar de notar la sensación de un objeto definido y de gran tamaño, presionando contra la V de sus muslos. El tipo tenía una enorme erección, o llevaba un arma en la parte delantera de sus pantalones, supuso que no era un tronco.

— El olor de tu miedo es muy excitante. — el tono profundo de su voz, era engañosamente suave, para ser tan ensordecedor. — Ahora que ya no estás allí para provocarlos con tu olor, se calmarán después de luchar. Me refería a mi propio cuerpo, lo tengo controlado.

Sakura no pudo evitarlo, movió las piernas, frotándose contra la dura erección del hombre, firmemente colocada entre sus muslos. — ¿Llamas a esto control?

Los ojos negros se entrecerraron. — Si no lo tuviera, estaría dentro de ti ahora mismo. — Sus ojos la estudiaban, mientras la miraba fijamente a los ojos. —Nunca me di cuenta de por qué las mujeres humanas eran tan atractivas, hasta ahora. Tu aroma me está conduciendo al límite de mi control. — Un suave gruñido salió de él, haciendo vibrar su pecho contra el suyo, una vez más. Su mano libre repentinamente alcanzó su mejilla, aparto su pelo rosado hacia atrás, para mostrar un lado de su rostro y cuello. Sus dedos sujetaron el pelo largo. —Tu piel se ve tan suave, que siento curiosidad sobre cómo sería tocarla donde desearía. No te alarmes. Mantendré el control, y no te montaré.

Con el corazón palpitando, Sakura se quedó mirándolo, y tragó saliva. Tenía que admitir que era atractivo, y con su cálido torso desnudo, mostraba un cuerpo muy masculino, incluso podría admitir que la atraía sexualmente. El hecho de que estuviera erecto y apretado contra sus muslos, también le hizo darse cuenta de que era grande en todo.

Sasuke cerró los ojos, inhalando profundamente, y entonces bajó su rostro, girando lo suficiente como para que su nariz le rozara el cuello. Él respiró profundamente, acariciando la piel suavemente con su nariz, desde su hombro hasta justo por debajo de su oreja, volvió a gruñir, y ajustó a sus caderas. Presionó más fuerte ese bulto inconfundible contra sus muslos, y se impulsó directamente en el espacio que había debajo de su hueso pélvico. Se movió algo más a ella, moviendo sus caderas, y frotó ese bulto firme, justo contra su clítoris.

La sensación sacudió a Sakura, intento agarrarse a sus hombros, pero sus manos estaban atrapadas en la tela de las mangas de la camisa, así que era capaz de agarrarse, pero no era piel contra piel. Sus hombros eran tan amplios, que sus manos apenas se curvaban alrededor de la amplitud de los mismos. De repente, le lamió justo debajo de la oreja, y Sakura jadeó por el gesto. Su lengua caliente y húmeda, tenía una textura un poco áspera. Abrió la boca, la besó allí, dejando los dientes afilados raspar suavemente el cuello, para darle la sensación más erótica que jamás había experimentado. Le puso la piel de gallina, cuando sus dientes, labios y lengua, exploraron su garganta.

Él gruñó más profundo, moviendo su cadera de nuevo, definitivamente rozando su clítoris, mientras presionaba lo suficiente para hacer a Sakura lanzar un nuevo gemido por las placenteras sensaciones del roce en su clítoris, y la boca acariciando su garganta. Tenía que ser la adrenalina, pero de repente estaba muy excitada. Lo agarró más fuerte, y su respiración se aceleró, mientras él continuaba su lento balanceo moviendo su cadera, que definitivamente la hacía pensar en él como un ser de sexo masculino, quien la estaba haciendo pasar por un infierno con su libido. Si seguía haciéndolo, sabía que iba a correrse.

Un sonido irrumpió en su mente, un segundo antes de que el hombre que la sujetaba, apartara su talentosa boca de su cuello. Gruñó, casi la dejo caer por su prisa en soltarla y ponerla de pie, antes de soltarla completamente. Sakura se encontró aún atrapada entre el gran hombre alienígena, y la pared, pero ahora él no la sostenía, y ella se enfrentaba a su morena y amplia espalda. Sus rodillas temblaban, y estaba sorprendida del encuentro sexual que acababan de compartir.

— Yo la reclamo. — jadeó un hombre. — Gané el desafío, Hyvin Sasuke. Por favor entrégueme a mi mujer.

Un gruñido aterrador escapó de Hyvin Sasuke. — Ella no es tu mujer. Yo no estaba de acuerdo con un reto, y por lo tanto no hay ganador.

El otro hombre gruñó como respuesta. — Es mía.

El hombre frente a Sakura, gruñó más profundo, más fuerte, su enorme cuerpo iba tensándose por completo, los músculos parecían aumentar mientras Sakura se quedó mirando su espalda.

— Es mía. — prácticamente rugió Hyvin Sasuke.

