Disclaimer: HP no es mio, sino de Jk, etc. etc. etc.

Siento la tardanza, pero aquí está el primer capítulo de la segunda parte de sumergiéndome en el pasado. Espero que todos disfrutéis de la continuación.

Y bueno, me gustaría dar una lista de todas las advertencias que tendrá este fic (en un futuro). Estoy segura de que algunas de ellas echarán para atrás a más de uno.

Advertencias: BDSM, violación/non-con (nunca estoy segura de cual es) y muerte de personajes principales.

De todos modos este capítulo sigue siendo light así que por ahora no tenéis que preocuparos de leer algo demasiado fuerte y supongo que en próximos capítulos avisaré de nuevo.

Pues nada, agradecer a todos los que dejaron review al final del último capítulo (Y es un super gracias por cuanta gente se animó a dejar su opinión):

Rachel-Potter, DeGeGe, 79, Seleina, Vensa, Nao, natalie G o linfocito, Mela Oriano, Sekiyu, VeroSev, AnnReed, Princesa vampirica, Tenshi, Dafne10, Luna, Lekaiel, Mimesis, Anonimo (quien fuera) y Himeno Sakura hamasaki.

¡Sois los mejores!


Capítulo 1: Regresando a mi época

"Achill, yo no he oído absolutamente nada" Dijo mi compañero tras de mí.

"Te aseguro que he escuchado algo." Comenté de nuevo con una mirada de desconcierto.

"Deja de decir tonterías. Ya sabes que nadie desde la batalla de Hogwarts se atreve a adentrarse en este castillo. Es tu imaginación jugándote una mala pasada." El otro hombre se puso de nuevo en marcha sin darle mayor importancia a mi comentario.

Miré una vez más hacia la puerta con consternación. Estaba tan seguro de haber escuchado un ruido en el interior.

Negué ligeramente con la cabeza tratando de sacarme esas ideas. Jerrod tenía razón, desde que el señor oscuro se había hecho con Hogwarts nadie en su sano juicio se había adentrado en el castillo, así que debía ser todo una mala pasada que me jugaba mi mente.

Me giré siguiendo a mi compañero y entonces fue cunado oí de nuevo otro ruido. Rápidamente agarré del brazo al otro hombre y le giré para que me mirara.

"¿Lo has oído?" Susurré con preocupación.
"¿Oír el qué?" Comentó burlonamente zafándose de mi agarre.

"Te digo que hay alguien ahí." Mi tono de voz dejaba claro que hablaba seriamente.

"Y yo te digo que no puede ser. Todas estas oficinas están selladas desde hace casi un año." Explicaba mi compañero.

"Vale la pena echar un vistazo. ¿De verdad quieres encarar el castigo del señor oscuro si acabo teniendo razón?" Le pregunté.

Mi compañero suspiró con cansancio. "Está bien, pero démonos prisa. Quiero acabar cuanto antes e ir a hacer un descanso."

Rápidamente mi compañero se dirigió hacia la puerta de lo que durante mucho tiempo había sido el despacho del profesor de defensa contra las artes oscuras abriéndola con sigilo. En el interior todo estaba oscuro y en el aire se podía notar un sutil olor a polvo y libros viejos. Estaba claro que en mucho tiempo nadie había entrado allí.

"Te lo dije, no hay nadie." Murmuró molesto. "Vámonos."

Con tal oscuridad era imposible que pudiésemos cerciorarnos de si había alguien o no así que saqué mi varita e hice un hechizo de iluminación. Fue entonces cuando vi el desastre al fondo de la sala, una de las librerías se había desmoronado.

Me acerqué a mirar que es lo que había pasado cuando oí la voz de mi compañero.

"No es nuestro trabajo ordenar todo esto Archill." Me giré lanzándole una mirada fria para que se callara, a lo que él tan sólo hizo un signo de protesta.

Me acerqué más a ver que es lo que había provocado que la estantería se desplomase y entonces fue cuando vi el cuerpo.

