Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece.

El título es un extracto de la canción Crucify me de Bring Me The Horizon.

Inspirado por un fanart del usuario 床 (age_yk_ekk08) en twitter.

Tensei/Stain.


So breathe for me, just breathe

Es una tortura.

No ha podido conciliar el sueño apropiadamente desde que recuperó la consciencia. Siempre escucha las navajas siendo ondeadas y siente el metal cortando su carne, quemando adentro, pero no le atemoriza el revivir el recuerdo de las heridas, lo que tanto le perturba es evocar la imagen de aquel hombre.

Su piel se eriza cuando al abrir los ojos a medianoche alcanza a visualizar la bufanda escarlata, tan roja como la sangre, enredada en el cuello de aquel individuo dueño de ella, ese sujeto que le hubo hecho daño. Le inquieta verle enfrente de él, sobre su abdomen, mirándole desde arriba con un gesto lúbrico que le provoca escalofríos y le produce arcadas.

Es consciente de que no es más que una ilusión, una broma de muy mal gusto generada por su quebrada mente.

Lo escucha llamarle con una sonrisa torcida, pronuncia su nombre de héroe con una voz repulsiva y aunque quiere sacárselo de encima no puede, tan pronto choca su mirada con la hueca carmín del villano se ve paralizado.

Sus navajas permanecen enfundadas y cree que pretende burlarse de él. Ya no representa un obstáculo, ya no es nadie. Le sonríe ufano y aproxima su mano a su cara, con terror lo observa, extiende su dedo índice y traza una línea vertical desde la base de su nariz hasta su mentón, tiene un inquietante cuidado con sus labios. Quiere cerrar los ojos pero en el fondo le interesa ver lo que pueda hacer.

Lo desprecia, sin embargo se desprecia aún más a sí mismo por desear saber si esto es real o no. Tiene curiosidad y aunque pueda morir por su propia estupidez no puede evitarlo.

Piensa que sería absurdo que el asesino estuviera ahí, pero incauto cree que le gustaría que fuera tangible.

Tal vez quiera desvanecerse entre sus manos o tal vez sea el morbo por saberse sometido ante alguien tan retorcido como él.

Lo ve inclinarse hacia él, el latido de su corazón retumba en sus oídos y siente que podría explotar en cualquier momento. Abre su boca lentamente y acerca su lengua a su cara; lame su barbilla, percibe las papilas gustativas de su lengua y un escalofrío sube por su espina dorsal, las heridas le escuecen y siente náuseas, roza sus labios y retiene el vómito en la base de su garganta.

Su rostro trastornado le estremece, le observa turbado y siente sus orbes encarnados como cuchillos clavándose en su cráneo. Las manos del asesino se posan sobre su pecho y advierte sus maltrechas y astilladas uñas rasgando su piel, enterrándose en sus músculos. A sus oídos llega el sonido húmedo de sus manos desollándolo, y entiende que sólo está teniendo alucinaciones, siente el ardor de su carne palpitante expuesta y por un instante deja de respirar cuando lo ve incrustar sus manos en sus ligamentos, palpa su costillar y destroza sus huesos, los oye crujir y todo se oscurece.

Al abrir los ojos las enfermeras intentan estabilizarlo, le da vueltas la cabeza, en el fondo ve a su hermano menor al borde de la desesperación siendo sujetado por su madre y mientras escucha el irritante sonido intermitente de los aparatos en la habitación percibe la rauca voz de Stain llamarle por el nombre de héroe del cual tanto se enorgullecía.

Reza. Sigue respirando.