Adv: spoiler del manga.
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EL JUGADOR NÚMERO 12 DE RAKUZAN.
Capítulo Uno: Un lugar llamado hogar.
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Kouki sabe mejor qué nadie cuáles son sus puntos fuertes y por supuesto esta consciente de todas y cada una de sus debilidades.
Ama los libros, es bueno en la mayoría de las clases, es un buen observador, apoya incondicionalmente a sus amigos, hace todo lo posible para no ser una carga.
Aún así depende demasiado de las personas a su alrededor, es demasiado tímido, suele perder la concentración con facilidad y es un miedoso de primera.
Eligió unirse al equipo de Básket de Seirin, pero sólo es un novato, aún esta dando sus primeros pasos en el Básket, quizás su amor por el deporte no era tan fuerte como el de Kuroko o el de Kagami, aún así Kouki lo disfrutaba, era feliz incluso si tenía que calentar la banca, fuera uno, dos, incluso tres años, el no podría dejarlo, a su escuela, su equipo: su familia.
Ya vendría, una oportunidad de jugar...
Y cuando el momento por fin llego, su cuerpo no podía dejar de temblar, se sentía tan diminuto al estar dentro de la cancha, los rivales (Kaijo) se veían intimidantes, sobre todo su capitán y su Ace: Kasamatsu Yukio y Kise Ryouta. Aún así Kouki no flaqueo (gracias a la ayuda de Kuroko) pudo ayudar a su equipo, sintió por primera vez la chispa de pasión que comenzaba a inundar su corazón.
Comenzó a amar el Básket.
Su esfuerzo daba frutos, todo el cansancio, el sudor derramado, las noches en vela, las lágrimas que derramada cuando nadie veía, todo por fin era recompensado. Su presencia en la cancha duro poco tiempo, aún así logro dictar un nuevo ritmo, hiso algunas canastas y le devolvió al equipo la tranquilidad que necesitaba.
Sonrió con tranquilidad y satisfacción, su entrenadora al igual que sus compañeros le daban ánimo y lo felicitaron por su excelente desempeño, su trabajo estaba hecho, ahora sólo tenía que confiar en sus senpais y por supuesto en la luz y sombra de Seirin.
Ellos no podían perder.
Minutos más tarde Kouki se encontró absorto en el juego, la admiración que sentía por sus compañeros sólo seguía creciendo conforme los segundos pasaban, su rival por supuesto no se quedaba atrás.
Fue un juego lleno de adrenalina, emocionante hasta el último segundo, siendo Kuroko quien anotara la canasta que definiría el juego.
Después de esa experiencia Kouki comenzó a entender mejor a sus compañeros, comenzó a entender mejor la pasión y el amor hacia ese deporte en especifico, dedicaba más tiempo al entrenamiento, sus pensamientos poco a poco comenzaron a llenarse solo de Básket, anhelaba jugar de nuevo con todos sus compañeros, porque eso era lo que disfrutaba más del deporte, jugar en equipo, sabia que sus compañeros estarían ahí para él.
Confiaba en su equipo.
Pero la dura realidad lo golpeo cuando en la final de la Winter Cup, tuvo que marcar al capitán del equipo de Rakuzan Akashi Seijūrō, temblaba como una hoja a merced del viento o como habia escuchado después: como un chihuahua a merced de un feroz león.
Nunca se considero ni bueno, mucho menos malo para el Básket, pero ese mismo día entendió cuan débil era y se odio por su propio conformismo, se daba excusas baratas y sin ningún fundamento, 'ellos son unos prodigios' 'tienen un talento innato' '¿Cómo podría yo compararme con ellos?'.
Al final, Seirin había ganado la copa y se coronaban como los numero uno de Japón, para Kouki ese titulo era mucho, quizás sus senpais y compañeros lo merecían, pero él no. No se sentía merecedor de un titulo tan grande como ese.
**RAKUZAN**
—Kouki, cariño… — Le llamo su madre, el castaño de inmediato apago la televisión, de todos modos no había nada bueno para ver. – Ayer hable con tu hermano acerca de esto: Me dieron un asenso. – Dijo, Kouki sonrió, su madre se merecía ese asenso, se esforzaba y era responsable.
—¡Felicidades! – Pero algo no iba bien, su madre no parecía feliz. — ¿Qué ocurre?
—Nos mudamos.
—¿Y? – Kouki seguía sin entender a su madre y su rostro de preocupación.
—A Kyoto.
Su mundo se congelo y Kouki no quería darle un significado a esas palabras, si lo hacia, vería una realidad donde tendría que despedirse de sus amigos, dejar la escuela y por supuesto dejar al equipo de Básket.
Negó lentamente varias veces.
—No quiero mudarme.
—Lo sé, cariño, pero es una decisión que ya esta tomada.
—Pero… ¿La escuela? ¿Qué pasara con la escuela, mis amigos? – Kouki quiere seguir intentando, persuadir a su madre, no quiere mudarse… pero la expresión de la castaña se lo impide, Kouki se siente como una basura.
Esa mujer ha estado trabajando duramente por más de doce años por ellos, desde que su padre murió, ella ha sido su único pilar, lo mínimo que Kouki puede hacer es apoyarla, no ser una carga más sobre los hombros de su madre. El ascenso, su misma madre le había dicho, lo había esperado desde hace meses, su sueldo subiría y las horas laborales se verían reducidas, tendría vacaciones pagadas más largas, sin duda una oportunidad que no podía dejar pasar.
—Lo siento Kouki. – Kouki se ve reflejado en los ojos de su madre, y puede ver culpa y tristeza en ellos.
Niega de nuevo.
—No, discúlpame tú a mí. En tiendo y aunque me cuesta asimilarlo, sabes que tienes todo mi apoyo. – A pesar de que Kouki no mentía, a pesar de que sus palabras eran verdaderas y su sonrisa era sincera, las lagrimas se deslizaron por sus mejillas, no pudo ocultar el dolor que sentía.
—Tú y tu hermano sin duda son los mejores hijos que una madre pudiera desear.
