Disclaimer: Los personajes de Free! Son propiedad de Kōji Oji, Hiroko Utsumi y KyoAni y
Aviso: En un principio este fic participaba en el Reto libre: "Haz una tabla" perteneciente al Foro Iwatobi swim Club, pero se me pasó la fecha de entrega mientras pensaba qué hacer y con quién y no lo había terminado así que me quedé fuera. maldita inspiración que me abandona cuando la necesito. De todas formas lo terminaré aunque me lleve algo de tiempo, por ReiGisa que se merecen más amor.
Dedicado a los que van siempre con el tiempo pegado y a los que se les llegan a pasar los plazos.
- Amanecer -
Están estudiando cuando Nagisa levanta la cabeza de sus libros y mira a Rei. Su cara de estudiar matemáticas es una de las mejores, muy serio, tranquilo y concentrado pero con los ojos brillantes de emoción. No puede entenderlo porque el odia las matemáticas, pero se pregunta si pondrá esa misma cara mientras prueba un sabor nuevo de batido o de tarta.
Si se acerca más puede ver como entrecierra los ojos al hacer un esfuerzo por resolver un calculo complicado, su lápiz baila entre sus dedos, se muerde el labio inferior y finalmente sonríe complacido cuando encuentra la respuesta correcta. Si se trata de números Rei siempre encuentra la respuesta.
Cuando Nagisa, que es todo corazón, se acerca tanto que puede apoyar la cabeza en su hombro y rodearle con los brazos, Rei, con su mente acostumbrada a enfrentarse a números, le mira desorientado y le pregunta si necesita un descanso. Nagisa ríe como respuesta obvia a una pregunta que no necesitaba ser formulada.
Cierra con más fuerza el abrazo, pegandole más a él, levanta la mirada y le besa. Nagisa no es ningún número, y aunque corresponde los besos y abrazos no se siente seguro aun teniendo toda la teoría aprendida. Nagisa siente como se tensa pegado a él, como parece temblar y sonríe contra sus labios mientras guía sus movimientos suavemente.
Entre besos y caricias acaban tumbados en la cama, con las piernas entrelazadas y con la cabeza apoyada en el pecho de Rei, dejando que este pueda oler el aroma que deja su propio champú, que solía robarle después de los entrenamientos, en el pelo rubio. Cuando paran los besos para respirar o relajarse, Nagisa juega con las arrugas de la camiseta ajena, tararea alguna canción o habla contando cosas que aparentemente no dicen nada.
—Cuando era pequeño tuve un perro. Cuando tenga mi propia casa será una con jardín, quiero tener otro perro, y le daré una casita enorme. Rei-chan, dime que te gustan los perros.
—Me gustan.
—Genial, Rei-chan. Me gusta que te gusten.
El cielo empieza a clarear y se dan cuenta con los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana. Nagisa mira por la ventana emocionado, diciendo que es el primer amanecer que comparten y que aunque tiene sueño ha merecido la pena.
Rei mira a Nagisa descubriendo su cara de ver amaneceres, y se da cuenta de que es una de las más hermosas. No es una de las caras sonrientes que tiene, pero si una de las más ilusionadas una con los ojos llenos de emoción. Nagisa aprieta su mano y entrelaza los dedos mientras Rei se pregunta si cuando resuelve los complicados ejercicios de cálculo pondrá esa misma cara.
