Disclaimer: me duele mucho tener que decir esto siempre, pero bueno... los personajes no son míos, solamente los utilizo para mis historias.

Hola! Este fin de semana que estuve de ociosa en mi casa descubrí que tengo muchas ideas que quiero escribir, pero que no son precisamente una historia completa o con una trama muy desarrollada. Todas esas cosas las pondré por aquí, y espero que les gusten o que por lo menos los entretengan un rato. No olviden dejar sus comentarios.


Universo: Canon

Personajes: Inuyasha/Kagome.

Sin querer queriendo

Podía sentir la mirada asesina en su espalda, pero no se dejaría intimidar. Sabía que estaba enojada, o más bien colérica, pero estaba seguro que pronto se le pasaría. Al fin y al cabo se trataba de algo material, ¿cierto?

Intentó arreglar las cosas, pero aparentemente sus esfuerzos fueron en vano y sólo lo había empeorado. De haberlo sabido, ni si quiera se hubiera molestado en venir a su época a visitarla. ¡Es que todo siempre tenía que salirle mal!

Primero ella le había pedido volver a su hogar unos días para sus famosos "exámenes", pero él se negó rotundamente y terminaron peleados, y obviamente ella usó el pleito como excusa para marcharse. Después sus amigos lo habían amenazado, y recuerda haber escuchado las palabras ingrato, insensible, idiota en algún punto de la conversación, lo que lo puso de muy mal humor.

Cruzó el pozo maldiciendo a la chica y llegó a la otra época topándose con el abuelo Higurashi, a quien se le ocurrió la brillante idea de poner al hanyou a limpiar el cobertizo. Y para colmo, la mujer ni si quiera estaba en su casa para defenderlo.

Mientras trabajaba pensó que, tal vez, sólo tal vez, había sido muy exigente con ella, así que esta vez haría algo para ayudarla. Encontró el artefacto en el jardín y se dio cuenta que algo no estaba bien. Perfecto, puedo arreglar esta cosa y de seguro Kagome me perdonará y olvidará la discusión.

Jamás imaginó que, de todas las fallas que había cometido ese día, esa sería la peor de todas.

Kagome volvió a casa para encontrarse con su bicicleta completamente destruida e inútil, y en cuanto vio el metal doblado y las ruedas con marcas de garras supo quién era el responsable. Discutieron de nuevo e Inuyasha terminó en el suelo varias veces para después salir huyendo de regreso a su época. Horas más tarde la chica también volvería, aun diciendo improperios sobre el joven mitad demonio y lo insoportable que podía ser.

Estaba tan metido en sus pensamientos que no se percató del sonido de los zapatos sobre el pasto. Cuando percibió el aroma de la chica hizo todo su esfuerzo por no voltear a verla.

- Sabes que no era mi intención destruir tu transporte, Kagome.

- Inuyasha… yo… ¿me llevas a la aldea?

Y entonces, sin pensarlo dos veces, dobló sus rodillas para que ella pudiera subir a su espalda, sintiendo sus delgados brazos rodear su cuello. Su corazón se aceleró y se acordó de lo mucho que le gustaba cargar a la joven, tiñendo sus mejillas de rojo. Agradeció el hecho de que en esta posición Kagome no pudiera notarlo, pero los pensamientos de la sacerdotisa iban exactamente en la misma dirección.

¿O tal vez si era mi intención? Y una sonrisa pícara se asomó en su rostro, porque el día no había estado tan mal después de todo.