DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia, trama y ciertos aspectos de las personalidades de estos son de mi autoría.

Todos los cambios son difíciles

Mis manos cubrían mi rostro y tiraban de mi cabello alternando cada tanto, una muestra visible de mi nerviosismo y frustración, mientras que sin poder evitarlo movía mis piernas constantemente y mordía mi labio inferior; comenzaba a desesperarme y aquello no era un buen indicio, incluso por el hecho de que con tanto movimiento parecía la hiperactiva de Alice, estaba al borde de un ataque de pánico.

Levante mi mirada en un intento de distraerme, los muros eran totalmente grises, las bombillas –visiblemente sucias y viejas– se encendían y apagaban rápidamente, y por último, la enorme salida era bloqueada por unos firmes barrotes de hierro, a mi lado izquierdo estaba Alice, mi gran amiga y prácticamente hermana desde que tenía memoria, físicamente podría ser confundida con un duende, era sumamente baja, su cabello azabache que llegaba por debajo de su cuello apuntaba en diferentes direcciones, sus orbes eran de un hermoso azul celeste y era tan delgada que la mayoría de las personas pensaban que tenía algún trastorno alimenticio –aunque en realidad no era así–, además era sumamente hiperactiva y extrovertida, hecho por el cual a veces pensaba que se drogaba pues su comportamiento era muy… poco común.

Ambas nos encontrábamos en la estación de policías y no porque trabajáramos ahí como asistentes de Rachel, más bien, estábamos arrestadas por disturbios a la vía pública, ¿por qué? La respuesta era simple éramos unas delincuentes o más bien así era como nos catalogaban, por nuestra parte preferíamos llamarlo "dar a cada quien lo que merece", esta vez accidentalmente habíamos incendiado un pub por una broma que se salió completamente de nuestras manos, el plan era iniciar un pequeño fuego que alertará a todos para salir del nefasto lugar y después inculpar a cierta persona, más específicamente a Tanya "zorra" Denali pero claro, ella tenía que ponerse histérica cuando en un movimiento le prendió fuego a su bolso para después correr por todo el lugar y finalmente culpándonos a ambas.

–Hum… Bella, ¿por qué crees que Charlie tarde tanto?– susurró suavemente Alice contra mi oído, aparentemente nerviosa por las dos personas que se encontraban frente a nosotras.

–Supongo que es extremadamente fácil sacar a dos jóvenes de 17 años de la cárcel por haber incendiado un bar y que contaban con identificaciones falsas porque debo agregar que cierto bar no acepta a menores de edad– repliqué con sarcasmo para segundos después sentir una mirada, cargada de irritación, caer sobre mí. Un escalofrío recorrió mi espalda, estábamos llamando la atención.

–Ya deberías saber que a mí no me afecta tu sarcasmo señorita –respondió con su tono autoritario mientras golpeaba rápidamente el piso con su pie, –además el naranja no me queda –se quejó por último de los overoles que estábamos usando.

–Por milésima vez ¡no te vez gorda!

– ¿Podrían callarse maldita sea?– gritó una de las aterradoras mujeres que estaban frente a nosotras mientras se levantaba y avanzaba rudamente hasta nuestra posición, ambas nos estremecimos causando que esta soltara una carcajada mientras se arremangaba las mangas. En aquellos momentos era incapaz de decidir qué era lo que más me aterraba de aquella… mujer, por un lado su aspecto era deplorable e intimidante, sus cabellos rojos sucios y maltratados se desbordaban de su "peinado" pegándose a su frente debido al sudor, su rostro era de facciones toscas y sus manos, ¡Oh por dios! ¿Por qué tuve que verlas?, eran tan grandes y tenían sangre seca rodeando sus nudillos, además de que las venas botaban sobresaliendo de su gruesa piel aunque sus brazos perfectamente marcados no se quedaban atrás; entonces, al otro lado de la moneda, estaba su mirada y expresión corporal, como si de un perro rabioso se tratase, un perro que había probado la carne humana y que haría todo por comer más y aquella carne éramos nosotras.

¡¿Por qué nos tenían que encerrar con ella?!

Alice me abrazó rápidamente mientras se acomodaba detrás de mí, maldita cobarde, y yo por mi parte inútilmente me pegué más hacia la pared mientras tragaba pesadamente la poca saliva que quedaba en mí ya seca boca, al parecer pasaríamos un rato "divirtiéndonos" con nuestra "querida amiga" que se preparaba para atacarnos.

