Este Fic está basado en la serie ORIGINAL de Cazafantasmas, como VERDADERA FAN ESTOY EN CONTRA DEL REEBOOT GB 2016, estoy en contra de los chistes bobos, del feminazismo, chistes escatológicos y sobre todo, estoy en contra de que desaparezcan personajes emblematicos solo por un grupo de hembristas ignorantes, dicho lo siguiente... disfruten este sueño loco nacido desde 1984.
Capitulo 1
Disclaimer: Personajes de los Ghostbusters creados por Harold Ramis (q.e.p.d.) y Dan Aykroyd. El resto de los personajes me pertenecen.
Prologo New York, Manhattan; campus de la Universidad de Columbia.
Es una tarde típica neoyorquina en campus de la UC, los estudiantes van y vienen de los diferentes edificios y algunos se refugian de la fría tarde en el interior de la biblioteca, un joven rubio ubicado en una de las mesas de la sala de lectura se encuentra profundamente concentrado en el libro frente a él sin percatarse que uno de sus compañeros, un espigado muchacho de gafas vestido pulcramente de traje y gabardina lo mira interesado desde hacía ya varios minutos.
-¿Qué lees?-
-Peter le llama basura- el rubio le lanzó un grueso libro al hombre de gafas que lo miraba de pie, recargado en la mesa contigua –" Zur Psychologie und Pathologie sogenannter okkulter Phänomene" –
-¿Jung? ¿Estas tan aburrido Ray?- hojeo curioso el interior del libro – al menos lo lees en su idioma original-
-sabes que prefiero el original Spangs- hablando en murmullos se puso de pie colgando una mochila en su hombro –una chica de psicología quiere salir conmigo, Peter me sugirió leer a Jung que supuestamente ella idolatra-
-y terminar hablando ¿de qué Ray? ¿Spiderman? ¿Hulk?- sin dejar de sonreír le devolvió el libro dándole una palmada en el brazo – perteneces a una extraña especie de científicos- el rubio lo miró de lado un poco contrariado –no lo tomes a mal, pero lo mejor es que seas tú mismo, finalmente va a llegar la chica adecuada… y nunca va a serlo alguna amiga de Venkman-
-¿y tú, que pasó con la secretaría de escolarización?- Ray guardó en su mochila el libro – se veía muy interesada en ti- sonrió con picardía, le cedió el paso para salir del enorme inmueble.
-la cita fue todo un desastre- respondió su amigo –cuando llegamos a su departamento…- Stantz lo interrumpió emocionado.
-¿fuiste a su departamento? ¡Eso si que fue un gran avance Egon!-
-déjame terminar- replico Spengler dando un suspiro – cuando llegamos a su departamento me percaté de que una de las jardineras del pasillo contenía una extraña orquídea, considerando el lugar atrajo tanto mi atención que cuando me percaté… ya había echado el cerrojo a su puerta-
-al menos debió darte su número telefónico- con un divertido gesto de esperanza lo encaró frente a frente, su amigo negó con suavidad -¡no! ¡Es increíble Spengler!-
-me imagino que debió escribirlo en algún lado cuando cenábamos- susurró un poco apenado.
-pero…- expectante Ray lo miraba fijamente.
-en ese momento leía un artículo sobre el proyecto del CERN, pensaba en hacer mi solicitud de participación- Egon se encogió de hombros -¡imagina los proyectos que puedo realizar! Vale la pena no tener su número, he estado meditando en diversos argumentos para convencer a la mesa directiva-
-ni lo sueñes- decepcionado su compañero comenzó de nuevo a caminar hacia uno de los edificios –El decano no ha resuelto aún el proporcionarnos un laboratorio ¿crees que te certifique como candidato?-
-¿para ser el rey de los nerds? No lo dudaría ni un segundo Spengler- el pretencioso de Venkman les dio alcance –aunque…- sacó del bolsillo interno de su abrigo un sobre blanco – precisamente tengo la respuesta a esa interrogante mí estimado Stantz-
-¿y bien?- ansioso Ray intentó arrebatarle el sobre como si fuera un niño pequeño, Peter se divertía esquivándolo -¡vamos Venkman ya dámelo!-
-ok ok- suspiró entregándoselo a Egon – Doctor Spengler, háganos el honor de darnos el veredicto-
Egon ajustó sus gafas mirando de reojo a sus compañeros, estaba nervioso ya que si los directivos rechazaban el protocolo que los tres habían presentado se despedirían entonces de tener ese trabajo tan esperado, formar parte activa del equipo científico y con los fondos que les otorgaran trabajar en esos temas que otros no se atrevían.