—Y tú eres la mejor madre. – Los brazos de su madre lo envuelven en un cálido y confortante abrazo, él como un niño se aferra a ella y llora, su madre palmea su espalda y acaricia de ves en ves su cabello.
**RAKUZAN**
—¡¿EHHHH?! ¿TE MUDAS FURIHATA-KUN? – Aquellas palabras dichas por la entrenadora, pararon de golpe toda actividad en el gimnasio, sus senpais y compañeros se aproximaron lo más rápido que pudieron y rodearon al castaño.
—¿Qué ocurre?
—¿Vas a mudarte?
—¿Sera lejos?
—No dejaras la escuela ¿O si?
—Furihata-kun. – Sintió un pequeño escalofrió cuando de repente la sombra de Seirin apareció frente a él, había podido pasar a toda una turba de jugadores. Kouki sonrió con nostalgia.
—Si, me mudo, será la próxima semana, — Extiende el pequeño papel hacia la entrenadora y Riko y el resto del equipo sienten una punzada de dolor: es la dimisión al equipo de Básket.
—Furi…
—Siento mucho los problemas causados. – Se inclina levemente, y extiende una sonrisa, sincera, dolorosa, triste, que nada hace para calmar a sus compañeros de equipo, Riko toma la hoja y suspira levemente, el progreso de Furihata es algo que ella esta deseosa de contemplar, es un jugador valioso para su equipo, tiene grandes expectativas de él, pero sobre todo es un buen amigo.
—¿A dónde te mudas? – Pregunta Izuki, Furihata se siente especialmente agradecido con él, como senpai y como jugador, teniendo la misma posición en la cancha el pelinegro le ha dado consejos, le ha ayudado a entrenar.
—A Kyoto. – Responde. – A mi madre la ascendieron. – No hay más explicación, Kouki no quiere seguir hablando de ello y sus compañeros prefieren tener tiempo para despedirse del castaño.
**RAKUZAN**
—Recuerda llamarnos cuando llegues a Kyoto. – Indica a chica castaña, Kouki no puede evitar una sonrisa traviesa, la entrenadora es como una madre gallina.
—Lo hare. – Responde con una sonrisa, sus compañeros de quipo están todos reunidos en la estación de trenes, todos ellos con una sonrisa, Kouki en esos momentos se siente bendecido, por tener a compañeros como ellos, por la oportunidad que tuvo de aprender de sus senpais, pero sobre todo, por la amistad que forjo con ellos.
—¿Seguirás jugando Básket, Furihata-kun? – Pregunta Kuroko, Kouki suspira y sus ojos se desvían de la intensa mirada celeste.
—No lo sé… Mi equipo es y siempre será solo Seirin. – Todos ríen, pero Riko frunce el seño.
—Aun así no dejes de entrenar. – Reprende la chica, Kouki asiente repetidas veces.
—Tu también, Furihata… — El capitán habla por primera vez, Kouki posa sus ojos en Hyuga y observa el pequeño sonrojo en sus mejillas. – Siempre fuiste y siempre serás un miembro importante del equipo.
—Gracias. – Sonríe y pequeñas lágrimas comienzan a nublar su visión. No quiere llorar, prometió despedirse de ellos con una sonrisa, pero las palabras de su capitán, tocaron y estremecieron su alma.
El no se considera alguien de importancia para el equipo, pero no se atreve a decirlo en voz alta.
…..
La casa es grande de dos pisos, con un patio trasero grande y uno pequeño al frente, en un barrio de clase alta, cerca de la estación y del trabajo de su madre. Observa la placa que hay al lado de la reja, por el momento esta en blanco, pero más adelante 'Furihata' se leerá ahí.
Su madre la compro quizás, por la cancha de Básket que hay en el patio trasero. Lo comprobó cuando con una sonrisa su madre lo llevo hasta ahí, se veía emocionada y Kouki no tuvo el corazón para decepcionarla, ella le tendió el balón, Kouki lo tomo sin mucho entusiasmo, lo boto varias veces y después tiro a canasta, logro encestar y su madre aplaudió.
El castaño tomo de nuevo el balón y volteo a ver a su madre, ella jamás había tenido la oportunidad de verlo jugar durante un juego. Por su horario colmado de trabajo y por supuesto porque Kouki no salía frecuentemente a jugar.
Lo boto de nuevo y esta vez antes de que pudiera tirar a canasta, el balón le fue arrebatado de sus manos.
Lo boto, una, dos, tres veces antes de tomar una posición ofensiva.
—¿Quieres un uno a uno Kouki-chan? – El castaño sonrió un poco y asintió sin siquiera pensarlo.
—Pero voy a ganarte Kouta.*
—Eso lo veremos. – Kouki observo la sonrisa confiada de su hermano.
La tarde paso volando, Kouki, su hermano y más adelante su madre jugaron hasta cansarse, hasta quedar agotados y prácticamente arrastrarse dentro de la casa. Contrario a lo que pensó Kouki, el inicio de su nueva vida no fue nada malo.
El final del día se corono con pizza, helado y su improvisado acampado en la sala de la casa, durmieron los tres juntos, Kouki se sintió de nuevo como un niño pequeño, recordó las fortalezas de mantas y almohadas que el y su hermano solían formar cuando se quedaban solos en casa.
Si, quizás, no era tan malo como Kouki pensó.
**RAKUZAN**
—¿Ra-rakuzan? – Su madre sonreía y Kouki tenía un pequeño temblor, los documentos que su madre le dio segundos atrás botados en el suelo.
—Hey, Kouki ¿Estas bien? – Pregunta su hermano.
—¿Por qué Rakuzan?
—Bueno tengo un amigo que ha conseguido una beca completa para ti en Rakuzan y otra para Kouta en la universidad.
—Oye, eso es genial. – Dice al mismo tiempo que toma la carpeta que su madre le entrega.
—Se que estarán bien. – Se aleja con una inmensa sonrisa, como madre ella solo desea el bien de sus hijos.
