"-¡No puedes ir por ahí queriéndome morder cuando quieras!- le aclare mientras intentaba calmarme por lo sucedido en la biblioteca-
-En mi época era un honor que uno de nosotros los tomara como donadores, deberías estar agradecida en vez de quejarte, eso no es de señoritas- me respondió de la forma más egocéntrica posible mientras me mostraba su sonrisa como superioridad."
Seguramente muchas se han llegado a decir "lo que daría por conocer a un vampiro", ¿pues quien diría que mi lindo y aparentemente inofensivo muñeco sería una de esas criaturas?
