Cap #1
Habían pasado tres años desde que Daenerys Targaryen había conquistado todo Poniente, los Siete Reinos, armadas con sus tres Dragones de gran tamaño, sometiendo a todos del poder de una verdadera Reina, la legitima, no como los hijos nacidos del incesto o de Stannis Baratheon, que en cierto modo tenía derecho al trono pero ella era la hija Aerys II Targaryen el último Rey de su linaje, hasta ahora.
Ella trajo consigo al reino la justicia que muchos merecían. Había puesto en orden a los verdaderos guardianes de Poniente. Había regresado el dominio del Norte a la Casa Stark de Invernalia al poder de Sansa Stark la única viva de todos los Stark, conocida.
Ella había hecho muchas cosas favorables para el reino. Era querida por todos desde las tierras del occidente hasta las de oriente, tierras en la cuales ella comenzó derribando grandes ciudades para liberar esclavos donde consiguió a su fiel ejercito de Inmaculados. Ella había elegido a Tyrion Lannister para que sea la mano del Rey, ella había reconquistado su trono pero no sabía cómo gobernar un reino y quien más que el gnomo que a pesar de haber sido culpado del asesinato de su sobrino lo liberó de toda culpa, cuando habían descubierto la verdad. Porque sea quien sea el es Tyrion Lannister que tenía el cerebro de su padre o aún mejor.
Ser Barristan Selmy se convirtió Lord comandante de la Guardia Real, aunque ya lo había sido, Dany solo le había devuelto lo que el niño-rey Joffrey le había quitado. Missandei, Irri y Jhiqui seguían siendo sus fieles doncellas.
Es una mañana extrañamente cálida, Su Alteza. — dijo Ser Selmy entrando al cuarto donde se realizaban las reuniones del Consejo Privado.
Tiene razón, Ser— esta se sentó a la cabeza.
Contrariamente a esto el invierno está por venir, los Dioses han sido piadosos en darnos por lo menos el tiempo suficiente para que tome el trono, Su Alteza.
Si, también lo sienten mis dragones. — extrañaba tenerlos a los hombros pero ahora están muy grandes.
Aquí le traigo un cuervo que viene de la Guardia de la Noche, parece que es en busca de ayuda, mi señora. — y le entregó en la blancas manos de la Reina y sus campanitas tiritaron. Ella tenía una docena de las campanas en el cabello de oro blanco, usaba un vestido de seda color lila, sencillo pero hermoso. Lo empezó a leer.
Parece que las cosas no van muy bien allá, me piden hombres, armas…— ella le dirigió una mirada a su protector en busca de Consejo. El anciano sonrió.
Su Alteza, usted tenía una antepasada llamada Alyssane que visitaba el Muro una vez al año, se preocupaba por los hombres que lo defendían porque decía que aquellos Guardianes de Negro mantenían a raya todo mal que pudieran estar más allá, eran los tiempos en que lo hombres vestidos de negro eran igual de respetados como los de la Guardia Real. — ella asintió, el Muro era parte de su reino. Ella nunca había sentido el invierno y había escuchado que "Un largo verano significa a un más largo invierno." Meditó un momento y tomo una decisión.
Bien, Ser Barristan vamos a conocer al Lord Comandante de la Guardia de la Noche, Jon Nieve. — dijo mientras repetía el nombre en su mente, su corazón palpitó de emoción y le recordó el día en que sus dragones nacieron.
Jon Nieve estaba firmando unos papeles desde su escritorio, remojaba la pluma en tinta y seguía. El Castillo Negro había progresado al mando del nuevo Lord Comandante a pesar que era el más joven que jamás tuvo el honor de tener este cargo. A sus veinte años había logrado hazañas, admira y envidiadas por muchos y también era por muy pocos odiado que los seguian llamando cambiacapas a pesar que ya habían pasado tres años.
¡Jon!— entró gritando Samwell Tarly con un pergamino en la manos, tenía las regordetas mejillas sonrosadas y con una sonrisa de oreja a oreja, le brillaban los ojos de emoción.
