Buenas a todos, es mi primer FF, asi que tengan piedad. Jejeje

Es un post DH, por lo que contiene SPOILERS (despues no me digan que no avise)

Para ver si quieren que lo continuen, porfavor, dejad comentario, lo que sea, sugerencias, criticas, etc...

Bueno todos los personajes son de una tal JKRowling, no se si sabran quien es, pero para que se hagan una idea es una de las mujeres mas ricas del planeta, todo gracias a las andanzas de un joven mago.

Sin mas dilación, os dejo con mi historia (esta es mia, no de JK), que lo disfruten


CAPITULO 1 - EL DOLOR DE DESPERTAR

Como todas las mañanas desde aquel terrible día, en el cual muchas personas cayeron abatidas, entre ellos grandes amigos, la bruja mas inteligente de su edad, y de otras tantas,se despertaba con la sensación de no haber podido dormir nada.

Ese malestar ya le era bastante conocido,por desgracia, no dormia realmente agusto si no le suministraban, a escondidas (o eso, al menos, creian ellos) pocion para dormir sin soñar.

Llevaba asi un par de meses, y aunque la sensacion de toda la comunidad magica era la de la mas absoluta tranquilidad, ella, y seguramente, sus mejores amigos no lo sentian de esa forma.

Despues de pasarse 2 semanas en San mungo recuperandose de sus heridas (las fisicas, porque las psiquicas eran mucho mas dificiles de curar) y restableciendose de su agotamiento, se determino, por no se sabe quien, que debia tomarse unas merecidas vacaciones, o "un tiempo de retiro y de respiro", como a su madre le gustaba decir.

Su Madre, que tanto la desesperaba, y a la vez tantisimo habia añorado cuando hace casi un año, y con lagrimas anegandoles los ojos, le hizo un hechizo desmemorizante, y la mandó a vivir con los canguros, junto con su padre.

Merlin sabe lo que le contó prepararse aquel hechizo, no solo por la dificultad para su realizacion, quello era lo de menos, lo peor fue mentalizarse de que se quedaba sin padre, por decision propia, por el bienestar de aquellas personar que le dieron la vida y la educacion.Era lo mejor, decia aun hoy.

cuando acabo aquel horrendo dia, y ella era trasladada al hospital, pidio, a viva voz, suplicó, que los trajeran de vuelta, con ella.

Su mentora, como le gustaba llamar a McGonagall accedió gustosa a repararles la memoria, todo porque su mejor alumna, y sí, para que negarlo, su predilecta asi lo queria.

Ella despertó aun cansada a los dos dias,y alli, cada una a su lado estaban dos de las personas que mas queria en este mundo: Jean y Jhon, llorando de felicidad por ver a su hija de nuevo, y sabiendo lo que su hija habia hecho, de forma totalmente generosa, para que el mundo pudiera ser un poco mejor.

Los miró y lloró. de alegria. de rabia y de impotencia, nunca se perdonaria haber embrujado a sus padres.

Despues de decirse lo mucho que se querian,y lo orgullosos que se sentian por tenerla como hija , ella lo hizo.

Se temió lo peor, puesto que Nadie, le contestaba, empezaba aexasperarse, y a notar un duro nudo en la garganta, sus ojos otra vez se anegaba...

No puede ser, se repetía una y otea vez.

Cuando ella cayo inconsciente, lo pudo ver, en un esfuerzo sobrehumano, y staban bien, ella se juraba que eso lo vivió, no fue una alucinación, o un sueño, no podía ser otra cosa.

Jane la cogió con fuerza de la mano, posó su otra mano en la carita a la vez que le decía:

-Estate tranquila cariño, todos están bien aunque aún duermen.

Por Dios, nadie sabe lo que ella daba por oir eso, nadie.

-Quiero verlos, dijo, y no era una pregunta, como habría hecho la siempre responsable, ni una petición, era una orden.

Había cambiado, eso era innegable, pero ni ella sabía cuanto.

