"El amor es todo aquello que dura el tiempo exacto para que sea inolvidable"
Llamando a tu puerta.
POV Bella.
Tenía claro que hoy era día sábado. Un sábado especial, porque, quizás, y sí yo tenía suerte, volvería a verle...
Me levanté con más ánimo de lo normal y me metí a la ducha rápidamente. Estaba inspirada.
A los minutos, me vestí con una sencilla blusa celeste, unos vaqueros ajustados del mismo color, me maquillé ligeramente y dejé a mi ondulado cabello caer libre por mi espalda.
Desayuné un par de tostadas con miel y un poco de té con leche. No tenía apetito. Sólo quería que el momento de salir de casa finalmente llegara.
Las ansias me habían acompañado toda la semana.
Se iban a cumplir exactamente dos semanas y cuatro días desde que no veía a la persona más importante de mi vida.
Ya casi era medio día.
Quedaban menos de dos horas para disfrazarme y partir a su encuentro.
Tenía todo preparado para salir. El abrigo holgado, el pañuelo, una peluca nueva, hasta los grandes lentes oscuros que me ocultaban casi por completo.
Cada vez que veía el reloj quedaba menos.
Estaba segura de que casi todo el pueblo estaría allí. Hoy era la entrega de la renovada ala norte del hospital de Forks. La construcción era obra de ellos, por lo tanto, era seguro que toda la familia estaría presente también. Nadie me reconocería y sí me mantendría atrás, probablemente podría verle aunque fueran tan sólo por unos minutos. Eso me bastaría. Valdría la pena arriesgarme para sobrevivir un tiempo más.
Por él, estaba dispuesta a arriesgarlo todo. Siempre.
El timbre de la casa sonó una vez. Eso era extraño. Nadie que conocía había quedado de venir. Mi padre ya se había ido a la estación a cumplir con su turno, por lo tanto, yo era la única en casa hasta mañana. No es necesario señalar que yo no era precisamente una de las personas más queridas del pueblo y sus alrededores después de lo que pasó.
Caminé por el pasillo desde la cocina y me detuve por un segundo para mirar unos segundos un par de fotografías que tenían su lugar especial en la pared. No pude evitar sonreír ante ellas. Eran unos de mis tesoros más preciados.
Suspiré y continúe mi camino hacia la entrada.
Abrí la puerta, enfoqué la mirada y mis ojos no podían dar crédito a lo que veían.
Mi respiración se cortó por completo e hiperventilé inmediatamente.
-Buenos días-Dijo con voz suave y un poco tímida-¿Tú eres Isabella, cierto?
Él estaba frente a mí. Vestido impecablemente, casi formal.
Esto era increíble. Estaba segura de que había heredado la elegancia que evidenciaba de su familia paterna.
Sus brillantes ojos verdes esmeralda estaban encerrados en largas y delicadas pestañas que me observaban evaluadores y expectantes.
Yo estaba muda de la impresión. No podía creer que él estuviera aquí, de pie y cerca de mi conscientemente.
Sin saberlo esta persona traía la luz que ha mi vida le hacía tanta faltaba.
Él era simplemente perfecto. Su mirada gentil, su cabello castaño, absolutamente rebelde y que al menos intentaba mantener el orden qué, también, por herencia no lograba alcanzar por completo. Sus mejillas ligeramente sonrojadas adornaban una hermosa sonrisa levemente torcida esperando una respuesta.
Mis ojos se anegaron con lágrimas contenidas que no permitieron verlo con claridad por unos instantes.
Después de un momento reaccioné, asentí repetidas veces limpiando mis ojos rápido para volver a mirarle y no perder detalle.
Él suspiró aliviado y luego sonrió abiertamente.
-Hola, mamá-Me saludó.
Mi corazón retumbó, dejó de latir por un instante, luego, recuperó su ritmo y lo sentí hincharse nuevamente bombeando irregularmente mucho más fuerte de lo que lo había hecho en años.
-Hola, cielo-Susurré sin poder evitar sollozar de la alegría que me causaba aquel "mamá" pronunciado por sus labios.
Cinco años, siete meses y veinte días desde su nacimiento. Cinco años, dos meses y seis días desde que yo había salido de su vida obligadamente.
Mi niño hermoso. Mi angelito. Mi amado Anthony. Estaba aquí. A unos pocos pasos de mí. Llamándome mamá.
Nada más importaba. Absolutamente nada.
Mi confianza creció y me incliné a él despacio temiendo cualquier reacción. Me arrodillé quedando a su altura y él continuó regalándome una sonrisa preciosa.
Anthony me esperaba, incluso avanzó un paso hacia mí.
-Eres más bonita de cerca. Mi papá tiene razón...-Comentó.
Mis mejillas se encendieron de inmediato. Igual que lo habían hecho las suyas hace un rato.
-Me regalas un abrazo-Pidió de pronto y yo me derretí por completo.
Abrí mis brazos y él literalmente saltó a ellos acomodándose a la perfección. Lo encerré con fuerza y con todo el amor que le tenía.
La sensación más maravillosa del mundo sin duda era abrigar y proteger a un hijo.
La última vez que lo había tenido entre mis brazos era tan sólo un bebé. Un hermoso bebé que no alcanzó a tener ningún recuerdo mío.
Ahora bien me podía considerar la mujer más feliz del mundo. No me importaba que pudiera suceder después. Este abrazo lo saldaba todo. Todo.
Estuvimos varios minutos entrelazados. No quería soltarle pero tampoco le quería abrumar con mi infinito cariño guardado.
Nos separamos lentamente.