Sam el Mortífero no lo llames a así , tienes que decirle Lord Comandante — espetó Pyp.
Sí, sí lo siento Jon ¡Oh perdón! Mi Lord Comandante. — el aludido sonrió. — Le traigo noticias del Desembarco del Rey. — le dijo y le entregó con solemnidad el papel en sus manos mientras hacia una reverencia. — Quien diría que nos respondieran al cabo de dos meses…
Estamos solo nosotros tres, pueden llamarme como sea. — entonces abrió el pergamino y lo leyó él pensaba que iba a recibir una negativa, ya que su amigo Sam había insistido tanto en que debía mandar un mensaje al Desembarco del Rey, «tal vez a la nueva Reina le interesaría» había dicho. Entonces sus ojos color gris se abrieron ante la sorpresa. — Viene…ella viene. — dijo mirando a sus dos amigos. San saltó de alegría.
Por fin conoceré a la Madre de Dragones, me dicen que es la más hermosa mujer en todo el mundo. — dijo Pyp, pero a Jon meditaba « Solo vendrá, mirará y se irá. No hará gran cosa, ni siquiera nos dará hombres ni armas…todos los reyes le importa muy poco lo que pase en el Muro, ella era un Targaryen y como una de ellos, será orgullosa. » pensó para sus adentros.
Pasó un día, eran las ocho de la mañana y un cuerno sonó en todo el Castillo Negro despertando a Jon que deprisa se levantó de su lecho, porque había sonado. Se despertó y se vistió con su típico traje negro, con su capa gruesa negra. Abrió la puerta y se chocó de lleno con la cabeza de Sam. "Auch" espetó Jon.
¡La Reina! — gritó sobándose la parte la cabeza adolorida por el golpe. — ¡Está llegando!
¡Que! Pero si ayer…— se calló cuando una sombra cubrió por completo el Castillo, alzaron la mirada y vieron algo parecido aún cuervo pero los sobre volaba muy en lo alto. — Dragones…
Enseguida después que Jon se había dado cuenta que Sam no estaba loco. Despertó a todos en el Castillo Negro, los trescientos cincuenta y siete hombres de aquel lugar se vistieron como rápidamente. Salieron a recibir a la reina.
Todos estaban parados firmemente con Jon al frente esperando a la última Targaryen, y a su lado su fiel amigo Fantasma que estaba sentado sobre sus patas traseras pero gruñía al notar la presencia de los nuevos animales. Todos miraron hacia arriba cuando vieron a los tres dragones, pero el Lord Comandante se mantenía impasible. Cuando divisó bajo la neblina propia del Norte una hilera de personas que venían. Vio el estandarte de los de la sangre de fuego. Encabezaba el gran ejército la joven de cabello plata, iba sobre un caballo blanco. La vio de lejos no podía verle bien el rostro. La marcha se detuvo a cien metros de ellos. Los que avanzaron fueron La Reina, Ser Barristan Selmy, Gusano Gris, Aggo, Jhogo y Rakharo sus jurados jinetes de sangre, y sus tres doncellas. Todos a excepción de la Reina llevaban gruesas capas de oso en gris y castaño. Daenerys llevaba sobre los hombros una capa fina de piel de oso pero en color blanco no eras más gruesa que un dedo. Entonces allí la vio con mayor claridad. Piel blanca, sus ojos lilas exóticos, su nariz fina, su bermellón rosado, su sedoso cabello plata arreglado en una laboriosa trenza adornado con campanitas que sonaban cuando el corcel daba paso. La capa blanca la cubria por completo igual que sus acompañantes. Se podía notar un vestido de seda turquesa. «Es hermosa» se oyó en murmuros entre los hombres de la guardia de la noche. Jon solo giró su cabeza un poco, tenía las cejas fruncidas y fue suficiente para callarlos.
