Hola Lectores/as!. Llevaba tiempo queriendo escribir un Sirius/Lily, a pesar que soy defensora de las parejas canon de HP tengo debilidad por este par, más bien por Sirius pero quien no ¿verdad? :). Espero que les guste y dejen algun comentario. Gracias.

Conociendo a Lily Evans

Soledad

¡Cruciatus!

La pelirroja detuvo sus pasos sobre la nieve crujiente al tiempo que volteaba su mirada en dirección al bosque prohibido.

-¿Qué ocurre Lily? – dijo su amiga Sarah al notar como detenía sus pasos.

-¿No has oído eso? – Volvió a dirigir sus ojos en la misma dirección-. Era como…

-Seguro que fue el viento, tranquila mujer. Está cayendo una buena tormenta de nieve – frotó ambas manos para conseguir entrar en calor-. Ya era hora de tener vacaciones navideñas, estoy deseando llegar a casa, ¿tu, no?

-¿Eh? , Ah, sí claro.

-Vamos pronto a la estación que ya vamos tarde.

-Sí. Adelántate Sarah. Yo me he olvidado uno de los regalos en mi habitación.

-¿Doña orden olvidando algo? – Se burló – Está bien, nos vemos allí, pero date prisa.

En el bosque prohibido...

-Me parece que voy ganando Bob, esta vez he hecho que hasta le sangre el hocico.

-De eso nada. Gana quien consiga darle el golpe de gracia. ¡Cruciatus! – gritó con rabia mientras la maldición impactaba sobre el cuerpo agonizante de un perro negro oscuro como la noche.

-Dios, esto es lo que nos deberían enseñar en defensa contra las artes oscuras y no esos hechizos de párvulos. Mira como aun enseña los dientes. Yo te enseñare quien manda aquí, estúpido perro. . ¡Cru…!.

-¡Petrificus Totalis! – Lily giro hacia su otro oponente antes que pudiera reaccionar - ¡Expelliarmus!. ¡ Aunque huyas Bob, tú y John tendrán que responder de esto ante el director! Malditos Slytherins – volteó a mirar al perro que aullaba de dolor revolcándose incontroladamente.

-Shhh…tranquilo…se han ido ya – Lily le presentó su mano de forma amistosa, pero lejos de calmarse, le lanzó varios ladridos intimidatorios. Entonces se percató a que se debía.

-Oh, lo siento – retrocedió dejándole un poco de espacio y mirando la varita en su mano la escondió en el bolsillo de su abrigo-. ¿Ves? Ya está. No tienes que temerme. Yo nunca te haría daño – volvió a acercarse dejando que oliera sus manos. El perro por su lado, se puso en pie con dificultad, restregando con su nariz los dedos de ella. Lily tomó entre sus manos su cabeza y lo examinó con cuidado-. Creo que esas bestias no te han llegado a dañar gravemente pero para estar seguros debería dejar que te viera Hagrid.

El perro se soltó retrocediendo violentamente y aulló.

-Está bien, está bien. Ya veo que eres un muchacho grande y te puedes cuidar sólo.

Como única respuesta se sentó sobre sus cuartos traseros alzando su pecho y el hocico con orgullo. A Lily le fue imposible esconder una sonrisa al verlo. Era extraño. Realmente extraño, parecía como si entendiera exactamente lo que hacía y lo que decía. De pronto el sonido lejano de la llamada del tren la distrajo de sus pensamientos. Debía partir de inmediato pero una sensación extraña la recorrió por dentro. Hizo una pausa y miró hacia abajo para encontrar al perro observándola con atención. Sus ojos eran de un gris que le recordaba a una tormenta a punto de estallar, tan nostálgica y temida pero al mismo tiempo con ese poder hipnotizante que te impide apartar la mirada.

-¿Qué pasa ojos tristes? Tú tampoco tienes casa a donde ir.

Metió la mano en el bolsillo de su abrigo dejando caer sobre la nieve helada una carta de su hermana menor y el recuerdo de las únicas dos palabras que contenía: No vuelvas.

Si ella supiera…

En un solo día a Sirius le pasó las dos cosas más increíbles de su vida. Deberle la vida a Lily Evans, la chica más insoportable y estirada de todo Hogwarts, y para más inri además compartir en estos momentos un mismo sentimiento. Sí. No quería volver a su casa. No era un dulce hogar familiar sino todo lo contrario. Además se habían esmerado en que se percatara que no era un miembro bien recibido por no estar a la altura del apellido Black. Perfecto. Al contrario de lo que se piensa o se dice, tu sí que puedes elegir a tu familia, y esa era en estos momentos tanto Hogwarts como los Merodeadores. Aquí me sentía en casa y nadie me lo iba a arrebatar.

Pero entonces estaba ella. No la conocía lo suficiente. Aparte de los piropos de cursilería barata de James sobre ella, era prácticamente una desconocida. ¿Qué razones tendría ella para no querer volver a su casa en navidades?

-Vamos – dijo Lily indicando con la cabeza el colegio. Era extraño verla con esa mirada tan dulce cuando lo más bonito que podías sacarle en un día bueno era Muérete Black.

-Por suerte hoy abra poca vigilancia. ¿Sabes? no estoy acostumbrada a romper las normas, me juego una expulsión por ti – volvió a mirarle directamente a los ojos – Me la debes.