[Song-Fic]

Cantarella

Sasuke U. & H. Sakura—

Summary: [UA][EDITADO] Un compromiso para un reino mejor; una botella diminuta con una gran tragedia adentro y un príncipe con serios problemas en la cabeza. ¡Bailemos al son de Cantarella! [SS/NH]

Advertencias: Muerte de personajes.

Disclaimer:

Naruto © Masashi Kishimoto

Cantarella © Producciones KrusTacio

Notas: Este fic está 100% inspirado en la canción de VOCALOID con el mismo nombre interpretada por Kaito Shion y Miku Hatsune. He quitado las estrofas de la canción porque eso no es muy legal que digamos en esta página por lo que además me he dedicado a editar ciertos (o mejor dicho, cientos de) errores para dejar este fic a la altura que me hubiese gustado al principio.

¡Disfrútenlo! Y si les gustó, antes que sus favoritos o sus follows, yo pido sus comentarios. ¡Necesito saber con palabras si realmente les agradó o si no. ¡Por favor! T_T



En el reinado de Konoha (mejor llamado El País del Fuego) se reconocía por ser un pueblo indomable, por la forma tan fría de actuar de sus reyes y príncipes además de contener una gran lista de las incontables batallas ganadas contra otros países cuyos dominantes quisieron destruir la paz de Konoha. Pero para sorpresa de todos los individuos habitantes de Konoha, se dio a conocer la noticia de que al combatir el ejército real del País del Fuego, con otros tres reinados, las batallas quedaban en ceros; empatados. Toda una gran noticia además de ser algo perturbadora puesto que los aldeanos no sabían qué tipo de gobernantes tenían éstos otros tres países.

La historia toma lugar en una gran montaña junto a un espeso bosque, el castillo de los grandes reyes Uchiha, que al estar siendo iluminado por los últimos rayos solares pasaba por una pequeña discusión que lejos de detenerse o siquiera apagarse poco a poco, estaba más ardiente que nunca, sobre todo después de que el príncipe exclamó una repetición, estupefacto, por lo que había escuchado de su madre:

—Lo que has escuchado Sasuke —mencionó la voz grave de un hombre a un lado de la mujer de elegante vestido azulado, cuyos ojos negros se posicionaban en lo que quedaba del sol justamente en las enormes ventanas de cristal de las cuales gozaban de un adorno muy extraordinario dado por las grandes cortinas color azul marino que se posaban igualmente sobre cada ventana del pasillo, abiertas todas dando un aspecto tranquilo al pasillo; más no a la situación.

—Me opongo —contestó rotundamente el joven de cabello negro azabache, de ojos profundamente negros y poseedor de una tez tan blanca y suave que daría envidia a la misma seda, éste estaba vestido con un tradicional atuendo samurái (hakama blanco y el gi era de color rojizo) manteniendo su postura dando unos pasos hacia la salida con mucho orgullo haciendo resonar las sandalias que poseía haciendo un conjunto perfecto de su atuendo.

—La decisión ya está tomada —espetó el hombre—, en una semana los tres reyes vendrán con sus respectivos hijos y daremos el anuncio de la tregua en una fiesta de máscaras. —El hombre prosiguió—: Sasuke si de verdad serás un gran rey como siempre dices que serás, sabrás que el bienestar de nuestro pueblo y nuestra gente es nuestra prioridad, ya que sin ellos no somos nada —dijo con sabiduría

«Me molesta que tenga razón» pensó muy en sus adentros el joven irritado—. Lo sé —terminó diciendo tomó el pomo de una de las puertas, la giró y entró a la habitación.

Más tarde, una vez dándose cuenta que su madre y el hombre se habían ido de ahí dejándolo solo; decidió salir pasando por varios pasillos y ventanas procurando no encontrarse con ninguno de los antes mencionados, más tarde encontró el pasillo que llevaba a su habitación. Una vez encontrando la puerta entró en ella y miró a su alrededor, era verdad, él era un chico que poseía varios lujos como pisos hechos de madera bien tallada y lujosos candelabros en las paredes al igual que en su enorme mesa llena de papeles y algunos libros y pergaminos.