Y entre el espacio sobrante que había dejado la reina aterrizaron sus tres dragones. El de la izquierda tiene escamas de color crema, pero sus cuernos, huesos de las alas y cresta espinal son de color dorado. Sus dientes son brillantes dagas negras. Sus ojos son dos piscinas de oro fundido y su llama es oro pálido plagado de rojo y naranja. El de la derecha tiene escamas de color verde y bronce. El verde de sus escamas es un verde oscuro, el verde del musgo en la espesura del bosque, al atardecer, justo antes de que la luz se desvanezca, y que brillan como el jade. Sus ojos son de bronce, más brillante que los escudos pulidos, y brillan con su propio calor. Jon se quedó sorprendido por aquellos semejantes gigantes. Pero el que hizo que recorriera inseguridad fue el de en medio, de escamas negras, con los cuernos y la columna vertebral del color de la sangre y sus ojos dos ardientes pozos rojos. Es el más grande y parecía ser el más agresivo de los tres porque rugió con tal magnitud que tuvo que sus hombres estaban petrificados. El respiró para tranquilizar el palpitar de su corazón. « Seria un tonto sino sintiera este repentino temor». Él iba hablar pero fue callado por la voz de una de las doncellas de Daenerys.
Todos arrodillados ante Su Alteza Daenerys de la Tormenta de la Casa Targaryen, la primera de su nombre, La que No Arde, Reina de Meeren, Reina de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres, Khaalesi del Gran Mar de Hierba, Libertadoras de Grilletes, Madre de Dragones, Señora de los Siete Reinos y Protectora del Reino. — dijo con solemnidad Missandei y los tres dragones rugieron.
Ser Barristan la ayuda a bajar de Blanca, ella ser acercó a paso firme hacia Jon, con la mirada altiva y el sonar de las campanas. Ella le llegaba a penas a la barbilla. Era menuda se dijo. Ojos grises y lilas se conectaron por tres segundos. Jon se dio cuenta que estaba siendo irrespetuoso.
Su Alteza, nos honra a mis hermanos y a mí su visita. Soy Lord Comandante de la Guardia de la Noche, Jon Nieve. — le dijo con toda cortesía mientras se inclinaba hacia ella, con el pie izquierdo por delante y mirada a la capa profunda de nieve entonces notó que una gota de sangre cayó en la nieve, sintió un calor recorrerle los labios. El costo por haberse golpeado con Sam. Se relamió los labios para limpiarse. Y no se dio cuenta que su lobo no estaba a su lado.
Levantaos, Lord Nieve. — dijo Dany, ella sin saber le había dicho su apodo, aunque no le dolía más. — Es un honor para mí conocer al guardián que mantiene a raya a las monstruosidades que están más-allá-del-muro. — Reconoció con una leve sonrisa cortés. El joven le tendió su brazo para llevarla y tuvo que ayudarla porque sus finos pies se habían enterrado en la nieve. Ella soltó una pequeña risita. — Lo siento, Lord es que nunca había visto tanta nieve en mi vida. Es maravilloso el paisaje blanco. — él asintió. Y caminaron hacia el Castillo negro. Los hermanos de Jon se abrieron para permitirles el paso.
Cuidado, Su Alteza. — ella asintió y puso su otra mano sobre el brazo del joven. Entonces oyó el aullido de su fiel amigo. Fantasma estaba frente a frente con el dragón negro, le ensañaba los dientes y el dragón hacia lo mismo. — ¡Fantasma! ¡Aquí Fantasma!— gritó el joven Nieve, asustado.
¡Drogón!— gritó Daenerys, este la miró y alzó el vuelo, sus hermanos lo siguieron. El lobo regresó al lado de Jon. — Dicen que las mascotas son iguales a sus dueños, entonces Lord Nieve ha de ser muy valiente.
O muy tonto para enfrentarme a un dragón. — concluyó mientras le rascaba la oreja a su compañero mientras le decía « No vuelvas a hacer eso.». Reanudaron la marcha.
Pyp no crees que contrastan, negro y blanco— susurró Grenn para su amigo. Él le dio la razón.
Si…son como…como hielo y fuego. — añadió pero callaron cuando sintieron la mirada del Primer explorador. La reina a medida que iba pasando miraba a todos los hombres dedicándoles una cálida sonrisa. A pesar que el joven tenía su vestimenta negra de manga larga de cuero, podía sentir el calor de Dany entrando en la piel de brazo.
