Tokyo Ghoul pertenece a Ishida Sui.

Para la Kaneki Week.


Número de palabras: Trescientos sesenta y cinco.

Personajes: Kaneki Ken.

Advertencias: Un dudoso y confuso hilo. Supuestamente un angst.

Lágrimas de tinta

PRÓLOGO n. m. (gr. prologos). Texto, generalmente en prosa, que precede el cuerpo de una obra. 2. Fig. Cualquier cosa que precede a otra, a la que sirve de preparación. {2006, Larousse}

Niñez

Era su propio refugio, creado de arena y libros. Donde las sonrisas y los cuentos de hadas con finales abundaban. Donde su mamá y su papá se sentaban con él, comían alegremente en un picnic, veían las estrellas y después juntos dormían en una misma cama, tomados de las manos.

Era su propio refugio, suyo y de nadie más, donde era feliz.

Pero aquel refugio se desvanecía con la aparición de un nuevo día. El alba lo traía de vuelta a una cama fría y oscura; donde la idea de un padre a su lado se volvía inexistente y su madre haciendo comida para un picnic quedaba muy lejos de su alcance.

Pero Kaneki Ken no se quejaba, reprochaba o un sentimiento de tristeza le invadía. Por supuesto que no. Porque podía satisfacerse a sí mismo con libros que un padre dejó. Porque su madre hacía un gran esfuerzo para poder mantenerlos a ambos.

Kaneki Ken prefería esbozar sonrisas lo más amplias que podía cuando su madre le veía, ayudarle en todo lo que podía y distraerse leyendo, en un mundo muy lejos del suyo para no ser un estorbo a su madre.

Porque al final, era mejor ser lastimado que lastimar.

Por ello no se quejaba, así cuando deseara que su madre estuviera junto a él e hicieran cosas juntos (lo que sea, al final de cuentas, mientras estuviera su madre, a Ken le daba igual). Por ello se callaba, hacía su mejor esfuerzo para preparar una comida, aprendía las manualidades que su madre hacía y tapaba con una manta a su madre por las noches cuando se quedaba dormida hasta tarde.

Por ello, Kaneki Ken lloraba en ciertas ocasiones por dentro, manchando una cara inocente de tinta de los libros que leía, de alguna promesa escrita que quedo solamente en eso, una promesa o de alguna nota de algún banco, de su tía, o lo que sea reclamando por dinero.

Kaneki Ken lloraba tinta porque las lágrimas ya se le habían acabado hace tiempo.

Cuando su madre murió, Kaneki Ken lloro después de mucho tiempo. Ninguna lágrima de tinta, de esas ya no tenía, eran lágrimas blancas, como su madre hubiera querido.

N/A: Al final, creo que no pude dar el significado que quería tanto a las lágrimas como el refugio, ups.

¡Weh! Ni yo misma sé que hago, apuntándome a estas cosas un día más tarde pero lo que cuenta es la intención, supongo.

¡Gracias por leer!

z.