Se echó sobre su cama sin nada más que hacer o decir; ¿qué podría hacer después de todo? Él no tenía talento en el campo, jamás había tocado la tierra como un campesino y ni hablar de ser un sirviente, ¿para qué escapar?

Lo único que le quedaba era la resignación, por lo que al dormir decidió que aceptaría su destino con un matrimonio arreglado y tal vez así, sus padres dejarían de echar sobre él tierra de panteón.

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A la mañana siguiente junto con los primeros rayos de luz, unas pisadas de caballos junto con algunos gritos de pequeños de Konoha daban a entender que el momento se había acercado; la paz entre cuatro reinos donde sin duda alguna se supondría un fin a lo que las demás personas plebeyas llamaban guerras interminables. Era un día de gozo.

—¡Han llegado! —gritaban los niños del pueblo plebeyo, emocionados al ver y perseguir tres carrosas—. ¡Han llegado los príncipes!

—Qué fastidio —murmuraba una muchacha de profundos ojos verdes como el jade, poseedora de una larga melena rosada que llegaba hasta sus finos hombros junto con un listón blanco que simulaba una inocente y poco llamativa diadema, arropada con un vestido color verde escotado de la espalda y con mangas sueltas, blancas; ella miraba por la ventana sosteniendo su mentón con la mano apoyando el codo en la ventana del carruaje.

—¡Sakura! —gritó una mujer de cabello largo rosado amarrado en un chongo y ojos morados de tez blanca, vestida con un lujoso vestido color rojo y un chal negro—. Recuerda que debes mostrar respeto cuando te encuentres a tu fututo marido.

—Claro mamá —farfulló ésta en tono sarcástico y con una sonrisa falsa sin apartar la vista—. Le sonreiré a mi carcelero si así lo deseas.

—Sakura —intervino un hombre de cabello castaño y ojos verdes llevaba un atuendo simular al de los caballeros de la edad media color negro—, será mejor que guardes ese tono y lo elimines de ti; ya eres una mujercita y siendo la futura gobernante del reino de harás lo mejor para el pueblo de Kori.

—Como digas padre —suspiró Sakura ya resignada bajando la mirada. Ella lo sabía al igual que sabía que jamás podría oponerse a su padre por más rebelde que ella se considerará a sí misma. «Pero sigue siendo un fastidio» pensó acalorada.

—¡Sasuke! ¡Date prisa los reyes están aquí! —gritaba una mujer de largo cabello negro hasta la cintura semi-amarrado con un listón azul de ojos negros y un vestido azul marino afuera de la habitación del menor del matrimonio Uchiha.

—¿Qué pasa mamá? —preguntaba un joven más alto que el padre de Sasuke, de tez bronceada y de ojos negros tan negros como los del joven príncipe, vistiendo un traje negro muy bien acomodado además de que por si el estilo nato de nacimiento fuese poco, Uchiha Itachi poseía una postura que lo hacía visible ante cualquier par de ojos femeninos.

—¡Ah! Itachi —mencionó sorprendida—. Sasu-chan no ha salido de su habitación —preocupada miraba la puerta cerrada, el hombre sólo rodo sus ojos suspirando (aunque Sasu-chan en alguna ocasión hubiese sido motivo de burla hacia su hermanito menor, Itachi decidió que ése no era el momento ni el lugar para empezar a actuar como niño), se acercó a la puerta.

—¡Oye! ¡Hermano imbécil! —grito golpeando la puerta con su puño—. ¡¿Saldrás hoy o cuando los puercos vuelen?! —La puerta se abrió al instante.

—¿Quieres dejar de molestar? —masculló Sasuke frustrado, llevaba el cabello negro suelto, los mechones se asomaban en su rostro serio.