Al entrar al Castillo Negro se dispuso a subir al Torreón del Comandante, para tener una vista de todo el lugar desde el alto balcón. Estando allí divisó todo a su horizonte, los hermanos de Lord la observaban.
Para mí es un gran placer estar aquí, el lugar más al Norte que jamás conocí. He venido a pedido de su Lord Comandante que ha solicitado una ayuda para defender al reino de los llamados Otros. — dijo con voz solemne. — Durante el tiempo que me quede, hare todo lo posible para solucionar los problemas presentes. Sin más que decir, espero mi estadía sea de su agrado mis valientes guardianes de la noche. — los hermanos aplaudieron emocionados y aullaron como lobos. Dany esbozó una dulce sonrisa que derritió a más de uno.
Entonces Jon, Aemon, Sam, Daenerys y sus acompañantes se reunieron para comenzar todo lo relacionado en la ayuda de la Reina al muro.
Disculpe, Su Alteza pero como llegó hoy, si ayer recién recibimos la carta. — empezó Jon desde la cabecera de la mesa que media unos cuatro metros de largo por uno y medio de ancho.
Quería darle una sorpresa Lord. — dijo la reina desde la otra cabecera de la mesa. Todos estaban de pie a excepción de ella que la parecer se había lastimado el tobillo en el viaje pero hacia todo a su alcance para caminar firme cuando llegó. — Cuando la carta llegó y yo decidiera venir, tenía que dejar el reino en orden y también recaudar lo necesario para poder ayudarlos. Entonces no envié una carta enseguida sino que ayer se la envié apenas salió el sol para que llegara hoy en la mañana. El Muro es un lugar muy lejano, nos tomó un mes nos llevó venir hasta acá. — El asintió. — Comencemos de una vez, Missandei por favor léele al Lord Comandante nuestras aportaciones. La joven de cabellos rizos asintió, se puso al lado de su reina.
Su alteza proveerá lo siguiente:
Quince mil Inmaculados con sus respectivos caballos sanos pura sangre.
Cinco mil delincuentes desde todas las mazmorras de todo Poniente.
Mil caballos pura sangre, quinientos cerdos, trescientas cabras sanas, doscientas gallinas.
Mil hombres constructores y herreros para ayudar a la reconstrucción de los demás Castillos a lo largo del Muro.
Materiales para la reconstrucción de dichos Castillos.
Cincuenta barcos grandes con defensas, cincuenta barcos rápidos para Guardiaoriente del Mar.
Eso es lo que puedo dar por ahora para mejorar el muro pero eso no significa que me negaría a cualquier cosa que haga falta. — sonrió para todos los presentes, Jon estaba sorprendido esto es más ayuda que nunca recibieron, ni cuando la Guardia de la Noche estaba en sus tiempos de gloria. — Eso es suficiente Lord Nieve. — dijo ella levantándose de su puesto para estar a su vista.
Si, si Su Alteza. Pero como es que…
He conseguido todo esto— completó Dany— La reina pude hacer lo que quiera y yo uso ese poder para la protección de mi pueblo. Uno contactos aquí y allá. — dijo centrándose en aquellos ojo grises que la miraban con asombro pero con recelo. — ¿Acaso cree que no cumpliré? Lord. — el joven la miró, cerró sus ojos meditando. « Que haces Jon» se preguntó Sam mentalmente, estaba nervioso, emocionado pero preocupado porque conocía a su amigo. Percibió su incomodidad.
Claro que no, Su Alteza. Solo que esto es más de lo que yo imaginé y me cuesta creerlo.
Pues empiece a creerlo, es verdad.
Siguieron durante dos horas discutiendo sobre el Muro y la bondad de la Reina. También hablaron sobre los salvajes que ahora habitaban desde hace tres años el resto de Castillos del Muro pero sin hacer mayor cosa. Distribuyeron a los que hombres que había traído la reina en todos los castillos para que lo ocupen, reconstruyan y defiendan. A excepción de Túmulo largo y Puerta Piedra que eran ocupados por salvajes pero también iba a mejorarla.
