! Hola! aqui les presento este fanfic que se basa la idea en una novela que sinceramente a mi me encanto.
Disclaimer: D Gray Man pertenece a Hoshino San, mientras que algunas partes y citas son del libro al cual se ha tomado.
La trama de diferencia, espero les guste.
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Los videntes, u hombres con una segunda visión tienen terroríficos encuentros con las hadas*, a los que ellos llaman Good Neighbors*, o Gente Buena
La comunidad secreta, Robert Kirk y Andrew Lang (1983)
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-Muy bien ahora dame una escala más alta- Allen empezó con una tonada simple, con cada movimiento de sus dedos el sonido se extendía hasta lograr un Do en la novena octava.
Miranda, su maestra de piano aplaudió por la perfección de la escala, con una sonrisa por apreciar la habilidad de su mejor alumno.
El puso los ojos en blanco, y se levanto bruscamente del banco.
-¿Qué pasa? ¿Tienes prisa Allen?- Miranda le apunto con un lápiz.
-No profesora Miranda- cedió un poco Allen, regreso su vista a las hojas llena de notas, suspiro y siguió tocando pero ahora con una canción más lenta.
Escucho sus propias melodías, concentrándose en detectar las fallas que aun le faltaba superar, asegurándose de mantenerse anclado al mundo real: el humano, el seguro.
No era el único mundo, por mucho que él lo deseara, pero lograba ocultar al otro "el inquietante y tenebroso" durante breves momentos.
-Allen pon atención a las notas- corrigió Miranda.
Abrió los ojos, con un pequeño rubor de vergüenza asintió a lo dictado, "concentración, control". Entonces lo sintió: un aire cálido sobre su piel. Un hada le olisqueaba su cuello, echándole un aliento caliente e hincándole su barbilla rasposa y tiesa en su piel. A un con toda la concentración del mundo no podría evitar sentir la sensación de miedo y asco sobre sí mismo, no con un hada detrás de él y menos con una cara tan horrible como el de esta vez.
Disimuladamente con su mano tiro las hojas, para así poder zafarse y respirar un poco más tranquilo, sin sentir la helades bajar en su columna.
-¿Allen, que paso?- volteo y miro las hojas regadas y a su alumno agacharse, noto un pequeño temblor, parpadeo de nuevo y no vio nada, tal vez ya estaba poniéndose un poco más vieja, bueno necesitaría vacaciones.
-Nada, profesora….solo fue el viento- se obligo a sonreír, mirando a Miranda, a las hojas, a cualquier cosa menos a la manada de Sílfides*. Incluso a un que tratare de desviar su atención, podía escuchar sus carcajadas y aullidos, el rechinar de los dientes y batir de sus alas, una cacofonía de la cual no podía escapar.
Las hadas estaban en manadas, a veces no son solamente hadas si no que conviven con otras criaturas mágicas, era muy raro ver alguna sola pero aun así había ermitañas, pero al caer el atardecer aparecían más y más aumentando la ansiedad de Allen por escapar de ellas.
Miranda obviando todo, le ayudo a recoger las hojas al albino, mientras miraba lo tarde que se había hecho, como pasaban las horas con este muchacho – Allen ya está oscureciendo y es mejor que te retires a tu casa, hoy lo hiciste muy bien, mañana terminaremos de practicar ¿vale?-
Allen sonrió con ternura, agradecía a Miranda lo buena y considerada que era, por algo era una de las mejores maestras de piano de la ciudad, aun que siempre pidiera perdón por todo.- Esta bien, nada mas recojo algunas cosa y me voy.
"Ojala todo el mundo fuera como ella, y no existieran estos seres" pensó, mientras guardaba algunas de sus cosas en su mochila, y se la colgaba al hombro
-Hasta mañana profesora y salga con cuidado-
-Hasta mañana Allen.
Se despidieron, pero aun así Allen había visto que cara puntiaguda se había quedado en la sala, junto a Miranda, solo rogaba por que no le hiciera nada malo.
