Esta historia, tiene historia. En su origen sigue siendo una historia original que escribí durante una excursión cuando estaba en primero de bachillerato hace como... ¿tres, cuatro años? Estaba aburrida y le dije a mi mejor amiga que me dijera un título para escribir una historia y ella me dijo la canción de SNSD o Girls Generation que lleva este título. ¿El resultado? Una historia que cuando la leí hace poco pensé que pegaba muy bien con Austria y aquí esta.
La chica de la que habla, por si las moscas, es Hungría y el novio de la damisela quiero pensar que es Prusia.
La historia se la dedico a mi mejor amiga, quien leyó la versión original. Y a la perra de mi tía que anda con embarazo psicológico.
Los personajes no me pertenecen, sino que son de Himaruya.
Pide tu deseo
Solo una vez más. Una y todo podría llegar a su fin. Las hermosas y suaves notas envolvían la pequeña habitación y daban una cruel música de fondo a la dulce muerte que le esperaba. El viento entró por la ventana llevándose las partituras del piano que cayeron al suelo con violentos crujidos. Al pianista no le hacían falta las partituras, tocaba el instrumento con los ojos cerrados y con delicadeza, como si en vez de teclas, estuviera acariciando a una amada. Su amada.
Sin embargo aquello le hizo volver a la realidad e interrumpió la melodía de pronto, dejándola huérfana para siempre. Con pesadez se levantó, cogió los folios tirados en el suelo y los guardó en una carpeta de manera desordenada antes de irse, dejando atrás restos de papel quemado.
El viento mecía sus cabellos castaños y largos mientras su mano sostenía una nota de letra desconocida con una sola cosa. La dirección en la que se encontraba. Miraba exasperada hacia un lado y hacia otro. Pensaba que había sido víctima de una broma. Miró el reloj del móvil. En menos de media hora había quedado con su novio. Sus largas piernas cubiertas con unas medias y una falda corta se cruzaban de un lado a otro.
El vapor que salía de la boca austriaca se mezclaba con el frío invernal del parque. Su deseo se había cumplido. Ataviado con un abrigo negro y aun con aquella melosa melodía en su mente, la miraba. Sus manos estaban impregnadas de los restos del que había sido su deseo. "Volver a verte" había escrito en un papel para luego quemarlo. No dejaba de mirarla. No podía hacerlo. Su mirada impaciente, sus bellos cabellos castaños, su piel nívea… Podría pasar miles de horas describiéndola y nunca podría alcanzar a decir cuan bella era. Miles de horas que había empleado en simplemente observarla. Aquella era la última. Sonrió al ver como se iba.
Con notas muchos más macabras que de costumbre, el disco sonaba lejano. Encima de la mesa, miles de papeles escritos: "Deseo tu mirada" "Deseo tu cuerpo" "Deseo tus mañanas" eran solo algunos de ellos.
Una botella de vodka estaba rota en el suelo al lado de un corazón que se paraba y que dejaba caer un bote de pastillas. El viento traicionero se llevó casi todos lo papeles esparciéndolos por el yaciente cuerpo.
"Deseo volver a verte"