Ya era más allá de la once de la noche y Jon cayó rendido en su cama. El día había sido realmente agitado, dragones, más hombres. Una persona había solucionado sus problemas en un día. Sintió su cuerpo liviano, una carga se liberó, la más pesada. Al parecer esta noche dormiría bien. Le acarició la cabeza a su lobo. Se levantó y se dirigió a darse un baño de agua caliente, ya había cenado en compañía con sus hermanos y la reina. «La reina» pensó de repente cuando se pasaba una toalla por los cabellos de rizos negros. Finas gotas se deslizaban sobre su cara. Daenerys Targaryen era amable, todos ya en el Castillo Negro la querían. Pero sin duda era hermosa, eso tuvo que aceptarlo ya que su amigo Pyp le decía eso cada momento que tenía oportunidad. Se vistió con unos pantalones de lana y una camisa negra, estaba dispuesto a dormir pero llamaron a la puerta. Su escudero un niño de diez años le dijo desde el otro lado de la puerta de su recamara, « La reina os solicita permitirle la entrada » gritó alto.
Adelante — y el rápidamente caminó unos metros hacia la puerta para recibirla. Abrió y ella entró. Vio que usaba una capa de león hasta la cintura. Y su cabello trenzado contrasto con aquella capa. — Su Alteza. — dijo a modo de saludo inclinándose un poco cuando ella volteó y lo miró. Ella también saludo con la cabeza y una sonrisa. El cerró la puerta.
Disculpe molestarlo a esta hora, pero vengo a entregarle algo importante. — habló. — Puede ayudarme— le indicó, pero Jon no entendió. — La capa— dijo suavemente. Entonces se acercó a ella y le quitó la capa. Él no tenía los guantes puestos así que sin querer tocó con los dedos, la suave y tersa piel de los hombros de la muchacha.
Lo siento. — dijo, dejó la capa sobre una silla. Dany solo usaba un fino vestido sin tiras, hasta los pies de color pastel. Él le indicó que se sentará en la mesita que tenía dentro de su cuarto. El también tomó asiento frente a ella. La mesa era pequeña que si estiraba un poco las piernas tocaría las de su reina. Ella le entregó un pergamino.
Esto me envió su hermana, Lady Sansa. — y así era, esta carta la escribió ella. — Puede leerla.
No sería apropiado…—
Es una orden
Él asintió.
« Hola, Jon. Sé que esto te parecerá extraño pero eres la única familia que me queda. Lamento escribirte ahora después de tanto tiempo pero no tenía el valor suficiente. Además ser la señora de Invernalia no pensé que fuera tan trabajoso pero en lo banquetes me pongo hermosos vestidos. Espero que me perdones por vivir apartada de tì. Seguro que eres el mejor Lord Comandante que la Guardia de la Noche ha tenido jamás. Te deseo lo mejor, hermano. »
Sus dedos temblaron, su corazón palpitó, sintió un calor recorrerle el cuerpo. Sansa…esta carta la escribió la misma chica que le decir hermanastro o le recordaba a todos sus hermanos que era un bastardo. Él no la culpaba de nada pero que le pidiera perdón eso lo recordaría siempre. « Padre, me ha aceptado» se dijo contento. Su única hermana viva lo reconocía como un hermano, era un bastardo, sí, pero eso no significa nada cuando alguien te dice hermano.
Gracias por haberse tomado la molestia de traérmela usted personalmente.
Esto lo hago con gusto, además Sansa es mi amiga. — ella estiró su mano para tocar el antebrazo del muchacho. — Siento de corazón que haya perdido a toda su familia durante la Guerra de los Cinco Reyes — Al sentir el toque cálido, este alzó la mirada y lo alejó de su alcance.
Se lo agradezco.
Me han contado muchas cosas de su señor padre.
Espero que sean buenas— ella rió.
