¡Pues aquí me tienen de nuevo! Seguramente por aquí me conocen por mis fics de "La alquimista de la sangre dorada" ó "¿Qué pasaría si Ed y Winry cambiaran de cuerpos?" ambos han agradado mucho, sólo espero que este no sea la excepción n.nU
Una amiga de apodo Aru dio la idea, me dijo, puesto que le agrada mi forma de escribir, que sería genial poner a Ed cuando recibió la gran noticia de ser papá, así que acepté y puse todo el contenido del fic u.u así que me hago responsable de que si les agrada o no n.nU (pobre Aru, ella no se tendría la culpa, ahí yo si la hecho a perder jeje)
Disclaimer:
Hiromu Arakawa es dueña de todos los personajes de FMA. Cualquier personaje inventado fuera de los personajes originales de FMA, es propiedad de quien lo crea y lo caracteriza.
Este fanfic no es copiado ni ha sido copiado (según plagio obvio). Las ideas principales presentadas en el fic pueden ser coincidencia, más no el ambiente y desarrollo según el fin con el que son escritos por el autor, de ser copiados éstos últimos, se le consideraría plagio
¡Dejen reviews pliz! así sabré si le continúo n.n
Nota 1: Lily es la doble de Winry si quieres saber de ella puedes leer el fic original "Destino" de donde surgió el personaje. También este fic puede contener información NO necesaria de "La alquimista de la sangre dorada".
Nota 2: para los que leen el fic de "La alquimista de la sangre dorada", esto sucedió antes de que Vic naciera.
Nota 3: No te preocupes, éste fic está adaptado para que cualquiera pueda leerlo sin necesidad de haber leído otro fic.
¿Yo papá? (capt. 1)
Cálida era esa mañana de enero, en una habitación, oscura por las cortinas que impedían que los rayos de luz iluminaran el cuarto, se encontraba una pareja reposando placidamente en su lecho como si el arribo de la mañana importara poco.
Dando la espalda a su esposa y envuelto entre sábanas, una figura que asomaba largos mechones dorados evitaba ver su rostro por el revoltijo de cabellos.
La rubia mujer que se encontraba a su lado miraba hacia el techo un tanto preocupada.
-
E- edward…- murmuró en el silencio la mujer.
- Hmm….- escuchó
una queja por respuesta.
- Ayer fui al médico…- decía todavía
con un dejo de preocupación la de hermosos ojos azules.
El rubio parecía que de nuevo había sido vencido por el sueño; esta vez no le dio respuesta a su esposa de que tan si quiera la atendía, aún así la rubia prosiguió.
- …y pues…- seguía diciendo sin dar importancia si su esposo le escuchaba o no ya que no apartaba la vista del techo.- me dijo que…- tragó saliva y luego frunció el ceño muy decidida a la noticia que iba a dar.- Ed, vamos a tener un hijo.- dijo al principio segura pero luego se sorprendió de sus palabras como si todavía fuesen nuevas para ella.
Edward, no dijo ni hizo nada provocando que Lily volviera a su intranquilo gesto.
-
Seguramente ni me escu…- empezaba a decirse así misma.
-
Espera…- murmuró Ed dándole todavía la espalda.- ¿Dijiste que
vamos a tener un hijo?- preguntó.
- Si, eso di…
La calma prevaleció por unos últimos instantes.
- ¡¡ ¿QUEEEEEEEEEEEEEEEÉ?!- resonó en estruendo por toda la casa.
En la calle los vecinos que barrían el pórtico de sus viviendas o regresaban de la compra vespertina, miraron en dirección a la gran casa de donde provino el grito.
- Ah…ése Elric…- murmuró un anciano que recogía el periódico.- Me pregunto qué clase de noticia le habrán dado esta vez.- finalizó con un gran suspiro de acostumbramiento.
En la recámara de la pareja seguía la sorpresa de la noticia.
-
E-ed…- dijo preocupada Lily al ver cómo su esposo se incorporó de
inmediato quedando sentado a su lado y mirándola con ojos atónitos
tras su gran reacción.
