Las cortadas le ardían, la sangre no dejaba de brotar. Aquellos dos hombres le habían atacado repentinamente, una navaja sería lo que tendría clavado en el pecho si no hubiera reaccionado a tiempo. Aunque logró noquear a uno, no lo hizo sino a costa de las heridas que ahora llevaba encima; dirigir su mirada al otro individuo y ver cómo cargaba un arma de fuego le confirmo que no planeaba rendirse... *Cuanto empeño en quererme muerto* no hizo más que reír mentalmente. No lo aparentaba pero se encontraba más que exhausto, había perdido mucha sangre y tener dos puñaladas profundas no ayudaba, no tenía fuerzas ni para estar en pie, obviamente su orgullo de no mostrarse débil ante nadie era más grande que su fuerza física.

El sonido de un disparo fue lo único que se escuchó en el lugar...

Se había descuidado...



Unas horas atrás había recibido una llamada que por un momento creyó era una broma, pensar que sucedería algo así era impensable... era natural creerla una broma de mal gusto; y lo supo con la reacción que tuvo Aomine cuando fue a verlo para contárselo, le enfado ver cómo se reía en su cara mientras le preguntaba si estaba enfermo o si ya había enloquecido, pero eso confirmaba lo ilógico que sonaba todo. Solo quedaba ir y saber de buena fuente si era verdad o no.

Llevaban esperando noticias como una hora, hora en la que había llegado Kise gritando todo alterado y preguntando si ya se sabía algo, obviamente le contestaron que no sabían nada y que dejará de hacer escándalo. Con Kise todo fue más fácil y rápido, apenas le dijo lo que sabía, el idiota ya estaba todo alterado diciendo que llegaría lo más rápido que pudiera aún si tuviera que correr hasta ahí.

—Se atrevió a cortarme...– Acababa de hablar con Murasakibara, apenas le contó la noticia, éste le contestó que no era bueno tomar siendo tan joven e inmediatamente le cortó la llamada. Solo le quedo guardar la cólera y volver a intentarlo.

—Me di cuenta... ¿al menos te creyó? – Se contuvo de reír a carcajada suelta, por la cólera que acababa de pasar el joven, solamente porque el asunto era serio.

—Sí... vendrá inmediatamente, según él. – Tomó aire profundamente esperando calmar el nervio alterado después de esa llamada.

—Midorimacchi... ¿Kurokocchi ya lo sabe? – Se formó un silencio. No es que se haya olvidado de llamar a Kuroko para contarle lo sucedido, solo que cuando se trataba de algo sobre ÉL... se le debía decir personalmente. Aún si lo decía por celular, sabía que Kuroko no dudaría de sus palabras e iría inmediatamente a donde se encontraban... solo que no podía asegurar saber cuál sería la reacción del joven y era mejor que alguno de ellos esté presente por si acaso.

Y ahí era donde radicaba el problema, ¿quién irá a buscarlo y decírselo? Siendo sincero con él mismo... no se consideraba capaz de poder manejar sea cual sea la reacción que tenga, Aomime... su relación con el muchacho aún estaba en conflicto, Murasakibara... ni si quiera estaba presente, Kise... obviamente su única opción viable en éste momento, aunque no la más confiable en su opinión.

—Ve a decírselo, Kise. – Parecería que le leyó la mente, pero no, Aomine se estaba cuestionando lo mismo mentalmente y llegó a la misma conclusión. Solo debían esperar a que no sucediera nada.

— ¿Yo? – Estuvo confundido por un momento, pero asimiló la idea de que recurrieron a él y aceptó sin problema.

—Solo recuerda decírselo a solas, no queremos que alguien no deseado se entere de lo que no debe. – Midorima estaba siendo precavido, ya de por sí, no sabía cómo reaccionaría Kuroko cuando se entere... no quería molestias al conjunto de problemas que ya tenían.

Kise le respondió rápidamente con un "ok" antes de salir corriendo.

—Nuestra única opción no es la más confiable...

—Pero aun así es mejor opción que nosotros dos, lo sé...

Tanto Midorima como Aomine odiaban estar de acuerdo uno con el otro, pero no podían negar esta obvia verdad. Así como, incluyendo a Murasakibara y Kise, no podían evitar pensar en que esto traería situaciones problemáticas de vuelta y no tenían la mínima idea de a qué nivel llegarían ahora las cosas...