Los personajes y su fondo pertenecen a Stephenie Meyer, la protagonista y parte de la trama es de mi creación.


Esta es mi nueva creación, es la primera que hago a la par con otra historia distinta y usando toooodo el mundo de Crepúsculo, espero que les guste.


Capítulo 1: Bienvenida a Forks

El tío Charlie estacionó su carro de policía delante de una casa azul grisácea con garaje interno.

–Espero que los cambios de aire sean buenos para nosotros. –dijo mi papá.

–Si. –fue lo único que respondí al mirar la casa, mientras acariciaba el bolso de una sola tira donde llevaba las cenizas de mi mamá.

–Lo será hermano. –habló mi tío Charlie. –Vamos a empezar a bajar las cosas.

Cogí el bolso y abrí la puerta del asiento trasero. Mi tío y mi papá salieron de los asientos de piloto y copiloto, ambos se fueron directamente a la maleta del carro de policía para empezar a sacar nuestras maletas.

Nosotros veníamos de Santa Mónica, California. Un lugar movido, soleado y con playas, nos tuvimos que mudar de ahí por varias razones: la primera, era por la muerte de mi madre, tanto mis dos hermanos mayores como yo quedamos devastados ante su perdida; la segunda, en los casi cuatro años en la preparatoria en Santa Mónica fue horrible, me hacían bullying, me golpeaban y estuve a punto de sufrir algo mucho peor… le tuve que rogar a mi padre irnos de ese lugar, mi hermano mayor Robert era abogado y demandó a la escuela de lo que me sucedía y nadie tomaba cartas en el asunto, pero a mí no me importaba nada, solo quería irme; y tercero, allí entró mi tío Charlie, él no sabía mucho de los asuntos que pasaban en California, pero si extrañaba a su hermano mayor y más por lo sucedido con mi madre, así que le ofreció una casa aquí en Forks. Mis hermanos mayores Robert y Daniel, se quedaron en California porque ya habían asentado su vida allí, aunque Robert tenía intentos de mudarse a Seattle para estar cerca de papá. Dónde vivíamos solo quedaba a cuatro casas de distancia de mi tío Charlie, así que estábamos relativamente cerca del tío Charlie y de Bella.

Nunca había entrado a la casa, así que al entrar observé que era un poco más pequeña que el apartamento donde vivíamos; sala, comedor, cocina y un baño en planta baja. Subí al piso superior por las escaleras cerca de la entrada y habían seis puertas, cuatro a mi izquierda (dos se veían ocultas desde la escalera), una en frente de mí y una a mi derecha, decidí empezar con las puertas de la izquierda; la primera puerta cerca del baño era pequeña y tenía un armario, como máximo cabía una cama semi-matrimonial y tal vez una peinadora o escritorio, tenía como vista la pequeña vía de la urbanización y un árbol cerca de la ventana; entré a la puerta siguiente del lado izquierdo y era una habitación igual de pequeña que la anterior, su vista era igual solo que se podía ver mejor el garaje y sin un árbol cerca; entré a las otras dos puertas, una era un armario y el otro era lo que parecía un lavandero; fui a la puerta frente a la escalera, era un baño pequeño; finalmente entré a la única puerta de la derecha, era la habitación principal, era un poco más grande que las habitaciones anteriores, tenía un baño de tamaño mediano y un armario, allí ya se encontraba la cama matrimonial de mi papá junto con el resto juego de cuarto. Dejé a mi mamá en su cama y bajé para ayudar con las cosas.

Menos mal me traje la bolsa para dormir en caso de que no lleguen todavía nuestras cosas. No soportaría los ronquidos de mi papá y su llanto silencioso.

Cuando llegué al piso inferior escuché conversando mi tío Charlie, mi padre, junto con dos personas más afuera de la casa. Al salir, vi a mi tío y papá, un auto rojo pequeño y a dos personas de aspecto nativo; un chico de mi edad muy alto y musculoso de cabello largo con una coleta, y un señor de cabello largo con un sombrero de vaquero y en silla de ruedas.

–Así que tú debes ser Angel. –dijo el señor. Me acerqué al señor, le estreché la mano y asentí.