- ¿P-por qué no me dijiste?- preguntó
él sin perderla de vista.
- Bueno pues…- comenzaba a decir
inocente sin darse cuenta de la estúpida pregunta.- ¡Ed te lo estoy
diciendo!
- S-si pero, pero… ¡Aaarrgh!- meneaba con las manos a
la cabeza mientras Lily le miraba asustada.
- Creí que te
agradaría la noticia.- miró bajo.
- ¿Ah? ¡Claro que me agrada
la noticia! Es sólo que… es tan pronto.- trató de explicarse.
En seguida recibió una leve cachetada.
-
De verdad que ustedes los hombres parecen estar preparados para
aventuras pero nunca pero este tipo de cosas.- dijo Lily haciendo
coraje.
- Lily…- murmuró Ed sorprendido y como hombre, sin
entender.
Ya más tarde, éste caminaba por la calle, parecía que no le había sentado bien la noticia por el talante que llevaba, con la decisión de distraerse un poco apartado de su esposa. No tardó y se detuvo frente a una vistosa casa.
Llamó a la puerta y escuchó que alguien le habría.
-
¡Hermano!- exclamó alegre Alphonse al topárselo al abrir la
puerta, pero pronto desvaneció su sonrisa al verlo bajar la mirada
un poco aturdido.- ¿Pasó algo?- le preguntó contagiado de
preocupación.
- No Al…es que… ¡LILY ESTÁ EMBARAZADA!-
exclamó entrando a la casa y tomando del cuello la camisa de su
hermano menor.
- Tra-tranquilízate…no es para tanto jeje.- reía
Alphonse tratando de calmarlo.
- ¿Qué no es para tanto? ¡Al voy
a ser papá!...uh…- reaccionó Ed.- ¡VOY A SER PAPÁ!- se alarmó
más.
- Jeje…- rió por su descubrimiento.
- ¡¡ ¿Qué voy
a hacer?!- lagrimeaba asustado.
- No tienes que hacer nada, sólo
esperar y…- decía Al antes de notar a su hermano mayor, en un
rincón de la casa, completamente aislado y meciéndose con las
piernas apegadas al pecho.-Hermano…- murmuró asomando una gotita
por la frente.
- ¿Por qué Izumi nunca nos preparó para esto?-
preguntó realmente alterado.
- Uff.- suspiró.- porque se supone
que debemos enfrentarlo por nosotros mismos.- Además, no es nada
malo.- dijo mirándolo fraternalmente. - Lo
sé.- tranquilizó Ed dejando de mecerse y bajando sus ojos dorados
al mismo tiempo que se recuperaba.- Pero…tengo miedo.- dijo con esa
voz que adquiría en momentos de hálito.- Tengo miedo de no ser un
buen padre.- sonrió como si se burlara de sí mismo.
- No lo
serás…- le dijo Al mirándolo atentamente.- Yo tenía la misma
inquietud, antes de que Joseph naciera, pero comprendí que tengo la
oportunidad de ser mejor. Aunque no lo creas, es algo que papá nos
enseñó con sus errores.- sonrió cálidamente.
Ed miró sorprendido a su hermano para luego sonreír abiertamente.
- Tienes razón, Al.
Más tarde, cuando Ed regresó a casa, se topó con su esposa esperándolo sentada en un sillón de la sala. Apenas ella lo vio llegar, se puso de pie y conmovida se abalanzó sobre él dándole un fuerte abrazo.
-
Entiendo si necesitas tiempo para afrontarlo.- le dijo sin soltarlo y
asumiendo que era una gran noticia para él como padre primerizo.
-
No Lily.- pronunció Ed sin verle a la cara y sin soltarla del gran
abrazo.- Quiero que sepas que estoy muy feliz por la noticia, aunque
debo decir que realmente me tomó por sorpresa.- dio un profundo
suspiro, listo para recordarle cuánto la amaba.- Te a…
Pero justo en ese romántico momento Ed escuchó un sonido de asco y después sintió como se humedecía su espalda, quedó petrificado. A Lily le habían dado nauseas por el gran abrazo que oprimía su vientre que acabó por vomitar por detrás de él.
