Hola, ehmmm bueno esto es un x-over entre Twilight y Harry Potter. Las parejas seran:
Alice x Harry
Edward x Bella
Rosalie x Emmett
Carlisle x Esme
Un joven apuesto de cabellos azabaches y ojos de un brillante color carmesí, se hallaba sentado en el tejado totalmente blanco, por la nieve que caía, de una casa desconocida. La noche había sido muy fría para cualquier humano, pero el hace tiempo había dejado de serlo, y era exactamente por eso que el joven se lamentaba.
Veía con una mezcla entre cariño y envidia una escena que se desarrollaba en un comedor lejano, que con su anterior vista no habría podido ver, un hombre muy parecido a el pero menos apuesto, más mayor y con unos ojos cafés levantaba a una pequeña pelirroja con los mismos ojos del hombre y le besaba cariñosamente la frente. El joven solitario se entristeció aun más, cuanto le hubiera gustado estar ahora mismo con su familia en su casa y hacer lo mismo con su hija o hijo, que cuando él se había ido aun estaba por nacer, ver a su hijo mayor madurar y tener nietos. Habría cambiado su nueva condición por todo aquello, pero no podía él ya estaba muerto y hace rato frio, y aunque su esposa lo hubiera aceptado con su condición vampírica, hubiera si realmente peligroso para ella y sus hijos, sin decir que ella jamás lo aceptaría, no desde lo que hizo la ultima vez que ella lo vio a él. El muchacho sacudió la cabeza intentando espantar los viejos recuerdo para evitar abrir antiguas heridas, no había caso pensar en ellas, lo hecho, hecho estaba. El hombre del comedor miro por la ventana hacia afuera, y el joven instintivamente, se encogió y aguanto la respiración, aunque sabia que era imposible que le vieran, lo viejos hábitos no se quitaban fácilmente. Sin darse cuenta de que aun aguantaba la respiración, cogió una gran bocanada de aire, aunque no lo necesitara, y olio la sangre, dulce y caliente de los humanos de alrededor, su garganta ardió, su monstruo interno lo llamaba a matar a aquellos humanos y refrescar, momentáneamente, su garganta, pero el tenia auto control, y había cazado recientemente, así que aguanto, dejando que el olor lo inmunizara a sus efectos.
Porque?, porque él? había hecho todo lo que le habían pedido y cuando por fin pensó que luego de la batalla había obtenido una mejor vida, con Ginny como su esposa, un buen empleo, un lindo hijo y otro u otra por venir le habían arrebatado todo. Los ojos del muchacho se oscurecieron con amargura al recordar.
Era un día cualquiera, para todos excepto cierto joven de cabello azabache desordenado y lindos ojos verde-esmeralda que portaba en su rostro una sonrisa de felicidad que ni un otro hombre podría haber tenido, aquel día había llegado un patronus a la oficina de aurores dirigido especialmente a él, a Harry Potter. El patronus era de su esposa y al verlo, él se había preocupado, pero el mensaje que contenía lo hizo el hombre más feliz del mundo aunque este fue tan simple.
- ¡Estoy embarazada!.- había gritado aquel patronus con la voz de Ginny.
El había querido pedir permiso al actual jefe de aurores, para ir a casa, pero este no se le había concedido, diciéndole que se le necesitaba, para una misión. Habían averiguado el paradero de unos seguidores de Voldemort, Harry al oír esto puso cara de seriedad, aunque en su interior hervía de emoción, que el sabia que tenia que dominar, pero no podía, simplemente era tan feliz.
Y sin saber que su felicidad iba ser arrebatada despiadadamente, había partido totalmente distraído a la misión. El sabia que ir asi a una misión era un riesgo innecesario, pero no podía oponerse a las ordenes del jefe, o más bien no quería oponerse, por que el pensaba que en ese momento nada le impediría llegar con su esposa embarazada e hijo. Los dos aurores junto con Harry se habían Aparecido cerca de cierta casa oscura por la noche. La casa destartalada permanecía silenciosa sin alteración, por los visitantes inesperados, Harry dirigió al grupo hacia dentro de la casa, y una vez todos estuvieron dentro, había empezado la batalla. En unos segundos sus dos compañeros yacían desangrándose en el suelo y una figura oscura y silenciosa se dirigía a él.
