Nota. Los personajes son propiedad de Marvel. Esta historia está basada solamente en hechos de la película Civil War de los hermanos Russo, y con todo ellos puede haber imprecisiones, errores cronológicos y de continuidad, OoC y clichés malintencionados, así que ténganme un poco de paciencia que es solamente un intento de entretenimiento.
Leipzig
Parecía un taller a medio desmantelar, Steve no lo sabía, sí sabía que la enorme prensa podría mantener quieto a su viejo amigo Bucky, si es que todavía se resistía a recordar su pasado.
No pasó mucho para que el antes Sargento Barnes recobrara la razón y luego de una breve conversación supo que el tiempo apremiaba. Las noticias que Barnes le dio al capitán no fueron las mejores, otros sujetos más indomables que el Soldado de Invierno pronto serían liberados y nadie podía prever las intenciones del enemigo. Por fortuna y pese a ya no contar el apoyo de Tony, todavía contaba con Sharon, quien desde dentro de la organización podría ayudarles, por lo menos a recuperar parte del equipo, especialmente el de Sam y su escudo.
Leipzig sería el lugar del encuentro, sitio del que el Capitán Rogers no se puso a reflexionar mucho, así que tendrían que ponerse en marcha.
—Debemos conseguir un automóvil —le dijo Steve a Sam.
—Y supones que como soy negro soy un experto en robar coches –respondió Falcon mostrando su molestia.
—Sam no seas tan susceptible, no quise ofenderte, pero sabes que en combate hay que olvidarse no hay otra opción –le explicaba a su amigo —, además durante la guerra tuve que hacerlo para rescatar a los prisioneros –Aunque decidió omitir que luego de eso tuvo que volver a repetir el delito, pero claro, estaba al lado de Natasha y ella era menos remilgosa en cuanto a esas cosas, tal vez porque habría hecho cosas peores –Iría yo pero tengo que… ah… tú sabes –dijo haciéndole señas con la mirada a Sam respecto a Bucky que seguía atrapado en la enorme prensa.
—¿Saber qué? –Preguntó con recelo Barnes que había escuchado la pequeña discusión.
—No sé de qué estás hablando Steve — Sam también le dio una mirada extrañada como si en su mente se tejieran las ideas más alocadas —, explícate.
El capitán suspiró y luego se dirigió a Barnes.
—No te ofendas Bucky, pero alguien tiene que vigilarte para que no te escapes otra vez.
—Apenas puedo moverme y creo que ya te he dado pruebas de que no pienso volver a convertirme en un asesino —Bucky trató de acomodarse porque su postura no era la mejor –Además yo creo que a estas horas todos los caminos de salida de la ciudad deben estar completamente vigilados, si vamos en automóvil seremos presa fácil.
—Entonces ¿qué sugieres? –pregunto el Capitán.
—Tendremos que usar bicicletas –respondió casi sin expresión en su voz.
—Genial, voy a llamar a Clint para decirle que vamos a llegar tarde a la cita, porque queremos disfrutar de la campiña alemana y de paso podemos hacer un picnic.
— He vivido en Europa más tiempo que tú, y conozco sus costumbres –le dijo desafiante a Sam—. Aquí es normal que la gente use bicicletas. Seguramente están requisando cada coche que sale de la ciudad, pero nadie se fijará tres sujetos que hacen deporte por los alrededores. Si te parece muy complicado te dejaremos aquí y te recogeremos cuando todo haya pasado.
—Mejor te dejamos a ti –le respondió Sam —, Así un soldado asesino menos de que preocuparnos.
—Sam, no le digas esas cosas a Bucky, que no fue su culpa que le lavaran el cerebro. Bucky, necesitamos a Sam y cuantos más seamos mejor, así que dejaremos a nadie aquí –intervino Steve, se daba cuenta de que sus dos amigos no tenían nada en común y no sentían simpatía el uno por el otro —. Y Bucky… Es un buen plan –sonrió Steve —. Me alegro de tenerte de vuelta.
Sam farfulló algo entre dientes y le pareció ver cierto aire de victoria en ese sujeto en el que Steve confiaba tanto.
Más tarde tres ciclistas iban como cualquier ciudadano que prefiere una opción más ecológica a un automóvil, por supuesto no llamaban la atención de nadie, excepto Sam que no iba muy contento.
—Una bicicleta rosa, ¿no podías conseguir algo mejor?
—Lo siento Sam, no había tiempo para conseguir otra cosa –se disculpó Steve cuya consciencia todavía le remordía —, aunque lamento más haber tenido que robarle una a una niña, espero que no extrañe mucho su bici.
—Y ahora me quieres hacer sentir culpable –seguía quejándose Sam —. ¿Por qué tuvieron que darme a mí justo la bici rosa?
—Porqué es mi plan –dijo Bucky manejando su bici negra.
—Yo soy el Capitán América –dijo Steve con su bici azul con vivos rojos y estrellas —, esta bici me va perfecta.
—Pero ¿por qué tenía que ser rosa?
—Porqué fue lo mejor que pude conseguir, ya que tú te niegas a tener que hacer estas cosas tan poco honorables como robarles sus juguetes a los niños.
—Estoy comenzando a creer que no eres una buena influencia –Dijo Sam.
Llegaron a las afueras de la ciudad donde muchos policías patrullaban y hacían detener a los coches para revisar hasta los baúles, también había otros sujetos con trajes supervisando estas operaciones, pero nadie tomaba en cuenta a la gente de la ciclo vía. Steve le dio la razón a Bucky, de haber ido en coche les habrían visto y no es que les hubieran podido atrapar en el acto, pero una frenética huída como la de la mañana no se le antojaba. Además podrían seguirles el rastro, lo mejor era desaparecer. Su amigo lo había hecho por años y ahora eso daba frutos.
Anochecía y ya estaban lejos de donde patrullaba la policía. Llegaron hasta un arroyo y Bucky se detuvo, fue al arroyo y se lavó la cara, los otros dos le siguieron.
—Creo que ya podemos conseguir un coche. Ya estamos lejos, y de paso podemos preguntar por el camino hacia Leipzig.
—Supongo que otro delito más en mi haber no hará peor mella a mi nombre –dijo Steve —, después de todo ya soy un fuera de la ley a nivel internacional.
—No lo harás de nuevo, yo iré contigo esta vez, no quiero que me pase lo mismo como con la bicicleta –advirtió Sam.
—Pero ¿quién se quedará con Bucky?
—No necesito niñeras, yo puedo arreglármelas perfectamente bien solo –protestó Barnes —. Además ¿cómo piensan pedir direcciones en Alemania sin levantar sospechas? ¿Alguno sabe algo en alemán?
—¿Strudel? –dijo Sam por decir algo, pero sabía que no tenía oportunidad de ganar esta partida –Supongo que tú sí sabes.
—Ja, ich spreche Deutsch. –Respondió Bucky *
Steve se sorprendió al principio, pero tenía sentido, si Bucky era un asesino internacional, parte de ello tendría que ver con usarle en varios países. Por supuesto Rogers no culpaba de estos crímenes a su amigo, no tendría porqué, después de todo lo que había sido antes de caer del tren fue borrado de la mente y transformado en un experimento del doctor Zola.
—Sé que puedes tú solo –dijo en tono conciliador —. Iré con Sam a conseguir un coche y tú te encargarás de obtener la dirección. Nos encontraremos aquí en cuanto tengamos lo que buscamos.
Fueron a pie dejando sus bicicletas robadas cerca del arroyo.
Nota final:
*Sí, yo hablo alemán.