—Llamare a mis amigos, van a envidiarme por esto. – Con entusiasmo Kouta sube las escaleras rumbo a su habitación, Kouki al contrario no sabe como debe sentirse o como debe tomar esa noticia.
…..
—¿RAKUZAN? – Dicen en coro todos sus compañeros, claro a excepción de Mitobe, el solo se muestra sorprendido, Kouki aun sigue teniendo curiosidad por conocer la voz de su sempai o saber como es que Koganei puede entender lo que Mitobe trata de decir con simples gestos.
Las charlas por Skype son frecuentes y Kouki agradece que sus compañeros se hagan un tiempo entre practica y descansó para hablar con él.
—Oye… eso es grandioso Furihata.
—Si, lo mismo dicen mi hermano y mi madre. – Sonríe tratando de parecer feliz.
—¿Vas a unirte al club de Básket? – Pregunta esta vez Kagami.
—No, necesito mantener calificaciones estables. – Miente y su ex equipo puede percibirlo, pero nadie pregunta… Kouki es bueno en la escuela, sus calificaciones siempre han sido estables, son de hecho bastante buenas. Pero no preguntan porque no les importe, al contrario. Ellos solo pueden esperar a que Kouki hable con ellos, a que el castaño este listo y sea capaz de hablar de sus problemas con ellos, el equipo siempre estará ahí.
—Entiendo. – Susurra débilmente el pelirrojo, Kouki sonríe y se siente pésimo al mentirle a ellos de esa manera.
Realmente había considerado unirse al club de Básket, antes de saber que iría a una escuela como Rakuzan.
Seguramente ni siquiera seria un calienta bancas en Rakuzan. Kouki sabia que no podía ni compararse con los fuertes jugadores de Rakuzan, después de todo nadie mejor que él conoce su debilidad, ha mejorado, lo sabe… Izuki estuvo con él, guiándolo por casi dos meses completos.
Se supone que en su segundo año, practicaría más, se esforzaría el doble o el tripe de ser necesario. Trataría de ayudar a su equipo volviéndose más fuerte, Kiyoshi regresaría a mediados de junio a las actividades del club y el equipo volvería a estar completo.
—¿Furi? – Reconoce la voz de Kagami y regresa su atención a la pantalla, les da una sonrisa y trata de hablar de cualquier tema con ellos, agradece que sus compañeros sean participativos y pronto la charla fluye con normalidad, no hay más preguntas incomodas, ni más insistencias para que se una al club de Básket.
….
Marzo pasó más rápido de lo que Kouki esperaba, supone fue gracias a la visita de Kuroko y Kagami, ambos se quedaron todo una semana en casa de Kouki, fue agradable tenerlos en casa, se divirtió con ellos, aunque la mayor parte del tiempo se la pasaron jugando Básket, Kouta se unía de vez en cuando, el ultimo día de marzo, Kouki recibió la visita de todos sus ex compañeros (incluyendo a Kiyoshi), una linda sorpresa, antes de volver a la estación para tomar el tren de regreso a casa, Kouki les pidió de favor tomarse una foto juntos.
Un capricho infantil, pensó Kouki, pero con una sonrisa todos sus compañeros posaron para la cámara, su madre fue la encargada de tomar las fotos.
Al día siguiente, una nueva vida comenzaba, nueva escuela, nuevo uniforme, los mismos nervios que lo caracterizaban y una pequeña y deslumbrante sonrisa.
Vio de nuevo la pantalla de su teléfono celular y la pequeña sonrisa creció más.
'Animo.' 'Te deseo suerte.' 'Estaremos contigo.' 'Llámame si deseas hablar con alguien.' 'No te preocupes, novato.' 'Suerte, Furi'
Esa mañana había despertado con los mensajes de todos sus compañeros, deseando que su día fuera bueno.
Guardo el teléfono dentro de su mochila, dio un suspiro, verifico que su uniforme no quebrantara ninguna regla del instituto y a paso firme entro, el aire era diferente al de Seirin, más estricto, más elegante.
No seria fácil llevarse con esos chicos de familias ricas, después de todo el solo era un estudiante becado.
Horas después Kouki se dijo a si mismo que debería de dejar de ver los dramas junto a su madre, nada más alejado de la realidad, sus compañeros de clase eran buenas personas, amigables y amables, había entablado conversación con casi todos ellos, algunos se presentaban educadamente, otros comenzaban conversaciones triviales con él, en ningún momento se sintió incomodo o fuera de lugar dentro del salón de clases,
Los maestros enseñaban bastante bien y cuando Kouki tenia alguna duda le preguntaba al compañero de enfrente, el chico al parecer era algo así como el genio de la clase, amablemente le respondía y Kouki le agradecía con una sonrisa.
….
Soltó un suspiro, arreglo aun más su uniforme y sostuvo con mayor fuerza un libro entre sus brazos. Antes de salir de la oficina del director se dio la vuelta y educadamente se despidió del hombre de apariencia tosca pero de actitud amable.
Quizás Kouki estaba pensando demasiado las cosas… No tenia porque ser malo este cambio. Extrañaba a sus amigos, pero ellos siempre estarían ahí cuando él más los necesitara.
Sonriendo un poco Kouki comenzó a caminar… sin darse cuenta de la persona que venia caminando en dirección opuesta, también distraída.
Inevitablemente ambos chocaron.
Su libro cayó al suelo, igual que él.
—Lo siento. – Se disculpo, su mirada recorrió el piso buscando el libro, lo encontró a tan solo poca distancia de él, se apresuro a tomarlo, pero antes de poder llegar a él, este fue alzado por alguien más.
—No te preocupes, fue culpa mía también por no prestar atención a mi entorno.
—Cielos, Sei-chan… — Kouki de inmediato se congelo, no era necesario elevar la vista para saber quienes eran. — ¿Ara? – Mibuchi Reo fijo su atención al pequeño chico frente a él. — ¿Estas bien? – Preguntó, el pequeño chico no parecía tener ninguna herida o golpe severo, sin embargo no se movía para nada. Asiente levemente, incapaz de poder articular palabra alguna. Los recuerdos de la Winter Cup aparecen tan vividos, que parece estarlos viviendo de nuevo. El pelinegro elevo su ceja derecha, y su vista viajo hasta Seijūrō, el lucia igual de confundido.