Raymond Stantz era su amigo de muchos años atrás, tenían los mismos gustos, los mismos sueños aunque sus personalidades eran totalmente distintas; criado por una familia de científicos no pudo ni siquiera conocer la sensación infantil de jugar, siempre estudiando; al contrario de Raymond quien vivió una infancia feliz que al parecer extendía hasta la fecha. Peter era el agregado a su grupo, a pesar de su forma de ser le caía bastante bien, era de los pocos que lo toleraban y aunque era un vanidoso, un extrovertido ególatra también era uno de los mejores psicólogos del campus.
El protocolo no podía ser entonces tan bizarro como el trío que conformaban, solicitaron al consejo educativo un laboratorio y fondos para experimentar sobre actividad paranormal, buscar una respuesta científica a siglos de divagaciones, innecesarias torturas y rebuscadas respuestas espirituales a asuntos que fácilmente la ciencia podría resolver.
-¡vamos Spangs!- le urgió Raymond con cara de suplica, lentamente abrió el sobre, ni el mismo Venkman pudo ocultar su ansiedad, lentamente leyó en silencio el documento prolongando la agonía de sus amigos.
-¿y bien? ¿Debo volver a casa de mis padres o podré pagar mi departamento?- susurró Peter nervioso.
-al menos los próximos tres años podrás pagar el alquiler Venkman- le anuncio sonriendo -¡aprobaron el protocolo!- suspiró aliviado, Raymond lo conocía muy bien, y ese suspiro era una expresión de alegría extrema en su amigo; ese era el primer paso de un futuro prometedor, lo sabía muy bien.
México D.F. mismo día, misma hora.
La enorme y vieja casona ubicada en el centro de la Ciudad llamaba la atención de vecinos y extraños, todas las noches ruidos provenientes del interior haciendo eco en las derruidas paredes alejaban a curiosos, vagabundos y provocaba a los aventureros.
Evangelina Carrasco era el nombre de la anciana propietaria de la casa, madre de cuatro varones y dos hijas, viuda después de haber dado a luz a Violeta, un año más joven que Fernanda, les proveyó de lo necesario con venta de comida, reparación y confección de ropa para sus vecinas logrando con ello pagar hasta la universidad para su progenie.
Violeta junto con sus hermanos creció en un pequeño departamento en la colonia Morelos, cercana al popular barrio donde se encontraba la casona; al terminar la universidad formalizo su relación con un joven y atractivo muchacho que estudiaba en la facultad de física, se casaron y tuvieron una hija a la que llamaron Silvana.
Sy como la llamaban creció como toda niña normal hija única, mimada y consentida por sus padres, educada a la antigua por la abuela materna y jugando con sus primos tuvo una infancia feliz, sin embargo y para orgullo de sus padres demostró una gran facilidad para los estudios, la física al parecer la traía en las venas, la química era su hobbie y pasaba las tardes leyendo; consecuentemente se graduó con algunos años de antelación de la preparatoria.
Las inclinaciones profesionales de Sy la llevaron a especializarse en la misma facultad que su padre que ya en su madurez se dedicaba a dar clases en universidades privadas. Aunque era una adolescente, a sus 14 años ya había concluido el nivel preparatoria, a los 16 y medio cursaba clases privadas de inglés que hablaba como su segunda lengua y se graduaba en la Licenciatura de Física, la matemáticas eran un juego para ella y obviamente con tal currículo las universidades nacionales le abrían sus puertas para que siguiera desarrollándose en sus planteles con alguna maestría, doctorado o al menos diplomados.