—Sasuke, onegai, péinate bien —espetó Uchiha Mikoto, madre de ambos jóvenes—. Hoy conocerás a tu prometida —dijo acercándose al joven menor con intención de acomodar la melena negra, la cual llegaba a los hombros del chico.

—Déjame. —Sasuke esquivo a la mujer y camino hacia la salida.

—Sasu-chan —mencionaba la mujer triste viendo a su bebé marcharse.

—No le hagas caso madre, sabes que él es así —dijo Itachi tomando los hombros de su madre mirando la dirección que había tomado Sasuke para irse.

Sasuke ya estaba afuera del castillo visualizando una carroza color negro con tonos anaranjados, el escudo daba a entender que eran los reyes Namikaze-Uzumaki del reino de Kashikoi.

«¿Acaso el dobe también?» se preguntó cuando vio que la carroza se detenía justo al frente de la puerta—. Sí, debe ser él —susurró.

—Vamos Sasuke —dijo un hombre a su lado, ¿cuándo había llegado?, se preguntaba Sasuke viendo a su padre acercarse a sus invitados en cuanto el carruaje aparcó, y él sin opción tuvo que seguirle.

La puerta del transporte se abrió y una mujer de cabello rojo tan intenso como el fuego y ojos azules como el mar salió recibiendo la mano del rey Uchiha siendo la primera en bajar.

—Buenas tardes Kushina-sama —dijo Uchiha Fukaku con respeto al ayudarla a bajar.

—Es un honor estar aquí —contestó ella sería aunque por su tono, Sasuke podría decir con toda seguridad que Namikaze Kushina que no usaba la seriedad muy a menudo; el vestido café oscuro que llevaba rozó el suelo con mucha ligereza y las zapatillas sonaron al estar completamente en el suelo mientras la dueña de éstas esperaba viendo el reinado—. Es hermoso —elogió en un susurro cargado de admiración—. ¿No es así, Minato? ¿Naruto? —vio atrás suyo a dos hombres bajar de la carroza, ambos rubios y de ojos azules, el más joven llevaba la piel más bronceada que el mayor y tres marcas en sus mejillas.

—Claro que sí, Dattebayo —contestó el más joven sintiendo la inquisidora mirada de su madre en espera de una afirmación.

—Sí lo es. —El hombre que llevaba casi la misma estatura que su primogénito sonrió cuando dijo aquello, éste a diferencia de su hijo, permaneció sin intimidarse ante la mirada de su mujer—. Un gusto volver a vernos, Uchiha-san —dijo el rubio mayor saludando al rey.

—Hola Minato-san. Por favor pasen —pidió amablemente Fukaku dando una reverencia.

—Gracias, —Minato asintió caminando—, Naruto, tú quédate.

—Ya sé —habló Naruto con un poco de malhumor viendo como sus padres entraban con el rey.

Cuando los tres reyes se perdieron en la entrada al palacio, se permitió decir Sasuke al rubio:

—Así que también tu dobe.

—Sí… también yo, el precio de ser un futuro rey —suspiró Naruto con mucha inmadurez torciendo la boca y encorvando la espalda; su postura cambió al instante y, sus ojos se concentraron mucho más al ver dos carrozas llegando, una blanca con un símbolo de la luna llena. Y la otra carroza negra con un símbolo de un pétalo de cerezo rosado acariciando una onda de agua—. Han llegado —dijo el príncipe Namikaze.

Las carrozas se detuvieron y ellos dos avanzaron; Sasuke fue en dirección a la carroza negra del cerezo y Naruto a la carroza blanca de la luna.

«Aquí voy» pensó nerviosa una chica de cabellos negros y de curiosos ojos color gris perla, poseedora de una tez aún más pálida que la de Sasuke. Ella llevaba un vestido azul claro de bordados blancos.

—Ponte derecha —ordenó un hombre castaño de ojos del mismo color que la chica.