-Mi abuelita Esme dice que los abrazos dicen mucho de cómo son las personas.
-¿Y qué te dice el mío?-Le pregunté soltándolo un poco, con curiosidad e intentando de hacer desaparecer las lágrimas que caían por mis mejillas otra vez.
-Me dice que eres suave y que me quieres mucho-Dijo seguro.
No podía dejar de sonreírle.
-¿Has visto las estrellas del cielo por la noche?-Cuestioné.
-Si, por supuesto, son brillantes y hay muchas-Contestó.
-Pues todas ellas juntas no reflejan ni la mitad de lo que yo te quiero a ti-Respondí.
El abrió los ojos desmesuradamente intentando calcular cuánto lo quería.
-Eso es demasiado. No te puede caber.
-Claro que me cabe-Le expliqué señalando mi corazón-Aquí adentro, hay un universo de amor que es sólo es para ti.
Anthony sonrió otra vez y celebró dando saltitos de alegría. Me recordaba tanto a Alice. Aquel gesto me causó una inesperada risa.
Intenté volver a la realidad.
-¿Cómo llegaste hasta aquí?- Pregunté un poco preocupada al no notar a nadie alrededor.
-Me han traído-Contestó simplemente-Tranquila mamá, nada malo va a pasar.
-¿Quieres entrar?-Pregunté.
Mi pequeño asintió mientras yo me incorporaba y abría la puerta aún más para dejarlo entrar. Él, de inmediato se dirigió a la sala y observó el lugar por un momento para luego concentrarse en mí.
-Toma asiento-Le ofrecí y él obedeció.
Era increíble verlo sentado en el sillón de su abuelo. ¿Cuántas veces lo había imaginado en esta casa?... Miles, quizás. Y ahora estaba aquí. Era una realidad. Mi hijo estaba muy cerca de mí y mirándome directamente a los ojos.
-Siento haber venido sin anunciarme pero cómo imaginarás, quería conocerte oficialmente y hacerte una pregunta-Explicó simplemente.
Eso me sorprendió.
-Sé que siempre has estado pendiente de mí. Te he visto de lejos varias veces-Confesó.
Enarqué una ceja.
-Te he visto en varios lugares... en los actos de la primaria, almuerzos de caridad que organiza mi abuelita Esme. En mi graduación de este año tú estabas atrás. Te reconocí porque llevas siempre el mismo abrigo negro y lentes oscuros... aquellos que están allí-Dijo indicándome la silla en donde se encontraba el abrigo, los lentes y la nueva peluca.
Me sonrió otra vez.
-Yo creía que eras una súper agente secreta pero mi misma abuelita Esme me dijo que eras alguien especial para todos nosotros cuando llegamos a casa.
Cada cosa que decía me sorprendía más.
-Otro día, jugando en el despacho de papá y por casualidad encontré entre sus cosas un par de fotografías tuyas con él. Y cómo las encontré tan bonitas me las quedé hasta que él las encontró debajo de mi almohada unos días después. Él me dijo que tú eras mi mamá.
-¿Y él te las pidió?
Asintió.
Mi corazón volvió a retumbar pesadamente.
-Las mandó a ampliar y me las regaló otra vez al día siguiente. Ahora las tengo en mi mesita de noche-Dijo sonriendo-Todos los días te doy los buenos días y las buenas noches mirándolas.
En mis ojos se volvían a acumular las lágrimas que por un minuto había podido controlar.
Nunca esperé ese gesto de parte de Edward. Siempre pensé que cumpliría su promesa de alejarlo lo máximo posible de mí.
-Yo hago lo mismo con esas de allá-Señalé la pared del pasillo.
Anthony me preguntó con la mirada sí podía ir a verlas de cerca y yo asentí.
-¿Ese bebé soy yo?-Preguntó con ilusión cuando se acercó lo suficiente.
Le sonreí confirmando su pregunta.
-Son uno de mis tesoros más preciados-Afirmé.
Anthony se miró en ellas.
-En esta, estamos los tres-Comentó señalando la fotografía de la izquierda-Mi papá nos abraza a los dos.
-Es una de mis favoritas-Reconocí.
-Nos vemos felices-Notó.
-Lo éramos...-Afirmé.
Mi niño. Me sentía tan orgullosa de él.
Volvimos a la sala tomados de la mano y nos volvimos a sentar. Esta vez en el sillón grande y más cerquita que antes uno del otro.
-Hace poco, te vi en un restaurant almorzando con un señor que no conozco y no llevabas tu disfraz. Casi no te reconozco de no ser por las fotos tuyas que mi papá me obsequió. Estabas sin lentes por primera vez pero estabas lejos de nosotros y no te diste cuenta de que estábamos en el mismo lugar. A mi papá se dio cuenta y no le gustó verte con ese hombre. Nunca lo había visto así...-Comentó-No entendí por qué se quiso ir de inmediato. Tuvimos que irnos antes de poder acercarme a ti como yo quería.
A Edward nunca le gustó que Jacob estuviera cerca mío. Siempre pensó que mi amigo estaba interesado en mi, despertando en él los celos más absurdos.
Mis mejillas volvieron a arder al recodar ese único almuerzo con Jacob en un lugar público que hemos tenido en años.
Él tenía que decirme algo importante y trascendental en su vida.
Después de todo, no todos los días mi mejor amigo me informa que le va a pedir matrimonio a su novia Leah por sorpresa y producto de que el amor entre ellos ha sido fulminante.