—¿Estas bien? –Pregunto esta vez el pelirrojo, se inclino hasta quedar a la altura del pequeño castaño, Reo hiso lo mismo, notando como el chico temblaba, Reo estaba abiertamente confundido.
'Cálmate Kouki' se decía a si mismo, no tenían porque reconocerlo, él era un jugador mediocre, apenas pudo contener a Akashi, la posibilidad de que supieran quien era, pensaba no existía.
—¿Furihata Kouki? – Alzo su vista cuando la voz de Reo le llamo por su nombre, ¿Cómo sabia su nombre? Algo parecido a la decepción llego tan pronto se dio cuenta, no es que recordara su nombre, no es que lo recordaran a él. Simplemente había leído el nombre apuntado sobre el libro que había caído.
—Si, lo siento. – Su flequillo cubría parte de su rostro, agradeció por ello, no quería demostrar cuánto aquello le había afectado, se supone que no debería afectarle.
—¿Estas seguro de que estas bien? – Le dice de nuevo Reo, el castaño se pone de pie y toma el libro sin decir ni una palabra, su temblor es evidente, para Reo, para Akashi.
—Gracias y lo siento. – Ambos chicos observan al castaño alejarse rápidamente por el pasillo, no corre, en Rakuzan esta estrictamente prohibido correr por los pasillos y Akashi agradece que respete esta regla o como Presidente del consejo estudiantil, tendría que amonestarlo.
Reo observa varios minutos el camino que tomado el chico castaño, tenía la sensación de haberlo visto antes, ese temblor, era familiar.
—Como un chihuahua… — Murmuro, Akashi no logro escucharlo y comenzó a caminar delante de él. Reo sonrió, al buscarlo entre sus memorias y encontrarlo de inmediato, Furihata Kouki, el numero doce de Seirin, el pequeño Chihuahua que intento detener al feroz león.
Pero… al momento de reconocerlo una duda lo asalto ¿Qué hacia en Kyoto? ¿En Rakuzan?
**RAKUZAN**
Las clases finalizan por fin, aun es temprano, camina lentamente por los pasillos, limpios, ordenados y en los cuales esta prohibido correr. Internamente agradecer ser bueno recordando cosas, de otra manera posiblemente se hubiera ganado una reprimenda de algún maestro o lo que es peor de Akashi Seijūrō, no le bastaba con ser Capitán del equipo de Básket, también era el presidente del consejo estudiantil.
¿Cuándo es que tenía tiempo para practicar?
Los panfletos específicamente ubicados en una gran pizarra, te invitaban a unirte a los clubs que existían en Rakuzan, se detuvo un momento frente a la pizarra, incluso si no se unía al club de Básket, podía hacerlo en alguna otra actividad, algo que le ayudara a distraerse.
Eran variados y uno que otro extraño, Kouki sonrió al darse cuenta de que Rakuzan era una escuela más, quizás se uniría al club de literatura, al de manga o podría intentar con algún otro deporte, beisbol, era bueno en el beisbol. Podría probar también con voleibol o quizás el ciclismo.
—Pero me inclino por el club de literatura. – Murmuro para si mismo.
—¿No te unirás al club de Básket? – Preguntaron a su lado, Kouki de inmediato se dio la media vuelta, sus ojos se encontraron con un pelinegro alto y sonriéndole.
—Ehmm, no…
—¿Por qué no? Kou-chan, deberías intentarlo.
Pero Kouki niega de nuevo, sintiéndose incomodo por la forma de hablar del pelinegro.
—No… yo, no soy bueno.
—Pero jugabas en Seirin ¿No es así?
—¿Co-como…?
—Reo, deja de ser irresponsable. – Reo sonríe, bingo… cuando observa a Kouki temblar, con él no es así, al parecer es con Seijūrō con quien tiene un serio trauma, suelta una pequeña risa.
—Perdón por eso, Furihata Kouki. Soy Akashi Seijūrō, aunque me imagino que ya debes de saberlo– Se presenta el pelirrojo, Kouki no entiende que pasa. – Hoy he hablado con Kuroko, al parecer fuiste transferido por el trabajo de tu madre. –asiente casi automáticamente, Reo es curioso por naturaleza, después de comprobar que efectivamente ese chico castaño y tembloroso, era el numero doce de Seirin, Reo se apresuro a comentarlo con Seijūrō.
Este de inmediato con una sola llamada pudo enterarse de todo.
—Es un placer darte la bienvenida a este instituto. – Poco a poco el corazón agitado de Kouki comienza a regularizar sus latidos. Este Akashi Seijūrō no se parece en nada al chico que conoció hace menos de medio año.
—Gracias. – Sonríe, es pequeña, pero sincera la sonrisa que muestra. A Reo le parece adorable.
—Y por supuesto como capitán del equipo de Básket de la preparatoria Rakuzan, también te extiendo la invitación para unirte al club. – Sus ojos castaños dejan de mirar al suelo, enfocándose por completo en el pelirrojo, su mirada sigue siendo penetrante, pero ya no da tanto miedo.
—Gracias, es realmente un honor para mí, pero, lo siento, debo rechazar tu invitación. – Akashi asiente ligeramente.
—Ya veo, es una lastima. – Kouki baja su rostro, por algún motivo sus mejillas se han tornado de un tono carmín, su rostro hierve, todavía no puede creer que sea cierto y quizás por eso ha rechazado la oferta. – Reo debemos volver, la práctica aun no termina.
—¡¿EHH?! Nooo, Kou-chan debería unirse al club… — Sin previo aviso, el pelinegro se aferra al cuello del castaño, Reo sonríe al ver la divertida reacción de Kouki. – El club seria más interesante, Kou-chan, es totalmente mi tipo. – Si antes Kouki esta ligeramente sonrojado, ahora competía en intensidad con un semáforo en rojo.
…..