"Hay alguien debajo de la estantería." Dije sorprendido.

"¡Qué!" Exclamó atónito el otro hombre acercándose rápidamente.

"¿Lo ves?" Dije señalando a la figura bajo todo el estropicio. "Ayúdame a sacarle. Hay que averiguar quién es y qué hace aquí."

Mi compañero y yo nos pusimos a trabajar tratando de rescatar a aquel hombre y cuando lo pudimos sacar me di cuenta que era tan solo un crio. Es más, parecía un estudiante de Hogwarts ya que llevaba puesto el uniforme de Slytherin.

Miré de reojo al otro hombre buscando una explicación a lo que él tan sólo me miró extrañado.

"¿Qué crees que hacía aquí?" Pregunté con curiosidad.

"Lo qué debes preguntarte no es eso, sino como alguien tan joven ha conseguido adentrarse en el castillo con todas las protecciones que tiene." Explicó Jerrod.

Miramos durante unos segundos al cuerpo medio moribundo del alumno y entonces oí a mi compañero exclamar horrorizado.

"¡Oh, por merlín! ¡Es Harry Potter!"

"¿Qué?" Dije boquiabierto.

"Si, mira." Entonces vi como le apartaba el flequillo y aparecía la característica cicatriz en forma de rayo.

"Es imposible. Pensaba que Harry Potter estaba muerto." Comenté con nerviosismo.

"El señor oscuro nunca ha reconocido que estuviera muerto. Tan sólo desapareció de la noche al día." Aclaró mi compañero. "Y si lo que pienso es cierto si le llevamos ante él estoy seguro que nos recompensará."

Miré al otro hombre a los ojos con sorpresa. "¿Tu crees?" Pregunté.

"Está claro que el señor oscuro tampoco cree que Harry Potter esté muerto y si aún le está buscando, estará enormemente satisfecho de finalmente poner sus garras en el niño que vivió." Explicaba con un brillo extraño en los ojos.

"Vamos, hay que llevarle al cuartel general."


Lo primero que noté al despertarme es que estaba en un lugar oscuro y húmedo. Abrí mis ojos con dificultad notando que a pesar del golpe aún llevaba las gafas puestas.

No recordaba lo que había ocurrido, había estado discutiendo con Tom y entonces un hechizo me había golpeado y de pronto todo se había vuelto gélido y oscuro.

Intenté incorporarme como pude y fue cuando noté que estaba encadenado a la pared. Trate de deshacerme de lo que me ataba pero entre la oscuridad y que me sentía bastante mareado no conseguí nada. Busqué mi varita dentro de mis ropas esperando que aún la tuviera conmigo, pero no la encontré por ningún lugar. Me recosté contra la fría pared notando enseguida el contacto del frio material contra mi piel.

Estaba preocupado, no tenía ni idea de donde estaba y por si no fuera poco me sentía realmente mal. Apoyé también mi cabeza contra la pared y cerré mis ojos durante lo que me parecieron minutos, hasta que oí unos sonidos cerca de donde yo estaba. El ruido de la puerta al abrirse provocó que abriera mis ojos con rapidez y que me tensará inevitablemente. Trate de buscar a la otra persona allí conmigo y tan sólo conseguí discernir unos suaves pasos que se acercaban. Me pegué contra la pared, como si aquello fuera a evitar que me encontrara.
Entonces oí a la voz decir unas palabras y súbitamente la celda se llenó de una luz cegadora. Sin poder evitarlo aparté mis ojos cerrándolos con fuerza. Tardé como medio minuto en acostumbrarme y cuando abrí mis ojos reconocí a la figura compuesta y seria frente a mí, Lucius Malfoy.

"Veo que por fin despiertas, Potter." Oí que decía con su característica voz petulante.

La última vez que había visto a Malfoy su aspecto cansado y abatido me había provocado más lástima que odio, pero en estos momentos no podía describir a la persona frente a mí de ese modo. Para bien o para mal, el presuntuoso Slytherin había vuelto a su anterior aspecto soberbio y burgués.

