Prologo
Camoa, Ivalice; 13 de Rojibril; 14:25
- ¿Cuándo dijiste que iba a llegar? – reclamó un Bangaa en la taberna con un vaso de licor en su mano, usando un atuendo de los Soldados Dragón, a excepción del casco que se encontraba sobre la mesa – ya hemos estado esperando cuatro horas aquí
Recuerda que siempre le gusta tomar las misiones más difíciles – le respondió una Viera, con ropas y equipo característicos de un Mago Rojo, también con su sombrero sobre la mesa y bebiendo, pero más ebria que su compañero, desde el otro lado de la mesa – pero creo que deberíamos ir a ayudarlo, ya ha tardado demasiado
- ¿No confían en mí? – les habló un Hume con una sonrisa llevando un Molbol sobre su ropaje de Paladín, en el hombro derecho para ser exactos, mientras que con la mano izquierda tomaba su Excálibur, era de estatura media y una musculatura impropia para los de su raza, siendo comparable con la de los Bangaas más fuertes, pelirrojo, ojos de un verde intenso y sin turbante – les dije que podría hacerlo
- Al fin ¿Ahora sí podemos irnos? – ironizó el Bangaa colocándose su casco con una clara señal de prisa
- Sigmund – le reclamó al Bangaa por lo bajo – mantén la compostura, estás llamando la atención de todos aquí. Además, ese no es modo de darle la bienvenida a Edgar
- Gracias Alice.
Ambos se levantaron y se dirigieron al tabernero. Este miró al Molbol sobre Edgar, se dio la vuelta y se fue a través de una puerta a la que anteriormente le daba la espalda, dejando el lugar por unos minutos. Cuando volvió, llegó con varios documentos con una portada donde se leía "Se busca"
- ¿Es esta? – le preguntó el tabernero a Edgar, recibiendo un "si" del Paladín – Bien, solo hago esto y… ¡Listo! – gritó a la vez que dejaba caer todos los documentos con fuerza sobre la mesa
- Gracias ¿Dónde cobro la recompensa?
- En la tercera hoja están todos esos datos ¿Algo más?
- No, eso es todo – terminó de decir Edgar a la vez que tomaba los documentos y los revisaba yendo a la salida.
- ¡Oye espera! Estás sangrando – contestó haciendo alusión a una mancha roja que se expandía en su manga derecha – déjame arreglar esto ¡Cura!, puedes darme las gracias cuando quieras. Además, quiero ser un clan oficial.
Al fin fuera de la taberna, se dirigieron al lugar mencionado en los papeles para cobrar la ansiada recompensa, con oscuras nubes cubriendo el firmamento y dejando caer algunas gotas de agua.
Tokio, Japón; 30 de Octubre; 20:34
- ¡Te dije que dejaras de jugar y te fueras a dormir! ¡Mañana tenemos que irnos a las seis de la madrugada! – le gritó su madre cerrando la puerta con fuerza y causando la caída de las cajas más livianas que llenaban la habitación
- Lamentablemente… - susurró el niño dejando su consola a un lado y levantándose para recoger el contenido de las cajas, pero algo llamó su atención entre todas esas cosas: un libro viejo y con letras ilegibles, pero no por estar en mal estado, sino porque estaba escrito en un idioma extraño – este libro… – masculló viendo la portada y recorriendo las páginas, ya amarillas por el desgaste, hasta llegar al final, siendo lo único que se encontraba en un idioma entendible – "Este Grimorio está hecho para aquellos que quieran cumplir sus sueños. Más hay que tener cuidado, pues cuando empieces no habrá marcha atrás. Si aceptas, escribe tu nombre con tu sangre". Creo… creo que lo haré, no pierdo nada con intentarlo – acto seguido, tomó una hoja de aluminio, con la que cortó la yema de su dedo, dejando caer algunas gotas de sangre sobre las hojas del libro, luego fue escribiendo su nombre con cuidado – "Akira"… – esperó unos segundos a que algo ocurriera, sin éxito, por lo que se resignó a acostarse en su cama y cerrar los ojos