Durante la primera semana de clases, Kouki practicante vivía escondido de Mibuchi Reo, encontrarse con el, significaban abrazos, y coqueteos descarados, todo bajo la inquietante mirada del emperador, por alguna extraña razón la mayoría del tiempo estaban juntos, algunas otras veces estaba con sus compañeros de equipo.
Gracias a eso, ahora no solo tenía el acoso de Mibuchi Reo.
Hayama Kotaro y Nebuya Eikichi, habían decidido unirse por voluntad propia.
Al pasar el primer mes en la preparatoria ya todos lo conocían como la mascota consentida de los reyes sin corona, y sinceramente Kouki ya estaba tan acostumbrado que poco le importaban ahora los abrazos, los coqueteos y recientemente besos en la mejilla, más que ser del tipo de persona que le gusta (como una pareja), era más bien del tipo que considera adorable y tierno, como un bebé o un hermano pequeño, había aclarado Reo.
Kouki descubrió lo a grabables que podían llegar a ser.
También descubrió todo lo humano que Akashi Seijūrō era, el pelirrojo también reía, lloraba, como todo ser humano se cansaba, dormía… disfrutaba de la compañía de sus amigos y se esforzaba.
Practicaba, practicaba hasta caer rendido, todos ellos lo hacían, exhaustos, sudando a mares, hasta altas horas de la noche, durante los fines de semana e incluso en días festivos, durante las vacaciones, incluso mientras comían, dormían o estudiaban sus pensamientos estaban en el Básket.
Entonces Kouki volvió a odiarse. Recordando las escusas baratas que se había dicho un sinfín de veces, cuando se cansaba y no quería seguir practicando, cuando se frustraba, cuando dejaba el balón y subía a su habitación a jugar algún juego en su consola: 'ellos son unos prodigios' 'tienen un talento innato' '¿Cómo podría yo compararme con ellos?'
Exacto Kouki ¿Cómo podrías tú comparte con ellos?
Akashi ese ser prodigioso, absoluto… estaba ahí, practicando… seguramente eso pasaba con todos ellos, con Mirorima, Kise, Aomine, Murasakibara. Practicaban aunque no les gustara, aunque fuera exhausto, aunque ya fueran lo suficientemente buenos, ellos no se consideraban así.
El balón dejo de botar y Kouki se sintió observado.
—Reo no tarda en salir. – Aclara Seijūrō, Kouki asiente, ambos viven en la misma dirección y cuando Reo lo descubrió prácticamente le obligo a esperarlo para ir juntos a casa.
—Gracias. – Contesta por educación, Seijūrō deja el balón y se acerca al su bolso de deportes, saca una botella de agua y bebe de ella. Esta empapado en sudor y su respiración es agitada, aun así luce feliz.
—Realmente… ¿Por qué no deseas unirte al club? – Pregunta Seijūrō, aquello toma por sorpresa a Kouki. – Siento decir esto, pero he estado observándote, — las mejillas de Kouki se sonrojan. – Ves con anhelo la cancha, tu mirada se pierde dentro del gimnasio y tu ansiedad por volver a la duela es hasta palpable.
—¿Cómo…? – Su rostro se desvía, evitando por todos los medios la mirada de Seijūrō.
—Eres como un libro abierto.
—Si, me lo han dicho varias veces… Yo, no soy un buen jugador, no tengo la suficiente confianza en mis habilidades.
—Tonterías, nadie nace sabiendo.
—Al verte realmente no puedo opinar lo mismo. – Kouki desea morir en ese mismo instante, cuando por pura curiosidad sus ojos se encuentran con los de Seijūrō.
—Es obvio que debes esforzarte para ganar. Si no haces nada y te lamentas de tu mediocridad todo el tiempo, nunca avanzaras. – Sus palabras son duras y tocan el fondo de su alma, sabe que son verdad. Aun así Kouki no evita a sus pies salir corriendo de ahí y no hace nada cuando las lágrimas se desbordan.
….
No desea ver a nadie, ahora mismo Kouki se siente patético ¿Qué hace encerrado en el baño? Seguramente Reo estaría buscándolo ahora mismo, pero no se siente de humor para verlo o hablar con él, de hecho no esta de humor para hablar con nadie, incluso había rechazado la llamada de Kuroko y de Kagami, sus ojos estaban rojos e hinchados por el llanto.
No quería preocupar a sus amigos. Incluso cuando no había podido hablar con ellos desde hace un tiempo.
Kouki no ha tomado a mal las palabras de Akashi, porque simplemente dijo la verdad, Kouki no ha hecho nada más que auto lamentarse, no ha hecho nada más que dar excusas patéticas y baratas.
Si quieres algo, debes esforzarte por ello, las cosas no van a mejorar si te quedas sentado y lamiendo las heridas, quizás en el proceso salgas lastimado, vas a llorar, a sentirte triste, pero es mejor que quedarse estancado en un pozo de miseria.
Nadie nace sabiendo.
Se siente patético, ha hecho a sus ex compañeros preocuparse por él, cada día se ha mostrado con ese rostro de mentira y sonrisas, ellos son pacientes y le esperan.
Incluso sus senpais y amigos tuvieron épocas así, cuando apenas eran unos novatos, cuando comenzaban a seguir el camino del Básket, Kouki esta consiente de sus puntos débiles y también de los fuertes…
No aspira a ser un prodigio como Akashi o Kagami, simplemente quiere divertirse jugando Básket.
…..
—¿De verdad? – Reo se mantiene aun sorprendido cuando Kouki le tiende el formulario de inscripción al club de Básket.
—Quizás no sea de ayuda, no importa mucho, lo único que quiero es divertirme. – Dibuja una pequeña sonrisa, aun así Reo es capaz de ver los ojos rojos de Kouki.
—¡Por supuesto Chihuahua-chan, vamos a divertirnos! – Dice Kotaro con una divertida sonrisa.
Kouki asiente, deja el papel con Reo y de inmediato se da la vuelta, debe regresar a su salón de clases o el receso terminara, quiere comer un poco, puesto que desde la noche pasada no ha probado bocado alguno.
