Prologo
.
.
— No hagas caso a lo que dicen. No eres rara, solo diferente.
Lo recordaba, eran unos bonitos ojos verdes que brillaban como gemas. Su infancia fue solitaria debido a que los niños pensaban que era rara ya que en los juegos siempre conseguía adivinar quienes estaba tras ella. Sin embargo había una persona que se mantuvo a su lado sin importar la opinión de los demás respecto a ella, ella se había quedado cuando todos se iban. Una pequeña mano cálida igual a la suya que le sujetaba con firmeza llevándole por los lugares iluminados. Ya no había oscuridad a su alrededor, solo felicidad de la que un infante puede gozar.
— Yo estaré a tu lado. Pero a cambio, por favor sálvame cuando te necesite Kagome...
Despertó exaltada. Parecía ser que estaba soñando, sin embargo aquello realmente había sido un recuerdo de algo que paso hace años. Ella realmente había estado en presencia de aquellos bonitos ojos verdes y esa bondadosa presencia, tan reconfortante. El sonido de la leña quemándose le hacia ser consciente de que la fogata aun no se había apagado por lo que lentamente te dirigió su mirada a donde el pequeño Shippo dormía acurrucado junto a Kirara. Algo mas alejado Inuyasha vigilaba sentado sobre una piedra ajeno a lo que sucedía con ella y sus pensamientos.
Saori...
Si, ese era su nombre. Hace tanto que no pensaba en ella, sin embargo había significado mucho. Toda la confianza en si misma era gracias a ella, a su carisma. No pudo evitarlo, se cuestiono que seria de ella y sobre todo el porque de pronto había recordado ese momentos en sus sueños. Esas palabras en específico ¿Quizás estaba en peligro? La posibilidad no le dejo dormir tranquilamente durante lo que restaba de noche. Ella solo podía indagar, pensando en tantas posibilidades. Desde que había llegado a la época antigua nada de lo que ocurría en su vida era mera casualidad. Todo ocurría por algo, entonces debía suponer que aquel recuerdo no era simple coincidencia.
Paso otras horas mas recordando, esta vez buenos momentos con el motivo de su desvelo. Los juegos, las risas e incluso las lágrimas las recordaba con absoluta nitidez, como si hubiese ocurrido hace solo unos pocos días. Cuando realmente había ocurrido hace ya bastante años. Ella había desaparecido de su vida de la manera en la que había llegado, claro que no por cuenta propia. Sus padres no estaban bien económicamente y eso le llevo a alejarse de ella. Con el sol saliendo y sus amigos levantándose ella decidió que la próxima vez que regresara a su casa intentaría saber mas sobre su preciada amiga.
— Kagome ¿Te pasa algo? — Ella sujeto al pequeño Shippo quien se había arrojado a sus brazos. La pregunta pese a ser personal consiguió llamar la atención de sus amigos los cuales ahora le miraban fijamente, con expectación a su posible respuesta y debido a su estado ensimismado. El mas atento parecía ser Inuyasha que ya estaba listo para acercarse a ella. El gesto le parecía bastante liado, por lo que sonrió para tranquilizarles.
— Si, es solo que pensaba en mis cosas ¿Nos vamos?
Con un asentimiento de cabeza todos se dispusieron ponerse en marcha, sin embargo Inuyasha desacelero sus pasos lo suficiente como para permitir que ella le alcanzase y caminase junto a el. Para ella la actitud del híbrido era de lo mas graciosa pues cada cierto tiempo le miraba de reojo con duda. Parecía buscar las palabras correcta para preguntar que ocurría sin demostrar su interés, siendo que el de ojos dorados era bastante orgulloso.
— Oye ¿Estas segura de que estas bien Kagome? — La mirada de Inuyasha era una desconfiada. Como siempre el chico se preocupaba mas de la cuenta y pensaba que no le decía la verdad, ademas su preocupación sonaba mas como un reclamo que nada. Ella que le conocía lo suficiente intentaba no molestarse pues el Hanyo no estaba haciendo realmente nada malo, simplemente era muy exasperante e intenso en ocasiones.
— Si Inuyasha, solo estaba algo distraída — El no parecía del todo desconfiado y ella trato de ignorarle. Solo quería encontrar otro fragmento de la perla para así poder regresar a su hogar con tranquilidad. Ahora tenia muchos mas motivos para volver a su época en búsqueda de aquella persona que formo parte de su pasado y que en el presente no dejaba de visitar sus sueños. No solo era su propio deseo, ademas sentía la inexplicable sensación de que era necesario.
Un audible jadeo tras otro. El olor a humedad era fácilmente detectado y las gotas de agua impactando contra pequeños charcos resonaban en la soledad de aquel oscuro lugar. Con la respiración agitada por el esfuerzo y sus ojos incapaces de visualizar nada debido a la oscuridad intentaba mover inútilmente sus manos que permanecían atadas en su espalda. — Paren...
El agudo dolor atravesándole solo era un recordatorio de que sus palabras no serian escuchadas. Apretó sus labios al igual que sus parpados y evito con todas sus fuerzas dejar escapar un sonido u alguna lagrima. No lo entendía ¿Por que las personas atacaban lo que no podían entender? Simplemente consideraban peligroso lo que no conocían y eso le parecía verdaderamente injusto. Sin importar cuantos años pasasen o en que época se encontrase, siempre ocurría tal cosa. Lo seres humanos son ignorantes se dijo a si misma.
— Un poco mas. Solo un poco mas, Kagome...