Sonreí al recordar los nervios de Jake. Nervios que él mantenía hasta el minuto porque la propuesta aún no se concretaba. Yo estaba segura de que no tardaría mucho más tiempo en realizarse. Por eso, aquella conversación, seguía siendo un secreto de los dos.
Mi pequeño se concentró en recordar.
-Otro día, te vimos de lejos caminando sola en la playa-Continuó-Tampoco llevabas tu disfraz y te veías muy linda pero triste-Dijo mi pequeño-Yo estaba con mi abuelita Esme dando un paseo, ella me pidió que nos fuéramos porque aún no era el momento.
No entendí el sentido de las palabras de Esme pero lo dejé pasar. Lo que me importaba ahora era estar aquí, con mi hijo.
-Hace poco te vimos en el parque cuando jugaba con mi prima Lily y mi papá-Dijo recordando-Tú estabas sentada leyendo un libro grande en la banca azul y debajo del árbol que a mí me gusta. Había niños por todas partes y fue mi papá quien te vio primero y se quedó mirándote por un buen tiempo sin decir nada y como un bobo-Sonrió- Tampoco lo había visto mirar a nadie así.
Lo de la playa fue hace unos cuatro meses pero lo del parque había sido hace casi dos semanas y yo no sabía que los Cullen acostumbraban a ir precisamente a ese parque...
-Cuando él se decidió a hablarte Lily se cayó y se hizo una herida en la rodilla. Mi papá la curó con una tirita mientras yo tomé su mano para que no tuviera miedo. Ella no lloró, es valiente igual que Tía Rose-Aseguró contento-Cuando te fuimos buscar los tres, tú ya no estabas.
-Lo siento, cariño. No sabía que estabas tan cerquita mío en aquellas oportunidades.
Anthony asintió entendiendo.
-Mi tío Emmett siempre me habló de ti también-Susurró.
-Así ¿Y qué te dijo él?-Pregunté con la misma curiosidad.
-Dijo que te casaste con mi papá porque se querían mucho.
Asentí. Eso era verdad.
-Que terminaron de estudiar y empezaron a trabajar juntos y vivían en mi casa.
Volví a afirmar con la cabeza mientras mi hijo seguía hablando.
-Que al tiempo nací yo.
-Uno de los días más felices de nuestra vida-Aseguré.
Anthony me sonrió otra vez y continuó:
-Y que después de un tiempo feliz tuvieron algunos problemas porque una señorita que era muy mala que también trabajaba con ustedes en la oficina de mi abuelo Carlisle no se portó nada de bien contigo.
Hasta donde yo sabía Irina seguía trabajando en C&H Grupe. Lo último que había sabido de ella era la mano derecha del abuelo paterno de Anthony.
-Mi tío me dijo que ella hizo que te culparan de algo que no hiciste.
-¿Y tú qué crees?
-Yo creo que tú eres buena. Lo sé porque me tuviste en tu pancita, me cuidaste cuando era un bebé, porque me quieres a pesar de tener que estar lejos de nosotros-Anthony me sonrió-Y por cómo me abrazaste-Añadió-Igual que cómo me abraza mi papá y él es el mejor papá del mundo.
No pude hacer otra cosa más que volver a sonreírle.
-Yo quiero ser cómo él cuando sea grande-Afirmó.
Anthony era la copia casi perfecta de Edward. La única diferencia entre ambos era el color de cabello. Ya que el de Edward era de un tono cobrizo mientras que el de Anthony tenía el mismo color castaño mío. El resto, era igual, los mismos ojos, la misma sonrisa torcida, la nariz, la quijada, la misma e intensa mirada. La seguridad en sí mismo, su dedicación y sus gestos de caballerosidad. Incluso hasta en la forma de expresar sus sentimientos se parecían.
Las lágrimas volvían a correr por mis mejillas.
-¿Por qué lloras y sonríes, mami?
-Por qué tú me has hecho muy feliz ahora, corazón. Has crecido tanto-Observé-Eres todo un hombrecito y estoy muy orgullosa de ti.
-¿Yo te hice feliz ahora?-Preguntó con alegría y una gran sonrisa en su rostro.
-¿Me das un abrazo tú ahora?-Le pedí.
Mi pequeño Anthony no lo pensó dos veces y se lanzó a mis brazos otra vez apretándome con todas sus fuerzas.
-Te quiero tanto...-Le dije con el amor más profundo que existía en mi corazón.
-Casi tengo seis. Yo voy a cuidarte ahora-Prometió solemnemente.
-No necesito nada más, cariño-Aseguré con una sonrisa pegada en la cara.
Hacía tanto tiempo que no me sentía así de bien que me dediqué a disfrutar de mi hijo y de nuestro momento. No duró mucho porque el timbre sonó otra vez y yo me paralicé. Sabía que alguien vendría por Anthony pero no imaginé que fuera tan pronto.
Me incorporé y le dije a Anthony que no tardaría en abrir la puerta y que él podía hacer lo que quisiese pues estaba en su casa también.
Me cuadré de hombros, abrí la puerta y allí estaba él.
-Hola, Bella- Me saludó con calma. Calma que no era una característica propia de su personalidad.
-¿Puedo pasar?
Me corrí para que él entrara pero nos quedamos en el pasillo.
-Esta casa sigue igual que cómo la recordaba-Observó.
-¿Vienes por Anthony?-Pregunté.
-No-Contestó-Vine a hablar contigo sí es que me lo permites.
-No sé de qué podríamos hablar tú y yo pero adelante.
-Lo siento mucho, Bells. Siento haberme alejado de ti durante todo este tiempo y no haber hecho nada por defenderte hace cinco años. La verdad es que me sentí el responsable de haber descubierto y dado a conocer el fraude.
