Disclaimer: Gintama le pertenece a Hideaki Sorachi, yo simplemente hago uso de los personajes

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Ya habían pasado cinco años, algunos estaban felices porque ya habían "Florecido" y otros estaban tristes ya que la vejes se veía mas cercana. Kagura por su parte estaba feliz, sus pechos estaban en un tamaño ideal, ya no era la chica plana de hace cinco años. Tenía curvas por todos lados, y no era de sorprenderse ver uno que otro chico detrás de ella, sin embargo ya hacía tres años que no veía a cierta persona, que ella declaraba como su rival, si no fuera por una cosa… Desde hacia esos tres años no podía dejar de pensar en ese "bastardo sádico", como ella lo llamaba, de una manera distinta.

Caminando por las calles con su sombrilla en mano, contoneándose como toda una señorita iba al puesto de sukonbu, ya que su racion se había terminado. Estaba feliz porque "Gin-chan" le había dado suficiente dinero para comprar quince cajitas, "Ya no me parece tanto un vago" se decía a si misma con una sonrisa.

Fue a la tienda de siempre y pidió los quince. En una bolsa estaba su felicidad, estaban por entregársela cuando un chico de cabello largo y castaño, que llevaba un sombrero para cubrirse del sol, le arrebató la bolsa con astucia.

-Gracias, se lo dare a los perros—Era imposible no darse cuenta de quien era esa voz tan molesta

-¡Tu!—Lo señaló molesta cuando se dio cuenta de quien era—¡Ladron de impuestos!

Se quitó el sombrero y sonrió al verla. Esos últimos años había cambiado mucho, sus facciones se habían vuelto mas masculinas, pero su tonta sonrisa de niño no había desaparecido.

-Devuélveme mi felicidad—Quizo alcanzar la bolsa, que para su mala suerte el la había alzado hasta arriba con la mano para que ella no lograra atraparla

-China—Continuo hablando como si nada—Tanto tiempo sin verte—La vio a los ojos, lo que ocasiono que su rostro se pintara de un carmesí intenso

Dentro de su mente pasaban muchas cosas, no podía evitar recordar, sin que le diera vergüenza, se sentía patética. Para disimular todo, lo golpeó con fuerza sacándole todo el aire y por consecuente soltara la bolsa.

-Te lo iba a devolver— Tosió—Claro, depues de una sesión de tortura pero te lo iba a devolver—Hablaba con dificultad—No me gusta esa basura

No le tomó mucho tiempo a Okita darse cuenta de que el rostro de ella era un tomate, y sonrió por lo estúpida que se veía, para él.

-¿Qué rayos te pasa?—Recuperó su compostura con una carcajada—Pareces una protagonista de shojo

-Callate—Trató de patearlo pero falló estrepitosamente

Iba a continuar con la lluvia de golpes cuando una chica muy arreglada, demasiado y con el típico peinado se acercó con una sonrisa.

-¡Okita-san!—Corría como si se fuera a romper, y abrazó por la espalda a Okita—¿Me llevaras a donde me prometiste?

-Por supuesto—Sonrió

-Estare esperándolo con ansias—La chica se mordio el labio inferior—Pero haré todo lo que digas

Kagura no pudo evitar sentir nauseas, y una punzada en el pecho. El chico que estuvo esperando por tres años, resultó ser una cruel ilusión y a pesar de que se engañaba a si misma de que no quería volver a verlo, era una total mentira.

Sin decir nada, y con el semblante triste, se retiró. Eso le había dolido, pero no quería seguir estorbando.

-Oi china—Gritó él a lo lejos, lo que hizo que ella voltera con un poco de esperanza—¿Cuándo continuaremos la pelea?

-¡Si por mi fuera nunca!—Despues de decir eso, corrió con todas sus fuerzas

Cuando se percató de donde estaba, pudo ver que era su hogar, y suspiró aliviada de estar lejos de ese idiota. Se metió y sacó todo lo que tenía en la bolsa y con frustración empezó a comerse todos, de la nada vio a Gintoki saliendo del baño.

