SUMARY: Era cuatro de octubre y era hora de cumplir la promesa que Sarada le había pedido a alguien.

Pareja principal: Sasuke x Sakura

Género: Romance

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su creado Masashi Kishimoto.


CUATRO DE OCTUBRE

by: Atori

Twoshoot


Una furia descontrolada rodeaba a Sakura.

Suerte que estaba en el denso bosque, que así nadie la miraría raro por soltar bufidos de vez en cuando o palabras mal habladas. También, menos mal que no había ningún shinobi por los alrededores o algún aldeano perdido, porque sino sería víctima inocente de su fuerza bruta.

Apretando el gran paquete que llevaba bajo el brazo, maldijo una vez más a Naruto por mandarla a aquella ridícula misión.

¡LA DE RECOGER UN PAQUETE EN LA ALDEA VECINA!

¡¿ACASO NARUTO CREÍA QUE ERA UNA MENSAJERA O QUÉ?!

¡¿CÓMO PODÍA MANDARLA A QUE REALIZARA ESA ESTÚPIDA MISIÓN?!

Por muy Hokage que fuese, ese tipo de misiones era trabajo de los genins recién graduados. Y si en el caso de que hubiese algún ninja mercenario, para eso estaba el sensei a cargo del grupo.

¡PERO NO!

¡LA HABÍA MANDADO ESPECÍFICAMENTE A ELLA!

¡NO PODÍA SER OTRO, EXCEPTO ELLA!

Con ganas de golpear a alguien y descargar toda la ira con su grito de guerra, Sakura no podía hacer otra cosa que maldecir una y otra vez a Naruto.

Estaba tan cegada por la furia que hasta llegó a pensar seriamente el marcharse de la aldea con Sarada. Incluso estaba dispuesta a aceptar la hospitalidad de Orochimaru si se la daba.

De repente, sintió una presencia tras suya.

Al voltearse, dejó caer el paquete que tenía en sus manos, y con los ojos como platos y tras dejar escapar un grito involuntario de secreto, comenzó a sentir miedo ante lo que sus ojos veían.

.

Desde lo alto de la torre Hokage, Naruto observaba orgulloso el trabajo que los aldeanos realizaban.

Con guirnaldas de flores por todas partes, daba la impresión de que Konoha iba a celebrar algún tipo de festival.

A su lado, Kahashi y Shikamaru parecían ultimar los últimos detalles a través de un aparato electrónico que les permitía observar cómo iban quedando las calles de Konoha, donde el ambiente festivo emocionaba tanto a los niños que correteaban por allí y por allá ociosos y contentos.

Naruto cerró los ojos al notar una presencia tras suya. Sin abandonar su sonrisa y permaneciendo en la misma posición, pronunció.

-Bienvenido.

Kakashi y Shikamaru abandonaron su labor de inspección para mirar sorprendidos a Naruto. Por un instante, pensaron que el Séptimo se había vuelto loco, pero una ligera brisa de viento ondeando suavemente las copas de los árboles, hicieron que ellos también se percataran del recién llegado.

Allí con su capa negra ondeando al mismo son que los árboles, estaba Sasuke. Su rostro estaba tenso y jadeaba por la boca, donde debido a la ligera capa de sudor que cruzaba por su mejilla, daba la impresión de que había venido corriendo a toda prisa, como si el diablo estuviera a punto de atraparlo.

Inmediatamente el Uchiha abandonó esa expresión para fruncir el cejo en un acto de molestia absoluta.

-¿Qué significa esto, Naruto? –siseando.

De un ágil salto, un perro pequeño y marrón con expresión aburrida y bandana sobre su cabeza, se situó al lado del pelinegro. Sudaba a mares y jadeaba por la boca, donde no hacían falta palabras para saber que el perro había tenido que sobre esforzarse para intentar ir al mismo trote que Sasuke.

-Pues ya ves. Vamos a celebrar una gran fiesta donde toda Konoha y ciertos conocidos de otras aldeas están invitados. No era para que te quedases marginado –mirándole por encima del hombro con una amplia sonrisa.