-Me parece que es un poco tarde para un lo siento. A estas alturas está de más. Lo hecho, hecho está-Señalé con seriedad.
Él hizo un gesto de pesar que no pasó de ser percibido.
-Lo sé, por eso éste es un intento de remediar el daño que te hemos causado.
-Mira, no sé qué ha pasado para que hayan dejado que mi hijo se me pudiera acercar pero lo agradezco infinitamente pues sé que las órdenes de alejamiento siguen vigentes.
-Ya se retiraron todas.
-¿Qué?
-Nadie te impedirá estar con tu hijo desde ahora en adelante-Aseguró.
-¿Eso es cierto?- Pregunté incrédula-Emmett, por favor, dime la verdad-Le pedí.
-Jasper se encargó de eso esta semana. Puedes preguntárselo tú misma sí así lo deseas.
-No entiendo…-Dije confundida.
-Bells. Tengo que explicarte que él es un excelente abogado y que gracias a sus contactos también se pueden hacer cosas buenas.
No me lo podía creer.
-¿Qué fue lo hicieron?
Emmett me iba a responder pero el timbre volvió a sonar.
-Voy a entretener a Anthony mientras tú abres-Me avisó sin darme mayor opción- Y Bella…-Esperó a que lo mirara a los ojos- Realmente lo siento muchísimo. Sé que quizás no será ahora pero espero que algún día puedas perdonarme y pueda volver a ser tu amigo, como lo fuimos antes-Dijo mientras se dirigía a la sala en donde estaba mi pequeño.
Abrí la puerta y no sé por qué no me sorprendí al verla parada allí.
Esme Cullen estaba frente a mío con la misma expresión de disculpa que tenía su hijo hace unos instantes.
Sus ojos verdes encendidos se fijaron en mí sin apartar la vista.
-Estás hermosa-Fue lo primero que dijo al verme-Los años te han sentado de maravilla- Me elogió con sinceridad.
-Gracias…-Corté sus palabras incomoda mientras le dejaba entrar-¿Vienes a buscar a Anthony?-Cuestioné.
Ella se detuvo también en el pasillo y yo cerré la puerta.
-No, querida. Fui yo quien también lo ha traído pero no me atreví a presentarme a su lado.
-¿Por qué no? Tú no has hecho nada-Aclaré.
-Precisamente fue eso, Isabella. No hice nada. Dejé que las pruebas me convencieran por completo-Dijo con una nota de pesar en sus palabras-Pero al pasar de los años, mis dudas y tu comportamiento no fueron lo que podría haber esperado.
-¿Qué habrías esperado, Esme?-Dije sin alzar la voz más allá de lo necesario-¿Qué huyera a la primera oportunidad con el dinero que supuestamente desfalqué? ¿Qué me dejaran libre porque no encontraran pruebas en mi contra por el asesinato de Lauren? ¿Qué me olvidara de mi hijo pequeño? ¿Que dejara el pueblo donde él vive aunque no pudiera acercarme?
Negó con la cabeza.
-De lo que estoy segura es que fuiste una esposa perfecta para mi hijo esos dos años y que desde el primer momento en que supiste que estabas embarazada fuiste y eres una madre excelente. Lo has demostrado todos estos años también.
No podía negar sus palabras.
-Mi nieto tiene muchas características tuyas, Bella. Es cariñoso, bondadoso, noble, desinteresado y siempre quiere ayudar a los demás. Te quiere y siempre te ha esperado.
Fue un duro golpe que te digan cómo es tu hijo cuando sólo has compartido unos pocos instantes de su vida porque te arrebataron esa posibilidad sin consideración.
Por él, tenía que ser fuerte.
-¿Por qué están haciendo esto?-Pregunté-¿Por qué quitaron las acusaciones y revocaron las condenas? ¿Por qué están aquí? ¿Por qué Anthony sabe tanto de mí?
-Porque todo ha cambiado, hija-Contestó interrumpiendo mis preguntas.
-¿Qué cambió?
-Ahora sabemos la verdad.
Me paralicé otra vez.
-¿La verdad?
El timbre volvió replicar, Esme sonrió y miró hacia la sala, donde las risas de Anthony y Emmett se hacían sentir.
-Abre la puerta, hija. Estaremos en la sala-Dijo yendo con ellos después de pedir mi permiso para ir con ellos con la mirada.
Me sentía absolutamente desconcertada. ¿A cuál de todas las verdades ocultas se refería Esme? ¿Por qué los Cullen estaban actuando de esta forma? ¿Qué pasaría ahora? ¿Quién se presentaría ahora ante mi puerta?
No entendía muy bien que estaba pasando y ya no sabía si quería seguir abriendo la puerta.
Suspiré y volví a repetir la acción del día.
Rosalíe y su hija aparecieron ante mi vista. La niña de unos cuatro años era una copia de ella excepto por sus ojos, iguales a los de Emmett. Era preciosa.
-Mamá… ¿Ella es la tía Bella?-Preguntó la pequeña llena de curiosidad.
-Si Lily, es ella. Hola, Bella-Me saludó Rosalíe dudosa.
-Rosalíe-Saludé pero mi mirada se la había robado la niña y le sonreí.
-Soy Lilian Isabella Cullen pero tú puedes llamarme Lily. Parte de nombre lo escogieron en honor a ti. Es un gusto conocerte-Me saludó.
-El gusto es mío, princesa-Le contesté a ella con una sonrisa- Tú primo Anthony, tu abuelita y tú papá están en la sala ¿Quieres ir con ellos?