Y eso, sólo era el inicio de un catastrófico embarazo.
- ¡Ed, necesito el agua caliente!- gritaba Lily tendida en la cama con un gran batón blanco que asomaba su pequeño vientre abultado de ya varios meses de embarazo.
Por la puerta de la recámara entraba apurado Ed con una toalla en la boca y un gran recipiente de agua caliente en las manos.
Apenas asentó el recipiente a los pies de su esposa, y soltó la toalla de la boca, comenzó a quejarse.
-
¡Me quema! ¡Me quema!- brincaba soplándose las manos por antes
cargar con el recipiente hirviendo.
- ¿Por qué no te pusiste
unos guantes de cocina?- preguntó Lily remojando sus hinchados pies
en el agua.
- ¡Pues porque SU MAJESTAD quería que le trajera el
agua lo antes posible!- respondió Ed sarcástico y molestoso.
-
¿No me digas que otra vez vas a empezar?- preguntó la rubia
mientras su esposo la veía fastidiado.- Además…- chilló apunto
de llorar.- sabes que eso me hace sentir mal.- aguanto el llanto como
mujer sensible que era por los efectos del embarazo.
- ¡¡N- no
vayas a llorar!!- sacudió Ed los brazos, asustado por lo que
llegara a pasar.
- ¡Eres un idiota!- se echó a llorar Lily en un
mar de lágrimas. Ed torció los labios y relajó los hombros dándose
por vencido, preparándose para la palabrería que seguía.- ¡Siempre
quejándote cuando yo no puedo hacer nada! ¡Claro, como me veo
panzona ni caso me haces! ¡Sólo te pido uno que otro favor y tú
te…- gritaba llorando incansablemente.
Ed se escurrió por la habitación lenta y discretamente hasta llegar a la puerta y salir azotándola de golpe, dándole fin a tanto griterío.
- Tranquilo Ed.- se dijo suspirando, parado a espaldas a la puerta de la habitación de la que acababa de salir.- Unos meses más y esto acabará.- continuó diciéndose antes de entrar en razón.- Ejem…no…esto apenas está empezando.- dijo con un tic en el ojo y una sonrisa forzada.
Los días pasaban pronto y la fecha de arribo del primogénito estaba a punto de darse.
-
Al…- murmuraba Ed bajando la cabeza. Alphonse se encontraba sentado
en un sillón frente al de él, sosteniendo en su regazo un pequeño
infante de dos años aproximadamente.
- ¿Si, hermano?- preguntó
mirándolo atento.
Edward alzó el rostro para dejar ver unas horrorosas ojeras acompañadas de una cara de cansancio extremo, eso sin mencionar su alborotada cabellera.
-
¡Hermano pero que…! ¿Qué te pasó?- le preguntó asustado Al.
-
Todos estos días Lily ha querido que cumpla todo lo que ella me
pide…pero… ¡YA NO LO SOPORTO!- exclamó desesperado.
- Solo
unos días más y…- quería calmarlo.
- ¡EMPIEZA LA VERDADERA
PESADILLA!- gritó más alarmado que antes.
El pequeño Joseph rompió en llanto después de asustarse con tanto alboroto provocado por su tío, inmediatamente Alphonse, paciente y cariñosamente, calmó al niño meciéndolo en brazos y haciéndole una que otra cara que le causara gracia y culminara con sus lágrimas.
-
Lo siento.- murmuró apenado Ed y acomodándose en el sillón.
-
No te preocupes.- sonrió Al.
- Oye Al…- dijo viendo que su
hermano menor reía un poco con el niño y este le devolvía una
linda y tierna sonrisa.
- ¿Si?- preguntó prestándole
atención.
- Creo que eres mejor padre de lo que yo podría llegar
a ser.- le dijo un poco avergonzado y sonriendo bajo.
- ¿Yo?
¡Claro que no!- rió Al.
- ¡Pero si nunca te pusiste como yo
estoy ahora!