Elevé mi mirada hasta fijarla en la de aquel que tanto daño me había provocado durante años y no pude ver ni una mota de remordimiento. Es más, su rostro permanecía inmutable analizándome detenidamente.

Tras la inesperada aparición de Malfoy quedaba claro que había vuelto al futuro. Algo había ocurrido en aquel despacho que me había empujado de nuevo a mi época.

"Potter, ven conmigo." Dijo al fin volteándose y dirigiéndose hacia la salida.

Iba a refunfuñar que no podía aunque quisiera cuando repentinamente la cadena que me amarraba desapareció. Quería preguntarle como había llegado allí pero sabía que Malfoy no me respondería así que no valía la pena ni intentarlo. Simplemente me levanté y le seguí sin decir ni una palabra planeando mientras tanto posibles maneras de escapar.

Caminamos durante menos de un minuto hasta llegar a unas escaleras que conducían a pisos superiores. Malfoy caminaba rápidamente sin mirar atrás ni un segundo. Por un momento tuve el impulso de querer correr hacia la dirección contraria y alejarme lo más posible de aquel odioso ser. Pero sin varita y por tanto sin poder utilizar mi magia no llegaría muy lejos.

Tras varios minutos más y traspasando pasillos y más pasillos llegamos a un gran puerta de madera de ébano. No sabía porque pero aquella puerta me daba malas vibraciones.

Por primera vez durante todo nuestro trayecto Malfoy se giró a hablarme.

"Potter, el señor tenebroso te espera." Dijo abriendo la enorme puerta para que entrara.

No tarde en complacerle pero no sin antes lanzarle una de las miradas más llenas de odio que poseía. Tras estar satisfecho habiendo dejado en claro lo que sentía por el dichoso Slytherin me giré para adentrarme en la habitación.
Al entrar noté que era un salón enorme pero bastante desprovisto de muebles. En sus paredes colgaban tanto cuadros como diversas armas que no sabría ni nombrar. Seguí caminando hasta el fondo donde noté como dos figuras hablaban.

En cuanto notaron mi presencia se giraron a mirarme. No tardó en aparecer una sonrisa divertida en uno de ellos.

"Oh, que placer volvernos a ver, Harry Potter." Oí decir al hombre con la mueca socarrona.

Y entonces reconocí aquella voz, la voz de aquel que me había perseguido desde que nací, Lord Voldemort.

Le miré sorprendido, sus facciones habían cambiado completamente, lejos de encontrarme con un horrible monstruo deforme, sin nariz y con piel blanca enfermiza, el hombre ante mi era alto, apuesto y con un aire aristocrático que me dejó sin habla.

"Veo que estás sorprendido." Le oí comentar mientras se levantaba y empezaba a caminar hacia mí. "Supongo que no esperabas mi nueva apariencia. Un trabajo maravilloso el que ha hecho Severus." Su mueca burlona se ensancho hasta un nivel realmente irritante.

Le seguí mirando con compostura. La verdad es que si lo pensaba bien, Tom Riddle siempre había sido muy apuesto y la única razón por la que Voldemort había acabado en un cuerpo deplorable había sido por su mala decisión de venir a matarme.

Varios pasos más y el poderoso mago oscuro estaban frente a mí. Su sonrisa desapareció con la misma rapidez con la que se había formado y su mano se dirigió tan rápidamente hacia mi rostro que no pude evitar que me agarrara.

Con su mano sujetándome la barbilla elevó mi cabeza hasta que nuestros ojos se miraron.

"Dime Potter. ¿Cómo has conseguido esconderte de mi durante tanto tiempo?" Sus ojos rojos como la sangre eran la única característica del señor oscuro que no había cambiado lo más mínimo.

Por alguna extraña razón, después de pasar tanto tiempo alrededor del joven Riddle, ahora no podía sentir todo el miedo y la agitación que otras previas ocasiones me habían provocado al ver aquel poderoso mago.

