He tenido tiempo para escribir un libro
Sobre la forma en que te ves y actúas
Pero no he escrito un solo párrafo
Las palabras siempre se meten en mi camino
De cualquier manera, te amo
Es todo lo que tengo que decirte
Es todo lo que tengo que decir
Sountrack de El Último Unicornio.
Alguna vez.
Alguna vez a Ginny Weasley le gustó un cuento de hadas. No Blanca Nieves, porque ella sabía lo que era vivir con siete hombres y eso no se lo deseaba ni a su peor enemigo. Tampoco Cenicienta, porque sabía lo que era querer tener ropa o cosas nuevas y no poderlas tener.
Le había gustado la Bella Durmiente, porque Aurora vivía en el bosque en una casa algo destartalada y conocería a su amado así, de repente, casi humillándose al no haberlo esperado en ese momento. Le gustaba porque luego de haber terminado con el monstruo, su príncipe la había salvado con un beso de las garras de la oscuridad.
Claro que de esto sólo estaba enterada su madre, quien sonreía y suspiraba, pensando que los niños crecían demasiado rápido.
Así cuando Ginny bajó de su cuarto para desayunar, pensando en que Harry Potter vendría a su casa pronto, y que su hermano Ron era su amigo (aunque Ron había sido un completo pesado ante cada pregunta que le había hecho) y pensando en cómo actuaría y en lo que diría cuando, al entrar a la cocina, vio al mismo niño flaco y desgarbado que había visto el año anterior.
En ninguna parte de la Bella Durmiente decía que Aurora había estado en pijama de conejitos. Y la princesa no era torpe como lo era ella con Harry, ni tiraba la avena, y no estaba siempre roja.
Pronto, al conseguir a Tom, llenó párrafos enteros de la forma de verse y actuar de Harry Potter. Tom era el mejor amigo que pudiera tener, y a él no le molestaba que hablara sobre como se sentía fea y torpe. Tom pronto empezó a decirle que no lo era, que confiara en él. Y siempre, como una promesa, Tom le dijo que el día menos pensado tendría alguna parte de su cuento de hadas, diciéndole que las palabras dejarían de tropezar de sus labios.
Irónicamente, fue la verdad.
