Prólogo

Un carruaje tirado por cuatro espectaculares caballos negros recorría las calles de un pequeño pueblo inglés. Las casas, la mayoría de piedra y ladrillo, eran pequeñas y las calles estaban bastante descuidadas. Se podía apreciar que el pueblo había pasado por mejores momentos.

En el interior del carruaje viajaban dos hermanos de 21 años, a los que tan solo les separaban 5 minutos y que a pesar de ello eran bastante diferentes entre sí.

Los dos eran altos, poseedores de una envidiable figura atlética y de un hermoso cabello tan negro como la noche, pero eso era lo único en lo que coincidían.

El más mayor se parecía físicamente a su tío Bankotsu, de hecho todo aquel que le veía por vez primera le tomaba por el hijo de este y no de Inu-Taisho. Ambos poseían una boca grande y una mandíbula fuerte y arrogante además de un cutis atezado poco común entre la alta sociedad; pero sin duda los ojos eran el rasgo más revelador, una característica de sólo unos pocos Taisho: de color azul zafiro, con párpados gruesos, y de una forma ligeramente almendrada que les daba un aire exótico, enmarcados por pestañas negras y cejas bien marcadas.

El otro joven era, a diferencia de su hermano, una fotocopia de su padre. Tenía los rasgos más comunes entre los Taisho: pelo negro, ojos de una extraña tonalidad dorada con un ligero brillo desafiante en ellos y piel clara, sin llegar al pálido enfermizo más bien era tirando a dorada. Fuerte y apuesto, como solía decir su madre.

Pertenecían a una de las familias más poderosas de todo Londres y eran sobrinos de un poderoso Duque que había habitado en ese pueblo durante mucho tiempo hasta el momento de su muerte 5 años atrás.

Su tío, al morir sin descendencia y puesto que no tenía mujer, dejo toda su fortuna, en la que se incluía una enorme mansión en ese pequeño pueblo, a sus únicos sobrinos, Kouga e Inuyasha Taisho, pero estos disfrutaban demasiado de las comodidades de Londres y no habían mostrado ningún interés por la mansión o los territorios de su tío hasta ahora.

**Capitulo 1**

Un joven de ojos dorados se removió inquieto en su asiento por cuarta vez en los últimos cinco minutos. Llevaban más de cuatro horas de viaje y la dichosa mansión aún no aparecía ante sus ojos. Ligeramente enfadado se dirigió a su hermano el cual se encontraba sentado enfrente de él.

- Kouga, me puedes recordar porque me han enviado al fin del mundo contigo.

El joven, que hasta el momento había estado bastante entretenido analizando el paisaje que se veía por la ventana del carruaje, dirigió su azulada mirada hacía él y contestó:

- Simplemente porque Padre cree que al alejándonos de Londres y de la sociedad nos dará un escarmiento y nos volveremos obedientes y sumisos como Ginta o Hakkaku- sonrió al recordar a sus dos amigos y su excesiva obediencia.

Kouga era un mujeriego y su padre lo aceptaba, pero lo que no consentía era que se hubiese acostado con la futura mujer de uno de los hombres más importantes e influyentes de la alta sociedad londinense. Así que cuando se enteró intentó buscar un castigo a la altura de los hechos, su primera idea fue desheredarlo pero lo deshecho rápidamente, era un precio demasiado alto, además quería a su hijo y sabía que aunque no estaba bien lo que había hecho era un joven impulsivo y en su defensa tenía que decir que Kouga no había sabido quien era la dama hasta después de que él les pillara. Entonces se acordó del pueblo en el que había vivido su hermano. Aunque era un importante lugar de paso hacía otras de las grandes ciudades de Inglaterra, estaba bastante apartado de la sociedad y por lo que tenía entendido solo contaba con un par de tabernas, una pequeña biblioteca y algunas casas de hospedaje para los viajeros. Era el castigo perfecto, los dejaría allí unos cuantos meses sin comodidades, sin zonas de ocio y sobretodo sin mujeres para Kouga.

- Si, y me parece un castigo muy justo para ti, lo que no alcanzo a comprender es porque tengo que ir yo también- comentó apretando la mandíbula.

Odiaba lo injusto que había sido su padre con él, no podía castigar de la misma manera que Kouga se hubiese acostado con esa mujer y el hecho de que él los hubiese encubierto, pero por más que había intentado convencerlo, su padre no había cambiado de opinión; y ahí estaba. Encima lo que le ponía aun más nervioso era que a Kouga parecía no molestarle la nueva situación.

Miró por la ventana de nuevo y vio como el paisaje había cambiado, ya no estaban por las calles del pueblo, ahora un montón de árboles desnudos por la época en la que se encontraban, adornaban el camino. Unos minutos después los árboles empezaron a desaparecer para dar paso a una gran mansión. Ambos hermanos la observaron sorprendidos por el estado en que parecía encontrarse.

El carruaje se detuvo y el cochero les anunció que habían llegado a su destino. Kouga fue el primero en bajar y detrás de él su hermano, los dos se miraron y luego volvieron su vista a la mansión.

-No esta tan mal- una voz que vino de detrás de ellos les hizo darse la vuelta, encontrándose con una mujer mayor de unos 60 años, con el pelo canoso, bajita y algo encorvada.

-Creo que no estas mirando lo mismo que nosotros-dijo Inuyasha suspirando.

La mansión podía haber estado bien hacía cinco años pero llevaba demasiados tiempo sin que nadie la atendiera y estaba muy descuidada, solo había que echar una ojeada al supuesto jardín lleno de hierbajos, y a las hiedras que cubrían gran parte de la fachada de la mansión.

Kaede se acercó un poco más y miró a ambos lados como si estuviera buscado algo-no veo ninguna otra casa por aquí cerca por lo que debo suponer que si que estamos mirando lo mismo.

- Bien, entonces el problema es otro-el joven le puso una mano en el hombro y sentencio- la edad esta empezando a pasarte factura.

-Pero como te atreves maleducado- contestó indignada dándole un golpe en el brazo, Kouga se rió levemente por la reacción de la anciana y empezó a caminar hacía la entrada. Tanto Inuyasha, como Kaede y el cochero, el cual se había mantenido al margen, le siguieron al interior sin saber que ese pequeño y aburrido pueblo les iba a cambiar las vidas para siempre.


Bueno pues aqui estoy de nuevo. He tenido que volver a subir el fic xq x alguna extraña razón no podía subir más capíñana vuelvo a subir el cap2 y el 3 lo subiré tambíen esta semana.

Asi q espero q disfruteis y q dejeis algun review. No me gusta ser pedigüeña pero la verdad es q motiva xa continuarla XD