-Así que, tu eres quien derroto al Señor Tenebroso, he, ¿como lo hiciste chico?.-Hablo la figura, prendiendo la luz
Harry observo al hombre, que lo había atacado, era joven y no había otra palabra para describirlo más que bello, parecía un ángel y lo único que no cabía en esta palabra eran sus brillantes ojos color rubí como la sangre.
-¿Que eres?- Había preguntado Harry haciendo acopio de su valor
-Al amo le encantara tu poder.- había respondido el hombre ignorándolo, antes de, con una velocidad sobrehumana, tumbar a Harry en el piso y con sus dientes morderle el cuello.
Entonces el chico recordaba poco de lo pasado, solo haber sentido un dolor por la mordedura y después haber ardido en la inconciencia hasta estar seguro de que él se había transformado en cenizas, recordaba haber gritado por el fuerte dolor y haberse retorcido intentando de cualquier modo evadirlo. Ardió por mucho tiempo, hasta que esta se fue minimizando y la conciencia llego a él.
Sus recuerdos mas claros eran los del despertar, un segundo la negrura máxima y luego, todo en mundo radiante, con colores en el aire, todo brillaba y el escuchaba hasta
Los más bajos sonidos, algo como muchos batidos de alas de colibrí llamo su atención, eran sonidos rítmicos constantes y rápidos, entonces tomo una gran bocanada de aire preguntándose como lo pudo haber aguantado tanto tiempo, pero apenas el aire paso a través de su nariz su cabeza dejo de funcionar con cordura, aquel olor viscoso caliente y dulce impregnaba todo el lugar y le quemo la garganta que hasta ahora no había notado que estaba totalmente reseca. Las ansias de refrescarse con aquel dulce y delicioso líquido le inundaron y aquel monstruo, le hizo moverse por primera vez, en contra de su voluntad, se movió tan rápido que en segundos se hallaba frente a una puerta blanca, cerrada con grandes barrotes de metal atravesado. Arranco las puertas fácilmente de sus bisagras y vio a la primera y desgraciada persona, un joven, pasando por ahí, en dos segundos se hallaba probando aquel líquido, que le refresco momentáneamente, y sus ansias en vez de acabarse, le pidieron más y él fue por más. Luego de haber dejado seco a aquel hombre, avanzo rápidamente hasta llegar a un lobby lleno de personas, fue alimentarse pero algo se lo impidió, sintió como unas cadenas se afianzaban en sus muñecas, pero el fácilmente las rompió y vio a quien se había atrevido a intentar aprisionarlo, era un hombre pelirrojo con expresión incrédula, que ocultaba detrás de su espalda a una mujer pelirroja que lucia sorprendida, con un niño de cabello marrón entre sus brazos. Fue contra el pelirrojo y lo empujo brutalmente hacia un costado, viendo a la mujer que no tuvo tiempo ni de asustarse, antes de que él le arrebatara él bebe y le empujara hacia atrás, vio al bebe, y arrepintiéndose de no poder controlarse, acerco la boca al cuello del niño donde aquella sustancia pasaba en mayor abundancia, antes de que el, pudiera morderlo el niño pronuncio una palabra, llena de significado.
-¿Papi?-había dicho el niño
Entonces él había soltado al niño, dejando que este cayera al suelo pesadamente y había retrocedido tomándose la cabeza con ambas manos abrumado por los recuerdos. Se vio a el a los once años con los Dursley, luego en el vagón con un chico pelirrojo llamado Ron, a una niña de pelo enmarañado llamada Hermione, a él con sus amigos yendo a por la piedra filosofal y el derrotando por primera vez a Lord Voldemort. Luego a él con Ron visitando a Hermione petrificada, a el junto a Ginny en la cámara de los secretos, a él peleando con el basilisco y destruyendo el diario de Ryddle. Entonces el escapando de casa, conociendo a el profesor Lupin, a su padrino Sirius y salvando a este con Buckbeak y Hermione, Luego el cáliz de fuego, el pasando las pruebas, en el cementerio, cuando mataron a Cedric, en Grimmauld Place, el ED, la muerte de Sirius, a Draco Malfoy quitándole la varita a Dumbledore, a Snape matándolo, la boda de Bill, la búsqueda de Horrocruxs, y cuando el había asesinado a Lord Voldemort con la varita de saúco El casándose con Ginny, ella teniendo a James Sirius Potter, y su ultima vez como humano.
