Capitulo 1: "El nuevo miembro"

Hitsugaya Toushiro suspiró. Llevaban ya un largo rato de pié esperando que la reunión iniciara, pero no había ni rastro del Sotaicho.

El ambiente entre los capitanes se tensaba aún más a cada segundo que pasaba. Nada bueno podría resultar de eso.

Justo antes de que se iniciara una discusión entre algunos de ellos, el Sotaicho entró agitadamente en la habitación tomando su lugar habitual en las reuniones.

-Disculpen mi tardanza. Me estaba haciendo cargo de algunos "asuntos"- fue la escusa que dio ante su falta de puntualidad.

Pasaron un largo rato debatiendo sobre algunos asuntos, como la seguridad del Seireitei, entre otras cosas; pero antes de finalizar la reunión quedaba un tema por ser tratado, un tema que todos desconocían.

-Debo suponer que todos saben sobre la Familia Real- era obvio que todos habían por lo menos escuchado alguna vez sobre el tema- Pues, el futuro heredero del rey se unirá a partir de hoy al Gotei 13- anunció el anciano sorprendiendo a los presentes.

Se oyeron algunos comentarios.

-Debo preguntar a que se debe esto- inquirió Hirako Shinji.

-Sólo les diré que ésta persona está interesada en ser un shinigami, y si su deseo es ese, se lo cumpliremos- sentenció el hombre de la barba blanca.

-¿No pasará por la academia?- habló Unohana Retsu, con un cierto aire de preocupación- ¿Le parece sensato Sotaicho-dono?

-Por eso recibirá entrenamiento especial del capitán de la división a la que fue asignada- dijo sin más detalles.

-¿Y se puede saber cuál es esa división?- preguntó Kyoraku Shunsui.

-Hitsugaya-taicho- lo llamó sorpresivamente el comandante- Su deber será entrenar a ésta persona para convertirla en un excelente shinigami. Pero además de eso deberá protegerla, ya que al estar en esta dimensión corre grave peligro. Confió en que podrá llevar a cabo esta tarea- los doce pares de ojos se clavaron en él.

-Sí- respondió el peliblanco al dejarle claro que era en su división, la décima, en la que esta persona estaría.

-Quedando este asunto zanjado, solo quiero agregar que la información sobre su presencia no debe abandonar el Seireitei ¿Entendido?

-¡Sí!- respondieron los doce a coro.

Una vez terminada la reunión, cada capitán regresó a su cuartel general.

Al entrar al suyo, Toushiro se encontró con los dos holgazanes que no habían hecho nada desde que el fue a la reunión. Su teniente, Rangiku Matsumoto, estaba pintándose las uñas animadamente mientras ojeaba una revista de la "Asociación de Mujeres Shinigami". Mientras tanto en el sofá que había en la habitación, su más reciente "recluta voluntario" el fullburing Yukio, estaba recostado jugando uno de sus videojuegos.

-Es increíble el trabajo duro de mi escuadrón- dijo sarcástico, cerrando la puerta a su espalda.

-¡Taicho!- exclamó la rubia sonriente- ¡Ha regresado tan pronto!

-Sí- dijo obviando la situación- Espero que hayas hecho el papeleo que te deje.

-Taicho, usted es una persona muy cruel. No entenderá el dolor que he sufrido con solo el hecho de pensar hacer el papeleo con estas uñas desteñidas- dijo melodramáticamente.

- De seguro no lo entenderé- estaba empezando a molestarse- ¿Y tú has hecho tus deberes?

-¿Mnh? Pero si los terminé antes de que te fueras- repuso el rubio sin apartar la vista de su juego.

-Entonces dime cómo es que la habitación aún sigue cubierta de basura- señaló las bolsas de todos los dulces que él y Matsumoto habían comido en la última semana.

-Escondí algunas bolsas debajo del sofá, es muy difícil meterlo todo en un espacio tan pequeño. Deberías estarme agradecido- aquel par de rubios sería su perdición. Uno de estos días ya no soportaría el estrés y quedaría calvo y sin voz de tanto gritarles mientras se arrancaba los cabellos.

Luego de unos meses de lo ocurrido con Ginjo y los demás, Yukio había acudido a ellos por su cuenta, pidiéndole formar parte de su escuadrón ya que quería entrenar para algún día llegar a vencerlo.

Al parecer el rubio había olvidado las razones por la cual estaba allí, ya que lo único que hacía día tras día era comer dulces y jugar videojuegos.

-Tendremos un nuevo miembro- anunció el albino calmándose.

-¿De quién se trata?- la mujer parecía ilusionada.

-Es miembro de la Familia Real, el heredero del Rey- aclaró- Quiere convertirse en shinigami por puro capricho. Es todo lo que sé.

Antes de que pudieran hacerle más preguntas, oyeron que alguien golpeaba la puerta del cuartel de la decima división.

-Yo abriré- se ofreció sospechosamente la rubia- ¡Oh! Hola cariño- dijo dulcemente a quien estaba parado en la puerta- No pareces ser de por aquí ¿Estás perdida?

-Sí- respondió tímidamente una dulce voz femenina- ¿Es esta la decima división?

-Así es- asintió alegremente Matsumoto.

-Entonces…- sonaba alegre- Usted debe ser mi taicho.

Se hizo un silencio en la habitación. Toushiro se asomó a la puerta. Se encontró con una niña de su estatura, de cabellos castaños largos por debajo de su cintura, un rostro pálido con ojos de un color violeta profundos, y con un vestido al estilo lolita color crema con algunos volados y adornos.

-¿Quién eres?- preguntó el peliblanco sorprendido.

-Mi nombre es Alice- se ruborizó ante su presencia- Soy miembro de la Familia Real y la hija del Rey. Gusto en conocerlos- se reverenció.

-Ella debe ser…- empezó a preguntar la rubia mujer.

-No hay dudas- concedió el albino aún sorprendido.

-Disculpe, taicho- se dirigió a Matsumoto- ¿Podría pasar?

-¿Taicho?- repitió Toushiro extrañado y molesto- ¿A caso no sabes que los capitanes de las 13 divisiones usan un haori?- dijo señalando su vestimenta.

-¿Haori?- reparó en la prenda blanca del chico- Taicho ¿usted deja que los niños jueguen con sus prendas? – una vez más se refirió a la mujer. Ésta no pudo contener la risa.

-¡No soy un niño!- le espetó Toushiro furioso- Y para que lo sepas ¡Yo soy el capitán de la décima división!

-¿Eh?- estaba sorprendida- ¿Tú?- hizo silencio por un momento, luego se sonrojo- ¡Lo siento!- dijo rápidamente- ¡Discúlpeme, Taicho! Yo no quería…- parecía a punto de llorar.

-Está bien, pasa- se hizo a un lado invitándola a entrar, anonado.