Observarla era simplemente sublime. Tanto que esa simple acción desembocaba su su excitación y el sentimiento de deseo más fuerte que hubiese conocido.

¿Cómo era posible que él, el-siempre-frio-y-distante Sasuke Uchiha, se estuviese derritiendo por ella?

Realmente era risible, bastante risible. Pero es que verla era imposible, una tarea de gran dificultad, y no lo negaría, no quería dejar de hacerlo. Simplemente contemplarla mientras comía era un total deleite, ver esos perfectamente rosados y tentadores labios mientras acariciaban el pequeño bollo, sumado al tranquilo rostro disfrutando del acto, lo volvería loco y no estaba jugando. Hacía que su imaginación volara y no precisamente a un lugar lleno de colores pastel, oh no, era un lugar lleno de deseo, de colores tintos y calor, calor emanado de su cuerpo, oh si…

-¿Teme?... ¿Teme?... ¡TEME!-

Y al carajo su paraíso

-Dobe… no tienes que gritar- miro de mala manera a Naruto, que ni se inmuto

-No tendría que hacerlo sí el señor "soy-mejor-que-tu" Sasuke, no me estuviese ignorando- lo decía mientras dejaba de recalcar las comillas con los dedos y volvía la atención a su alimento –En fin. Te estaba diciendo que Hinata-chan es la mejor cocinera.

-Hmp- cayó en cuanta de que la chica frente a él sonreía y eso le gusto – Es cierto… Hyuuga, están buenos.

-Gra…gracias- ahora un sonrojo acompañaba su sonrisa

El Uchiha (al igual que todo Konoha, excepto Naruto) era consciente de los sentimientos que le heredera guardaba hacia su atolondrado mejor amigo-rival y precisamente eso, era un asunto un tanto delicado para su orgullo. La única chica que no lo atosigaba y le llamaba enteramente la atención, detrás del dobe… ironías de la vida.

Aun así, tenía planeado probar esos labios que autoproclamo dulces y que nuevamente llamaban a su conciencia, hipnotizándolo al acariciar un servilleta. Era una tortura, un infierno y la dueña de las suaves armas lo estaba matando. Porque sí, debía admitirlo, jamás se había perdido tanto en detalles que tachaba de cursis e inconcebibles pero es que tal vez el quería algo más de la Hyuuga que una simple aventura…quizás la convencería de que ella piensa igual.

-¿Eh? Teme…es…estas… ¿estas sonriendo?- de nuevo, adiós a su para… ¿Qué? ¿Él sonriendo? ¡¿ÉL?!

-Hmp… no se dé que hablas idiota- desvió la mirada molesto de sí mismo, topándose con la ternura de cierta ojiperla -¿Qué?- pregunto un tanto disperso por su desliz.

Ella seguía sonriendo – Nada, sólo que… a… a…Uchiha-san le van bi…bien las…las sonrisas- bajo el rostro un tanto apenada pero sin abandonar una tenue mueca de gusto.

Eso fue como un bálsamo. Podría decirse que el último portador del Sharingan, bajaba sus defensas y muros por una chica, y no le importaba.

-Hyuuga… ¿tratas de conquistarme?- sonrió de medio lado

- ¿Na…nani? Nada de eso- respondió azorada –solo que…que n…no lo había vis…visto son...reir nunca. De...de…debería con...siderar ha…ha…hacerlo- y ensancho su muestra de alegría.

Tal vez se tomaría la "pesada" (nótese el sarcasmo) tarea de sacar al Dobe del corazón y mente de las chica. Sonrió ante sus ideas y planes a futuro, provocando en el acto un ataque de pánico a cierto rubio atrabancado, del cual se olvido y ahora temblaba como si hubiese visto a la muerte misma...