—El baño está libre —dijo Edward a su esposa, saliendo de éste solamente con una toalla azul oscuro amarrada a la cintura y cara desinteresada.

Winry se le quedó mirando embobada, con un montón de toallas limpias y bien dobladas en sus manos. A pesar de que Edward era su esposo de más de un año, pequeñas cosas como esa la seguían provocando. Y en ese momento, un Edward semidesnudo, con el cabello suelto y húmedo y pequeñas gotas de agua escurriendo por su torso era, con mucho, la cosa más sexy que Winry había visto en semanas.

—Ed… —susurró la rubia, con las piernas poco firmes.

—¿Pasa algo?

En el momento en que Edward se giró para ver qué sucedía con su esposa, Winry se precipitó a sus brazos y lo besó de forma acalorada, tirando la carga de sus manos en el proceso y acariciando el pecho de su esposo lentamente y de forma ascendente hasta llegar al cuello. Edward correspondió gustoso, aunque no sabía a qué venía el arranque.

—Hey, ¿qué pasa? —medio preguntó entre uno de los besos húmedos de Winry.

No respondió, a la chica le pareció más interesante desatar el nudo de la toalla alrededor de la cintura de su esposo y seguirlo besando que hablar. Si bien Edward no entendía mucho la situación, tampoco se quejaba. Tomó las piernas de su esposa y las enroscó en donde antes estaba la toalla. Ella gimió en respuesta.

Edward acabó bañándose de nuevo; con Winry.


Disclaimer: No soy Hiromu Arakawa.


FAMILIA

Capítulo 1: Mamá

A punto de ser las cinco de la tarde y Winry se despertaba de su siesta vespertina. Ella, normalmente, no acostumbraba a dormir por las tardes, prefería llegar cansada a la cama y ahí dormir a pierna suelta hasta que los rayos del sol la despertaran o, por defecto, el despertador. Se levantó del sofá despacito, estirando los músculos (y cuidando su espalda, que desde hacía días le dolía intermitentemente) y se fue directo a la cocina. Tenía hambre. Mucha. Todavía no llegaba ni a la cocina cuando ya sentía el olor del pollo frito llegar a ella. Olía muy bien. Se relamió los labios con ansias y se apresuró a servirse su porción.

Teniendo el plato ya en frente y un vaso de jugo de naranja, Winry se apresuró a comer. Edward había cocinado, como en los últimos días y, sorprendentemente, lo hacía muy bien. Podría acostumbrarse a ello, pensó. O tal vez no. Y arrugó la nariz.

¡Dios! ¿Edward planeaba envenenarla o qué? ¡Ese pollo frito sabía horrorosamente fuerte a romero! Le dieron unas tremendas ganas de vomitar y se agarró el estómago.

"Se te va a pasar, se te va a pasar" se repetía. Dejó la comida en el plato; no la tiraría. Den podría estar hambriento y era una grosería desperdiciar la comida. Buscó alguna otra cosa en el refrigerador y solamente encontró un poco de atún a la plancha que había sobrado del día anterior. Supuso que, si lo había comido el día anterior, Edward no le podría haber puesto alguna especia para tratar de matarla.

Se lo comió todo en menos de diez minutos.

Automail, automail, automail. Fue su siguiente pensamiento y se preparó para hacer lo propio: ir al taller. Primera pasó por el baño. Tomó uno de sus proyectos más recientes y continuó en donde lo había dejado, conectando cables para las terminaciones nerviosas en las que debían ser colocados. Esperaba que Brad (un chico de diecisiete años) estuviera contenta con su diseño y pudiera pronto utilizar su nueva obra maestra (en lo que se refería a brazos mecanizados, pues su verdadera obra maestra andaba por ahí haciendo apuntes de alquimia para la escuela de alquimistas que el ejército planeaba abrir prontamente). Y hablando de Brad… ¿cuándo dijo que vendría a iniciar el proceso de conexión y rehabilitación?

Winry echó un vistazo al calendario de pared donde marcaba las fechas de entrega. La tenía marcada para el 1 de julio. ¿A qué estaban hoy? Hizo cuentas mentalmente y dedujo que estaban a 12 de junio. Tenía tiempo suficiente para terminar la prótesis.

—Oh, mierda —dijo de repente, alarmada. Acordándose de otra cosa importante que se le había pasado o que, más bien, no le había pasado: su periodo. Había estado tan llena de preocupaciones y otras actividades que se le había olvidado su condición de mujer (excepto en las noches).

Arrancó el calendario de pared y miró las fechas, desesperada. Si bien ella era irregular, por más que lo fuera no justificaba un retraso de casi dos meses. Entró en pánico y sintió unas tremendas ganas de llorar. ¿Cuándo sucedió? Ella y Edward siempre se cuidaban porque, si bien habían planeado tener hijos en algún momento, aún no decidían cuándo. Pero al parecer ella se había adelantado.

—Ya. Ese día en la ducha —se dijo a sí misma, recordando la posible causa de su estado actual.

Lo más seguro era que estaba embarazado. Apostaría un riñón a la causa. Esos malestares que había estado teniendo las últimas semanas la apoyaban. Apoyó sus manos con cariño sobre su vientre, casi sintiendo la vida que llevaba dentro de sí, y pensó en el bochornoso momento que pasaría con el ginecólogo para confirmar lo obvio. Esperaba que Edward no se molestara, pero ella ya estaba ansiosa de ser mamá.


¡Hola! Aquí Kristall Blauw dándoles su dosis necesaria de EdWin. La escena fuerte de allá arriba viene de acuerdo con el rating del fanfic: T; así que me pareció fuera de lugar indicarlo yo acá dentro.

Este fanfic va dedicado a DAMA AZUL y a su GRANDIOSO fanfic LA CASA. Joder, te amo, mujer; y creo que todos deberían leer su fanfic. Es precioso. Ya saben que espero que les haya gustado y si ven algo fuera de lugar, me avisan.

Los comentarios son bien recibidos.

Besos, abrazos y galletitas de Kristall Blauw