-Voy a estudiar la maestría en la uni donde estudiaron tú y papá - expresó sus pensamientos en voz alta mientras leía uno de los tantos folletos que la secretaria de su padre les había recabado.
-Vas a perder el tiempo- contesto Violeta, su madre – Creo que una universidad en el extranjero puede ser más útil para ti cariño- le extendió el brazo entregándole un folleto.
-¿Harvard? ¡Mamá por favor seamos realistas!- sonriendo le devolvió el documento –no creo estar lista para ello-
-Al menos piénsalo nena- insistió su madre -¿me lo prometes?-
-¡claro!- respondió Sy jovial –pero… creo que te has olvidado del cumple de la abuela- soltó con un divertido tono regañón –papá nos va a ver en casa del tío Eduardo para llevarnos al salón de fiestas y quedamos de llevar el pastel- se levantó del sofá y subió las escaleras corriendo, deteniéndose de golpe a la mitad de ellas -¿sabes mami?- se dirigió a Violeta que la miro con cariño desde el pie de la escalera – se que la uni va a cambiar mi vida, y por eso debemos escogerla con cuidado- y siguió subiendo las escaleras.
Evangelina cumplía exactamente 78 años y debía festejarse por todo lo alto, los seis hermanos de Violeta se habían organizado para llevar de todo, un Buffet tradicional mexicano, bebida a granel, un pastel enorme y cada uno de ellos llevando a los nietos, un total de ocho almas jóvenes que estaban dispuestos a divertirse y divertir a la abuela que se encontraba charlando muy animada con su hija Fernanda, hermana mayor de Violeta que padecía desde los veinte años una rara enfermedad degenerativa.
El mariachi dejaba oír sus acordes y los nietos se encontraban un poco apartados de los adultos, Sy y sus primas platicaban un tanto cohibidas, ella se sentía distinta y fuera de lugar, ellas solo hacían bromas tontas y trataban de tomarle el pelo.
-¿y qué se siente terminar la universidad primis?- Angélica, un año mayor que Sy la interrogaba burlona –con eso que no me quedé en la preparatoria no sé lo que se siente ir a una escuela de esas-
-es como la secundaria- respondió secamente Sy, incomoda y deseosa de ir a casa a ver la televisión o leer uno de sus libros; en la escuela le aplaudían ser tan joven y talentosa, sin embargo sus primos, sus "mejores amigos" de la niñez perdieron ese sano interés al cumplir ella los 18 al mismo tiempo que concluía la licenciatura.
-¡Niñas!- Armando, el nieto mayor de Evangelina llegó dando un salto sorprendiéndolas -¿nos acompañan?-
-¿A dónde van?- Sy deseosa de salir de entre sus fofas primas se puso de pie de inmediato.
-Fernando le robo las llaves de la casa del centro a la abuela- con un gesto travieso sacó las llaves de bronce de su pantalón –con eso que la viejita esta senil…-
-¡Armando más respeto para la abuela!- reclamó Sy volviendo a sentarse – además ella nos tiene prohibido ir-
-Tenía que ser la payasa creída de Silvana- farfullo Amalia, una de sus primas de apenas 16 años –ahora nos va a acusar la chismosa-
-¡no soy chismosa!- se defendió Sy – solo que es imprudente ir, la casa se está cayendo-
-uy ahora con eso de que te dicen niña prodigio… hasta te sientes mejor que nosotros- Fernando la reprendió a sus espaldas – ¿pero las demás si van?-
-Claro- respondieron Evangelina chica, Amalia y Angélica –aunque creo que los más chicos se quedan-
-¡vamos todos!- fue la respuesta de David, el menor de los nietos con sus once años de edad y tomando la mano de su hermana gemela Daniela, Armando tomó a Sy de la mano para evitar que les acusara o se zafara de salir con ellos.