—Sí, pa-padre —contestó cuando visualizo la sombra de una persona abriendo la puerta.

Mientras que en la carroza negra…

«Lista para arruinar mi vida» pensó Sakura pasando saliva cuando la puerta se abrió y vio a Sasuke, «¿y esa mirada de muerto?».

—Buenas tardes —dijo el príncipe de cabellos negros con una voz tan fría y curiosamente elegante mientras primero ofrecía una tradicional reverencia—. Soy el príncipe de Konoha, Uchiha Sasuke, bienvenidos sean a éstas tierras.

—Buenas tardes, Uchiha-san —contestó Sakura correspondiendo el saludo sabiendo que su padre a vigilaba bien. Sasuke entonces ofreció su mano, cuando ella la tomó él se inclino y dio un beso su piel para después ayudarla a bajar.

En el otro extremo, Naruto vio a la joven de ojos blancos mientras le tendía la mano para ayudarla a bajar de la carroza.

—¿Disfrutaron el viaje? —preguntó el rubio mirando seriamente a la chica, la cual miraba el suelo sonrojada sin soltar su mano.

—Lleno de mosquitos y de baches —contestó molesto un hombre saliendo después de la muchacha.

«Amargado. Siempre debe haber algún defecto en algo, ¡uf! Cuánto me alegro de no verlo todos los días» pensó el rubio sin quitar la mirada de la chica pensando que muy pronto eso cambiaría.

—¿Podemos pasar o tendrás atrapada a mi hija todo el día? —preguntó el hombre irritado, mirando las manos entrelazadas.

—¡Pa Papá! —dijo Hinata casi en un grito, sonrojada y mirando a su padre apartando la vista de Naruto.

—No. Por supuesto que no, pasen adentro; —el rubio sonrió casi forzado y dejó la mano de la joven. El hombre se encamino al castillo seguido de ambos jóvenes que no paraban de mandarse miradas furtivas.

Ya en el gran baile de aquella noche, todos danzaban con máscaras en sus rostros, todos de sangre noble y real; el ambiente era perfecto, había guardias en cada punto del palacio para evitar que la noche se estropeara y mientras varios condes y condesas bailaban al son de la música clásica, dos chicas se encontraban platicando amenamente en una esquina evitando ser vistas.

—Así que eres de allá, Hinata —dijo Sakura tomando de una copa de vino tranquilamente.

—S-sí —respondió tímidamente Hinata mientras miraba en otra dirección con un leve rubor en las mejillas.

Sakura sonrió perversamente notando eso.

—Has estado viendo mucho al chico rubio, ¿no? —preguntó Sakura divertidamente tocando la mejilla de la chica con su dedo índice.

—E-es que… yo… yo ya lo conozco —susurró admitiéndolo, Sakura abrió un poco los ojos anonadada.

—¿En cerio? —preguntó sin querer ocultar su sorpresa—. Bien por ti —tomó un trago más—. Al menos ya sabes quién es tu posible futuro esposo, yo no tengo ni la más mínima idea de quién es él ni el otro, el chico Uchiha.

—Ya veo —susurró Hinata incómoda sin saber qué decir.

Entonces la música cesó repentinamente captando la atención de ambas damas. Cuando la música se detuvo por completo los reyes estaban arriba de unas enormes escaleras al fondo del salón.

—Lamentamos interrumpirles tan majestuosa presentación de música y baile —dijo Uchiha Fukaku—, pero como ya se sabe el motivo de la celebración no vale la pena hacer un cuento demasiado largo de las decisiones que en medio de la festividad se han tomado esta noche; hoy se dará a conocer a los futuros reyes de las naciones que pronto estarán unidas como una sola.

—Dios —susurraba Sakura varias veces; la decisión más importante de su vida y ella no la elegía.

—Es un honor presentarles a los reyes de la unión de Konoha-Kori, Uchiha Sasuke y Haruno Sakura.

