Disclaimer: Naruto no me pertenece.
Nota: originalmente, esta idea era de Leidy Blue, pero me a dio a mi porque no le inspiraba casi nada y se estancó. Espero les guste, me gustó la temática de este fic.
Querido señor muerto,
No creo que usted me conozca, pero mi mami a usted sí, y por lo que escuché, usted era muy importante tanto para ella como para mí. Según mamá usted murió durante la guerra, es una lástima, ella habla mucho de usted. Parece haber sido una persona muy buena, a veces me pregunto si tendrá alguna conexión conmigo.
Según tía Hinata, usted era su primo.
¿Eso lo hace a usted también mi tío?
Ojalá que si, así cuando usted despierte de su sueño pueda jugar conmigo, tal y como me dijo mi mami. Que la muerte es cuando una señora vieja viene a hacer dormir a los adultos y los lleva a un lugar soleado hasta que sus hijas/os crezcan y puedan volver.
Usted no es mi papá, pero me gustaría que lo fuera, mami siempre dice que no necesito un papá, que ella me ama por el papá que no tengo. Pero no dice lo mismo cuando la escucho llorar el nombre de un tal 'Benji'. Me duele pensar que ella está triste por un niño tonto.
Señor, ¿No le gustaría ser mi papi? ¡Prometo ser una buena niña! Y seguro mamá también lo será, cocina muy bien y es una gran ninja. Quiero ser como mi mamá cuando crezca. Debo irme, mamá me está esperando, fue un gusto verlo, señor Neji.
—Con cariño, Hanami Hyūga.
.
La pequeña Hanami depositó la carta en la tumba de ese hombre desconocido al que su mamá siempre visitaba, y corrió hasta su casa antes de que su madre se diera cuenta de su ausencia.
Entró por la puerta de atrás, con sumo cuidado, tratando de no hacer ruido. Caminó hasta la cocina, llevándose la sorpresa de que su progenitora había llegado antes de lo esperado. Tenten miró con severidad al infante de ocho años.
—Hanami Hyūga, ¿en dónde has estado? —preguntó. Las manos de Hanami sudaron por los nervios.
—Yo... —tartamudeó, no sabía si era bueno o malo lo que había hecho—, estaba en el cementerio.
—¿Haciendo qué?
Empezó a tartamudear, indecisa.
—Fui a ver a tu amigo, Neji. Le dejé una carta —admitió.
Tenten abrió los ojos, sin creer que su pequeña supiera de Neji. Se levantó se la silla y le ordenó a la niña bañarse y ponerse ropa limpia hasta que hiciera la cena. Hanami obedeció y se encaminó al baño, tan pronto como Tenten escuchó la puerta del baño ser cerrada, salió a toda prisa hacia el cementerio. Con su corazón latiendo rápidamente por lo que la carta pudiera contener.
Cuando llegó, fue hacia el panteón Hyūga y buscó la tumba de Neji. Hace mucho no iba a visitarlo y le sorprendía lo bien cuidada que estaba, quizá era obra de Hanami. Sonrió ante este pensamiento. Tomó la carta de su hija entre sus manos, rió levemente ante la inocencia de su niña.
—¿Ves, Neji? ¡Tu hija te tiene presente siempre! —Amargas lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas—. ¿Por qué tuviste que irte?
A lo lejos, Hanami observaba en silencio.
¿Por qué su mamá lloraba?
¿Estuvo mal lo que hizo?
¿Acaso ese señor que le habló el otro día en sus sueños diciéndole que su mamá estaría feliz si le escribía, mintió?
Les dejo el final a su imaginación, así me dijo Blue que lo quería.