Entonces lo ve, el pelirrojo se ha mantenido lejos de el grupo, Kouki se siente un poco avergonzado por la mirada fija que Akashi mantiene sobre él, semanas atrás Kouki no habría sido capaz de mantener la mira a la par con el emperador y Akashi esta consiente de los cambios en el castaño.
Había estado pensando que quizás sus palabras habían sido demasiado duras para el pequeño castaño, pero eran necesarias para que dejara de lamentarse por su debilidad, Furihata era una persona fuerte y quizás el mismo se limitaba al repetirse hasta el cansancio que era débil.
Ser débil era parte de la naturaleza humana, así como el miedo, la victoria viene de la mano con la derrota, sufrir la derrota te hace fuerte para alcanzar la victoria, Seijūrō comenzaba a comprenderlo. Y esperaba que Kouki también lo hiciera.
—Gracias. – Murmura el castaño cuando pasa cerca del emperador, Seijūrō se mantiene impasible, cierra sus ojos y se siente satisfecho con la respuesta de Kouki.
**RAKUZAN**
El entrenamiento es más fuerte y pesado de lo que esperaba, aun así Kouki se mantiene en pie, internamente agradecido por haber mantenido su condición física, de otro modo se habría desmayado hace mucho tiempo, como esperaba estaba entre las reservas del segundo equipo, aun así se mantenía optimista, en una escuela como Rakuzan debería incluso alegrarse de ser aceptado en el equipo.
Practica cada vez que tiene tiempo, ya sean dos minutos o una hora, se siente inmensamente agradecido con Reo y Eikichi, ambos le han ayudado más de lo que podría pensar, especialmente Reo.
Kouki no sabe exactamente que hizo para ganar tan rápido el afecto y cariño del pelinegro. Aun así tampoco puede negar el afecto que el siente por el pelinegro, es parecido al cariño que siente por su hermano mayor.
Acepta con una sonrisa los consejos, se asusta pero se mantiene de pie cada vez que el entrenador le reprocha por alguna falta, es inmensamente feliz cuando sus compañeros de equipo lo felicitan por una anotación.
Sin duda es un ambiente que Kouki había extrañado.
…..
Se sienta sobre el piso de su habitación, la toalla rodea su cuello, su cabello aun húmedo y con gotitas de agua cayendo hacia la alfombra. Son las 10 en punto, sus amigos deberían estar ya conectándose para charlar un poco.
Trata de no fallar en el horario que han establecido todos juntos.
Kouki aun no les dice que se ha unido al club de Básket, ni siquiera Kuroko que se mantiene en comunicación con Akashi lo sabe, el mismo Kouki le ha pedido al emperador que lo mantenga en secreto por ahora. Fue realmente vergonzoso tener que pedirlo, especialmente porque desde el incidente en el gimnasio ellos no habían vuelto a hablar.
Akashi simplemente asintió y le aseguro que el no diría nada, con una sonrisa Kouki le agradeció y volvió junto a sus compañeros de equipo.
Desea sorprenderlos, quizás el próximo fin de mes su madre le permita ir a Tokyo, Kouki quiere decírselos en persona, agradecerles y pedirles un disculpa por haberlos preocupado innecesariamente.
Seca rápidamente su cabello con la toalla, la pantalla se mantiene con la ventana abierta disponible para todos sus amigos.
Cuando el reloj marca las diez con diez minutos, Kouki mantiene su vista sobre su laptop, atento a cualquier movimiento. Desde hace algunos días es realmente difícil para todos coincidir, Kouki lo entiende, los exámenes se acercan, la práctica es más dura y estricta, el cansancio y el estrés se acumulan. Lo único que deseas es llegar a casa e ir directo a la cama y dormir.
Con un suspiro de resignación Kouki cerro la ventana y apago la computadora portátil cuando el reloj marco las diez y media, si quería rendir en la escuela y en las practicas debía irse a la cama a una hora decenté.
Sus ojos se topan con la consola de videojuegos, hace semanas que no la toca y para ser sinceros, no siente el deseo de hacerlo, los único logros que ahora quiere desbloquear son solamente en el Básket, en la vida real, con sus compañeros.
Quizás mañana le diría a su madre que la donara a la caridad o se la daría a su pequeño vecino de al lado.
**RAKUZAN**
—¿Eh? ¿No vendrás con nosotros el fin de mes? – Kouki niega lentamente.
—Planeo ir a Tokyo, quiero ver a mis compañeros en Seirin.
Kouki levanta la vista y se topa con los ojos de Akashi, lo ven fijamente, escaneándolo, quizás intentando detectar una mentira, la cual destruiría de inmediato, pero no había nada.
El castaño sonríe, es tan natural su convivencia con ellos, los considera grandes amigos y maestros, es confortante tener su apoyo y consejo en los momentos difíciles, eso en gran medida es gracias a Reo y al emperador, su respeto por ellos crece día a día.
—De acuerdo, tienes mi permiso y mi bendición. – Kouki sonríe, contagiando también a Reo y logrando que una pequeña sonrisa se vislumbre en el rostro de Akashi.
—Seguro. – Contesta Kouki, Reo sonríe también. Quizás Kouki no lo sepa o no se quiere dar cuenta, pero ha crecido y se ha vuelto fuerte, no solo en el campo del Básket, como persona ha crecido, se siente orgulloso, no esta satisfecho, apenas ha comenzado el recorrido, Kouki todavía tiene mucho por caminar, por experimentar.
—¿Tienes papas fritas? – Pregunta Eikichi a Kouki.
—¡Hey, tu ya comiste las tuyas! — Responde Kotaro.
Pero aun así Kouki sonríe y extiende unas pocas al plato de Eikichi, Kouki acostumbra a pedir una ración extra de papas fritas, para compartirlas con él.
—¡Chihuahua-chan, no sabes cuanto te amo! – Kouki sonríe, conseguir el amor de Eikichi era, de hecho, bastante fácil.