Los presentes aplaudieron eufóricos, y los nombrados al oír los nombres caminaron al lugar en donde se les esperaban al inicio de las enormes escaleras con pasos lentos, decididos pero con miradas que demostraban nerviosismo.

«No puede ser» se dijo Sasuke al separarse de su plática con Naruto.

Naruto ahora sólo gritaba en sus adentros de la emoción por saber que su prometida sería Hyūga Hinata, aún con el amargado de su padre y su ególatra hermana menor Hyūga Hanabi, pero bueno, esos dos eran parte del paquete.

Sasuke miró esos ojos verdes y soltó un pequeño suspiro.

«Cielo santo, dame fuerzas» pensaba Sakura al encontrarse con la mirada de Sasuke. Ese hombre era como una tumba, tal vez si lo conocía más a fondo podría llevarse bien con él.

En el momento de que se nombró a Naruto y Hinata, el rubio solo abrazó a la Hyuuga llevándose la mirada asesina del padre de ésta y las miradas conmovidas de todos. Bueno esa acción por parte de ambos príncipes era normal, ellos sin que nadie (ni siquiera los padres de Naruto cuya sorpresa fue grande al ver a Naruto actuando así con su prometida a los segundos de su compromiso) llevaban tratándose desde niños hasta que llegaron al siguiente paso, a escondidas del padre de Hinata, y ahora ya no abría impedimento entre ellos dos.

Mientras que por otro lado, Sasuke y Sakura sólo miraban en distintos lugares ya con sus distintivas coronas, los presentes aplaudieron a los nuevos reyes.

En medio del baile pasaron algunas cosas como por ejemplo: Naruto y Hinata habían desaparecido por completo de lugar, y los otros antiguos reyes disfrutaban del ambiente bebiendo y charlando, incluso Hiashi que había sido persuadido a beber con Minato y Fukaku haciéndole olvidar su búsqueda obsesiva por Hinata.

Sakura al ver todo aquello había decidido escapar unos instantes y tomar aire fresco, y mientras pasaba por los pasillos encontrándose con un laberinto entro sin saber qué debería hacer hasta no escuchar nada; cosa que no duró mucho puesto que al fondo de un pasadizo escucho unos delicados gemidos con una voz que Sakura apenas conocía.

—Na-Naruto-kun… e espera… a alguien pu-puede —decía Hinata entre respiraciones.

Sakura sin poder evitarlo se asomó con mucho cuidado y lo primero que vio fue a Hinata acostada sobre e pasto bien cortado, la falda del vestido ya en sus caderas y a Naruto encima de ella besando su cuello y acariciando su pierna sin vergüenza ni paciencia con la mano izquierda.

—Tranquila nadie vendrá —dijo en susurro el rubio al seguir con su labor en sus labios sin detener sus caricias.

Sakura se sonrojó terriblemente y contrajo los labios como si hubiese chupado un limón con todo y cáscara.

«No puedo estar aquí» dijo Sakura mentalmente quitándose las zapatillas para retirarse rápidamente y no fuera escuchada por los amantes.

Caminó y caminó hasta que por fin dejó de escuchar los gemidos bien formados de Hinata topándose con Sasuke, quién estaba sentado en una banca mirando una pequeña fuente enfrente de él. Cuando él la notó a su lado, sin verla preguntó:

—¿También los viste?

—Para mi desgracia —contestó Sakura con leve sonrojo.

—Haruno Sakura, ¿verdad? —volteó la mirada hacía Sakura, ella asintió con la cabeza. Sasuke se levantó y se acercó a ella—. Creo que debemos hablar ¿no? —dijo mostrando esa actitud tan seria.

—Creo… podrí-podrías empezar diciéndome algo de ti. —Sakura también se acercó, Sasuke le tendió la mano y la invito a sentarse con él.