Desesperado luego de los flashes de memoria volteo su cabeza hacia el hombre pelirrojo que había tirado lejos contra la pared y vio aquellos ojos celestes. Era Ron.
Vio hacia la mujer pelirroja y vio esos ojos cafés que tanto conocía y amaba. Era Ginny.
Miro hacia abajo al pequeño de cabello marrón despeinado. Era James, su hijo
No aguanto más, desesperado, atónito, herido, por haber atacado a su propia familia, casi haber asesinado a su propio hijo y haber matado a personas, huyo, corrió los más rápido que pudo, destrozando murallas y otras cosas, alejándose de aquel delicioso aroma que había incentivado aquel monstruo suyo a casi matar a su familia. Corrió y nado, durante horas, días y meses, solamente queriendo huir de todo eso, no se cansaba, no le daba hambre, ni sed, al menos de agua, pues aquella quemazón en su garganta seguía allí, ardiendo con más fuerza cada vez que captaba aquel olor. Sabia que debía, parar, pero nada lo incentivaba a hacerlo, ya no había nada por lo que seguir adelante en su vida. Cada vez que sus cerraba sus ojos, ahí estaban sus recuerdos de sus últimos momentos de humanidad y sus primeros como vampiro, tan claros, como si los estuviera viviendo, mientras los otros se convertían en una tenue bruma luego de una tormenta.
Entonces recordó al vampiro y un sentimiento que como una chispa prende fuego y arrasa un bosque, le recorrió, furia, rabia, cólera. Todo compuesto en una sola palabra. Venganza
Y con su objetivo claro, dejo de correr, y se Apareció, en aquella casa donde se había marcado su destino. Entro y la recorrió, viendo las manchas de sangra que eran únicamente suyas y de sus compañeros, todo el olor que aquel despreciable ser pudo haber dejado, se había desvanecido tiempo atrás. Pero su olfato no era lo único que el podía usar para rastrear a alguien. Mientras corría, Harry se había dado cuenta de que su habilidad para hacer magia había sido perfeccionada durante su transformación, es decir podía hacer magia sin varita y sin hablar, no sabia si esto era común entre los vampiros ex magos, pero le servía. Así que se dirigió fuera, tomo una ramita, pensó en aquel monstruo que tanto había tratado de olvidar, y recito dentro de su cabeza: ´´Señálame``. Entonces la rama se movió, al principio indecisa, pero luego estableciendo un curso. Aquello lo llevo hasta Italia. Específicamente Volterra. En esta ciudad, conoció a una Familia de vampiros, que él de haber sido de ese mundo, los hubiera reconocido, eran los Vulturis. Jane lo había conducido hacia Marco, Aro y Cayo, apenas si había entrado a la ciudad, como si le esperasen. En su conversación, con los tres líderes aprendió del mundo en que había sido cruelmente introducido. Aprendió de los diferentes aquelarres, de los vampiros con habilidades especiales, lo que lo hizo cuestionarse nuevamente la cuestión de la magia. Por su parte descubrió que Aro tenia un poder. El había aprendido Legeremencia, en su breve estadio en la escuela de Aurores, y justo cuando miro a los ojos rojos de Aro, supo de su poder, el de saber los pensamientos de los otros por el contacto físico, de su curiosidad acerca del nuevo vampiro de la ciudad, es decir Harry, además de que al parecer Aro había detectado la intrusión y la había repelido, de alguna forma. Desde entonces el chico había tenido mucho cuidado en cuanto al contacto físico con este anciano vampiro. Estuvo en Volterra el tiempo suficiente para averiguar e investigar cosas, por ejemplo; que habían habido muy pocos vampiros magos, la única regla de la comunidad de vampiros, la de no revelar su existencia, aprendió acerca de aquel extraño aquelarre de vampiros de ojos dorados, Los Cullen, y lo mas importante para él fue la pobre, pero vital información acerca del objeto de su obsesión, era un vampiro llamado, Santiago, además de ciertas pistas que llevarían a Harry detrás de él, durante nueve años.