Su mirada continuaba fija en mí esperando una respuesta y no tardé en complacerle.

"Ha sido bastante fácil, con lo incompetentes que son la mayoría de tus seguidores no sé de que te sorprendes." La mentira salió de mi boca antes de que pudiera frenarla. Era cierto que mi corazón se había acelerado rápidamente al darme cuenta de que la verdad empeoraría las cosas hasta tal punto, que era muy probablemente que no saliera de la habitación con vida.

Ante mi respuesta el lord sonrió divertido. "No puedo negar que mis mortifagos necesitan más mano dura, pero…" Y entonces se acercó mucho más a mi. "… sé que esa no es la verdad, mi pequeño Hocrux." La sonrisa del mayor se ensancho con regocijo. No entendía el significado de esas últimas palabras susurradas en pársel pero lo cierto es que tampoco me importaba, el señor tenebroso estaba chiflado eso era de conocimiento público. Entonces fue cuando decidí que costase lo que costase no me iba a sonsacar la verdad.

"¿Porqué iba a mentir?" Comenté tratando de evitar su pregunta.

"Eso me pregunto." El señor tenebroso me miró de nuevo con detenimiento. "Hay algo diferente en ti." Comentó más para si mismo que para mí.

No dije nada esperando su loca suposición.

"Bueno, sabes que siempre he preferido utilizar el modo doloroso para extraer la verdad." Y antes de que me diera cuenta su varita estaba en mi frente, su mano me agarraba la nuca y esa sensación que siempre había odiado me consumió.

Durante lo que me parecieron minutos sentí un dolor enorme. Mi cabeza parecía querer estallar y el mareo que antes me había sobrecogido volvió con nueva intensidad. Caí al suelo sin poder evitarlo de ningún modo.

Durante minutos estuve tratando de calmarme y cuando por fin volví en mí y abrí mis ojos, me di cuenta de que Voldemort me ojeaba con una mezcla entre irritación y asombro.

"Impresionantes escudos de oclumencia." Declaró con visible sorpresa. "Dime. ¿Cuando has conseguido tal habilidad?"

Yo mismo estaba sorprendido de haber sido capaz de expulsar al señor oscuro de mi mente y por algún motivo intuía que no se trataba de mi innata habilidad en el arte de la oclumencia. Estaba claro que algo me había protegido.

"He estado practicando." Mentí de nuevo intentando ocultar mi desconcierto.

Voldemort me miró de nuevo perdiendo la mayor parte de su enfado. "Te aseguro que mentirme no es recomendable." Dio otro paso hacia mí y me percaté de como sus ojos carmesís resplandecían con un placer macabro. "Hay muchos medios de extraer la verdad, Legeremencia es solo uno de ellos." Percibí perfectamente el tono frio y cruel con me hablaba. "Y disfrutaré cada minuto de tu miseria, Harry Potter."

Me miró fijamente con diversión para instantes después llamar a uno de sus mortífagos que entro rápidamente en el salón.

"Sí, mi Lord." Oí que decía el hombre.

"Gromov, lleva al señor Potter a sus aposentos." Dijo fríamente a su súbdito. El mortífago asintió cogiéndome del brazo con fuerza para segundos después arrastrarme hasta la salida.

Y entonces la vi, la varita del estúpido mortífago estaba en uno de los bolsillos de su capa. Sin pensarlo ni un segundo más, le pegué con el codo y antes de que se diera cuenta cogí la varita y me dirigí corriendo hacia la puerta.

Noté como un hechizo se dirigía hacia mí me aparté bruscamente y el rayo azul golpeó la puerta con brusquedad cerrándola inmediatamente.

Me levanté mirando de reojo para ver si Voldemort se había acercado más mientras al mismo tiempo trataba con todas mis fuerzas de girar el pomo y salir de allí.
La voz socarrona de Voldemort me sacó de mi mundo. "¿Dónde crees que vas, Harry?" Oí que decía aún a bastantes pasos de mí.