Claro, Jon. Dicen que su padre era el honor en persona…un hombre en que ciegamente se podía confiar, de eso que hay uno en un millón. Y entre algunas de esas personas que lo corroboran está mi señor mano, Tyrion Lannister. — él se sorprendió, pero aunque desconfiaba de los Lannister él le había ayuda hace mucho tiempo atrás a su hermano Bran.
Pero me tuvo a mí fuera del matrimonio, además fue acusa de traidor cosa que con lo cual jamás creí. — Dany sonrió.
Y estuvo en lo correcto…ya que descubrimos todo el fraude y el incesto de los gemelos Lannister. Fuera o no que tu padre tenga un bastardo, eso no importa. — reconoció. — Hablando de Lannister, mi mano me dio esto. — y el entregó otro pergamino.
El gnomo…pero si esto es…
Exacto, son diseños de nuevas armas que ayudaran a los ataques de los Otros. Con mayor alcance, velocidad. — ella, mientras el joven estaba concentrado mirando las hojas, se levantó y se paró al lado del muchacho. Le puso una mano en el hombro. Este al sentir el leve toque alzó su mirada, con clara incomodidad. Él había dejado pasar el hecho que lo había llamado por su nombre. — Hay algo familiar en tì, Jon, y eso me inquieta. — él con amabilidad le quitó la mano de su hombro, se puso de pie.
Su Alteza, tiene algo más que decirme— le dijo cortante, ella ni se inmuto solo alzó un ceja divertida, soltó una risita. — ¿Que es tan gracioso?— replicó observándola, ella olía demasiado bien, un aroma exótico.
Ya recuerdo, ustedes los hermanos de la Noche juran no tomar esposas y no engendrar hijos. — le sostuvo la mirada. Él estaba más incómodo hasta un cierto sonrojo le atisbó. — Creo que de alguna u otra manera estamos iguales. — el no comprendió. — Yo estaba casada con Khal Drogo, iba a tener un hijo pero murió debido a la maldición de una bruja llamada Mirri Maz Duur y ella en su lecho de muerte juro que jamás volvería a tomar esposo, ni hijo vivo naciera. —ella bajó la mirada pero después la subió.Jon notó que se le quebraba la voz. Pero ella se irguió y volteó para que no la mirara. — Pero yo la quemé, y de las llamas surgieron mis tres dragones…— lo miró. — Se me quemaron todas las ropas y el pelo, pero yo salí ilesa. — eso sabia Jon pero nunca lo creyó hasta que se lo contó de su propia boca. — Desde eso me llamaron La que no Arde, Madre de Dragones. — el asintió sin tener que más decir. — Me case otra vez pero el cometió una traición.
Lamento mucho que no pueda tener hijos, pero entonces…— él lo comprendió. — Si no tiene un primogénito como mantendrá su reinado.
Eso no lo sé, pero por ahora tengo a mis dragones, fieles consejeros y protectores, leales inmaculados. Yo mantendré mi reino. — le dijo con firmeza. — Así que usted Jon Nieve encárguese de protegerlo aquí en el Norte, es lo que pido de corazón. Lord Comandante. — mientras decía eso le tomo una mano entre las suyas, viéndolo a la cara. «Es realmente guapo».
Ella sintió frió, él sintió calor.
Es hora de que descanse, Su Alteza. — dijo tratando de soltarse pero ella lo sostenía fuertemente.
Tiene razón, Lord. — y lo soltó suavemente pero sin retirar la vista. Ella al verlo de cerca notó que tenía el labio inferior en una parte morado. Dany con el pulgar le da un leve apretón. — Parece que duele. — él se mantenía sin moverse, un hilito de sangre surgió de la piel carnosa de labio. Ella lo limpio con su dedo y se lo llevó a su pequeña boca. — Sin duda hasta Jon Nieve sangra. — dijo en burla, se separó de él. Se colocó su capa y se fue. El joven soltó un suspiro y no sabía cuándo contuvo la respiración.
Así que ella es Daenerys de la Tormenta…— se dijo apagando la vela y rindiéndose en su lecho. Su lobo huargo había estado dormido.