- Bueno…es que…jeje…preferí no decírtelo.-
confesó tímidamente.
- Así que también fuiste esclavo de
Estefanía.- dijo Ed con cara de hastío.- Aún así debiste
decírmelo.
Alphonse suspiró tranquilamente para después decirle a su hermano:
-
De verdad que tú nunca te das cuenta de nada….- recordó una
ocasión en la que él bajaba corriendo de las escaleras a traerle
una frazada a su, en aquel momento embarazada esposa, cuando ella
estaba recibiendo en la puerta por visita a Edward y a Lily. Ed, ni
si dio cuenta por lo que pasaba su hermano ya que estaba distraído
viendo una mariposa pasar. - Esto…- captó apenado aquel
después de recordar la misma escena.
- Llevas mucho tiempo
estresado, será mejor que salgas a dar un paseo.- recomendó Al.
-
Si…tienes razón.- aceptó pasando lo de su hermano.
Los dos salieron a las calles de Alemania a disfrutar de la tarde acompañados de Joseph, quien se entretenía, tomado de la mano de su padre, caminando torpemente en las aceras. Ed veía curioso lo atento que resultaba ser su hermano menor como padre.
-
Tengo sed.- dijo después de andar un rato.
- Ahí deben vender
algo para beber.- miró Al un establecimiento enfrente de la acera.-
Adelántate, yo iré a comprarle un caramelo a Joseph, se está
poniendo muy inquieto.- indicó alejándose de él.
El rubio de camisa blanca cruzó la calle y entró a un establecimiento, según él, el que su hermano le había indicado. Al entrar, vio mesas rodeadas de hombres, pero no le importó; estaba muy sediento, así que se sentó en una mesa a esperar a que alguien le atendiera.
- Buenas noches, ¿En qué le puedo ayudar?- preguntó tomando orden una atractiva mujer voluptuosa con escote, cuyos encantos quedaban a la altura de la vista de Ed.
Éste no pudo evitar arrinconarse en su silla un poco sonrojado, tratando de concentrase en lo que quería.
- Quiero…a- aaa.- tartamudeó tragando saliva.
La mesera se dio cuenta de lo apenado que estaba el joven hombre que aprovechó para coquetearle.
- ¿Te pasa algo?- preguntó vanidosa acerándose más a Ed, que ponía cara de torpe con sus rojas mejillas.- Te traeré lo mejor de la casa.- le guiñó el ojo e inmediatamente se marchó.
Apenas se fue la mujer, unos hombres llegaron a sentarse en la misma mesa.
-
Es muy hermosa, ¿No te parece, muchacho?- le preguntó unos de los
hombres refiriéndose a la empleada que le acababa de atender.
-
Si…pero soy casado.- río Ed con su peculiar sonrisa y pasando
prontamente el sonrojo.
- ¡Bah! Eso dicen todos y acaban viniendo
a lugares como éste.- dijo otro hombre poco amistoso.
- ¿Lugares
como éste?- preguntó Ed extrañado.- Si yo sólo vine por un vaso
con agua.- dijo ingenuo.
Los tres hombres que se habían sentado con él rieron a carcajadas.
-
¡Eso le dicen a sus esposas!- dijo el tercer hombre dándole a otro
un codazo en las costillas, al tiempo que se burlaba.
- ¡Aquí lo
que se sirve es cerveza, pequeño!- exclamó el primer hombre
mostrando su gran tarro de cerveza.
Ed miró el gran tarro para darse cuenta que se encontraba en un bar, luego reaccionó ante otra cosa que también notó.
-
Oiga… ¿CÓMO ME LLAMÓ?- preguntó comenzando a molestarse por el
comentario de "pequeño".
- ¡Tranquilo amigo! Sólo bebe un
poco.- le dijo el tercer hombre dándole una palmada en la espalda y
ofreciéndole cerveza.
- No, lo siento, yo no tomo.- excusó
apenado y riendo.
- ¡Verás que con el primer trago se te quitará
ésa cara de piojo demacrado!- exclamó el segundo hombre provocando
que al ambarino le saliera una gran vena en la frente.