Hablaron todas las horas que les fueron posibles: gustos, disgustos, que era lo que los motivaba a levantarse en las mañanas y qué desayunaban comúnmente (Sasuke una taza café con pan fresco mientras que Sakura comía un vaso de leche con fruta, especialmente, manzanas y fresas), cosas de lo más común y fácil de decir.

La noche se hizo más fría, a lo que Sasuke le otorgó su capa negra a Sakura.

—Ya debemos volver —dijo Sasuke levantándose extendiendo su mano a Sakura. Ella la aceptó con una sonrisa ligera.

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Después de la fiesta, los invitados comenzaban a retirarse, Hinata y Naruto no fueron descubiertos aquella noche puesto que el rubio le había dado una bufanda a la muchacha; ambos se retiraron a sus respectivos reinados mientras que Sakura y sus padres se quedaron en Konoha preparando todo para la boda.

Con tres meses Sasuke y Sakura comenzaban a conocerse mejor, incluso ya habían aprendido a dormir en la misma habitación, sin embargo Sakura comenzó a tener ciertos pleitos con Sasuke ya que él comenzaba a mostrarse posesivo cuando ella hablaba con otros chicos de su edad, comenzaba a despedir hombres mayores que se encargaban de los establos y la jardinería además de que cada vez que Sakura hablaba sobre alguno de sus antiguos compañeros de colegio al que asistía cuando era niña a los padres de Sasuke o incluso, a Itachi (quién pocas veces visitaba a la familia puesto que él se había mudado al reino de la princesa con la que se casó).

Y todo empeoró en una mañana al salir en dirección al jardín para descansar de su último pleito, Sakura se sentó en la misma banca donde había hablado con Sasuke por primera vez recordando una época en la que pensó que Sasuke y ella podían ser felices al menos, algunos años.

—¡Sakura-chan! —gritaba un chico de ojos grandes color negro y cabello del mismo color, con un corte de lo más gracioso que parecía como de jícara, vestía un atuendo color verde, iba corriendo hacía ella todo agitado.

—Lee-san —masculló sorprendida; ella se levantó de la banca.

—¡¿Cómo estás?! —dijo Lee emocionado tomando los hombros de Sakura.

—Bueno ya sabes —tragó saliva nerviosa—, un poco atareada por lo de la boda.

Ambos rieron sin notar que una persona vigilaba desde una enorme ventana con enojo.

—Maldita —gruñó Sasuke entre dientes, apretando peligrosamente su mano derecha sobre una katana que usualmente le encantaba llevar en su cintura, para después retirarse con la mirada oculta entre sus mechones.

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Uchiha se encontraba sentado en una silla en la habitación que antes fue solamente suya; ahora la que compartía con esa mujer que no sabía acatar la orden de quedarse alejada de aquellos que la miraban de forma que no debían. Entre sus manos estaba un frasco el cual tenía como contenido una especie de polvo blanco.

Se levantó acercándose a una mesa que tenía arriba de ella dos copas de vino. Casi sin voluntad, quitó el corcho del frasco y puso un poco de polvo en una copa. Miró con atención aquella visión estaba a punto de hacer que las cosas giraran a su favor, el polvo se disolvía con rapidez al agregar el vino con mucha lentitud. Suspiró cuando la copa estuvo vacía, Sakura iba a estar únicamente con él; Sasuke salió de la habitación para encontrarse con una recién empleada.

—Miyuki —llamó él con voz seca que puso notablemente nerviosa a la empleada.

—Dígame señor —contestó la chica de ojos cafés.

—Mis padres y mis suegros salieron ¿no es así? —Su mirada era sería. Sus ojos pasaron a un cuadro donde ya hacia un pájaro blanco en el cielo con dirección al sur.

—Sí, al igual que el joven Itachi —dijo la empleada.

Ah, era cierto, Itachi había llegado ayer pero había salido con sus padres y los padres de Sakura a por un recorrido; Sakura se había quedado diciendo que no se encontraba muy bien, cuando la verdad era que Sasuke le había dicho que la deseaba en casa y que se inventase cualquier excusa para que aquello pasara, de lo contrario, él iba a enfadarse (bueno, al menos Sakura acató bien esa orden); mientras que él se negó rotundamente a ir.