Eso hizo que Sasuke se enfadara de tal manera que estuvo a punto de activar el sharingan.

-¡ESE PERRO ME DIJO QUE MI FAMILIA ESTABA AL BORDE DE LA MUERTE PORQUE HABÍAN SIDO ATACADOS POR UN SHINOBI!

-Porque yo se lo pedí –dijo una vocecita algo indecisa a sus espaldas.

Con la sorpresa marcada en su rostro, Sasuke se giró viendo a su hija Sarada con la cabeza gacha, sin atreverse a mirarle y la vergüenza rodeándola como si hubiera cometido algún tipo de crimen. Detrás de ella, estaban sus dos compañeros de equipo, Boruto (comiendo una crepe despreocupadamente, como si no hubiera comido en días) y Mitsuki.

-¿Sarada? –Sasuke no sabía si expresar alivio o sorpresa. El susto que había cargado durante el camino, se había convertido en ira cuando había visto a los aldeanos celebrando una fiesta como si nada hubiera pasado. Y ahora, resulta que su hija estaba a salvo y que aparentemente, todo había resultado un engaño.

¿Por qué?

-Sarada me pidió que te buscase para vinieras cuanto antes. También fue idea de ella la de organizar esta fiesta para Sakura-chan y para ti –explicó Naruto, sabiendo cómo se sentiría su mejor amigo.

Sasuke se quedó inexpresivo ante lo dicho. Mirando a Naruto de reojo, no pudo evitar pensar en que para eso habían mandado al perro de Kakashi a buscarle y soltarle una gran mentira donde a punto había estado para que le diera un infarto. ¿Cómo podía jugar con algo tan delicado sabiendo lo traumado que había quedado cuando había visto morir a toda su familia?

¿Acaso lo tachaba de insensible, creyendo que no se sentiría completamente vacío y sin saber que hacer si perdía a su esposa y a su hija?

Se centró entonces en su hija Sarada. Su hija era una adolescente inexperta en esa clase de emociones, pero aún así, debería saber que con esas cosas no se bromeaba. Y parecía que lo había aprendido ahora mismo, ya que la notaba arrepentida de la mentira que había organizado. De vez en cuando, lo miraba, intentando decir algo, pero su expresión la asustaba que quedaba igual de deprimida que su madre a su edad.

Sasuke cerró los ojos y soltó un suspiro pesado.

Hacía dos meses que se había vuelto a marchar de la aldea. El día anterior a su partida (y el único día que habían pasado los tres en familia), fue cuando le había explicado a Sarada la razón de su largo viaje. Aunque seguía siendo un secreto para casi todo el mundo shinobi, se lo había confiado a su hija para que supiera que la quería (tanto a ella como a su madre), y que no las estaba abandonando, sino que quería aniquilar por completo todo problema vinculado con Kaguya y así poder darles una paz certera y absoluta.

No iba a perder a su familia.

No, de nuevo.

Abriendo los ojos, Sasuke miró a su hija estrictamente y con ligera decepción.

-Sarada, creía que habías entendido el tipo de misión en el que estoy metido.

-Oyeee, que Sarada no sabía cómo hacer para que vinieras cuanto antes –se quejó su único discípulo con la boca manchada de crema-. Mi padre tampoco, pero es que en él, ya es normal.

Naruto arrugó el cejo ante las palabras de su hijo. Vale que a pesar de haber crecido y convertido en Hokage, no se había convertido en un lumbreras, pero no era necesario que lo soltase tan descaradamente frente a varias personas.

Sasuke ignoró el comentario de Boruto, y viendo cómo su hija seguía con la cabeza gacha y deprimida, no pudo más que ceder. Soltó otro largo suspiro.

-¿Por qué lo has hecho? –sabía que su hija no tenía ninguna malicia y que no organizaría fiestas por capricho. Así que tenía que haber una razón detrás de ello.

-…

Pero la niña no se atrevía a explicárselo. Conocía a su padre por todo lo que le habían contado. Y solo había estado con él un día. Pero había sido suficiente, para saber que ahora mismo estaba tan enfadado que ni le haría ilusión lo que había montado.