En eso, llegó la mesera de un principio con lo mejor de la casa: un enorme tarro de cerveza para Edward. El mayor de los Elric sólo miraba tímido lo que le esperaba.
Mientras tanto, Alphonse, que ya había conseguido una paleta de dulce con la que Joseph se distrajera, empezó a buscar a su hermano en el lugar que le indicó, pero cuando entró a la tienda no encontró rastro de él.
-
Disculpe…- le preguntó al encargado de la tienda.- ¿No vio entrar
a un hombre rubio?-preguntó arrugando el ceño.
- ¡Todos los
días!- dijo sarcástico el encargado.- Es decir, joven, estamos en
Alemania.- dijo haciendo burla a la distintiva característica
rubicunda de la gran mayoría de los alemanes.
- Jejeje…el no es
como todos. Es un…poco bajito.- señaló apenado.
- No, entonces
no lo he visto.- contestó el encargado.
Alphonse salió de la tienda preguntándose dónde estaría su hermano, hasta que creyó dar en el clavo. Se dirigió al siguiente establecimiento, próximo del que acababa de salir. Cuando entró al lugar se topó con gran alboroto; Edward bailaba y cantaba acompañado de tres hombres atrayendo la atención de todos los que estaban en el bar, bebían cerveza tras otra, y él, no era la excepción.
-
¡Miren ahí está mi hermano!- dijo Ed borracho señalando la
entrada del lugar.
- ¡El hombre de hojalata!- río otro hombre
señalando también al castaño.
- ¿Hermano, les contaste?-
preguntó alarmado Alphonse mirando a Ed.
- ¿Qué, de qué
hablas? ¡Yo no soy tu hermano!- gritó empezando a delirar.
Alphonse lo tomó por la fuerza, lo arrastró y entre burlas y borrachos lo sacó del lugar llevando con la otra mano al pequeño de Jos.
-
¡¿Me puedes explicar que hacías ahí?!- preguntó irritado. Ed
parecía vomitar en un callejón.
- ¿Qué no fue la tienda que me
indicaste?- dijo muy nauseabundo.
- La que te indiqué decía
"ALMACÉN" mientras que la que tú entraste decía "BAR"
-
Jeje…- río muy apenado.
- Ahora apestas a cerveza, ¿Qué le
dirás a Lily cuando te vea?- preguntó Al preocupado.
- Hmm….-
pensaba Ed en una buena excusa.
Ya entrada la noche, en casa de Ed las cosas parecían ir en su contra, mejor dicho, él se las buscaba.
-
¡Cómo esperas a qué te crea que una caja llena de cervezas te cayó
encima y que por eso apestas a licor!- gritó Lily enfurecida.
-
Jum.- suspiró Ed rindiéndose para decir la verdad.- Digamos que
tomé una que otra cerveza.- admitió bajando la cabeza.
- Eso
suena mejor.- expresó Lily causando que Ed creyera pasar su enojo.-
Pero, tomará tiempo que te perdone.- le dijo calmándose.
- Y eso
será…- decía impaciente.
- ¡Cuando te disculpes!, ¿Ed, en
qué has estado pensando?- preguntó sorprendida y él la miró
también extrañado.
- Lo…lo siento Lily.- se apenó
sonriendo.-…y en lo que he estado pensando…- empezó diciendo,
causando asombro en la rubia.- sólo pienso en ti y en nuestro hijo.-
rió un poco.
- Yo también pienso en ti. Ed, me preocupas.
-
¡Bah! No es para tanto.- contestó sonriendo como si realmente nada
le inquietara.
- Van dos y me debes una.- río su esposa
discretamente.
- ¿De qué hablas?- preguntó ingenuo.
- Sólo
te he disculpado una vez por mentirme.- terminó Lily yéndose a su
habitación.
Edward se rascó la cabeza con mueca agotada, aceptando la verdad. Esto de ser padre lo tenía angustiado.
¿Continuará? eso depende de ustedes... eso, si quieren un poquito más XD