-Kagura—La llamó mientras se acomodaba la ropa—Iremos al shinsengumi

No quería ir, sabía que ahí estaría él.

-No ire—Volteó la cabeza ignorándolo

-Iras—Continuo pero con un tono autoritario—Es la bienvenida de Souchiro-kun y habrá comida gratis, lo que significa que no tendre que darte de comer varios días—Avanzó hacía ella—Y Patsuan quedo de llevar recipientes para meter lo que sobre

Analizó esa tentadora oferta, era comida gratis y no se necesitaba ser un genio, al ver su rostro, para saber que Kagura la aceptaría. Ella se arregló, logró olvidarse de todo y pensar únicamente en la delisiosa comida que la esperaba. Luego de un rato llegó Shinpachi, y sin mas preámbulos se dirigieron al cuartel del Shinsengumi.

-Un brindis por el regreso de nuestro capitán Okita—Brindó la bola de hombres uniformados que se encontraban festejando en el centro de reuniones

La cara de Kagura se arrugó en el momento que lo vio. Las mejillas de Okita ya estaban un poco rojas por el sake, y se veía mas alegre.

-Un brindis por Souchiro-kun—Decía Gintoki mientras se metía toda la comida y el sake que podía por la boca—Aprovechen chicos—Se dirigio en voz baja a Kagura y a Shinpachi que lo miraban con desprecio

-Es Sougo, Danna—Se rió como un Idiota y miró rápidamente a Kagura—Hey china ven y toma lo que quieras

-¿No oyeron?—Preguntó Hijikata con los brazos cruzados y un cigarrillo en la boca—Todo corre a cuenta del Shinsengumi

-Sientense, siéntense—Les ofrecio Kondo con un tono alegre—Vamos yorozuya toma todo el sake que quieras

-Kondo-san no creo que tengas que decirle a ese idiota que tome lo que quiera porque ya empezó, y no creo que quede contento con poco—Comentaba Hijikata irritado

Gintoki tomaba tanto como podía. Kagura no desaprovecho y comio tanto como pudo, y Shinpachi por su parte, se dedicaba a meter la comida en los recipientes.

De ves en cuando Kagura miraba de reojo a Okita, y en el momento que el se percataba, ella volteaba rápidamente la mirada. Era extraño para ella volver a ver ese tonto al que un tiempo, odiaba tanto.

Cuando la fiesta culminó, todos los borrachos se encontraban en el suelo diciendo estupidez y media, por otra parte Okita había desaparecido. Ella no quiso indagar de su paradero, simplemente, con la ayuda de Shinpachi, tomaron a su querido samurái de pelos plateados y lo levataron.

En ese instante ella tuvo la necesidad de ir al baño. Le encargó a Shinpachi el cuidado de Gintoki y corrió en busca de los sanitarios, cuando por fin los encontró sonrió de alegría y puso una cara de asco, como eran baños exclusivos de hombres, no estaban muy aseados. Entró a una caseta e hizo lo que tenía que hacer. En su camino de regreso pudo escuchar ruidos extraños en el cuarto de su archienemigo, y por curiosidad asomó un ojo, viendo algo que hizo que le doliera el pecho.

Vio a él muy pegado platicando con ella y riendo, como en ese entonces lo habia hecho ella una vez. Por su mente pasaba que él tenía a una chica a la que había encontrado todo en ese tiempo en que no estuvo. Sentía que las lagrimas iban a salir de sus ojos pero ella no permitía que se escaparan, tenía la necesidad de golpearlos a los dos y a ella misma por ser tan patética y seguir recordando cosas que a él no le importaban en lo absoluto.

De una bolsa que tenía, sacó una decoración para cabello y la apretó con la mano. Con tan sólo ver esa linda decoración recordaba muchas cosas y una mueca de dolor se asomaba en su ya palido rostro.

Recuerdos de hace tres años nublaban su mente y sus ojos…