Harry sabia que antes de partir en búsqueda de venganza debía de visitar una ultima vez a su familia, ver a su hijo nacer y despedirse desde lejos de aquella vida que había abandonado en contra de su voluntad. Así que antes que nada partió de Volterra, y una vez lejos de la ciudad, asegurándose de que nadie le hubiera seguido, se Desapareció y Apareció en el único lugar que a su nueva y distraída mente se le ocurrió Privet Drive. Frente a él, el poste que había visto mil veces pero nunca prestados atención, y a su lado la casa a la que nunca había pensado, ni querido volver, El numero 4 de Privet Drive, Little Whinging, Surrey, la casa de su tío Vernon Dursley. O al menos lo que era la casa de su tío, pues ahora estaba vacía, el pasto crecía libremente, y ni un auto se estacionaba en el garaje. Vio con algún tipo de nostalgia el lugar, pero abandono la idea de entrar, y pensándolo mejor se Apareció en el numero 12 de Grimmauld Place, donde había estado viviendo con Ginny los últimos meses. Acciono un hechizo desilusionador y entro en la casa. El olor le choco, aquel olor que hacía tiempo había olido en clases de pociones, viniendo de la poción Amortentia, la poción del amor, el olor a tarta de melaza, palo de escoba, y el perfume de flores, que aún le hacía picar la nariz cuando lo olía, mezclado además con un olor a miel. La casa por dentro había cambia, un poco, lo único que se mantenía era la cortina que tapaba el retrato de la madre de Sirius. Subió y vio que todas sus pertenencias estaban tal cual como las había dejado, mientras las de Ginny estaban revueltas por aquí y por allá. Entro en la pieza que antes había pertenecido a Sirius y ahora pertenecía a James, su hijo. Había una pequeña cuna en el lugar en cual antes había estado una gran cama, las paredes aun tapizadas de cosas de Gryffindor, pero faltaban algunas cosas, como el poster gastado de chicas muggle y la foto de una moto negra. Salió del cuarto, para dirigirse hasta el que él había ocupado con Ginny, este estaba lleno con ese olor propio de ella, no estaba ni ordenado ni desordenado.
Entrar en aquella casa le había hecho mal, estaba triste y desanimado, de seguro de haber podido llorar lo habría hecho, pero no, él ya estaba seco. Entonces escucho una puerta abajo abrirse y el un martilleo constante, el sonido de un corazón andante.
Alarmado, busco con la mirada un lugar donde esconderse, antes de darse cuenta de que seguía con el hechizo desilusionador. Salió de su habitación y bajo las escaleras, en medio de la cocina, había una mujer pelirroja de espaldas, con una gran panza, que traía a un niño moreno de la mano. Era Ginny, la mujer de la cual estaba aún enamorado. Quiso abrazarla, pero no él podía, no podía simplemente desaparecer y aparecer meses después, quizá ella ya lo había superado, además de seguro su tacto frio le parecería desagradable y más sus ojos que brillaban por la sangre de sus víctimas. Vio a Ginny darse vuelta, su cara algo demacrada, las mejillas algo hundidas, grandes ojeras, ojos rojos, posiblemente por llorar, pero aun así miraba feliz a su hijo, aunque no se podía decir que sin cierto aire de tristeza. Ella para él seguía siendo la mujer más bella del mundo, pero él era peligroso y no podía estar con ella. Sintió los corazones de todos en aquella habitación y también el de su hijo por nacer, este latía de lejos mucho más rápido que todos.