Me sonrió y entró corriendo a la sala dejándonos a su madre y a mí a solas.
-Fue mi deseo el que llevara tu nombre-Explicó.
Asentí sin decir nada.
-Supongo que ya sabes por qué estamos aquí-Comenzó a hablar pero no hizo el intento de avanzar.
También me quedé en mi lugar.
-Al contrario-Contesté cortante-Ni Emmett, ni Esme, y mucho menos Anthony lo han aclarado por completo.
-Irina está tras las rejas-Me hizo saber-Mi hermano cumplió la promesa que te hizo de averiguar la verdad y limpiar tu nombre por completo.
Contuve la respiración recordando la promesa que me hizo Jasper la tarde en que todo explotó.
-¿Cómo lo logró?-Articulé casi sin voz y aun sin salir de la impresión.
-Los dos primeros años se dedicó a buscar quien era el responsable. El año siguiente, redujo las posibilidades a cinco sospechosos. Sabía que el responsable actuaría nuevamente en otro desfalco pero ya no te podía responsabilizar a ti. El año pasado volvieron a ocurrir irregularidades prácticamente indetectables. Eso redujo las posibilidades a un par de persona. Jasper se inclinó por la persona que tenía acceso a todo pero que no contaba con el poder de firmar y tenía razón.
Mantuve el silencio.
-Mi hermano mandó a realizar una auditoría secreta hace un par de meses con la autorización de Carlisle y de mi padre.
Mi corazón seguía latiendo con fuerza recibiendo cada una de las respuestas que Rosalíe me estaba brindando.
-Edward descubrió lo que tenía Jasper entre manos hace tiempo-Me avisó de pronto- Y lo ayudó.
-Ambos descubrieron que Irina a través de Jenks movía dineros de operaciones ficticias a una cuenta en el extranjero. Fue él mismo Jenks, quien, acorralado por los chicos confesó cuales habían sido cada uno de los pasos que había dado Irina ahora y hace cinco años. Irina era inteligente, lo mantenía callado con sexo y con parte del dinero que estaba reuniendo. También declaró que fue Irina quien se deshizo de Lauren apuñalándola por la espalda al enterarse de que su querida socia la iba a traicionar.
-No me sorprende-Dije-Ella era capaz de eso y mucho más-El crimen de Lauren nunca fue aclarado y a mí me liberaron a los tres meses, cuando la investigación realizada comprobó que yo ni siquiera estaba en la oficina a la hora del asesinato.
-Tu liberación fue noticia en Forks. A pesar de aún estar implicada en lo de la estafa.
-Me hice famosa.
Siempre pensé que ella estaba relacionada con el fraude de alguna forma. No me equivoqué.
-Jenks les dio un par de pruebas que tenían que ver contigo. Documentos que tenían tu firma verdadera en documentos correctos y otros con tú firma falsificada en las operaciones ficticias y grabaciones de audio de conversaciones entre ellos en donde ella ordenaba los pasos a seguir en cada una de las operaciones que realizaban encubriéndolo absolutamente todo y para no levantar sospechas sobre ellos y si en ti ¿Ahora lo entiendes?
Cerré los ojos y asentí.
-¿Puedo pasar?-Preguntó.
Yo me hice a un lado como pude asimilando la información recibida mientras Rosalíe entraba a mi casa después de cinco años.
Cerré la puerta tras de mí y seguí a Rosalíe hasta la sala. Allí estaban todos. Esme tenía en su regazo a Lily terminando de hacerle una trenza y Emmett entretenía a Anthony haciéndole caras divertidas y algunas cosquillas por aquí y por allá.
Sonreí al comprobar que mi hijo era feliz con su familia paterna.
Todos nos sonrieron cuando nos vieron. Anthony se liberó de Emmett y corrió hacia mí. Lo atrapé en el aire apegándolo a mí.
-Tu olor me encanta, mami-Me dijo mi Anthony sonriente-Hueles a flores dulces.
Emmett iba a decir algo pero su esposa lo frenó con la mirada. Seguro que diría algo relacionado con los gustos que compartían padre e hijo en cuanto a mi. Anthony no lo notó.
Volví mi atención a mi hijo y le dediqué la mejor de mis sonrisas. Lo bajé con cuidado.
-Gracias, mi cielo-Respondí.
-Me quiero quedar contigo para siempre-Dijo de pronto.
Sus palabras me sorprendieron.
-Me encantaría-Contesté con sinceridad-Pero eso lo discutiremos después ¿Vale?
-Te quiero-Me dijo volviendo a abrazarme.
Me derritió otra vez.
-Y yo a ti, mi angelito. Muchísimo.
Esme tenía lágrimas en sus ojos al vernos interactuar y yo me sentía en otro planeta teniendo a mi hijo a mi lado y entre mis brazos.
El timbre por quinta vez volvió a resonar y esta vez no me inquietó saber que alguien más estaba tocando mi puerta.
Todos los presentes se miraron entre ellos y luego clavaron su mirada en mí esperando que acudiera a la llamada.
-Ve con tu tío, cielo- Le pedí mi hijo-Iré a ver quién es.
El timbre volvió a retumbar tres veces seguidas mientras me dirigía a la entrada y otras dos cuando estaba por abrir.
Esa impaciencia no podía ser de otra persona.
Abrí la puerta por quinta vez.
Tenía razón. Era esa persona.
-Hola, Alice-Le saludé-Llegas tarde.
La hermosísima mujer frente a mi rodó los ojos, resopló y no se movió ni un paso.