-Sarada, díselo. Aunque se haya molestado, seguro que le hará ilusión –la apremió Naruto.

-Hoy es cuatro de octubre… el día en que mamá y tú os casasteis.

Sasuke quedó inexpresivo.

-Sarada quería celebrar vuestro aniversario porque nunca lo habíais hecho y cómo os casasteis sin nadie conocido que pudiera acompañaros, pues os ha organizado una ceremonia por todo lo alto. Deberías estar orgulloso de tu hija, Sasuke

-…

Sasuke no sabía qué decir. Era cierto que su boda había sido celebrada en una villa desconocida, donde no había asistido ninguno de sus amigos. Ni siquiera los padres de Sakura. Aún así, no había faltado el traje ceremonial y tradicional, donde jamás la había visto tan hermosa como aquel día.

Lo único que lamentaba es que no tenía una foto de ese día tan especial. Y estaba convencido de que Sakura también lo lamentaba.

-Papá –comenzó Sarada, como si pudiese leer los pensamientos de su padre-, mamá se sintió feliz el día que te casaste con ella. Pero, estoy segura de que se lo será muchísimo más si le regalas una segunda boda por todo lo alto, rodeada de los abuelos y de todos vuestros amigos.

Su hija tenía toda la razón del mundo.

Sakura no es que fuese alguien simple y fácil de complacer, porque durante toda su vida, jamás le había dado algo grande con lo que llenarla de felicidad, excepto Sarada.

Habían pasado por tantas cosas, que Sakura se merecía aquella ceremonia organizada por su hija… … …y mucho más.

Asintiendo con la cabeza, dejó entrever que cedía a participar en la fiesta que había organizado su hija.

Escuchó cómo se animaba sobremanera, igual que su madre cuando él le hacía un elogio repentino.

No pudo más que pensar que a pesar de que se parecía a él físicamente, el resto provenía de Sakura.

Sasuke se sorprendió al notar un peso sobre su cuerpo, y después unos sollozos ahogados.

-¡Muchas gracias, papá! ¡Gracias! Te prometo que no volveré a mentirte con algo así. ¡Jamás volveré a decepcionarte!

Ahora se sintió culpable.

¿Acaso era una decepción que tu propia hija te preparara una fiesta sorpresa de aniversario?

Mostrando una pequeña sonrisa de orgullo, Sasuke se agachó estando a la misma altura que su querida hija.

-Gracias a ti, Sarada –dándole un pequeño poke en la frente.

Y con ese poke cargado de tanto sentimiento afectuoso, Sarada se sintió más feliz y volvió a abrazarlo alegremente.

Naruto y los demás los observaban con una sonrisa ante tal escena cargada de ternura. Boruto era la excepción.

Ya había terminado su crepe de crema y ahora estaba centrado en el asunto en el cual había participado, donde faltaba una parte muy importante.

-¿Y dónde está la madre de Sarada? –preguntó el rubio más joven a su padre.

-Supongo que estará al llegar. Ahí tuve que mentirle yo para que fuera a recoger un regalo de mi parte.

-¿Un regalo? –cuestionó Sasuke receloso. Aunque su mejor amigo estuviera casado y enamorado de la Hyuuga, los fragmentos del pasado donde había estado loco por su esposa, era algo que a veces le molestaba.

-Sí. El regalo de bodas tardío de Hinata y mío –anunció más orgulloso.

-Yo también tengo mi propio regalo –habló Kakashi adelantándose-. Pero para eso, tendrás que venir conmigo.

CONTINUARÁ…


Notas de la autora:

Como hoy se celebra el evento de la boda sasusaku en Japón, pues me entraron ganas de hacer un fic relacionado con el evento.

Debido a que he estado estos días ocupada organizando mi temario de japonés y poniéndome al día, que no pude terminarlo a tiempo y es por eso que está dividido en dos capítulos. El siguiente capítulo estará para un día muy significativo que es el seis de noviembre, día en que salió los dos últimos capítulos finales de Naruto y en consecuencia, LA CANOCIDAD DE ESTA PAREJA!

Así que nos vemos en un mes con el final de este fic.

'Atori' – BPS - Begodramon