—Llama a Sakura, dile que la quiero ver aquí. —Y sin esperar respuesta se encerró en la habitación.

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—¿Me llamaste? —preguntaba Sakura entrando a la habitación sigilosamente, su vestido era negro con blanco y su cabello estaba amarrado en una coleta. Con suma atención miró al joven de cabello negro que estaba arrinconado en la pared, las cortinas estaban cerradas por lo que sus ojos no se veían entre la mata de cabello azabache.

—Sí, siéntate por favor, —Sasuke salió de la sombra y le señaló la mesa con las dos copas. Sakura obedeció.

—Sakura, quiero que me perdones por todo lo que te he hecho pasar. —Él mismo tomó una silla y se sentó al frente de la mujer.

—Actuaste muy mal en la otra ocasión con Lee-san —recriminó Sakura tomando la copa en su mano derecha pero no la levantó. Estaba indecisa.

—Por eso mismo quiero disculparme —Sasuke, atentamente esperaba ansioso a que ella tomara de la copa.

—¿Sabes? Creo que… por el hecho de que nuestros padres hayan hecho está unión sin nuestro consentimiento nos ha alterado un poco —dijo Sakura al levantar la copa y tocarla con sus labios.

—Tal vez sea eso —los ojos de Sasuke no podían despegarse de los labios frescos de Sakura. Ella cerró los ojos y tomó un trago de vino.

Los ojos negros brillaron, y una sonrisa casi indetectable apareció en su rostro.

—¿Te pasa algo Sasuke? —preguntó Sakura observando la mirada extraña de Uchiha, incluso por un momento se puso nerviosa ante su mirar.

—No, nada —contestó él acercando su copa propia a sus labios para tomar un pequeño trago.

—Entonces ya que está aclarado…

De pronto, Sakura paró de hablar y la diminuta sonrisa que ella había hecho al pensar que Sasuke había cambiado, o al menos, había decidido cambiar su actitud se esfumó cuando su vista comenzó a nublarse.

—¿Ocurre algo… Sakura? —preguntó Sasuke sin inmutarse y sin quitar la copa de sus labios, mirando con atención la cara de su prometida con esos ojos que por un momento a Sakura le pareció visualizarlos de color rojo.

—Me siento un poco… mareada —Sakura se levantó y sus piernas comenzaron a temblar hasta que al fin su peso ganó contra todo intento de retomar el control de su cuerpo, terminando por desmallarse sobre la alfombra debajo de la mesa.

Sasuke sonrió torcidamente mientras bebía un poco más de vino.

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Sakura sentía un profundo dolor en su cuerpo. Sentía la suavidad de las sábanas, estaba en una cama, pero no se sentía capaz podía mover sus manos o sus piernas, temblaba toda entera mientras sus sienes punzaban horriblemente y su boca se resecaba provocándole ganas de toser.

—Sasuke —susurró Sakura intentando abrir los ojos. Necesitaba ayuda rápidamente, se sentía fatal.

—Lo siento, es algo que tenía que hacer —la voz del chico sonó quebrada. Sakura entre respiraciones erróneas comenzó a encajar el rompecabezas en su cabeza con lo poco que le quedaba de oxigeno.

—Ma-maldito —masculló Sakura; sentía que el aire le faltaba, quería moverse, deseaba vivir pero ésta se le escapaba de entre los dedos. Su cuerpo no respondía y el miedo comenzaba a pasarse por sus venas—. ¿C-cómo t-te a-atreves?

Gomene —dijo entonces—, pero… pero ya no tiene arreglo —admitió susurrando a unos pocos centímetros de los labios temblorosos de Sakura.

