Hola! Nunca había publicado algo referido a Sasuke y Sakura pero esta historia ha estado por mucho tiempo en mi cabeza. Tiene seis capítulos, ya me decidí en eso. Espero que les guste porque a mi me agrada lo que he hecho.

Gracias por leer!

Disclaimer: Naruto es propiedad de Kishimoto.

Advertencia: Universo alternativo.


Nirvana

I

Una chica


Nirvana: En la religión budista, estado supremo de felicidad plena que alcanza el alma y que consiste en la incorporación del individuo a la esencia divina y en la ausencia total de dolor y de deseos.

Sasuke Uchiha es un hombre que no cree en nada. Si alguien le dice de la existencia de un dios supremo, lo desmiente. Si alguien habla sobre espiritualidad, se burla. Siempre repite que no cree nada y está orgulloso de ello. Desde hace muchos años le sermonean que entenderá el significado de la vida y la existencia de Dios cuando creciera.

Sasuke Uchiha tiene casi treinta años y sigue creyendo lo mismo. Casi treinta años, una carrera periodística en ascenso y una vida vacíamente solitaria como solo él tiene. Su único amigo es un tal Naruto Uzumaki que no para de repetirle que debe sentar cabeza de una buena vez, conseguir una chica linda y vivir feliz para siempre como un padre de familia. Pero esto no es lo que el azabache quiere, no. A él le gusta la vida que tiene, le es cómodo vivir solo y sin ninguna otra preocupación salvo alguna que otra laboral. Por ahora, su vida es perfecta.

Por ahora.

Era pleno mediodía en la bella y cultural ciudad de Tokio. Las calles agitadas de tumultos humanoides y griterío emocional no era nada más que algo normal y corriente por allí. Pero esto no quiere decir que al apuesto Uchiha le agrade esto. Siempre odió la ciudad de Tokio y su densidad demográfica, pero vivía por ahí debido al periodico en donde trabaja. Para él, su empleo es lo único importante en verdad y no le interesa sacrificar un par de cosas si es por esa causa.

Por cierto, el periódico del galán se llama "Konoha" y él es empleado allí desde hace ocho años o algo así. Se encarga (de lunes a sábados) de la sección de policiales, una sección que no es para cualquiera y mucho menos para los sensibles pero que a él le fascina por alguna razón, le parece netamente interesante. Los domingos, tiene su propia columna en la que puede plasmar lo que se le dé la gana, lo que sería un alivio o algo genial para cualquiera pero no para él. Le cuesta expresarse en aquella columna. ¿Qué se supone que debe escribir allí?

Recién es martes y ya se está preguntando ese tipo de cosas.

Caminaba con tranquilidad mientras pensaba aquello. Se distrajo en sus profundos raciocinios de gran forma, tanto que no pudo notar a la gente que paseaba a su alrededor y, claro, no pudo ver a la extravagante y llamativa cabellera rosa que chocó contra su persona.

Maldijo en voz baja en cuando esa extraña mata de pelo topó con su pecho.

— Shannaro!–gritó la persona. Se trataba de una joven mujer la cual, con dolor, se sobaba su frente. "Una frente bastante ancha", pensó Sasuke.—¿Por qué no te fijas por dónde vas?

—¿Yo? Creo que tú eres la que debería fijarse.

—¡¿Qué dijiste?!—bramó furiosa, mirándolo fijamente.

—¡Te dije que…!–el silencio que hizo el azabache fue tan brusco que podía doler porque él había sido callado violentamente por los bellos y enojados ojos verdes de la chica gritona. Eran para morirse. Hacía mucho tiempo que no miraba a una mujer de esa forma. Se sentía completamente raro, como si ella le hubiera hecho alguna especie de hechizo al mirarle sus orbes. El hombre negó con su cabeza. No, los hechizos no existen.

—Oye, ¿te pasa algo?–pudo escuchar que la chica de cabello rosa le decía. Sasuke tosió y se enderezó, no podía quedar tan mal frente a una simple desconocida después de todo.

—No–dijo simplemente para luego comenzar a caminar, la gente que pasaba los comenzaba a ver de manera extraña, pero cuando quiso seguir su trayecto, la mano de la chica lo detuvo.

—¡Espera! No te vayas–le suplicó.

—¿Qué quieres? Estoy ocupado–contestó fríamente.

—No recuerdo nada y nadie quiere ayudarme–le dijo exasperada y con un tono preocupante en su voz.—Por favor.

—¿No… recuerdas nada?—su cara cambió a una más consternada por la situación. —¿Tienes amnesia?

—Bueno… no sé, no recuerdo—dijo. Sasuke rio entre dientes.

—¿Quieres que te lleve a un hospital?

—Ya fui a uno y no quisieron atenderme—le dijo, enojada. El hombre suspiró con pesadez. No hay otra alternativa.

—Me llamo Sasuke Uchiha—le tendió la mano para estrechar.—¿Recuerdas cómo te llamas?

—Haruno Sakura—estrechó su mano.

—Bien, Sakura, vas a venir conmigo.

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.

