Disclaimer: Warcraft ni sus personajes me pertenecen, lo ahcen a Blizzard y yo no consigo dinero a cambio de esto. Sólo son míos los personajes que añada a mi historia.

Flammers, absténgase, porque aviso de que será OOC, aunque no mucho. Explicare sus cambos a medida que avance la historia.

Continuación de "lo tuyo es mío". Transcurre cinco años después.

Advertido esto, os dejo con la historia. Disfrutadla tanto como yo lo estoy haciendo escribiéndola :P


Prólogo.

Silencio es lo que reinaba en la ciudad de Undercity, era normal porque todavía la ciudad estaba medio dormida. Aunque tuvieran la condición de "no-muertos", algunos encontraban el "dormir" relajante. En la habitación más grande de las Ruinas de Lordaeron, decorado con muebles de diferentes lugares de Azeroth. El cuerpo de un niño se hallaba acurrucado al lado del de una mujer. El pequeño comenzó a despertarse, se movió ligeramente y su madre se quejó levemente. Abrió los ojos al notar que otros se posaban incansablemente en ella.

- Shawn, vuelve a dormir. Es muy temprano todavía. -

- ¡Pero me dijiste que me llevarías bien temprano al Bosque de Argénteos contigo! - Le reclamó el pequeño.

Con un ligero gruñido, la mujer se levantó de la cama y le miró con sus ojos carmesí, el chico no se asustó.

- Está bien, ¡pero no te separes de mí!

El muchacho, todo contento le dio un beso en la mejilla y se dirigió a la sala del trono, donde sabía que su madre vendría en unos momentos. Se encontró de cara con el apotecario Lydon, al que saludó con respeto y éste le devolvió el saludo. Momentos después, la reina Banshee se cruzó con el mismo personaje que su hijo, y el no-muerto se sonrojó, la saludó cordialmente y marchó a paso ligero. Para Sylvanas, ese gesto no pasó desapercibido, pero lo dejó pasar por el momento.

Cuando la Banshee llegó a la sala del trono, su pequeño estaba sentado donde a ella le pertocaría, y entrando por al puerta, apareció un elfo, el cual fue reconocido por la mujer en cuanto lo vio entrar. Su rostro calmado ahora estaba serio, se acercó a su hijo y miró desafiante al viajero que había pisado sus tierras. Era bien sabido por todos que la reina no aceptaba a los ahora llamados "elfos de sangre".

- No sé que has venido a hacer en estas tierras, pero aquí no eres bienvenido, Lor'themar Teron.

El elfo la miró con tristeza, esa no era la Sylvanas que había conocido por aquellos tiempos. Debió de haberlo imaginado.

- He venido a ofrecerte un trato, Sylvanas, como líder de los elfos de sangre.

La banshee tuvo que reprimir un gesto de incomodidad ante el elfo, al fin y al cabo él no tenía la culpa de lo que le pasó a su raza, pero aun así...

- ¿Es muy urgente? Tengo que cumplir una promesa.

- No te robaré mucho tiempo, si es lo que temes. - Le dijo mirando al pequeño que se hallaba detrás de la mujer.

El chico se asustó por la mirada de Lor'themar, y se escondió más detrás de su madre, el elfo le sonrió y volvió a clavar la mirada en la elfa.

- No sé por qué nos odias, o repugnas, seguimos siendo elfos. Pero esa no es la cuestión que he venido a tratar. - Ahora fue Sylvanas quien le miró con desconfianza. - Sé que Undercity, al igual que Theramore son ciudades neutrales, y que no os involucráis en conflictos ajenos, pero te vengo a pedir ayuda.

- Como has dicho, no nos involucramos en asuntos ajenos, no sé ni por qué te molestaste en venir sabiendo la respuesta.

Lor'themar sonrió, aún quedaba una pizca de la Regente de Quel'Thalas, pero un vestigio muy pobre de lo que fue hace años, antes de convertirse en lo que es ahora.

- La alianza nos tiene arrinconados, nos quieren hacer sus esclavos. Piensan que por que una vez les ayudamos, ahora tengamos que hacerlo de nuevo.

- Me he reunido pocas veces con el Rey de Stormwind, y por lo poco que he hablado con él, no permitiría que tal cosa sucediera.

- Varian ya casi no tiene poder sobre la Alianza, Sylvanas. Desde que comenzó la guerra, está siendo presionado por los demás líderes. Él mismo vino hace un par de días y me advirtió de que si no aceptábamos, Silvermoon y Eversong Woods desaparecerían del mapa.

Así que Varian no ha podido más... Pensó Sylvannas ante tal información.

Aunque Varian Wrynn era fuerte, la presión de ser el líder de la Alianza le estaba pasando factura, y más ahora que otra guerra había comenzado. La traición de Arthas Menethil también le había dolido mucho, y suerte tuvo de que Jaina Proudmoore le dio soporte emocional.

- Lo siento, Lor'themar, no puedo ayudarte, y Theramore se negará también.

El elfo frunció el ceño y suspiró resignado.

- Pero tu también eres... - Ella le cortó.

- No te atrevas a decir que soy una elfa de sangre, porque no lo soy. Me entristece que Varian haya caído a la presión de los demás, pero es algo que acabaría pasando tarde o temprano. Ahora si me disculpas, tengo asuntos que atender.

La banshee le hizo señas a dos de sus guardias y acompañaron al visitante hacia las puertas de Undercity. A pesar de que odiaba a los elfos de sangre, no se merecían esto. Podía acogerlos, sí, pero no involucrarse en su batalla. Con una sonrisa, miró a su hijo el cual se había quedado dormido. Le despertó suavemente, y lo llevó en brazos todo el camino hasta el cuidador de murciélagos, y de allí, salieron en dirección al bosque de Argentéos.


Espero subir un capítulo por semana, pero no prometo nada.

Ya saben, tanto si les gustó como no la historia, las críticas son bien recibidas.

Hasta la próxima.