Una hora, varios golpes y unos cuantos quejidos después ambas íbamos sentadas en la parte trasera del vehículo de Charlie esperando el terrible sermón y castigo que nos iba a dar, la afortunada de mi amiga había logrado dormirse apoyando su cabeza en mi regazo evitando el tiempo en que fuimos presas del tráfico, porque a pesar de ser un pueblo pequeño habían diversos residentes y cada uno de ellos manejaba terriblemente lento y por desgracia, Charlie al ser un ex jefe de policía seguía respetando las leyes de tránsito al pie de la letra.

Al entrar a mi habitación ambas nos recostamos en la cama antes de que nuestro padre con el rostro rojo y después de tendernos unas cuantas bolsas con hielo para los dolorosos hematomas, comenzara con su caótico sermón, ¿qué le pasaba a la gente con este tipo de situaciones? Era más simple que nos dijera el castigo y nos dejara dormir pero al parecer desde que descubrió cuanto odiábamos este tipo de situaciones cada que podía lo hacía e incluso, cuando estaba en casa aburrido –pues no había partidos– se divertía dándonos "la charla", un nuevo tipo de tortura si me preguntan.

Pero a pesar de eso era divertido observar al Sr. Swan cambiar de tono mientras nos regañaba, del rojo pasaba al morado para después proseguir con un extraño azul y volver al rojo, todo un espectáculo digno de ver, de hecho me hacía recordar a los focos multicolor que se vendían la tienda de artículos para el hogar, su dedo índice se agitaba turnándose en señalar a Alice y a mí mientras que en algunos momentos hacía graciosos movimientos con los brazos, como sí intentara apartar el aire o asesinar a algún insecto. En un acto estúpido me giré para ver a la pelinegra así logrando que cuando nuestras miradas se cruzaron ambas soltáramos algunas risitas que inmediatamente intentamos suprimir con nuestras manos ya que si no lo hacíamos en cualquier momento estallaríamos en carcajadas y el momento se prolongaría aún más.

–Por lo tanto he decidido que se irán a vivir a Phoenix durante un tiempo, probablemente hasta que se gradúen o hasta que se reformen y espero que así puedan ya enfocarse y cambiar su desastrosa conducta– aquellas palabras detuvieron instantáneamente nuestras risas ¿Acaso él…? ¿No lo haría o sí?

– ¿De qué estás hablando? No puedes hacernos esto– susurré débilmente buscando que cambiara de opinión.

–No lo harías ¿verdad Charlie? –intentó Alice mientras hacía un tierno puchero que derretía a todos.

–No funcionará eso esta vez, mañana mismo se van allá– su decisión era firme, jamás lo había visto tan molesto. –Llamaré a Emmett.

Y sin más salió de la habitación dejándonos solas antes de poder replicar algo, durante unos minutos ambas permanecimos en shock observando fijamente la puerta hasta que sentí a mi enana hermana rodear mi cuello con sus brazos antes de comenzar a llorar intensamente para después ser acompañada por mí, podría apostar a que aquella imagen era realmente patética pero a pesar de vivir en un pueblo, donde la mayor población eran ancianos, amábamos el lugar. Lo que más nos dolía era tener que separarnos de Charlie y haberlo decepcionado a tal grado que nos quería lejos de él durante lo que parecía ser mucho tiempo, evidentemente esta vez nos habíamos pasado de la raya y ahora debíamos afrontar las crueles consecuencias, me sentía más estúpida que nunca.

Entre sollozos, quejidos y regaños entre nosotras fuimos presas del sueño.

Esta situación era un total fiasco, tal vez sí nos habíamos excedido con la broma pero, de no ser por esa estúpida todo estaría bajo control, además era una decisión innecesaria el enviarnos a Phoenix, o tal vez no, pero ¡vamos! Era Emmett con quien viviríamos ahora, el inmaduro hermano de Bella ¿Cómo esperaba Charlie que nos "reformáramos" con una persona que parecía más un niño que un hombre? ¡Tendríamos que cuidarlo antes que él a nosotras!, además existía la posibilidad de que no nos quisiera en su casa y definitivamente a mi ropa de diseñador no le iría nada bien que Bella y yo viviéramos en la calle, ¡Mis zapatos Louis Vuitton se arruinarían!

Ahora caminábamos por el aeropuerto arrastrando nuestras pesadas maletas con dificultad –o al menos yo hacía eso–, aunque obviamente el resto de nuestras pertenencias las enviaría Charlie hasta Phoenix, realmente parecía que no nos quería cerca; mi castaña amiga y yo caminábamos tomadas de las manos hasta lo que parecía ser nuestra muerte, ambas estábamos totalmente destrozadas ante las consecuencias que tendríamos que enfrentar, ambas extrañaríamos vivir en Forks y especialmente estar con nuestro padre, sí yo consideraba a Charlie como una figura paterna ya que mis padres siempre estaban de viaje trabajando y jamás estaban conmigo además de que no me toleraban en lo absoluto, resultados de ser un embarazo no deseado pero eso no importa porque gracias a esa situación conseguí una verdadera familia.