Desde que despertó sólo tenía en mente una cosa, y aunque quería ver, oir y abrazar a sus padres, había otra persona que no paraba de colarse en su cabeza, de la mano de unos recuerdos maravillosos.

Era a él a quién buscaba... Le faltaba, acababa de despertar y ya notaba su ausencia.

-Dime dónde están.

No sabía por qué lo decía en plural, bueno sí,...
Su hermano. Ella nunca lo abandonaría, por quién daría su vida para la consecución de un bien mayor, el cumplir con el destino de quién lo dió todo por los demás.
Su hermano. Ella se refería a él de ese modo en su interior, sólo, ambos. Ella, con padres, sí, pero en un mundo muy diferente al suyo, y sin hermanos, lo que ella hubiera dado porque aquél a quién llamaba y trataba como tal, realmente lo fuera.
Su hermano. Ella lo sentía como suyo. Tan sólo, sin nadie realmente que le quisiera como lo hace una madre.
Su hermano. Ella sabía que él también sentía lo mismo por ella. Los momentos pasados ese año, cuando por suerte, o más bien por desgracia, quedaron solamente ellos. Eran realmente como hermanos, siempre el uno por el otro.

Silencio, nadie le contestaba. Se empezaba a desesperar, quería saber, y debía saberlo todo. Aquel mote que siempre lo acompañó tenía parte de verdad. SABELOTODO, ella realmente en ese instante quería que fuera totalmente cierto.

-Tranquila, cielo. Están... bien. Pero deben descansar, al igual que tú.

Esa frase en cierta manera le tranquilizó, pero cuando pasados dos segundos lo analizó la encontró desesperante. ¿Por qué esa pausa?. ¿Por qué tardó tanto en contestar¿Por qué¿Por qué?, así era ella, siempre quería un por qué de todo. Y de eso no iba a ser menos.

-Lléveme a verlos, los necesito.

Volvió a ordenar, pero esta vez una nota de súplica se colaba entre esas frases.

Lo necesitaba realmente, era cierto, necesitaba saber que estaban bien, o que por lo menos lo estarían.

-Mañana preciosa.

Esa voz no sabía de quién era, pero en cuanto lo vió supo que era un sanador.

Menos mal que cuando sus padres llegaron ella ya estaba ingresada, sino, lo más seguro es que ellos la hubiesen llevado a un hospital no mágico, aunque no sabrían cómo tratarla. No se podía imaginar a un neurocirujano preguntarse el por qué de su poco descanso.

-De acuerdo. Mañana los veré.

Y así durmió, en paz, pero a la vez inquieta. Aún no podía moverse, sino estaría ya vagando por las salas de San Mungo, buscándolos.

Y el día llegó y con el primer rayo ya estaba esperando, ansiosa, la llegada del sanador.

-Vamos. Le dijo a este nada más entrar por la puerta.

-Está bien. Lo prometido es deuda.

En una especie de silla de ruedas que andaba sin necesidad de ser empujada, recorrió varios pasillos, hasta que llegó a una ala, la de cuidados intensivos.

No pódía ser, su padre le había mentido, le dijo que estaban bien, y están aquí dentro, donde la gente no suele salir.

-Tranquila, no están tan mal como piensas. Deben estar en esta zona porque tienen muchas heridas, pero al menos a uno lo sacamos hoy de aquí, para llevarlo a planta. El otro debe quedar, porque sus heridas son mucho más profundas, pero está bien. Relájate, porque ellos notarán tu presencia, y seguramente tu estado anímico, así que no digo que te pongas a dar saltos de contenta, pero sí que no entres llorando o con pena. Entra, están en la segunda puerta a la derecha.

No podía creerlo, estában delante de ella, ambos, y aunque con multitud de rasguños, a ninguno le faltaba media cara, ni un trozo de cuerpo.

-Menos mal. Qué alegría chicos.

No sabía por qué lo decia en voz alta, tal vez porque así lo necesitase, o por la esperanza de que le dijeran lo exagerada que era. Pero nadie le contestó.

De momento una ráfaga de aire se coló entre las ventanas e hizo que una cabellera roja como el fuego se moviera, dejándola totalmente desordenada.