Al salir a la calle revestida de concreto, camino nada más que un par de cuadras y vio a otra hada con sus ojos de cierva, caminando por su costado, trato de mirar su reflejo en el espejo y ahí vio que era esquelética, con demasiadas articulaciones, era vulgar y esplendida al mismo tiempo pero demasiado terrorífica para su gusto, sus ojos extremadamente grandes combinados con aquel decadente cuerpo le hicieron preguntarse si en verdad no eran seres vulnerables, pero el sabia la respuesta, No lo eran, a pesar de su fragilidad eran seres altamente peligrosos y mas para las personas como el que podían verlos.
Después de pasar unas calles más, la misma hada seguía atrás de él, pero enseguida noto a un elfo de pezuñas hendidas, ambos se vieron y ojos de ciervo se arrojo contra este, enterrando sus largas uñas en su brazo y enseguida por el elfo corría un reguero de sangre; ojos de cierva rio entre dientes.
Allen se mordió el labio de nuevo y alejo la mirada del lugar, para no querer ver mas una lucha "concentración "se dijo así mismo y se esforzó en seguir en su camino con aparente tranquilidad a un que por dentro hervía de ansiedad.
A veces les quería gritar, que pararan de atormentarlo, que se marcharan y que lo dejaran en paz, pero no podía.
Jamás podría pronunciar palabra alguna, si lo hiciera ellos se enterarían de su secreto: sabrían que tenía el don de verlos.
El único modo de sobrevivir era guardándose esas palabras, ese secreto; Mana le había enseñado desde pequeño esa norma, incluso antes de que supiera escribir su propio nombre. "Mantén la boca cerrada, no veas, no escuches y sobre todo no intervengas" eso le había dicho, aun que le parecía algo ilógico mantener en secreto el don, sabía que si decía algo tal vez Cross lo castigaría.
Y si Cross lo castigaba, entonces eso significaba que no más instituto, no más clases de piano, no más salidas con sus amigos y sobre todo ya no tendría la libertad de ver al odioso y malhumorado de Kanda
.
Ya había sufrido bastante cuando era más pequeño y Mana lo educaba en casa mientas Cross se iba de juerga; "nunca más" se dijo, así que guardándose la rabia se dirigió hacia más adentro de la ciudad, aun lugar donde eras más seguro que el FBI, y bueno tal vez exageraba pero para él, así era, camino un poco mas y vio las enormes barras de hierro y puertas de acero.
Tanto en su forma básica como modificado en su forma más pura del acero, el hierro era veneno para las criaturas mágicas y algunas no tan mágicas pero especialmente para las hadas.
Por lo tanto ir hacia ese lugar, lo hacía sentir seguro.
A pesar de que habían criaturas por doquier, Crawley* era su hogar, Allen había visitado Cambridge, Brighton y Oxford* eran ciudades bastantes agradables pero demasiadas prosperas y vivas, con demasiados bosques, parques y sobre todo arboles, Crawley no era una población tan prospera, no desde hace mucho y eso significaba que aquí las hadas no prosperaban, no como en las ciudades antes visitadas por él.
Trato de sacar esos pensamientos de su cabeza, que le avecinaban un dolor de cabeza horrible, como si no tuviera suficiente con él próximo dolor mucho mas estresante que tendría con Kanda al llegar a su hogar y hacerle pelea para que le dejara estar a un que sea un rato mientras ideaba alguna manera de llegar a su departamento.
Ya estaba a unas cuantas cuadras de llagar a los terrenos de Kanda, cuando de un callejón salió una pareja de hadas, que había estado siguiéndolo desde varias semanas atrás, era de todo los días verlos a ambos o alguno de los dos tras él, la hada tenía el cabello largo y de color verde, amarrado en dos coletas altas, sus labios eran azules pero no de pinta labios si no un azul cadavérico, supuso que alguna vez fueron rosas como los capullos.
Llevaba un pantalón descolorido de mezclilla y pespunteaba con grueso cordones, mientras un blusón de color crema le tapaba y se dejaba ver sus hombros pálidos, tenía un estampado moderno.
Junto a ella caminada un enorme lobo en el que iba montada o ¿estaba apoyada?
El hada hombre, porque era un hombre, aun siendo una criatura sobrenatural podía diferenciar entre varones y mujeres y el era un varón.