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—¿Y a dónde se supone que vamos?—le dijo al Uchiha después de pasados unos minutos y no entender nada. Si antes de conocer a este extraño hombre estaba completamente perdida y sufriendo una posible amnesia, ahora era peor. Solo recordaba su nombre por que él mismo se lo recordaba, sino su cerebro se hubiera reducido a una simple miseria.

—A mi departamento — dijo.

—¡Estas loco si piensas que iré contigo!—contestó con su rostro desesperado y asustado, al punto de parecer ella la loca.

—A decir verdad, ya vienes conmigo desde hace unos largos minutos y sólo falta una cuadra para llegar.

A Haruno le salió la gotita al mejor estilo anime.

—Claro, no me había dado cuenta—se excusó.

Ambos entonces se encontraron frente a un departamento bastante bonito pero nada extravagante. Tampoco se veía muy costoso, era muy simple. La pelirosa se dijo a si misma que probablemente el lujo este dentro del edificio ya que el azabache luce como si fuera alguien importante o de mucho dinero, más lo segundo que lo primero.

Él, amablemente, le abrió la puerta principal para que pasara primero. Le dio las gracias y comenzó a caminar, con cuidado y dudosa, hacia lo que parecía ser el ascensor. Antes de poder llamarlo, un sonido particular la frenó y la hizo sobresaltar. Era un ruidoso y quisquilloso tono musical proveniente de un smartphone. Sasuke vio el móvil y suspiró quejoso para después atender la llamada.

—Naruto, ¿qué quieres? Estoy ocupado—fue lo primero que le dijo a su "querido" amigo.

—Buenas tardes, Sasuke. Fui a tu trabajo porque pensé que estarias ahi pero nada, ¿dónde estás?—se escuchaba del otro lado.

—Estoy en mi casa.

—Oh, mejor. Iré para alla y...

—¡Que ni se te ocurra!—le advirtió el Uchiha, como si el Uzumaki le hubiera dicho que pensaba matar a alguien o algo por el estilo.

—¿Eh? ¿Por qué?

Mierda. Metió la pata. Se mordió el labio, pensando rápidamente en como quitarse a Naruto de encima.

—Porque hay ratas en el edificio.

Un poco cliché pero, aún así, una buena excusa cuando se trata del rubio gritón que tardó menos de tres segundos en reaccionar.

—¿¡Ratas!? ¡Y yo que fui ayer a tu casa! ¡No lo puedo creer!

—Si, yo estoy bien—dijo sarcástico el otro.—Pero, si me disculpas, tengo...

—Espera, quería recordarte algo de la ceremonia.

—¿Qué cosa? Creo que me contaste todo, ya nada será sorpresa para nadie.

—Tienes que venir con una acompañante.

El Uchiha levantó una ceja.

—¿Y eso desde cuándo?—el hijo de Kushina le habia contado todo pero absolutamente todo lo que pasaría el día de su boda. Ya sabe los votos de los novios, el atuendo de Naruto se lo ha visto completo, tuvo que ir a buscar el vestido de Hinata por lo que sabe cómo estará, inclusive sabe las flores y la comida que habrá, conoce el lugar en donde pasará y su amigo es el DJ. Obviamente, no esperaba que algo tan importante como llevar una acompañante se le olvidara.

—Es que al parecer habrá lugar para alguien más, así que...

Pero claro, es Uzumaki Naruto de quien hablamos.

—Bien, bien. Veré que puedo hacer.

—¿En serio? ¡Eso es...!—el hombre de los ojos azules fue repentinamente cortado por el mismo Sasuke quien ya parecía estar harto de la situacion. Suspiró y cuando iba a guardar su smartphone, la mirada de la Haruno lo detuvo.

—¿Qué pasa? ¿Nunca habías visto uno?—Por alguna razón, la curiosa cara de la chica le provocaba ternura e, instintivamente, sonrió de lado.

—No que yo recuerde—Sasuke rio.

.

.

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—Nunca había visto un televisor tan grande—Sakura, desde el momento en que entró, estaba fascinada con el LED de 42" que había en el living-room. Parecía Colón, había descubierto algo que otros ya lo habían hecho hace tiempo.

—A decir verdad, no es tan grande—dijo él repetidas veces.—Pero puedo entender que no recuerdes que alguna vez viste uno así—agregó.

—Inclusive si tuviera amnesia, lo recordaría.

—Como te digo, hay más grandes.

—¿Tienes alguno más grande?—preguntó ella con brillo en sus orbes verdes.

—No, yo no pero mi mejor amigo tiene uno de 70"—dijo él.

—¿Y eso cuanto es?—preguntó con completa duda. "Claro, no sabe de que hablo", pensó el hombre para sus adentros.

—Así—estiró sus brazos lo más que pudo, para hacerla ver la magnitud. La escuchó decir que era algo sorprendente y entonces bajó los brazos, ya era suficiente.

Dejó que la chica disfrutara de los programas de entretenimiento mientras él pensaba qué hacer. ¿Llevarla al hospital? ¿A la policia? ¿Y si... se queda con él un rato más?

¿Le haría daño a alguien?

"Something in the way".

Fin del capítulo.