Cuando estuvimos frente al pasillo para entrar al avión giramos hacia Charlie, mi vista pronto se hizo borrosa y, entonces, no pudimos evitar abrazarnos a él como si nuestra vida dependiera de ello, comencé a sollozar fuertemente mientras le pedía una y otra vez su perdón, no podía irme sabiendo que él no me había disculpado, él con ambos ojos enrojecidos nos sujetó a cada una con un brazo mientras nos acariciaba el cabello con cariño susurrando que todo saldría bien, ¡vaya mentira! ¿Qué sería de nosotras sin él? Lo extrañaría demasiado, ¿Quién nos daría sermones de una hora? ¿Quién nos reprendería por alguna mala acción para después comenzar a reír? ¿Quién iría en nuestro rescate a la oficina del director? ¿Quién nos solucionaría los problemas? ¿Quién nos arroparía en las noches en que había tormentas? –Ambas le teníamos una gran fobia a ese tipo de fenómenos naturales– ¿Quién cuidaría que Bella no se matará con su torpeza? ¿Quién evitaría que yo gastará todo mi dinero en ropa? Y lo más importante ¡¿Qué carajos íbamos a hacer sin Charlie?! Lo más probable es que terminaríamos en alguna correccional para menores durante al menos 10 años.

Muy a mi pesar nos separamos, el ambiente era increíblemente pesado a nuestro alrededor, totalmente absortos de las personas a quienes bloqueábamos el paso, nos miramos por lo que parecían horas, los tres teníamos los ojos totalmente rojos con algunas lágrimas fluyendo aún pero fallidamente intentábamos recomponernos, mis piernas comenzaron a moverse rápidamente en respuesta de la desesperación que me inundaba debido a mi deseo de que el castigo que estaba por empezar terminara.

–Preparé tus atuendos del próximo mes, cuando se acaben no dudes en llamar, no te vayas a vestir tu solo sabes cuan desastroso resulta, recuerda que todo debe de combinar a la perfección, en caso de que desees ir de compras he instalado la aplicación para video llamadas así podrás comunicarte y yo elegiré la ropa o simplemente puedes hablar con nosotras– le dije suavemente temiendo volver a llorar.

–Por la mañana hice las compras y me aseguré de comprar alimentos con la caducidad dentro de cuatro meses, anoté las recetas de tus platillos favoritos en un cuaderno que coloqué en el comedor y también anoté el teléfono de los restaurantes de comida rápida –añadió Bella, a pesar de que Charlie fuera un adulto en muchos casos nosotras nos encargábamos de asuntos del hogar en los que él era inexperto –, en caso de que no sepas usar la lavadora o algún otro objeto no dudes en llamarnos –concluyó provocando que nuestro papá soltara una risita.

–Te extrañaremos papá –dije.

–Yo también, manténganse lejos de los problemas –nos dijo para después abrazarnos rápidamente antes de dejarnos ingresar al avión.

Una vez dentro de este nos sentamos en nuestros respectivos lugares, una opresión abarcaba todo mi pecho sin dejarme oportunidad a serenarme, Bella y yo observamos por la ventana como nuestro avión despegaba, alejándonos de nuestro amado Charlie, sin poder evitarlo comenzamos a llorar fuertemente provocando que la mayoría de los pasajeros nos observaran con desaprobación, otros con confusión y algunos con desesperación, este hecho, evidentemente, nos exasperó después de cierto tiempo por lo que tuvimos que recurrir a la agresión verbal para que se metieran en sus asuntos, ¿Qué le sucedía a esta gente, acaso jamás habían visto llorar a dos chicas? ¡Malditos chismosos!

Definitivamente este viaje de rehabilitación sería largo.

¡Hey! Soy yo Mrs. Blackbird

Muchas gracias por leer esta historia, tal vez a muchos se les hará conocida -o tal vez a otros no-, yo estaba publicando esto con otra cuenta (Kaede the killer) pero debido a algunos asuntos decidí cambiar de perfil así que este es el nuevo, una vez que termine de subir los capítulos mejorados que ya había escrito los borraré de la otra cuenta.

En fin, cualquier review se agradece y espero les agrade esta historia.

Nos leemos pronto