-Lo siento mucho-Contestó dejando su equipaje de mano a un lado-Pero el vuelo se retrasó. Vivir en Nueva York hace un poco difícil la llegada hasta Forks.
Ambas nos cruzamos de brazos.
-Ahora. Estoy esperando mi abrazo-Señaló haciendo sonar repetidas veces sus finos tacones con impaciencia.
Me eché a reír acercándome a ella saliendo de la casa. Me paré en frente de ella y la rodee con mis brazos dándole la bienvenida a mi querida amiga.
Alice se carcajeó también y me devolvió el abrazo. Estuvimos un buen rato abrazadas.
Estaba muy guapa. Ya no llevaba el cabello tan corto cómo antes pero le sentaba muy bien aquel nuevo estilo.
Su forma de vestir seguía siendo fina, única y a mí me encantaba.
Ella y Jasper fueron los únicos en creer en mi inocencia desde un principio. Él me había prometido encontrar la verdad y lo había conseguido después de cinco años. Y ella, siguió siendo mi amiga y mi único contacto con la familia Cullen los primeros años después de lo ocurrido hasta que se fue.
Si. Alice se había ido de Forks hace casi tres años y después de terminar de común acuerdo su relación con Jasper. Nunca supe cuál fue el motivo real de su separación pero estoy segura de que ése amor aún era muy grande. Una parte de mi quería creer que aún no se escribía el capítulo final de esa linda historia de amor.
-Rose fue quien me avisó ayer-Me explicó-Hice mis maletas y me fui al aeropuerto. Sabía que me ibas a necesitar.
-Por supuesto que te necesito ¡Te extrañé, Allie!-Le dije.
-Bueno, aquí estoy-Dijo mi amiga se volvió a reír-No es para tanto. Estuve aquí las últimas navidades y nos vimos. No hace tanto de aquello.
-Me hiciste mucha falta-Agregué.
-Bella no fue la única que te extraño y a quien le hiciste mucha falta-Dijo una voz conocida detrás de nosotras.
Deshicimos el abrazo y Alice contuvo el aliento. Por un segundo ella me miró a los ojos preguntándome que hacer. Yo le indiqué con los ojos el camino hacia Jasper.
Lentamente se giró para encontrarse con él situado en la entrada de mi ante-jardín.
Creo que el resto del mundo dejó de girar y simplemente desapareció para ellos.
Alice sin poder evitarlo avanzó a la mitad del jardín hacia donde el amor de su vida la esperaba, conmigo a rastras, porque me tenía firmemente atrapada del brazo. No se había percatado de sus movimientos hasta que yo con gran esfuerzo forcejeé y corté mi avance. Alice se dio cuenta de su amarre, me soltó inmediatamente y me sonrió disculpándose pero no detuvo su andar hacia Jasper.
Me sentía fuera de lugar pero no me quise mover tan rápido para no distraerlos e interrumpir este gran re-encuentro.
Ahora ambos sólo tenían ojos el uno para el otro.
Era cómo sí todo se rearmara y encajara entre ellos otra vez y el tiempo pareció ir despacio.
Retrocedí un paso de ellos, hacia la casa pero sin apartar la vista de mis amigos.
-Jazz…-Susurró Alice con un hilo de voz después de un par de minutos, cuando reaccionó.
Jasper respondió el saludo acercándose y encerrándola en un abrazo necesario. Alice perdió la batalla de resistencia y se apegó a él todo lo que pudo.
El amor a veces se demuestra sin palabras, simplemente con gestos y miradas, con dulzura y atención.
Me alegré infinitamente por ambos. No podía imaginar a dos personas más perfectas la una para la otra.
Poco a poco se fueron separando sin perder el abrazo y volvieron a mirarse a los ojos sonriéndose mutuamente.
-¿Ahora sí, Allie?-Preguntó Jasper con adoración-¿Ahora si estás lista para casarte conmigo?-Añadió sólo para mi sorpresa.
Alice sonrió nerviosa sin poder emitir palabra. Ella, quien siempre tenía palabras para todo se había quedado muda de pronto.
Las lágrimas de Alice comenzaron a anegar sus ojos mientras asentía repetidas veces.
Jasper sonrió y caballerosamente se encargó de capturar y limpiar cada lágrima con la ternura infinita que lo caracterizaba. Luego de un minuto de verla directamente a los ojos se inclinó y la besó con todo su amor contenido por todos estos años alejados.
Ese beso fue de película. De esas que te llegan al alma y la remesen por completo.
Por mi parte no era capaz de moverme y no pude evitar suspirar.
Lentamente volvieron a este mundo para recuperar el aliento.
El amor estaba allí, tangible e inmenso.
Se sonrieron mutuamente y la burbuja se deshizo porque mi amiga reaccionó y comenzó a hablar de corrido y sin parar a respirar.
-Si. Si. ¡Si! ¡Claro que si! ¡Nos casaremos!-Casi gritaba eufórica-¡Si, amor! Mañana sí quieres. Te amo tanto Jasper y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. Todo este tiempo lejos me lo ha dejado claro. Intenté cumplir con lo que me pediste pero no hay nada que capture mi interés sin ti, ni si quiera mi carrera. Tú eres lo que más me importa, el único para mí-Dijo sollozando feliz-No existe otra persona a quien pueda amar así y lo sabes. Te haré feliz, amor. Alteraré tus días con mis locuras-Sonrió y mantuvo dicha expresión-Te consentiré siempre. Te querré libremente y en cualquier instancia en que nos encontremos. Te raptaré a veces tal como lo hacía antes y sólo para sorprenderte. Tendremos los hijos que quieras y nos amaremos cada día como si fuera el primero y el último ¿Te parece?...-Finalmente terminó y se lanzó a sus brazos nuevamente.
