Samantha Puckett quería empezar una nueva vida alejada de todo lo que pasó esa noche, la noche en que su vida cambió en la que perdió todo lo que tenía y más, aunque nunca se volvería a llamar Samantha Puckett a hora era "Aria Clark" una vecina más en Seattle.

Pero no era una más.


Prólogo.

-Ya no eres Samantha Puckett –la chica de cabellera rubia parecía ida- ¿Entiendes?

-No quiero.-susurro abrazándose en un acto de consuelo.

No entendía como había podido acabar en un lugar así, parecía las alcantarillas pero por el hedor no iba tan mal encaminada, no había una sola ventada al menos que ella pudiera localizar, todo estaba oscuro.

-¿No quieres?- preguntó enfadado Matt

Matt era alto y robusto, asustaría a cualquiera. Su cabello negro estaba desordenado y unas ojeras asomaban por debajo de sus ojos grises, Sam sabía que no serían tan grandes como las suyas, llevaba dos días sin dormir.

-No. Pero lo aré.

Matt esbozó una sonrisa y coloco con delicadeza su mano en el hombro de la chica, su mano era enorme como dos veces la de ella pero a la vez inspiraban calidez y confianza hacía la chica.

-Esa es mi Aria.

-¿Aria? ¿Me llamaré así?

-A hora eres Aria Clark.