–Me llamo Billy Black. –con su mano señaló al chico. –Él es mi hijo Jacob. –me acerqué a él para darle la mano. Apenas lo toqué, note como estaba ardiendo en fiebre y me sentía como una niña pequeña a su lado.

–Angel. –le dediqué una sonrisa pequeña. –Me siento muy niña a tu lado. –le comenté en tono gracioso. Todos los presentes se rieron ante mi comentario, incluyendo mi papá que solo hizo una pequeña sonrisa.

–Mucho gusto. Espero que mi tamaño no te intimide. –dedicándome una sonrisa. Era muy guapo, pero no era del todo mi tipo… y dudaba que yo fuera de su tipo.

–El resto de las cosas deben de llegar dentro de unas horas, porque no comemos algo en mi casa. –comentó el tío Charlie.

Dejamos nuestras cosas en nuestra nueva casa y fuimos caminando a la casa del tío Charlie.

–¿Cómo está Bella? –le pregunté a mi tío. Lo que más me extrañó fue la reacción de los nativos. Se veían que estaban tensos ante mi pregunta.

–En la escuela, ella debe de llegar como a las tres de la tarde, si es que no se queda más tiempo con su novio. –escuché como decía molesto la palabra "novio".

¿Bella tiene novio?

–No me digas que te volviste como esos padres que no le dejan tener novios a sus hijas. –escuché la queja de mi padre.

–No es eso, sino que su novio la dejó hace unos meses atrás, Bella se escapó para ir a dónde estaba su novio y se perdió por tres días, ahora Edward, su novio, y ella, están juntos otra vez como si no hubiera pasado nada. –explicó. –Estoy molesto con su novio porque la hizo sufrir por tres meses.

Eso es mucho masoquismo… yo no puedo hablar mucho tampoco.

Al ver la tensión que había en la conversación, cambiaron el tema a deportes.

Cuando llegamos a la casa, mi tío Charlie llamó a un repartidor de Pizzas. No me quedó otra opción que ver los deportes con ellos, todavía no me acostumbraba al mundo de los hombres. Para la casa, había traído mi libro de Harry Potter y la Cámara de los Secretos, pero no duré mucho leyéndolo porque me sentía muy aburrida, así que solo miré a la televisión sin prestarle atención, solo dejé que mi imaginación dejara volar sobre mi cabeza.

–¿Aburrida? –escuché la voz del tal Jacob. Esto hizo que me sobresaltara un poco.

–Si… –respondí. –No me gustan mucho los deportes, a excepción del Fútbol.

–Es raro ver a una chica que le guste ese deporte. –respondió con una sonrisa en su rostro.

–No soy como los europeos que se mueren por ver un partido de Fútbol, pero si me entretiene ver de en vez en cuando algún juego. –le expliqué. –A excepción de la temporada del Mundial de Fútbol, no me pierdo ningún partido.

– ¡Que bien! –dijo alegre. –Aquí somos más de ver Beisbol.

–Ese deporte lo odio, no le veo la emoción a ese deporte. –le confesé en voz baja. Este rió ante mi comentario.

–Ya le conseguirás la emoción. –luego de que me dijo esto, los tres hombres gritaron de alegría ante algo que había pasado en un juego de Beisbol que estaban viendo.

De la una de la tarde, pasó a ser las siete de la noche, y a esa hora escuché delante de la casa el sonido de un auto. Minutos después, entró Bella con un chico muy alto, pero más pequeño que Jacob, de cabello broncíneo, tez extremadamente pálida y ojos dorados. Supuse que era su novio.

–¡Ya llegaron! –ella se acercó a nosotros. –Hola tío Ben. –me levanté de donde estaba sentada y Bella se acercó a mí. –¡Te extrañé Angie! –me abrazó y ambas sonreímos.

–Igual yo. –reí.

Hubo un tiempo en que tío Charlie iba a quedarse a nuestra antigua casa en California, solo para poder compartir con Bella las vacaciones de verano. Pero llegó un momento en que ya no iba más a la casa, nunca llegué a preguntar porqué. Lo que si recuerdo en esos momentos, es que Bella y yo nos llevábamos bien a pesar de nuestra diferencia de edad, ella para mí era una hermana mayor. La última vez que nos vimos fue hace cuatro años en mi casa, yo no quise ir al funeral de mi madre y Bella se quedó conmigo a cuidarme.