El hada varón toco ala hada peli verde, y al tocarla salió vapor, ella le enseño los dientes en seña de amenaza, lo empujo y le dio una bofetada, que hasta el le dolió, mientras el hada varón sonrió como si nada hubiera pasado.
Y al sonreír resulto irresistible, resplandecía levemente, como si en su interior ardieran miles soles, con su cabello un poco largo y despuntado de color entre rojizo y anaranjado, como si fueran los colores del sol, era guapo y su ojo verde aceitunado lo atraía, debía admitirlo pero a un así no era su tipo, porque no era humano.
Era alto por lo que había visto, un par de centímetros más que él, pero tal vez de igual tamaño que Kanda, pero había algo en él que lo aterrorizaba, apretó un poco el paso pero disimuladamente "no corras, no temas" se dijo como un mantra así mismo.
Al ver que no avanzaba más, entro al primer local que su mente puedo analizar, y adentro vio que era Vierne Connexion, y se sintió más seguro entre las filas de madera, acero y los estantes de hierro donde se apilaban varios libros, Cd, mangas, y hasta un mini café, estaba a salvo ahí adentro.
Cuando no podía esconderse en otro lugar, siempre iba a Vierne y esperaba hasta que pudiera salir, a veces compraba algunas cosas y otras se ponía al día con los nuevos libros, a penas iba a poner su mano en unos de los Cd que había visto cuando lo vio entrar, ataviado con un sortilegio para esconder sus poderes y parecer más humano, claro si eso se podía hacer.
"Esto es nuevo" pensó y desvió la mirada sin en realidad tomarle mucha atención a la entrada triunfal del niño bonito.
Recordó varias cosas y se sorprendió al notar que esta hada debía ser más fuerte, porque solo aquellos que tenían un poder mágico más grande podían activar el denominado sortilegio para hacerlos parecer humanos a simple vista, claro que ellos no contaban con que resaltaran mucho mas como humanos que como criaturas mágicas.
En fin soltó un suspiro, y algo le decía en su interior que esta hada era peligrosa y su corazón tembló de miedo, pero se mantuvo firme.
El recién llegado se detuvo en el mostrador y le dijo algo a Lou fa, una de sus amigas que trabajaba ahí por lo buena que era la paga, acercándosele demasiado al punto que la hizo sonrojar a la pobre muchacha, Lou fa miro hacia su dirección y el se sordeo, como si con él no fuera la cosa.
Ella pronuncio su nombre y él sin decir nada se encamino más lejos, evitándolo más. Allen le dio la espalda ambos y tomo otro disco, lo aferro a su pecho como si dependiera de ello y rezando porque no se viera su nerviosismo.
-Allen ¿verdad?- el chico bonito estaba demasiado pegado a él para su gusto y Allen se movió un poco más, para tener espacio y tener una retirada lo antes posible, chico bonito leyó el nombre del CD y con una sonrisa se acerco aun más.
- ¿Es buena la banda?
El albino enmudeció y miro a chico bonito despacio, si se trataba de pasar por un humano para llamar su atención, estaba más que equivocado, este chico. Reviso su nuevo atuendo que consistía en unos pantalones blancos pegados, una camisa algo grande pero que le quedaba bien, sus botas hasta las rodillas, en su cadera como cinturón traía una tela algo así como una chalina verde, cambio el color de su cabello a un tono más rojo y dejo su parche en el ojo.
-No me interesa- de volvió el Cd hacia su lugar y se fue hasta la sección de los libros, procurando mantener más distancia pero no resulto ya que este fue tras él como un perrito tras su amo.
-He quedado con unos amigos para tomar un café – el hada se le acerco más- y quería preguntarte si ¿quieres venir?
-No gracias- dijo secamente y paso al costado de él, paso duro y un poco mecánicamente, se dirigió a la salida, saludo con la mano a Lou fa, y salió del local. Tal vez con esto el chico bonito lo dejaría en paz, pero se había equivocado.
Él lo siguió
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*: Cita tomada del libro, solo con una modificación, iba elfo en vez de hada.
Sílfides: Son las hadas de los vientos
Crawley,Cambridge, Brighton y Oxford: son Ciudades de Inglaterra
Espero le haiga gustado, y son bienvenidas las Criticas. Bye bye!~~