Jasper estaba dichoso al tener a Alice otra vez entre sus brazos. Sonreía como no lo había hecho en años admirando cada detalle de ella. Se merecía aquella felicidad. Los dos se merecían esta nueva oportunidad.
Mi amiga estaba peor que él, su energía había vuelto.
Jasper se había separado un poco y ella había comenzado a dar saltitos de alegría, cosa tan típica de mi amiga que a todos nos lograba contagiar ese aire de regocijo.
Era tan emocionante verlos juntos así otra vez que un par de lágrimas salieron de mis ojos sin permiso.
Ellos me demostraron que el amor no tiene tiempo, sólo se necesita espacio para demostrarlo.
Sin lugar a duda este era un día lleno de emociones.
Alice y Jasper se miraron por un segundo y luego me observaron a mí.
-Sí querían hacerme llorar. Van por un buen camino, chicos-Les informé limpiando mis mejillas por cuarta vez en lo que va del día.
Ambos reaccionaron riendo, se acercaron a mí sin decir palabra, me arrastraron y abrazaron como no lo habían hecho en años. Con un abrazo de tres.
-Necesito hablar de algo muy importante contigo, Bella-Dijo Jasper.
-Me puedo imaginar de que se trata-Le contesté-Esme, Emmett, Rosalíe y los niños están adentro.
A Alice le brillaron los ojitos.
-¿Mamá y los chicos ya están aquí?
Asentí.
-Allie, amor. Sí quieres ir con ellos, lo entenderé…-Le dijo Jasper conociendo muy bien a su amada.
Ella se puso eufórica y no lo pensó dos veces, besó nuevamente a su prometido y corriendo entro a la casa a ver a su familia dejando la puerta abierta.
Jasper y yo sonreímos. Alice nunca cambiaría. Ella siempre sería… así.
-¿Es extraño cierto?-Preguntó Jasper evaluándome.
-¿Qué cosa?-Contesté su pregunta con otra.
-Que el pasado vuelva con unos simples llamados a tu puerta.
Y fue imposible no tensarme otra vez.
Jasper me miraba con atención intentando de adivinar mi reacción ante sus palabras.
No se lo iba a hacer fácil. No, esta vez.
-Tienes muchas cosas que explicarme Jasper Whitlock-Dije con tono serio y definitivo.
-Lo sé-Dijo con calma-En primer lugar, quiero aclararte que todo lo que hice fue por ustedes tres. Por Anthony. Por Edward y por ti.
No evidencié mi sobresalto y esperé a que continuara.
-Cumplí con lo que te prometí el día después de que todo pasó-Señaló-Sí no te dije nada durante estos años fue para no ilusionarte en vano. No sabía a ciencia cierta si de verdad iba a tener la suerte de descubrir quién era la persona que estaba detrás de la estafa.
Continúe sin mostrar alguna reacción.
-Segundo. Sí no hubiera sido por la ayuda de Edward creo que habría tardado más tiempo en reunir las pruebas necesarias para desenmascararla-Añadió.
Jasper esperó que procesara sus palabras.
-Mereces recuperar tu vida, Bella. Anthony merece crecer al lado de sus dos padres y tal vez Edward merece la oportunidad de poder luchar porque el amor de su vida lo perdone.
-Dejé de ser el amor de su vida cuando me encontró inconsciente en la cama con Mike Newton el día que mi vida se derrumbó.
-Sabemos que fue una trampa.
-Me destrozaron la vida, eso fue lo que ocurrió.
Jasper asintió sin atreverse a negarlo.
-Lo único que tenía era mi palabra y nadie creía en ella ese día y los siguientes-Contesté.
Mi amigo permanecía atento a cada palabra.
-Aún así yo llegué a dudar al pensar por un segundo que le había sido infiel a Edward cuando no era dueña de mis actos.
-Por eso aceptaste apartarte casi sin defenderte después de que te absolvieron por lo de la muerte de Lauren...-Adivinó-Porque realmente pensaste que habías engañado a Edward ese día.
-Por lo único por lo que me detuvieron fue porque en la declaración de Irina me culpaba de ser la última persona que vio con vida a Lauren. Pero en cuanto a lo del desfalco todo estaba en contra mía, las pruebas, el desprecio de Carlisle, la reacción de Edward, el bienestar de mi bebé y la vergüenza de despertar junto a alguien que prácticamente no conocía… pudieron conmigo.
-Lo entiendo.
-Me sentí muy culpable cuando reaccioné acostada, prácticamente desnuda y con Mike abrazándome en peores condiciones. Cuando me incorporé asustada vi a Edward observándome desde la puerta con el rostro desfigurado de dolor… no pude culparlo por cómo actuó. Creo que yo habría reaccionado peor si la situación hubiese sido a la inversa.
-Siento haber tardado tanto, Bella, pero quería limpiar tú nombre por completo. Incluido lo sucedido con Newton.
No me había dado cuenta pero un par de lágrimas habían empezado a hacer el recorrido conocido por mi rostro nuevamente.
-No fue fácil pero finalmente supimos que ocurrió esa tarde.
-Es imposible-Señalé intentando serenarme y limpiando mis mejillas.
-El dinero a veces también puede con las personas-Contestó-A Newton le pagaron una buena cantidad para que dijera que estuvo contigo y se metiera en tu cama antes de que llegara Edward a casa y tú te despertaras.
Jasper me observó intensamente y luego amplió su visión viendo detrás, a mi casa por unos segundos.