—Pero la próxima vez si vendrás. – Declaro Reo, y Kouki supo que negarse no era una opción. Sin dejar de sonreír asiente.
**RAKUZAN**
Las puertas del tren se abren y la nostalgia comienza a invadir a Kouki, acomoda mejor el bolso donde lleva dos cambios de ropa y sus cosas personales, se siente nervioso, no ha podido localizar a ninguno de sus compañeros, quizás debió preguntar antes…
Kouki se detiene en seco ¿Antes? ¿Cuándo? ¡Hace más de un mes que no habla con sus compañeros! Día a día se sienta frente a la pantalla de su computadora esperando que sus amigos inicien una conversación con él, pero no hay nadie ahí.
Kouki sabe que no debe alarmarse, si algo malo hubiera pasado, lo habría sabido de inmediato. Así como sus compañeros fueron pacientes con él, Kouki también debe esperarlos, ahora es su turno de hacerlo.
Va en dirección a la casa de Kagami, seria súper vergonzoso pero no tenía otra opción más que pedirle asilo al pelirrojo, saca su teléfono celular y sonríe con nostalgia al ver el fondo de pantalla, ve a todos sus compañeros sonriendo para la cámara, en ese tiempo Kouki aun se sentía inseguro de si mismo.
Todavía lo esta, sabe que ha cambiado, sabe que ahora puede hacerle frente a los miedos que lo invaden todos los días, puede enfrentarse a su debilidad.
Pero hoy todos esos miedos desaparecerían, hablaría con todos sus amigos, les dejaría en claro cado uno de sus sentimientos, sus miedos, sus tristezas, sus alegrías… todo.
Les diría del miedo que tiene a que lo olviden. La tristeza que sintió cuando los dejo. La alegría que lo inunda cada vez que los recuerda. Lo inútil que se sintió durante su primer año, se disculparía por no haberse esforzado más, los sentimientos de inseguridad, su debilidad, su timidez y sobre todo se disculparía por no tener la confianza de hablar antes de todo esto.
La familia esta para apoyarse.
Y Kouki sabía que Seirin lo apoyara por siempre.
Faltan pocos metros para llegar al apartamento donde Kagami vive, desliza su dedo sobre la pantalla de su celular y desbloquea los mensajes, es temprano y supone que Kagami debe seguir durmiendo, se debate entre esperar un poco más antes de subir o subir de inmediato y despertar al pelirrojo.
—¡Kagami! – Se detiene en seco cuando escucha la voz del capitán del equipo de Seirin.
—Te dijimos ocho en punto. – Su sonrisa se extiende cuando ve a Izuki.
—¿Dónde esta Kuroko? – Riko busca por todas partes al peliazul, detrás de todos ellos una pequeña mano se alza.
—Aquí. – Nigou ladra, demostrando que el también esta presente. Kouki sonríe ante la expresión disgustada de Kagami, aun sigue mostrando un poco de miedo hacia el perro que tanto se parece a Kuroko. Kouki se esconde tras uno de los pilares de concreto del edificio, quiere darles una grata sorpresa, los chicos visten ropa deportiva y llevan consigo sus bolsos de deporte.
—¿A que hora comienzan los partidos?
Kouki reconoce el pequeño cartel que Hyuga a sacado, sus recuerdos viajan al pasado a aquel torneo de 5 vs 5, donde conocieron al hermano de Kagami y a Murasakibara Atsushi, un miembro más de la generación de los milagros.
Kouki sonríe gratamente.
—Chicos, hay problemas… — Dice Koganei, su rostro se muestra intranquilo, tras él llegan también Mitobe junto a Fukuda.
—¿Qué paso?
—Kawahara se ha resfriado y no podrá venir. – Contesta Fukuda.
Kouki sonríe ante el '¡¿Otra vez?!' que todo el equipo dice a coro. Pero esa seria una oportunidad perfecta, era una lastima que no pudiera ver también a Kawahara, aun así amaría jugar de nuevo con sus compañeros.
¿Se sorprenderían al ver su avance y de cuanto había cambiado?
Kouki observa el nombre de Kagami Taiga en la pantalla, se lleva el teléfono hasta su oído y escucha el tono, con una sonrisa observa a Kagami buscar entre sus cosas su teléfono celular.
—Es Furi… — Habla en cuanto ve el nombre del castaño, la música no era de un mensaje, era el tono de llamado. – Hey, guarden silencio, es Furi. – Avisa, y de inmediato todo queda en silencio, incluso Kuroko se ha alejado llevándose al pequeño Nigou. — ¡Furi!
—Kagami… ¡Hola!
—¿Qué pasa Furi? ¿Por qué llamas? – Kouki frunce el seño, el tono en la voz de Kagami era de ¿Reproche o solo era su imaginación?
—Mmmm, estoy en Tokyo, acompañando a mi madre y tengo unas horas libres, ¿Seria problemático si nos juntamos en tu casa con Kuroko y los demás? – Pregunta e incluso así aunque no este preguntando frente a él, Kouki logra vislumbrar una mueca en el rostro del pelirrojo. – De hecho…
—¡Lo siento, Furi! – Le interrumpe el pelirrojo, Aida Riko le hace señas a Kagami, al igual que Hyuga. Movían sus manos haciendo una 'x' sobre su pecho y negaban con la cabeza. – Tenemos un campamento de entrenamiento y no estoy en casa. – Los miembros del equipo suspiran, para ser Kagami, la mentira sonó realista y creíble.
Kouki se queda en silencio unos segundos.
—Lo entiendo. Perdón por molestar.
—No hay problema. – Responde Kagami y cuelga la llamada.
—¿Qué haremos con el miembro que falta? – Pregunto esta vez Satoshi.
—Mi bro esta de visita, puedo pedirle que lo sustituya. – Propuso Kagami, Hyuga lo medito un poco y segundos después dio su aprobación.
—¿Por qué no le pedimos a Furi que nos acompañe? ¿Esta libre no? – Dice Fukuda mientras rasca su mejilla.
—¡Idiota! – Responde Hyuga. — ¿De que serviría hacer eso? ¡Arruinaría por completo nuestros planes! – Y, solo esas palabras bastaron para romper por completo el corazón de Kouki.
