— ¿Quieres tener un hijo conmigo?

Ladybug hubiera escupido su jugo, se hubiera atragantado, si estuviera en esos momentos tomando o incluso comiendo algo. Como ese no era el caso y en cambio estaba sentada observando la ciudad en unos de sus ocasionales patrullajes nocturnos. Solo miró a Chat Noir con los ojos enormemente dilatados y muda de la impresión.

— ¿Q-que?

— ¿Si quieres tener un hijo conmigo? —Repitió como si la propuesta no fuera de por si descabellada.

— ¡No! —Gritó con exaltación colorada hasta los orejas, pero ¿Que mosca le ha picado?

— ¡Hey! —Exclamó— No tenías porque negarlo de esa manera, me haces sentir mal —Dijo poniendo una mano en su pecho como sintiera dolor.

— P-pero... ¿Qué estás diciendo? —Cuestionó al oír tal incoherencia.

— Obviamente soy muy joven para tenerlo ahora... —Comenzó— Pero... ¿Qué me dices después de unos años?

— ¡No! —Siguió rechazando incrédula por lo que estaba oyendo.

— ¿Por qué no? —Preguntó claramente decepcionado— Tu dijiste, textualmente: "Debo de admitir que eres bastante bueno con los niños" —Explicó— Por ende, sería un buen padre.

— Bueno... —Comenzó sin poder negarlo— Si dije eso —Confeso— Pero eso no significa que vaya a tener un hijo contigo.

— No hay problema, si ahora quieres rechazarme— Declaró— Puedes hacerlo —Al segundo le guiñó un ojo coquetamente— Eso sí, My Lady... la oferta seguirá en pie.

— No voy a tener un hijo contigo —Negó de nuevo con seguridad— Si quieres puedes ser mi niñero —Añadió juguetonamente para eliminar la tensión de su cuerpo.

— Eso es lo que decís ahora, My Lady —Repuso— Pero, te quiero ver en unos años... —Retó— A ver si piensas de la misma manera —Mostró sus bíceps— Este gatito se vuelve más sexy a medida que pasa el tiempo.

Ladybug rodó los ojos.

— Eso no pasara.

.

.

.

Unos años después, Marinette tenía que aguantar a un insufrible Adrien porque seguía recordando esa conversación.