»¿Sabes, Sasuke? Creo que eres un buen chico. Había dicho Sakura al día siguiente de conocerse, y comprometerse; maldito el día en el que lo hizo, exclamaba Sakura ya casi sin la posibilidad de encajar recuerdos con el dolor que ahora no se detenía.

La mente de Sasuke parecía desconectada, sus ojos comenzaban a brillar. Sakura lloraba, y las mejillas de él comenzaban a ser rodeadas de agua salada.

Sakura ahora sólo sollozaba, respiraba lento, hasta que sintió gotas cayendo sobre su rostro. Una tras otra consecutivamente.

—Perdóname… Sakura, —la voz quebrada de Sasuke cambió a una completamente llena de arrepentimiento. El peso comenzaba a ser horrible, la sola visión de lo que había hecho y hace unos minutos le pareció una buena idea, ahora se convertía en su peor tortura: había asesinado a la mujer que por primera vez, no lo vio como lo que era. Una bestia.

Sintiéndose indigno, Sasuke tocó las mejillas de Sakura, quién estaba anonada por su acción. Medio viva, medio muerta.

Por primera vez en su vida, Uchiha Sasuke lloraba con dolor, desesperación y desasosiego, la respiración de Sakura comenzaba a tomar lentitud, su cuerpo estaba comenzando a perder calor y poco a poco dejaba de temblar.

El chico acercó su rostro al de la chica, tomó la cara de ella entre sus manos, cuando apenas rozó sus labios, la respiración de Sakura se desvaneció y su corazón se detuvo. Él cerró los ojos derramando más lágrimas, más largas, duraderas y gruesas. ¿Qué había hecho?

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A la mañana siguiente, cuando los reyes regresaron risueños de su viaje y apenados por dormir en una pequeña posada claramente propiedad de los Haruno, preguntaron a Miyuki el paradero de los príncipes prometidos, ésta les dijo que Sasuke y Sakura llevaban encerrados en la habitación de él durante ya varias horas y hasta el momento ninguno hacía ningún ruido como cuando normalmente peleaban.

Sasuke no había bajado a desayunar y Sakura no había pegado los gritos que ya era común que penetraran el solitario palacio por una antigua rabieta con el menor de los Uchiha.

Confiados en que esta vez podrían arreglar algo con ellos hablando como personas civilizadas, los padres de Sakura decidieron irlos a ver a la habitación de Sasuke junto a los padres y el hermano del joven príncipe. Tocaron la puerta una vez y nadie contestó, tocaron diez y finalmente se hartaron de ser civilizados, ordenaron a Itachi que abriera la puerta como sólo él sabía hacerlo de pequeño.

Al abrir la puerta, todos se encontraron cara a cara con el horror.

Encontraron a la princesa Haruno en la cama sin vida, pálida, helada y con los ojos cerrados, los labios morados y la boca semi-abierta, la causa:

Los doctores comentaron de posible envenenamiento con Cantarella.

El príncipe Uchiha había muerto por la misma causa, a él se le encontró con su cuerpo sentado en una silla de madera a un lado de la cama donde reposaba el cadáver de Sakura; aferrando a la mano derecha de su prometida con lágrimas aún resientes en el rostro.

La pregunta que se hicieron todos y cada uno de los presentes en el funeral fue: ¿Por qué?

FIN


Cantarella: Veneno mortal preparada con viseras de cerdo secas y arsénico, normalmente en presentación de polvo blanco similar al azúcar, dura 24 hrs en matar a la victima de forma larga y dolorosa.


¡Anda la osa! Pero qué acabo de editar, cielo santo ya había olvidado las terribles faltas ortográficas que cometí en el pasado, pero vamos que era solo una novata; ya, sigo siéndolo pero ya no es tan grave mi situación ¿o sí? XDDDDDD ¡Ya saben! ¡Si les ha gustado no olviden dejarme sus valiosos comentarios que yo leo con mucho gusto!

Hasta la próxima.

JA NE! ;)


Publicación: 11/Junio/2012.

Reedición: 21/Septiembre/2014