Kuroko no Basket y todos su personajes son propiedad de Tadatoshi Fujimaki.


Autora: Renzo
Palabras: 509
Advertencias: Posibles faltas de ortografía y gramática, OoC no intencional, pequeñas faltas de sentido
Summary: Para Takao es sencillo, Midorima es suyo y de nadie más. Y así será hasta el fin de los tiempos.


La idea para estos dos drabbles es sencilla, la forma en la que las dos personalidades de Takao buscan monopolizar a Midorima de diferentes formas, aunque se escuche algo complejo. De hecho es bastante fácil, y también quise presentar un poco las diferencias entre Takao y Kazunari, aunque siento que eso si es más complicado de explicar.


Fallen

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«As Fallen Angels
we defeat our ideals and
destroy the System».

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II. – Remember that, you are…

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Mine—

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Las noches en esa época del año son especialmente frías y oscuras. Mucho más largas que en otra época del año.

Es invierno, y durante gran parte del día estuvo nevando.

A Takao le encanta la nieve.

(Se ve hermosa cuando se pinta de rojo y empieza a derretirse por el calor de la sangre).

No puede evitar sonreír cuando la ve, quiere tocarla con sus manos desnudas y sentir como sus dedos se entumen por el frío.

Midorima sonríe cuando le ve correr como cualquier niño pequeño. A veces es bueno salir a caminar por las atiborradas calles de la ciudad y apreciar las luces navideñas, a los niños corriendo a los aparadores de las tiendas con una expresión de felicidad y las mejillas rojas por el frío golpeando sus rostros.

Y entonces recuerda la falsa inocencia en Takao, y la frialdad de la mirada de Kazunari cuando se permite salir.

(Justo como el ambiente que se vive en Tokio en esos momentos).

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Las risas de los niños se escuchan a lo lejos.

Takao corre hasta dónde se encuentra el peliverde y se avienta sobre él en un abrazo que Midorima apenas alcanza a corresponder.

El azabache sonríe.

(Una sonrisa rota, que parece ser tierna pero no lo es.

Una sonrisa que hace temer a cualquiera que la vea.

Esa sonrisa propia de un asesino que no sabe lo que hace).

Shintarō sonríe de vuelta, y le recrimina por no haber tenido cuidado.

(Takao es como su pequeño niño).

—Aburrido. —Suelta el de menor estatura con un tono infantil, y le saca la lengua durante un par de segundos.

Y Midorima le vuelve a reñir por su comportamiento infantil.

(Takao es un niño, al fin y al cabo).

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—Ne…Shin-chan. —Murmura el azabache en busca de atención.

Shintarō voltea después de unos segundos y le pide que hable.

—¿Verdad que estaremos juntos para siempre? —cuestiona Takao. Su voz se escucha quebrada por algo, pero sigue manteniendo ese tono tan característico, tan infantil y (falsamente) adorable. —¿Verdad que sí? —vuelve a preguntar.

Se escucha ansioso, y sus manos se mueven de manera torpe. Sus ojos (esos orbes que siempre brillan de manera infantil) están apagados y parecen reclamar una respuesta afirmativa.

Midorima suspira. Está acostumbrado a esos lapsos en los que la (casi inexistente) sanidad de Takao se pierde en el infinito.

—Estaremos juntos para siempre. Tú y yo hasta el fin de los tiempos. —Responde el azabache a la vez que esconde su sonrojado rostro en un falso ademan de acomodar sus gafas.

Las vendas de su mano izquierda están ligeramente sucias.

(Se puede ver un ligero tono rojizo en los bordes).

—Lo sabía. Sabía que tú eres mío. —Sonríe el azabache de manera torcida.

(Esa sonrisa que aparenta ser inocente.

Pero que no lo es.

Una sonrisa que carga con todas las vidas que ha obligado a terminar).


Takao podría decirse que no puede discernir completamente entre el mundo real y su falsa idea de realidad, aunque no se da cuenta de esto. Es complicado explicar esto.

Y antes de que se me olvide(?). ¡Feliz cumpleaños Midorima! Sí, solo quise actualizar esta serie de historias no-tan-independientes porque es cumpleaños de mi husban...Male Waifu predilecto -YParaExpiarUnPocoQueNoPudeHacerNadaParaElMidoTakaDayDeEsteAño-.