Argumentando que irían a rentar unas motocicletas la bandada de primos abandonó el salón de fiestas, abordaron dos taxis y en cuestión de minutos ya estaban frente a la enorme y derruida mansión.
Fernando metió la llave en la chapa y ese simple movimiento abrió la puerta de par en par, contrariamente a lo pensado la casa estaba limpia de basura, solo algunas hierbas secas se movían al compás del viento, las maderas de las ventanas superiores golpeteaban y un extraño sonido silbante se escuchaba al fondo del patio.
Nadie se animaba a entrar o siquiera pasar por la misma banqueta, aunque la calle aledaña se encontraba infestada de vendedores ambulantes, puestos callejeros de comida y mal vivientes, la casa inspiraba tanto miedo que incluso el señor de la tienda que se encontraba frente a la casa salió de su local al percatarse que los jóvenes se disponían a entrar, todos en la calle de la Piedad sabían que esa casa estaba más que maldita.
-¡No entren muchachos no entren!- les gritaba moviendo los brazos y acercándose caminando con dificultad apoyándose en un crudo bastón de palo tallado.
Todo fue muy rápido entonces, Angélica tomó del brazo a Silvana y la lanzó con fuerza dentro de la casona, tomó las llaves y azotó el portón de madera que crujió, la llave rompió el oxidado cerrojo con un rechinido.
Sy se quedó de una pieza en medio del enorme pasillo, no quería gritar pues se ganaría las burlas de sus primos pero en realidad deseaba golpear la puerta, chillar y exigir que la dejaran salir; pero al contrario de sus deseos comenzó a avanzar por el pasillo mientras una brisa helada salía de la casona.
Lo que para la niña fue una eternidad, solo resultaron minutos para sus primos; Fernando se saltó la alta barda desde la casa de un vecino que le daba mil y un bendiciones protectoras, la condición de la azotea le hizo dudar sobre buscar algunas escaleras y prefirió descolgarse haciendo un precario rapel entre ventanas y ladrillos salientes.
Escucho ruidos en la habitación donde la puerta abierta dejaba ver una profunda oscuridad en el interior, entró alarmado de no recibir respuesta de su prima ante sus tímidos llamados y entre las sombras distinguió una silueta que primero le provocó un susto de muerte; con el latido del corazón martilleándole hasta la cabeza aventuró unos pasos hacia la silueta, se trataba de Sy que replegada en un rincón frente a un sucio espejo no dejaba de mirarlo fijamente, cuando logró tomarla del brazo la muchacha saltó tratando de soltarse y al reconocerlo se lanzo en sus brazos llorando aterrada.
-vámonos primita- susurró asustado Fernando abrazando a la chica, no notó nada extraño y sin embargo le urgía salir del lugar, cuando llegaron al pasillo Armando y los demás habían logrado abrir la puerta, Daniela y su gemelo David discutían con Angélica y el resto de los primos les veían con el miedo reflejado en sus ojos.
Volvieron a la fiesta de la abuela, callados con la culpa visible en sus rostros, Sy no habló más con ellos, con paso titubeante se acercó a la matriarca de la familia que sin preguntar nada solo le extendió los brazos, fue cuando la nieta pudo llorar desconsolada mientras Fernanda se abrazaba a su hijo con un poco de dificultad debido a la grave enfermedad de sus huesos, aunque se percató de que la enfermedad le había dejado de torturar minutos atrás.
Fue la última vez que se reunió con sus primos, incluso los hermanos se distanciaron provocando un dolor terrible a Evangelina que terminó recluyéndose en su pequeño departamento; Violeta y Mario decidieron llevarse a la muchacha al extranjero, no sabían exactamente que había sucedido, pero la otrora alegre adolescente risueña se convirtió en una sombra de ella misma, no hablaba, se refugiaba en sus libros y estudios, pero el cambio más visible era su cabello, antes una bonita melena castaña, poco a poco cambiaba a un largo cabello blanco.
Eran mediados de 1983 cuando Silvana se matriculó en la Universidad de Columbia.