–Mira como haz cambiado. Te pareces a la tía Rose. –lo que hice fue hacer una sonrisa forzada ante su comentario.

–Si, pero más gorda. –le recalqué.

–¡Claro que no! –me refutó. Antes de que siguiéramos discutiendo por esto escuché al tío Charlie refunfuñar hacia Bella. –Papá déjame terminar de saludar a las personas y hablamos ¿si?

–Hola Jacob, Billy. –saludó a ambos sin abrazos o apretones de manos. Ambos le respondieron el saludo de igual manera

Algo pasa aquí… esto es algo más que un simple Edward.

–Traje a Edward para presentarle al tío Ben y Angie. –explicó Bella. Charlie solo resopló.

Edward se presentó a mi padre de forma educada dándole un apretón de manos.

–Edward Cullen. –en el momento en que cogí su mano, sentí lo opuesto a Jacob. Edward era bastante frio.

¿La gente de Forks tenía temperaturas corporales muy calientes o muy frías?

–Angel. –nuestro apretón duró un poco de más y la mirada del chico Edward era muy intensa.

–¡Pero mira la hora que es! –escuché al señor Black hablar. –Tenemos que irnos. Mucho gusto en conocerlos y bienvenidos a Forks. Jacob. –apenas llamó a su hijo, este empezó a mover la silla de ruedas hacia la salida de la casa.

–Mucho gusto en conocerlos y bienvenidos. Adiós Angel. –me dedicó una sonrisa coqueta que me hizo sorprenderme. –Edward, Bella. –movió la cabeza en forma de despedida hacia ellos. El tío Charlie los siguió, papá y yo nos quedamos con Edward y Bella. Ambos se sentaron en el sofa más grande con mi padre y yo me quedé en el sofa individual.

–¿Cómo están? ¿Vinieron sin ningún problema? –preguntó Bella hacia mi papá y a mí.

Mi padre le respondía a todas las preguntas de Bella, pero no estaba tan atenta porque me distraía la mirada del tal Edward, que de en vez en cuando me miraba intensamente.

No sé cuanto tiempo habrá pasado, pero el tío Charlie llegó con la respiración acelerada.

–Casualmente cuando llegué a la casa, llegó el camión con sus cosas. –todos nos levantamos y salimos a la casa, dirigiéndonos a mi nueva casa.

Al llegar, ya los Black se habían ido, habían tres camiones y unos hombres empezaron a bajar nuestras cosas. Mi padre se acercó a encargarse del papeleo de nuestras cosas, el tío Charlie empezó ayudar a los hombres al igual que Edward (supongo que para tener la absolución de su suegro), Bella y yo como podíamos también llevamos algunas de las cosas dentro de la casa.

Todo el proceso bajar las cosas, desempacar algunas cajas para ponerlas en su respectivo lugar en la casa, nos tomó hasta las dos de la mañana aproximadamente o hasta un poco más. Lo único que no pusimos en su lugar eran nuestras cosas de aseo personal, ropa y adornos de la casa.

–Mañana continuamos y te llevaré a La Push para que vayas a pescar conmigo. –le dijo el tío Charlie a mi papá.

–Si, está bien. –respondió mi papá. Tío Charlie le dio una palmada en la espalda a mi papá.

–Vamos a divertirnos, lo prometo. –mi padre asintió. –Nos vamos, Edward. –se dirigió a su yerno sin mirarlo mientras caminada a la salida de nuestra casa.

–Adiós tío Ben. –se despidió con un abrazo a mi padre. –Adiós Angie. –me dio un abrazo, seguido de un beso en la mejilla. –Mañana tendremos una pijamada. –asentí.

–Fue un gusto conocerlo señor Swan. –se despidió Edward de mi padre. –Angel. –asintió en despedida hacia mi dirección.

Cuando se fueron ambos nos fuimos a nuestras habitaciones, antes de encerrarnos nos deseamos buenas noches. La habitación que había cogido era la que tenía vista de la vía y el árbol, en este momento mi habitación estaba bombardeada de cajas y cosas de mi vieja habitación. Saqué una ropa de cama y un pijama, vestí el colchón, me puse el pijama, apagué la luz de mi habitación y finalmente dormí como si no hubiera mañana.