"¿De verdad pensabas que no iba a tratar de huir?" Respondí burlonamente. Los labios del señor tenebroso se curvaron en una mueca inhumana.

"Voy a disfrutar mucho con esto." Con un complicado movimiento de muñeca otro rayo azul se dirigió hacia mí. Si no fuera por todo el entrenamiento que había tenido con el mismo que ahora me atacaba y a mis maravillosos reflejos de cazador ese hechizo me habría dado de lleno. El resultado de la estatua en la que había recaído aquel poderoso conjuro estalló en mil pedazos.

No tardé en lanzar una maldición con aquella varita robada pero no tenía muchas esperanzas de que ninguno de aquellos hechizos mediocres alcanzara a Voldemort.

Continué corriendo y apartándome de aquel horrible ser. Sabía que me lo estaba poniendo fácil y que le divertía mi desesperación. Además, el otro mago en la habitación no había movido aún ni un dedo por ayudar en mi captura y eso solo podía significar que Voldemort le había ordenado que se quedara a un lado.

Hechizo tras hechizo, el cansancio y el nerviosismo fueron haciendo mella en mí. Voldemort me miraba con fiereza sin dejarme respirar ni un momento.

Entonces fue cuando recaí en un plan que podía funcionar y lo ejecuté con el próximo hechizo que me lanzó.

Por suerte tan sólo se trataba de una maldición cortante. La evité por meros centímetros pero simulé que me había golpeado.

La risa del señor tenebroso cuando caí al suelo con mi mano en mi pecho resonó en toda la sala.

"¿Ya te has cansado? ¿Pensaba que nos estábamos divirtiendo?" Dijo socarronamente caminando hacia mí.

Esperé pacientemente en el suelo esperando a que se acercara hacia mi y cuando estuvo a meros pasos me giré con la varita ya en mano y le lancé el hechizo.

"Nocens somnium." Grité con fuerza.

Desde un principio este había sido uno de los hechizos que mejor se me habían dado, un hechizo que te hacía ver tus peores recuerdos. Una creación del propio señor tenebroso del cual no había contrahechizo posible, por lo menos no cuándo lo aprendí en el pasado.

Además, aunque hubiera creado alguno a esta distancia le sería imposible contrarrestarlo.

El hechizo golpeó en el pecho de Voldemort y no pude evitar suspirar resignado cuando una esfera azul le rodeo absorviendo el hechizo.

Elevé de nuevo la varita para lanzarle otra maldición pero en un arrebato de furia Voldemort me quitó la varita y la lanzó al otro lado de la sala.

Entonces me percaté de cómo sus ojos ardían con rabia.

"¡Cómo osas utilizar mis propios hechizos contra mi!" Gritó encolerizado acercándose fieramente a mí. Miré a mí alrededor buscando alguna posible vía de escape pero sin magia estaba más que muerto.

No sabía que hacer o donde huir. Aquí era donde acababan mis días como el niño que vivió porque estaba claro que iba a morir en segundos.

Con claro desasosiego miré como el señor oscuro ralentizaba sus pasos. A meros metros de mi, me miró con una mezcla de rabia e incomprensión.

No pude evitar el desconcierto ante las siguientes palabras de hombre frente a mí. "No me había percatado hasta ahora. ¿Cómo sabes como conjurar uno de mis hechizos?"


Bueno y esto es el fin del primer capítulo. Ya veis que Voldemort no ha reconocido a Harry, pero tranquilos que nuestro señor tenebroso favorito es mucho más inteligente que en los libros.

Pues nada, el siguiente capítulo trataré de escribirlo antes de un mes. Comprended que tengo los exámenes finales dentro de una semana, y quiera o no, tendré que estudiar… ^_^

Pues nada, de nuevo gracias a todo el mundo por leer el fic. Y nos vemos en el siguiente capi.

Besitos,
Debauchi