—Es cierto llevamos semanas planeando esto.
—Kagami-kun ¿Hiciste tú el almuerzo?
—Por supuesto, no podía dejar que la entrenadora lo hiciera… perderíamos por enfermedad. – Susurro lo más bajito que pudo al oído del peliazul, más que nada para que su espartana entrenadora no escuchara nada.
Algo que no sirvió de mucho.
—¿Dijiste algo, Bakagami? – La resplandeciente sonrisa y el tono de voz suave no encajaban para nada con el aura oscura que Aida Riko emanaba.
Kouki escucho sus risas, sus charlas triviales por algunos minutos, hasta que Tatsuya Himuro llego y todos se fueron hacia la estación para tomar el tren, sentado recargado sobre el pilar de concreto escondía su rostro entre sus rodillas, ¿él había escuchado bien? ¿O quizás solo había sido una terrible jugarreta de su mente?
—¡Idiota! ¿De que serviría hacer eso? ¡Arruinaría por completo nuestros planes!
No, había sido tan verdadero como lo eran las lágrimas que emanaban de sus ojos, como el temblor que cubría todo su cuerpo, como las ganas de gritar hasta quedarse afónico, como las ganas de desaparecer de la faz de la tierra.
**RAKUZAN**
Mayazumi Chihiro ahora mismo se odiaba a muerte por haber elegido ese camino para regresar a la escuela. Su rostro inexpresivo no lo decía, pero haberse encontrado con un cachorro desamparado bajo la fuerte lluvia no era algo que esperaba.
La distancia que los separaba era de poco menos de cinco o cuatro metros, metió el libro que leía dentro de su mochila y sostuvo con mayor fuerza el paraguas, el pequeño cachorro estaba empapado, el ligero temblor que tenia, no sabia como tomarlo, los chihuahuas tiemblan por naturaleza y quizás ese sea su encanto… pero ahora mismo, la temperatura esta demasiado baja… Aun cuando ya es primavera y el verano esta a la vuelta de la esquina, Chihiro supone que es gracias a las lluvias.
Se debate mentalmente, ¿Debería irse de ahí? ¿Debería ignorarlo y pasar de largo? O ¿Debería llamar a sus compañeros de equipó? Después de todo su consentido cachorro esta ahí, bajo la fuerte lluvia, temblando y a punto de derrumbarse.
Furihata Kouki y él no son precisamente los mejores amigos, las veces que han hablado, es solamente con relación al Básket, saludos formales y nada más. Pero incluso así, Chihiro no podría decir que odia al castaño, no cuando se esfuerza con todo su corazón, no cuando se queda hasta tarde a practicar con sus compañeros.
Es hasta reconfortante ver el entusiasmo y dedicación que Furihata Kouki expresa hacia el Básket, es como verse reflejado en ese pequeño castaño.
Suelta un suspiro, no hay otro ruido más que el de la lluvia golpeando con fuerza el suelo.
Esta a menos de doscientos metros de la escuela, el camino que ha elegido no es muy transitado por los estudiantes o por los vecinos del lugar, por eso mismo se ha sorprendido al verlo ahí.
—Furihata-kun. – Lo llama. Pero el castaño sigue de pie, mirando hacia algún punto muerto delante de él.
Se acerca frunciendo ligeramente el seño, puede que este acostumbrado a que lo ignoren, pero Kouki jamás lo había hecho antes incluso aun cuando no mantenían charlas a menudo.
—¿Estas bien, Furihata-kun? – Estira su mano y toca el brazo empapado de Kouki, sus ojos por primera vez muestran sorpresa, el paraguas cae al piso, no le importa mojarse.
Por primera vez Furihata Kouki es consiente de la presencia de Mayazumi Chihiro, el toque cálido que siente en su brazo es de él. Sus ojos castaños enfocan al peligris, las lágrimas han estado mezclándose con la lluvia, el temblor es por el fuerte llanto y por el frio.
—Estoy bien. – Contesta, su voz es monótona, carente de emoción, Chihiro no puede pensar que en realidad este chico es Furihata Kouki, sus ojos han perdido brillo y calidez, ahora lucen vacios.
—¿Qué paso? – El temblor en el cuerpo del chico solo aumenta en intensidad, sus labios tienen un ligero color amoratado. — ¿Cuánto tiempo llevas aquí? – El tono de su voz aumenta con cada pregunta.
—No lo sé… ¿Desde que llegue?
—¡Furihata-kun! – Grita con preocupación cuando Kouki se desploma en el suelo, su conciencia esta despierta, pero su cuerpo reclama descanso, no quiere cerrar sus ojos, solo quiere llorar hasta ya no tener ni una sola gota de dolor dentro de su corazón. La lluvia golpea sin piedad contra su rostro, era realmente gracioso, en cuanto se bajo de la estación de trenes, la lluvia llego, Kyoto lloraba junto a él, camino sin un rumbo fijo y solo se detuvo cuando sus pies comenzaron a doler.
—¡Chihuahua-chan!/ ¡¿Kou-chan?! / ¡Furihata! – Escucho la preocupación con la que lo llamaban, su capitán, Kuroko, Kagami, sus amigos…
¡Ah! Eso no es así, él ya no tiene un lugar ahí…
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Kouta*: No sé, me gusta ese nombre XD y estoy demasiado encariñada con él.
En mi fic, Kiyoshi si se lesiono, pero no fue nada serio.
Y retrase un año la graduación de los de tercero, es decir a los que iban en tercero los mande a segundo año, así que ahora mismo ellos están cursando su tercer año. (Solo a los de tercero.)
Esto nació después de ver una imagen de Kouki portando el uniforme de Rakuzan, y es que se veía tan asdfvfgregfffvdffg —muero— *¡* (les debo el link, no he vuelto a ver esa imagen, cuando la encuentre, tengan por seguro que se las compartiré.)
Mínimo tendrá dos capítulos máximo serán cuatro.
AKASHI X FURIHATA