Se tensó.
-Fue Irina también-Continuó-Ella fue quien preparó el café que tenía el poderoso somnífero que ingeriste y te escondió inconsciente en su oficina durante la mañana. Después te inyectó algo un poco más fuerte para mantenerte soñando hasta la tarde. No sé cómo se las arregló pero halló la forma de hacer coincidir todo. El descubrimiento que hizo Emmett por los desfalcos, tu desaparición, las reacciones de todos, la junta de la muerte en la empresa, tú desvinculación sin defensa, su nombramiento, el asesinato, las amenazas y acusaciones judiciales en tu contra, los juicios y las condenas que vinieron después…
-Todos pensaron que me había hallado descubierta y había huido.
Volvió a asentir.
-Así fue como todo estalló en C&H y mientras Edward te buscaba desesperado, Irina te llevó a tu casa con la ayuda de Jenks y de Newton. Entraron con tu llave y prepararon la escena con la que se encontró Edward. Incluso fue ella la que le mando un mensaje a Edward desde tu móvil diciéndole que estabas en casa y que lo esperabas para confesarle la supuesta verdad. Después volvió a la oficina, mató a Lauren y cubrió sus movimientos con la ayuda de Jenks.
-Fueron los peores días de mi vida-Señalé-¿Cómo sabes tantos detalles de lo que ocurrió ese día? Nunca hablamos de aquello durante todos estos años.
-Costó un par de años poder encontrar a ese tipo, Newton, pero dimos con él en San Francisco el mes pasado. Viaje junto a Emmett y Edward. El hombre confesó todo cuando Emmett amenazó con castrarlo y yo con denunciarlo a las autoridades por complicidad. Independientemente de todo eso él no se salvó de que Edward hiciera un poco de justicia con su puño. Al menos ya salió del hospital, creo.
Me mantuve en silencio escuchando todo lo ocurrido.
Resistiendo.
-Mike nunca te puso un dedo encima y aceptó grabar un audio con su declaración-Señaló.
Asentí.
-También sirvió como prueba en contra de Irina. Todo lo legal te será notificado oficialmente este día lunes-Añadió.
-Vaya, eso explica porque los Cullen se han comportado así hoy. Lo único que no entiendo es por qué Irina se ensañó conmigo.
-Quería ocupar tu lugar.
-¿Mi lugar?-Repetí incrédula-Compartíamos casi las mismas funciones.
-No me refería al trabajo aunque en ese aspecto claramente obtuvo uno mejor.
Enarqué una ceja esperando una explicación.
-Sostengo con firme convicción que ella quería quedarse con todo lo era…-Negó con la cabeza-Con lo que es tuyo-Corrigió mirando detrás de mí nuevamente.
Seguía sin entender.
-Con el paso del tiempo fue cambiando su apariencia. Disminuyó su talla. Se cambió el color de cabello-Explicó-Dejó el rubio liso por el chocolate ondulado. Hasta se puso lentes de contacto del mismo color tuyo.
-No me lo creo.
-Es así. Su cambio fue notorio.
Me quedé impactada.
-Irina perseguía ser parte de la familia Cullen-Explicó-Quería ser tú pero Edward nunca le prestó atención ni antes ni después del cambio. Ella estaba obsesionada con tu marido. Dijo que lo amaba.
-Ya no es mi marido-Contradije rápidamente y por inercia.
Jasper me miró confundido.
-Hasta donde yo tengo entendido, sigues siendo una Cullen, Bella.
Negué con la cabeza.
-Firmé los papeles de divorcio que el mismo Carlisle Cullen me los trajo hace cuatro años-Aclaré.
-Si-Afirmó-Tú los firmaste, Bella, pero Edward no lo hizo nunca. Su padre quiso obligarle a firmar también, pero no lo logró.
Me congelé.
-Carlisle me dijo que lo único que quería Edward era separarse de mí. Lógicamente era lo que se esperaba.
-Te mintió. Ustedes dos siguen casados y Edward te ha respetado todos estos años, no tan sólo como la madre de Anthony, sino que también como a su legítima esposa.
Jasper volvió a mirar detrás de mí por tercera o cuarta vez, suspiró profundamente y continuó.
-Sé que no me corresponde decirte esto pero creo que es necesario. Te lo diré porque fui testigo directo. Edward nunca dejó de amarte aunque no se lo dijera a todos-Aseguró-Siempre lo ha hecho Bella, desde el comienzo, desde que te observó por primera vez-Me miró fijo-Y dudo sinceramente que algún día pueda sacarte de su cabeza y de su corazón. Su vida estos años sólo ha sido trabajar y velar por el bienestar de Anthony.
-Eso no es cierto-Contradije para quitar toda ilusión de raíz.
-¿Acaso tú has podido olvidar ese amor tan grande, Bella? ¿Has podido arrancarte a Edward del corazón? ¿Le has dejado de amar? ¿Has podido olvidarle?-Preguntó descolocándome.
-¿Has podido olvidarme Isabella Cullen?-Intervino una voz aterciopelada detrás de mí.
Hola! Sé que no he actualizado mis historias por un largo tiempo pero no las he dejado de lado ni por un segundo, es sólo el tener que dividirse en muchas para cumplir con todo. Esta historia esta lista, la dividí en dos capítulos, espero que al ser corta se entienda todo lo que quise expresar. Ojalá les guste. Subiré el otro capi mañana a más tardar.
Es mi manera de compensar mi larga ausencia.
Un abrazo a todo/as.
Cami.
Pd: Pronto actualizaré Salvedad, para las seguidoras de aquella linda historia.