No lo pensó dos veces y su silla la acercó a él. Y con sumo cuidado le ordenó la melena, y le acarició su cara.

Era guapo, ella así lo creía. Aunque no le podía ver los ojos, esos tan maravillosos que tenía, y aun con una herida que le cruzaba una ceja, y otra que le cortaba su mentón, lo encontraba más hermoso que nunca.

-Te quiero, lo sabes¿verdad?.

Y un recuerdo se coló entre sus rizos, en el que ella corría hacia él, dejando caer unos cuantos colmillos de basilisco, para abrazarlo y besarlo como nunca antes había hecho.

Pero nunca le dijo que lo queria, ni lo que sentía por aquel que era SUYO y desde hace mucho tiempo, aunque nadie lo supiera, solo Giny, su confidente, su amiga, que pudo entrever esa conducta "especial", para y con su mejor "amigo".

El sexto curso fue para ella el peor de su vida, solo con recordarlo la rabia y la impotencia volvian a cubrir sus ojos.

Verlo con "esa" fue su peor castigo. Lo malo era el hecho de no saber por qué la castigaba.
Sus canarios fueron su forma de liberar ese dolor y sufrimiento, dejaron huella, porque aunque le hicieron daño, él empezó a comprenderla.

Bendito veneno, y milagroso Beozar, que se lo trajeron de vuelta. Su forma de despertar hizo que se estremeciera por completo. Pasó miedo, tal vez el mayor conocido hasta entonces. No consintió en moverse de su lado, aún cuando Madame Pompfrey la amenazaba si no abandonaba la enfermeria, pero ella no lo iba a hacer. No lo volvería a dejar solo por su propia voluntad, eso es lo que se había prometido aquel día, y lo cumpliría.

Cuando abrió sus ventanales celestes, plantándole cara al mundo, y dijo aquél nombre que ella tanto había desdeñado, se sintió morir, pero de felicidad.
Ella suponía que nadie había entendido lo que había querido pronunciar con tanta dificultad, cuán equivocada estaba.
"Her...mi...one", nunca su nombre había sonado tan maravillosamente bien.

Desde ese instante todo cambió, ya no se cabrearía con él por culpa de "esa", puesto que aquellos días le dió a conocer que "esa" no era nada para él, y el mero hecho de negarse a verla, ya le hizo sentirse la mujer más feliz de la tierra.

Y de nuevo ella volvía a estar a su lado, cogiéndole de la mano, acariciando su pecoso rostro, haciendose notar.

Quería que la sintiera junto a él, lo necesitaba.

Le apretó la mano y una lágrima salió sin previo aviso, agachó su cabeza apoyándola en el antebrazo de él y lloró, de pura impotencia.

Ella lo tenía claro desde hace mucho tiempo, tal vez hubiera sido demasiado, puesto que a veces sentía que se le escapaba, pero sus sentimientos fueron los mismos.

No sabe exactamente desde cuando, cuándo fue el momento mágico en el cual su mejor "amigo", pasó a ser su "perdición".
Pasó por el encaprichamiento, por el cariño, por el deseo, para terminar en el amor.

Lo amaba, como nunca amaría a nadie, eso lo tenía muy presente todos los días desde que lo vió besándose con "esa", pero ella no se creía suficiente para él.
Siempre se imaginó que era demasiado poco, ya ven, ella, la perfecta, la sabelotodo, ella NO ERA NADA COMPARADA CON EL.

Y así pasó algún tiempo, perdida en sus recuerdos, hasta que se dió cuénta que su hermano también estaba allí, y sin secarse más las lágrimas se dirigió a su lado.
Y también lo acarició y le deseó su recuperación como antes lo había hecho con EL.

A los pocos minutos su médico se acercó para llevarla de vuelta a su habitación y le recordó que lo subirian a planta ese mismo día.

-Quiero que esté en mi cuarto. Pidió, con exigencia, con deseo y también con temor.

-¿Quién?

-Ronald Bilius Weasley, MI NOVIO.