La sorpresa hizo que cambiaran los rasgos del otro alienígena, mientras daba un paso atrás, pero luego la conmoción se convirtió en un ceño fruncido, curvando sus labios rápidamente hacia abajo. Él sacudió su obscura cabeza, entrecerrando los ojos oscuros.

— No puedes reclamarla, Hyvin Sasuke. Ya estás vinculado.

El hombre frente a Sakura pareció dejar de respirar, mientras su pecho detuvo todo movimiento y después dejo caer sus hombros. Tomo una profunda respiración, y suspiró ruidosamente. — Llévatela. — dijo suavemente. — Tienes que vincularte a ella, y si la tratas mal, te mataré. — De repente, se apartó alejándose de ella.

Sorprendida, Sakura miró al nuevo alienígena con el torso desnudo, que se acercaba a ella. — Mía— dijo suavemente con áspera voz, mientras la alcanzaba.

— ¡No me toques! — Sakura se movió con pies vacilantes hacia Hyvin Sasuke.

El hombre frunció el ceño. — No voy a lastimarte. Te llevare a casa conmigo, donde te cuidare, te protegerte y me asegurare de que seas siempre feliz.

Su confusa mirada, se dirigió hacia Hyvin Sasuke, sólo para encontrar sus increíbles ojos negros que la miraban fijamente. Se sorprendió al ver la tristeza reflejada en su mirada, ser una camarera la había hecho casi una experta en la lectura de las expresiones, y el lenguaje visual. El fiero hombre alienígena al que miraba, parecía deprimido y derrotado por alguna razón.

— No quiero ir con él. — Su voz tembló ligeramente

Los hermosos y brillantes ojos negros, parpadearon. — Lo siento, pero ahora eres una ciudadana de Zorn, quien nunca podrá volver a la Tierra. Somos una raza de guerreros muy agresivos, los machos son dominantes, y todas las mujeres necesitan la protección de un hombre para sobrevivir aquí. Oval es un honorable y buen guerrero, quien entregará su vida por ti, pequeña humana. Te salvé de la esclavitud y los abusos, pero no puedo salvarte de necesitar a un guerrero que te proteja. Esto es lo mejor.

Sakura vio un movimiento por el rabillo del ojo, dándose cuenta de que el otro alienígena estaba nuevamente avanzando, hacia ella. Se resistía a apartar su mirada del gran alienígena, cuya camisa, aún llevaba puesta, el hombre que había estado besando su cuello, hacia menos de un minuto antes, y dejar que sus palabras la hundieran.

Sakura Haruno, tuvo una infancia difícil criada por dos padres alcohólicos, y saltando entre varios hogares de acogida en su adolescencia, después de que los tribunales consideraron que estaba mejor en el sistema, que en su casa. No había estado mejor, pero nadie le pregunto qué pensaba. Como adulta, juró que nadie le diría dónde vivir, o con quién, nunca más.

Una mano la tomo del brazo, agarrándola con cuidado del antebrazo, cubierto por la manga de la camisa. Sakura apartó la mirada de Hyvin Sasuke, para mirar audazmente al tipo grande frente a ella. Él no era redondo como indicaba su nombre Oval, pero su nombre, probablemente, significaba algo completamente distinto en este planeta alienígena de cielo color rojo. Ella miró directamente a un par de ojos marrones oscuros, que casi rayaban en puro negro.

— Quita tus manos de mí ahora mismo, idiota.

El hombre frunció el ceño, un gruñido suave salió de su garganta. — ¿Me insultas?

— Si no me quitas las manos de encima, haré algo más que insultarte. — Volvió su mirada a esos hermosos ojos negros. — Así que ¿estás diciendo que tengo que estar con un hombre para estar a salvo en tu planeta?

Hyvin Sasuke asintió firmemente con la cabeza. — Debes ser protegida.

— Quiero vincularme contigo. — le informó Oval.

Miró a Oval, viendo la lujuria arder en sus ojos oscuros, mientras él miraba su cuerpo de arriba a abajo. Negó con la cabeza, y se apartó de un salto fuera de su alcance. Caminó hacia Hyvin Sasuke. Había dicho que estaba a salvo con él, y le creía hasta ahora.

— Entonces, llévame a tu casa. Tú me protegerás.

La sorpresa, atravesó los rasgos masculinos de Hyvin Sasuke. — Ya estoy vinculado.

Sakura tradujo que vinculado significaba casado, y que él ya tenía una mujer con quien tenía relaciones sexuales. Su mirada recorrió hacia abajo su enorme cuerpo. Es probable que la matara, si trataba de llevarla a la cama de todos modos. Él era tan grande, que las matemáticas no podían medirlo, asintió con la cabeza, su mirada fue subiendo hasta fijarla en la suya.

— Perfecto. No te vinculas conmigo, pero puedes tomarme bajo tu protección, ¿no? Vamos, señor Hyvin Sasuke. Me voy a casa contigo.

CONTINUARÁ...