Harry se quedó todo el tiempo junto a Ginny, pero siempre oculto, nunca se mostró. La siguió al trabajo, a La Madriguera, a todos lados en todo tiempo, menos cuando salía a cazar por necesidad. Con el paso del tiempo se enteró de que quedaba poco tiempo para que su hijo naciera, así que decidió quedarse con ella hasta entonces. James su hijo se parecía mucho a lo que le habían contado de su padre, siempre feliz, jugando bromas, pero Harry sabía mejor, que por las noches, de afuera de su puerta, se escuchaban los lamentos y las llamadas, hacia su padre. Siempre llamándolo, o preguntándole que porque se fue. Harry no soportaba escuchar eso, pero aun así no podía estar dentro de la casa por la noche sin escucharlo. Por su parte Ginny también lloraba y aquello le rompía el corazón, porque Ginny, su Ginny que pocas veces había llorado, ahora lo hacía mucho más y todo por su culpa.
Ron, se había casado con Hermione y ella igual que Ginny estaba embarazada. Harry los extrañaba a ambos, extrañaba sus días de aventuras en Hogwarts, pero Harry jamás los arrastraría hasta aquel mundo de muertos, jamás. No vio mucho a sus dos amigos, porque sabía caería en la tentación de revelarse y contarles, ellos de seguro querrían acompañarlo o detenerlo de su intento de venganza y él no podía aceptar ni una de las dos.
Al final Ginny entro en labor en La Madriguera, Ron la agarro y la llevo a San Mungo, pero Harry no los siguió porque sabía que podía volver a descontrolarse con toda la sangre, así que espero en casa, espero y espero impaciente, nervioso. ¿Qué tal si tan solo volvía Ron con él bebe y James, o solo Ginny? Hasta que llegó el momento. Aguanto la respiración y salió a velocidad vampírica de la cocina y la vio en la puerta sosteniendo un bebe, de verdes ojos y corto pelo negro, era igual a él. Igual. El parecido lo hizo inspirar. Y lo olio, el dulce olor a sangre nueva, tan cerca. Esto despertó al monstruo, le hizo quemar la garganta y se puso en posición de ataque. Desesperado, no aguanto más y salió corriendo para arriba, salto por una ventana de arriba, y cayo de pie, ligero, evitaría a toda costa de que el error se volviera a repetir incluso si tenía que tomar otras vidas. Fue a cazar y cuando ya estuvo satisfecho, volvió. Era de noche, una noche cálida como pocas en Londres, salto a la única ventana abierta, y vio una pieza oscura, pero para él era tan clara como la luz del día. Su primer hijo se hallaba en la cama durmiendo, se revolvía en la cama, de seguro teniendo una mal sueño, camino hacia la puerta, cuando oyó un lamento.
-Papa, ¡papa!.
Su Corazón se desquebrajo y temiendo que James se hubiera despertado y de alguna forma visto se dio media vuelta, pero el chico aún seguía dormido revolcándose en la cama. Se acercó despacio, y temiendo que su contacto fuera a despertar al niño, le toco la frente con su mano, cuidadosamente y alerta. Enseguida James se calmó, como si por instinto supiera, que aquel por el que llamaba había vuelto a su lado.
-Tranquilo, hijo, yo siempre estaré contigo.-le digo Harry acercándose a la frente del chico y besándola, con el amor de un padre.
Salió de la habitación de su hijo, sintiéndose el peor hombre del mundo y se acercó a la de Ginny. Entro. Ginny dormía, por el enrojecimiento de la piel alrededor de sus ojos, de seguro después de llorar mucho, se acercó a ella, se sentó en la cama junto a ella y le acaricio la mejilla.
-Harry.-suspiro Ginny aun dormida.
El chico se paró dejo la carta que había preparado junto a Ginny, tomo un poco de dinero muggle que antes del accidente había preparado. Y salió. Mientras se alejaba corriendo a todo dar, su corazón termino de partirse y se quebró. Se alejó sintiendo que dejaba una parte de él atrás, una parte que nunca podría recuperar.
