.-FELIZ CUMPLEAÑOS, HAYAMA KOTARO-.
Disclaimer: KnB no me pertenece, es propiedad de Tadatoshi Fujimaki. Hago esto sin fines de lucro y una vez terminado el drabble es devuelto a su respectivo dueño.
Re-Disclaimer: Este conjunto de drabbles participa del Reto de Cumpleaños: ¡No se olviden de nosotros! del Foro Kurobas en Español.
Advertencias: Posible OoC.
Nota de la autora: Espero no estar violando ninguna regla con respecto al reto ;u; Pero, diablos, mi pequeño Kotaro necesita mucho amorsh~ (?) Y no me decidía con cuál idea quedarme, hasta que hacer este conjunto de drabbles vino a mi mente… Principalmente era un MayuHaya, pero luego el HayaIzu me incitaba a cambiar mi idea original… y luego vino Akashi a amenazarme con sus tijeras (?) xD Así que, esa es la razón del porqué no subí antes el reto; estaba muy ocupada con mi pequeño debate interno (?) Y, al verme incapaz de elegir sólo uno, me dije: ¿Y sí haces un conjunto de drabbles con distintos personajes de KnB?... Y ¡Oh, cielos! Terminé haciéndolo sin darme ni cuenta (?) En fin, disfruten de su lectura~
Personajes: [Mayuzumi C. & Hayama K.] [Akashi S.] [Nebuya E.] [Mibuchi R.]
~F.C.H.K.~
Mayuzumi frunció el ceño, mientras observaba los garabatos en su locker –porque eso eran: garabatos. Distaban mucho de ser una caligrafía legible–; buscó con la mirada al posible responsable. ¿Nebuya? No, parecía muy ocupado devorando a escondidas aquel gran trozo de carne. ¿Mibuchi? Qué va; si el princeso lo que menos tenía era una horrible letra. ¿Akashi? Descartado; el señor absoluto tenía una caligrafía perfecta. Quizás, hasta la mejor del mundo, ¿por qué? Pues, porque el señor era absolutamente perfecto.
Su mirada inconscientemente –no, conscientemente– se posó en el chico de alborotados cabellos naranjos y sonrisa extensa. Hayama sonreía –bueno, siempre lo hacía– como idiota; no, no era que Mayuzumi lo pensará –bueno, sí lo hacía–, pero el chico realmente tenía una boba sonrisa y una cara de: Yo lo hice. Mírame, que lo delataba inmediatamente.
–Hayama –habló, girándose hacía el menor.
–¿Sí, Mayuzumi-senpai? –Un tono empalagoso acompañado de sus ojos bien abiertos, como si estuviese esperando algo, le hizo sentir repulsión al mayor.
–Nada –se giró, sin darle mucha importancia al asunto; ya lo limpiaría él luego, ¿Para qué molestarse en siquiera hablarle a Kotaro?
Un fuerte quejido del menor resonó en sus oídos, para luego dar paso a los cuchicheos –nada disimulados– de Nebuya y Mibuchi en su contra. Chihiro sólo suspiró, mirando los garabatos: F.C.H.K. ¿¡Qué diablos significaba eso!? ¿¡En qué mierda pensaba Hayama cuando garabateó aquello!? Mejor dicho, ¿Hayama estaba pensando mientras lo hacía? Negó, Kotaro no lo hacía –jamás lo hacía, si le preguntaban al de cabellos ceniza–.
–Chihiro –la imponente y firme voz de Akashi habló y Chihiro se encogió en su lugar, limitándose a mirarlo de reojo. Mayuzumi sólo asintió, indicándole que le había oído–. ¿Sabes qué significa eso? –Señaló, con su dedo de niño rico, los garabatos.
–No.
–Feliz Cumpleaños, Hayama Kotaro–explicó el más pequeño, sin perder la serenidad en su rostro; pero bien que sus tijeras decían otra cosa–. ¿Sabes qué debes hacer, no?
Mayuzumi negó.
Sí lo sabía, la diferencia radicaba en que no lo haría.
–¡Bestia!
–Reo –le calló el pelirrojo, para luego dirigirse al mayor–. Kotaro ha estado todo el día esperando a que lo felicites.
El peli-gris asintió vagamente, mirando detenidamente aquellas tijeras.
–Chihiro –apuró Seijuurou.
–OI. Hayama –le llamó, el menor se giró decaído.
–¿Sí, Mayuzumi? –Preguntó, sin ánimo alguno. No parecía él.
El mayor se volteó a ver a sus molestos kohais; el cómo estos, a su manera, le obligaban a continuar. Nebuya tronando sus dedos, Mibuchi con una cartera… ¿Qué? Y, finalmente, Akashi Seijuurou con su serenidad alarmante y sus tenebrosas tijeras.
Tragó duro: –Feliz cumpleaños, Hayama –terminó e inmediatamente fue cegado por la enorme y radiante sonrisa del de orbes verdes.
–¡Gracias, Mayuzumi-sepai!
Chihiro asintió, sintiendo como la presión en su espalda disminuía y la circulación de la sangre cesaba gracias al fuerte abrazo del más pequeño.
Palabras: 481.
